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Bollullos Par del Condado - Huelva

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24-06-14 22:01 #12113449
Por:No Registrado
Al guna irruciones poppular
Brais Fernández | Viento Sur

La aparición de Podemos ha “desordenado” el panorama político. En una situación de bloqueo institucional, donde la inestabilidad parecía más ser fruto de la crisis de los viejos partidos que del surgimiento de nuevos agentes, Podemos aparece como la gran amenaza para los de arriba y la gran esperanza para los de abajo. Tras años de movilizaciones y de dinámicas de lucha esencialmente defensivas, la marea de indignación que abrió el 15M busca dotarse de instrumentos para luchar por la conquista de cuotas de poder institucional, provocando un cambio de ciclo donde las clases subalternas ya no se conforman con protestar, sino que buscan convertir su propio relato en poder político. Un sector de la población comienza a creer, de nuevo, en la posibilidad de construir una sociedad igualitaria y democrática: la política ha sido profanada por la irrupción popular.

En este artículo intentaremos sintetizar algunas cuestiones: por qué se lanza Podemos, quiénes lo lanzan, la relación entre Podemos y las identidades de la izquierda, algunos elementos del discurso, las formas organizativas, y los retos de cara el futuro. Sin duda, se quedarán muchas cosas interesantes en el tintero: léase simplemente como una reflexión no acabada o una aportación al debate.

De la lectura de un momento a la creación de un acontecimiento.

Rompiendo con la idea de que “hay que acumular fuerzas lentamente”, el lanzamiento de Podemos responde a una visión que combina un análisis “objetivo” de la coyuntura política con un uso “subjetivo” de la misma. Por una parte, la coyuntura abre la oportunidad política: las luchas en defensa de lo público, el descrédito de las organizaciones sociales y políticas tradicionales, la burocratización de la izquierda institucional, la desafección y el hartazgo de amplias capas de la población, la búsqueda de una salida política a la movilización, son algunos de los síntomas que indican que un proyecto como Podemos puede tener éxito. Por otro lado, una coyuntura de estas características no conduce por sí misma a ningún tipo de alteración fundamental del orden político. La coyuntura debe aprovecharse mediante el gesto, para impulsar la construcción de sujetos que creen acontecimientos en función de las posibilidades existentes. La realidad deja de ser un puzle donde todas las piezas tienen que encajar: lo importante es ponerse a construir el puzle con las piezas que hay, aunque no encajen todas.

Lanzamiento con las fuerzas acumuladas.

Podemos se lanzó entre personas agrupadas en torno a la tertulia de debate político “La Tuerka”, con Pablo Iglesias como cabeza visible, y los y las militantes de Izquierda Anticapitalista. Dos culturas políticas diferentes se encontraban: una muy inspirada por los procesos latinoamericanos, con una hipótesis basada en la agregación popular en torno a una figura carismática convertida en el significante en torno al cual agregar múltiples descontentos y una “movimientista”, basada en la voluntad de construir una alternativa rupturista desde abajo y a la izquierda, muy marcada por las experiencias del 15M y las mareas.

El uso de una figura pública “fuerte”, más conocida por sus apariciones televisivas que por ser un líder del movimiento como puede ser Ada Colau, ha sido y sigue siendo controvertido. Pero más allá de los debates, hay que reconocer que sin la figura de Pablo Iglesias, Podemos no hubiera pasado de ser otro experimento sin poder de agregación popular más allá de los espacios militantes ya constituidos. Y me refiero a Pablo Iglesias como figura construida para resaltar un acierto innegable: detrás de esta figura hay una lectura sobre la necesidad de construir también en el plano mediático, dado el papel de los “mass media” en las sociedades actuales. Pablo Iglesias es el producto de una estrategia, pues aunque las oportunidades son siempre contingentes, hay que saber aprovecharlas. El mérito es de quien ha leído que había un hueco, una acumulación de fuerzas potencial en ese sentido y ha trabajado para convertir el potencial en algo concreto. La legitimidad de Pablo Iglesias en el liderazgo de Podemos emana de haber sabido construir, a través de los altavoces mediáticos, una vía de comunicación directa con millones de personas que se identifican con sus planteamientos. El debate no se articula en torno a la necesidad o no de un liderazgo de este tipo, que ha demostrado ser muy útil para impulsar un proyecto amplio basado en la auto-organización popular, sino que más bien los debates se dan en torno a cómo se combina ese modelo de liderazgo mediático con la cultura igualitaria y “desde abajo” que surge con el 15M. El intento, no exento de tensiones, de ir ensamblando ambas esferas explica buena parte del éxito de Podemos. Queda mucho por experimentar en ese aspecto.

