Villanueva de los Castillejos - Huelva

Buenas noches a todos y a todas:

Antes de irme a dormir quería copiar tres párrafos de un libro, que contienen la definición que más se asemeja a mi propia definición de Andalucía. Como no podía ser de otra manera, están escritos por un andaluz emigrante (Catalunya) allá por los años 77 y 78. Una obra prolagada, ni más ni menos, que por Joaquim Molas

Libro que conseguí con una cerveza en Madrid (2009). La idea era muy buena, una consumición y te llevas -la tapa de -un libro. Mi pareja, como no podía ser de otra manera se llevo un libro que ya en la portada aparecía: “La justicia española está atravesada por la corrupción” y que se titula: Proceso a la justicia española de Antonio Aradillas (1984).



Ahora vamos con la definición a la que no cambiaría, al menos por ahora, ni una coma:

«Lo que quiero, o trato de hacer ver, es que los poetas, a veces, con eso de la ensoñación del espíritu escriben más con los ojos puestos en falsas imágenes y menos fijados en la Andalucía verdadera.

Si quieren escribir sonetos sobre ella que dejen de vez en cuando los efluvios de la tarde andaluza, los jazmines, las riberas del Guadalquivir con los juncos cimbreandose suavemente por la brisa caliente, y piensen que Andalucía además de un río Guadalquivir tiene muchos problemas. Que Andalucía es también otra cosa. No es sólo guitarra,Jerez, castañuelas, tardes con olor a «damadenoche» y unas cuentas simplezas más. Andalucía es también la rabia envuelta en un «si señó» lleno de miedos y anhelos; es un no saber por dónde tirar; es un apretar de manos encallecidas. No es un eterno «olé» ni un clásico «osú mi arma». También es un: « ¡Válgame los clavos de Cristo! » que suena a desesperación y unas ganas tremendas de ser algo, de conseguir algo, demostrar algo, entregarse y acabar con algo para siempre. Y no la dejan. La humillan, la dividen, la hacen ser eterna caminante solitaria; nómada de ojos enrojecidos y un mirar al cielo sin saber ni por qué se mira.

Resulta triste tener un molde hecho y no poderlo romper en mil pedazos. Pero un día será ella misma, no lo que han querido que sea. Es amargo lo que han hecho unos folklóricos y unas folklóricas jaleando la hembra el vino y seis sandeces más. Pero muchas veces somos los mismos andaluces los que alimentamos esos tópicos dando una imagen inexacta de ella, guiados por cuatro conductores que lo único que desean es vender una mercancía, que bien presentada, puede y de hecho da, mucho dinero. A pesar de que Andalucía no está para alegrías, sino para gritar desesperadamente y romper para siempre con un pasado al que la condenaron, y a un futuro que no debe dejarse robar por unos profetas, que lo único que quieren es que todo continúe igual que antes.»


MONTES Paco, (1979): Memorias Andaluzas, 1ª Edición marzo de 1980, Hospitalet de Llobr. Editorial Laia,S.A.

El subrayado es mío y las conclusiones son vuestras.