Cala - Huelva

Riotinto, con ERE de Régimen

Para orientarse en Andalucía hay que seguir al minero que va marcando la ruta del ERE. Ya lo dice el refrán: donde fueras, haz lo que Viera

Día 18/02/2011 - 23.41h

Nos reíamos de los deslices de Chaves cuando les decía a los peperos, a cuenta de la media memoria histórica, que les iba a salir el tiro por la cuneta (sic). Su sucesor a dedo ha mejorado notablemente la retórica chavesiana. Griñán es digno de entrar en la Real Academia Española por la puerta grande. Es tan culto que no necesita escribir ningún libro para demostrarlo. Le ha bastado con ir al cine junto a su amigo Manolo para ser presidente de la Junta. Y ahora es el poseedor, por derecho propio, de un sillón en la RAE: el sillón de la ERE mayúscula le corresponde. La misma ERE con que se escribe el apellido del consejero que se puso el casco y se metió en la oscura galería: Viera o Viere.

Con ere también se escribe el escándalo de las minas de Riotinto aunque no sea un ERE. Andalucía no era un granero para el PSOE, sino una mina. Subterránea a veces, a cielo abierto en otras ocasiones. Una cantera de la que salen continuamente esos griñaninis que no han hecho otra cosa que medrar en el partido. Andalucía es una mina como la de Riotinto, donde los oficinistas se prejubilaban con categoría de mineros. El abuelo no fue picador allá en la mina, como cantaba Víctor Manuel. Quien picaba el anzuelo era la misma Junta que lo preparaba para jubilar a los administrativos como si fueran barreneros. La silicosis la cogerían de chupar tanta tinta. O de las impresoras.

Los andaluces estamos saliendo de ese sueño que describió Monterroso en el cuento más corto que uno ha leído. Siete palabras. «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Algunos andaluces están despertando del ensueño que les había fabricado el Régimen y están comprobando que el dinosaurio sigue ahí. El dinosaurio o el caimán. Un fondo de reptiles conforma el suelo electoral de este partido que se ha hundido en lo peor: en la miseria moral. No saben cómo salir del atolladero porque ellos mismos son el atolladero. Y en Riotinto lo han demostrado una vez más.

Se han aprovechado de una legislación laboral que protege la salud y la vida de los mineros de verdad para exprimir la ubre del presupuesto público. Y no les da pudor. No sienten vergüenza. Se aprovechan de la desgracia ajena para engordar la cuenta corriente. Con la complicidad de esos sindicatos de clase. ¡Qué clase de sindicalistas tenemos! Un complot perpetrado en toda regla para saltarse las reglas. Un auténtico golpe al Estado del bienestar perpetrado por los mismos que pregonan su defensa en un ejercicio de hipocresía que es capaz de llegar al cinismo. Y todo por un puñado de votos comprados por un puñado de euros.

La indignidad no tiene límites en esta Andalucía profunda que está corrompida hasta el subsuelo. Figurantes y figurones de atrezzo que van cantando, como epígonos de Antonio Molina pasados por el vierismo contante y sonante, la canción que les permite colarse en el reparto: soy minero… Sin pisar la oscura galería que cantan los flamencos por tarantas o por cartageneras. Sin tiznarse la cara ni mancharse el mono que jamás se han puesto. Como esos griñaninis que presumen de dirigir un partido que luce la O de obrero aunque ellos no le hayan dado un palo al agua. Como esos reptiles a los que Viera no veía aunque los hubiera nombrado él mismo. Parque Jurásico, como aparece en las pegatinas de los funcionarios que se niegan a someterse a estos señoritos que viven de las empresas públicas que han diseñado para enterrar a la Administración.

Andalucía tiene que salir del pozo ciego en el que la han hundido. Ahí está su ser o no ser. No se puede vivir eternamente de una mentira. De un ERE trucado. De una prejubilación falsificada. De unos fondos europeos que dejarán de fluir dentro de poco. De un Régimen clientelar que es capaz de urdir tramas que nos retrotraen a la picaresca del siglo XVI. El Lazarillo de Viera. O el Griñán de Alfarache.

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