Por otro lado, un sector de la izquierda radical (radical en el sentido de buscar soluciones de raíz a problemas endémicos) ha sido capaz de poner sus (pequeñas) fuerzas militantes al servicio de la apertura de un espacio incontrolable por cualquier organización, que busca vincular a nuevos sectores sociales más allá de posiciones políticas predefinidas. De lo que se trata es de poner la organización al servicio del movimiento, abandonando la idea de que se “interviene desde fuera” o de que existen campos políticos fijos. La tarea consiste en formar parte de experimentos masivos, asumiendo contradicciones, y unas formas más impuestas por los ritmos reales que fruto de un trabajo paciente y organizado. Muchas veces eso genera ciertas tensiones entre militantes fuertemente ideologizados y el desarrollo político de un movimiento compuesto mayoritariamente por gente sin experiencia militante, donde los vínculos muchas veces no se establecen en base a la militancia tradicional. El riesgo de desacople entre los núcleos militantes (que no necesariamente provienen de una organización en concreto, pues hay militantes de muchos tipos) y esa base social difusa y amplia de Podemos es real y siempre está presente en un movimiento que, por sus propias características, cuenta con múltiples y variadas formas de vinculación y participación. Quizás sea necesario un cierto cambio de mentalidad, para que además de ser “protagonistas” políticos, los militantes asuman también una cierta vocación de enlace con toda esa gente que se identifica con Podemos, pero que no está dispuesta a sumirse en dinámicas activistas.

Poner “el hacer” antes del “ser” para volver a “ser”.

La derrota de la izquierda tradicional (caída del muro, adaptación de la socialdemocracia al neoliberalismo, impotencia de la izquierda radical) ha provocado que, al contrario que en épocas precedentes en Europa, la simbología “roja” no sea el elemento de identificación a través del cual se expresa el descontento anti-capitalista. Lo que pasa a ser central como elemento a fijar es lo que “hay que hacer”, por encima de lo “que se es” a priori. Por decirlo en palabras de Miguel Romero, “es posible e importante crear una organización política cuya fuerza y unidad se establezca más allá de la ideología, concentrándonos en la definición de las tareas políticas centrales".

Eso no significa ni mucho menos que esa prioridad del “hacer” impida la reconstrucción de identidades, pues en política siempre hay una relación de tensión con el pasado, una fuerza que nos impulsa que viene de muy atrás, como explicaba Walter Benjamin. No hay más que ver la fabulosa recuperación del mitin como teatro político que ha hecho Podemos: puños en alto, Carlos Villarejo citando a Engels, Teresa Rodríguez saludando las luchas locales de los trabajadores, las canciones de combate o Pablo Iglesias aludiendo a lo mejor del movimiento obrero.

