Un poco más... de nuestro pasado Los años 1916 y 1917 son parcos en noticias. Con toda seguridad en esos años se debió de acabar el trazado de la carretera Ayamonte - Aracena en su travesía por esta población, y empezarían a circular los primeros vehículos automóviles. Debió crearse también en estos años la primera fábrica de harinas, situada en la calle Paredes Rivera, nº 14, y cuyo propietario era la ya citada compañía "Celorico Feria y Cª" en su nueva denominación de "Electro Castillejense”. Dicha fábrica proporcionaba la harina denominada "Popular". En 1918, el 1 de enero, Don Francisco Martín Domínguez es elegido Alcalde. La escasez de trigo a causa de las malas cosechas, provoca en ese año más de un altercado popular. Los panaderos y agricultores se dirigen al Ayuntamiento en petición de que se prohibiese la exportación de trigos y harinas a otros pueblos para evitar así la subida del precio de dichos productos. El 22 de enero se establecería la prohibición de la exportación de trigo y poco después, la de harina. Para vigilar esta prohibición y evitar la salida clandestina de dichos productos, el Ayuntamiento nombra a uno de los concejales interventor, que se encargaría de fiscalizar el movimiento de trigo y harina de la fábrica. En marzo se concierta un acuerdo con Don José Celorico Palma por el que se suprimiría la Intervención Municipal establecida en dicha fábrica y ésta se obligaba a suministrar a los panaderos la harina cernida necesaria para el pan destinado a la venta pública. A la vez los panaderos habrían de vender el pan de 250 gramos a 60 céntimos. Los meses de abril, mayo y octubre de ese año son de pesaroso recuerdo para esta villa a causa de las epidemias de viruela, tifus, gripe (gripal) que la atacaron y causaron numerosos fallecimientos entre la población. Para la lucha contra estas epidemias, se adoptaron varias medidas, como: - Clausura de las escuelas mientras durase la infección. - La vacunación o revacunación general del vecindario. - Instalación de un puesto sanitario de aseo y desinfección para la campaña contra el tifus en el local de la panera del Pósito Municipal, situado a extramuros, y que en aquella fecha no prestaba ningún servicio, nombrándose un barbero para asear a quienes lo necesitasen, así como a una vecina para la desinfección de las personas del sexo femenino. Para todo ello se adquirió una caldera, un baño de cinc, una máquina de pelar del doble cero, una caja para la desinfección de las ropas exteriores, palanganas y demás material necesario para la atención de los afectados y necesitados. - Señalamiento de turnos a los médicos, Srs. Don José González Pújales y Don Pedro Fernández García, para la visita a los afectados, previniéndoles que debían examinarlos personalmente cada día v no “desde la puerta de sus domicilios”. Además, en la misma casa destinada a Plaza de Abasto y en la calle Gibraleón, la Beneficencia Municipal, con la colaboración de las familias pudientes, monta un servicio de asistencia alimenticia a las clases más humildes de la población. En total fueron unas ochenta personas las que perdieron la vida con la epidemia de gripe, llegando el caso de que, en algunas familias fueron varios los miembros que dejaron de existir a causa de aquel mal para el que o no había remedio eficaz o aún no se conocía por estas latitudes. Continuará... |