Esa concepción del mitin como espacio vivo, performativo, condiciona la evolución en el plano estético-discursivo de Podemos: en este teatro “de nuevo tipo” en el que se han convertido los mítines de Pablo Iglesias y otras caras públicas del movimiento, el público no solo observa admirado, sino que también actúa, presiona, vive. Esa apertura de espacios para la expresión popular, el gran mérito de Podemos, ha permitido el reencuentro del pueblo de izquierdas consigo mismo, pero también ha obligado a la izquierda a salir de su letargo identitario. Podemos se ha movido en ese equilibrio, tenso y precario, permitiendo al proyecto partir de la izquierda, abrir un nuevo campo más allá de esa identidad, para luego recomponerla, pero sin encerrarse nunca en ella. Ser de izquierdas vuelve a estar de moda, porque ya no es algo que se viva en soledad y con un símbolo en la solapa.

El juego de los conceptos.

Podemos ha logrado un equilibrio difícil para la izquierda: aparecer como “lo nuevo” sin dejar de retomar esa fuerza que emana de mirar al pasado buscando inspiración. Utilizaremos dos ejemplos: la introducción “desde fuera” del vocablo “casta” y por otro lado, el ataque a uno de los pilares del régimen constitucional del 78, el PSOE, a partir de la disputa de la identidad “socialista.”

Un ejemplo de la potencia discursiva de Podemos se ve claramente en la introducción del término “casta”, un concepto suficientemente ambivalente y difuso como para fijar un eje antagonista, en un contexto donde los causantes de la debacle social se muestran invisibles o individualizados. Tradicionalmente, en la teoría política de matriz marxista, el término “casta” se ha utilizado para referirse a aquellas capas de la población cuyo poder emanaba de su relación con el Estado, mientras que “clase” se relacionaba con la posición en los medios y relaciones productivas y de propiedad. “Casta” puede recoger esa fusión entre poder económico y los aparatos del Estado típica del periodo neoliberal, producto de la invasión financiera de campos de gestión estatal que durante el periodo del “Welfare” reproducían las conquistas sociales de la clase trabajadora. “Casta” se convierte en esa representación, sencilla y directa, de los responsables económicos y políticos de la miseria, de la fusión entre los poderes públicos y privados: podría convertirse en sinónimo de lo que el movimiento obrero denominó “burguesía”. Esta capacidad del término “casta” de simbolizar la fusión entre poderes económicos y políticos tiene también su base material en el movimiento real: remite a aquel lema que inició el 15M que recordaba que “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. Un término tan ambiguo como “casta”, sin esas experiencias colectivas previas, podría haberse convertido también en la representación falsa de todos los males, un recurso populista que oculta a los auténticos responsables de la crisis, como ha ocurrido en Italia, donde el principal abanderado de la lucha contra la “casta”, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, ha terminado pactando con UKIP (el partido de extrema derecha vencedor de las últimas elecciones europeas en Gran Bretaña) en el parlamento europeo; un pacto aprobado, por cierto, mediante un referéndum online. Eso no desprestigia ni el uso de referéndum online (sin duda, una de las herramientas más útiles para ampliar la participación popular) ni el uso del término “casta”, pero nos recuerda que el peso decisivo lo tienen los procesos sociales colectivos, que son los que definen el significado de un significante y determinan el uso en uno u otro sentido de los mecanismos de participación online.

No hay que olvidar tampoco que el duelo entre “la casta” y la “gente” se produce dentro de unas relaciones estructurales de dominación y explotación capitalistas: la “casta” es explotadora, pero se sostiene y reproduce en un marco sistémico. Es la acción política de la gente la que puede desalojar a la “casta”, pero no solo para sustituirla por una nueva capa de gobernantes “más justos”, sino para desarticular esas relaciones (relaciones entre el ser humano y el medio ambiente basadas en la rapiña, expropiación de la riqueza generada por el trabajo por unos pocos, relaciones de opresión heteropatriarcales) que determinan la vida social. La potencia de Podemos está en que el concepto no va desligado de la acción real, y así abre la posibilidad de ligar la lucha contra “la casta” a la posibilidad de superar las estructuras y relaciones que permiten y condicionan la reproducción de “la casta”. En ese proceso de lucha se generan elementos de auto-organización popular, nuevas relaciones sociales que cuestionan las impuestas por la sociedad capitalista: la lucha contra “la casta” se hace cooperando, debatiendo y en común, frente a la competencia, aislamiento y soledad que ofrece el neoliberalismo.

Por otra parte, Podemos ha tenido la audacia (ligada a la posibilidad abierta por la fragilidad de las lealtades políticas establecidas por el régimen del 7Chulillo de lanzarse a la disputa de las bases sociales del PSOE. El PSOE ha funcionado durante las últimas décadas como el principal instrumento partidario en la integración de las clases subalternas en el Estado Español, un papel muy ligado a su subordinación y fusión con los aparatos del Estado. Los mecanismos para esa integración han sido múltiples. Destacan sus vínculos con los sindicatos hasta una política de reformas basada en estimular un modelo económico que combinaba las ayudas europeas a cambio de desindustrializar el país, la activación de la deuda como instrumento compensador del estancamiento salarial, o la financiarización del sistema productivo. El colapso de ese modelo, a partir de la crisis de 2008, ha significado también una dura erosión de su referencialidad social para todo ese sector de la clase trabajadora que anteriormente veía al PSOE como un mal menor frente a la derecha. Podemos ha sabido retomar el término “socialista” para posicionarse como una alternativa frente a la ruina de la “marca original”, incluso a través de recursos como “jugar” discursivamente con el hecho aleatorio de que el líder de Podemos y el fundador del PSOE comparten nombre. Podemos acusa al PSOE de abandonar sus objetivos fundacionales, y llama a recuperarlos en el marco de la construcción de un nuevo sujeto político. Los socialistas pueden así recuperar el orgullo de serlo, pero fuera del PSOE, percibido como un marco caduco y en descomposición.

Si entendemos el “sentido común” desde el punto de vista de Gramsci, es decir, como síntesis entre la ideología de la clase dominante y las conquistas contra-hegemónicas de los subalternos en su lucha contra esa ideología dominante, no cabe duda de que la ambivalencia discursiva de Podemos permite recoger buena parte del capital histórico acumulado tanto por las luchas y la historia del movimiento de los oprimidos. Pero esa ambivalencia (imprescindible y tan útil para un proceso de agregación popular masiva) se verá enfrentada también a retos dictados por la agenda política imperante, una agenda, que no olvidemos, sigue marcada por hechos heterónomos a las acciones de Podemos, aunque Podemos ya sea un factor en la ecuación. ¿Qué pasará el día de la consulta catalana? El sentido común imperante entre muchos (la mayoría, podríamos decir) de los que se identifican con Podemos no se orienta precisamente a apoyar el derecho de los catalanes a decidir, a pesar de que algunos de los dirigentes de Podemos hayan defendido el derecho a decidir de los catalanes. Va a hacer falta mucha pedagogía y valentía para que no se imponga en España el sentido común dominante, es decir, el de la unidad de España, pero por lo menos Podemos ha abierto la posibilidad de que esa situación se resuelva en un sentido democrático.

Las formas no se inventan.

Es una característica de las épocas de reflujo que la izquierda haya intentado integrar a la gente en sus estructuras, en vez de ir a las estructuras que genera la gente. Es comprensible, hasta cierto punto. Si no hay movimiento, no hay a donde ir, por lo que llega el repliegue y el aislamiento. Por eso, muchas veces son poco materialistas e injustos los ataques gratuitos tan de moda entre ciertos sectores contra la izquierda que ha resistido a toda la oleada neoliberal pre-15M. La tragedia no es esa resistencia, que no merece más que respeto. La tragedia se suele dar cuando se da un cambio de época, cuando el movimiento irrumpe en la historia. Los intentos de no desaparecer en periodos de reflujo o crisis del movimiento muchas veces se concretan en burocracia, porque sin presión desde abajo, son las instituciones dominantes las que presionan desde arriba. Así, las organizaciones tradicionales de la izquierda han tendido a convertirse en aparatos conservadores, debido a la presión que generan los vínculos con los aparatos del Estado, y a las dinámicas resistencialistas basadas solo en la lucha electoral.

Cuando irrumpe de nuevo el movimiento popular, todas esas rutinas son puestas en cuestión. La marea 15M fue precisamente esa irrupción del movimiento tras el desierto y la apatía neoliberal. La vuelta a lo colectivo, a la creación de formas organizativas que respondieran a los problemas de la mayoría de la población. Unas formas que buscan responder a la realidad cotidiana de la gente. Emmanuel Rodriguez en su “Hipótesis Democracia”, describe a la perfección las formas que propone (e impone) el movimiento 15M: “amplio, asambleario, amorfo, en la calle y en la red. Espontáneamente, su forma se adapta a la de un movimiento constituyente en el que puede participar cualquiera. Las asambleas son abiertas y puede participar cualquiera”.

Podemos tiene su fuerza precisamente en no tratar de imponer formas, sino en permitir retomar las que ya se habían experimentado en las plazas, abriendo espacios de participación para la gente. Eso explica la capacidad que tiene de sumar Podemos: no se pide a la gente que se integre en una estructura predefinida, sino que se ofrece un espacio a configurar. Eso diferencia a Podemos del resto de organizaciones políticas. Con Podemos, hablaríamos más bien de auto-organización, de un “hazlo tu mismo”, opuesto al modelo de las organizaciones políticas de la izquierda tradicional, donde la relación entre militante y estructura está preconfigurada de antemano.

Esa gran ventaja no está exenta de problemas. Los problemas más inmediatos vienen provocados por la necesidad de configurar estructuras propias, capaces de operar de forma práctica, de adaptarse a los tiempos impuestos por la vida cotidiana. El reto es adaptar la participación a la vida, y no la vida a la participación. Para eso, la definición de estructuras puede ser útil para que tras el momento de euforia inicial no se pierda el impulso democrático. Está por ver si esa generación de estructuras es capaz de penetrar desde abajo hasta arriba. Por las propias características del proyecto (lanzado “desde arriba”), el espacio desde donde se dirige el proyecto está “cerrado”. De ahí que nos encontremos de facto con dos procesos paralelos en Podemos que no se interrelacionan. Uno por abajo, experimental, creador, abierto y uno por arriba, cerrado, mucho más rápido a la hora de operar, que lanza decisiones al conjunto de Podemos Existe la necesidad de equilibrar progresivamente esa relación entre “arriba” y “abajo” sin perder de vista lo que se mueve en los márgenes, generando mecanismos de control y decisión que recorran todo el espacio de Podemos. El nuevo periodo que se abre, con Podemos vinculado a las instituciones (y a sus recompensas materiales), es también un marco abonado para un proceso acelerado de burocratización si no hay un control fuerte desde la base, si no se construyen canales que fluyan de arriba a abajo y de abajo a arriba. Eso no significa liquidar la capacidad decisoria de los espacios ejecutivos, pero sí establecer la posibilidad de elegirlos y controlarlos asambleariamente, introduciendo principios de rotatividad y revocabilidad, buscando un equilibrio entre la autonomía de los círculos y el conjunto del proyecto. El discurso de Podemos ha hecho mucho énfasis en la participación y el control democrático con el objetivo de alterar la lógica de la representación: toca crear las condiciones que se han descrito.

No hay que esconder las tensiones que se generan en un espacio tan heterogéneo como Podemos. Las tensiones solo se pueden gestionar si se genera un marco estable, en permanente apertura y lo suficientemente fuerte como para generar una nueva cultura política que haga que todos los debates sean canalizados por estructuras democráticas, surgidas desde la base, permeables a la sociedad. Esos mecanismos tienen que tener como objetivo la disputa política con las clases dominantes, por lo cual no pueden ser paralizantes. Pero a la vez deben integrar lo que diferencia a Podemos de la simple eficacia tecnocrática.

Una de las grandes diferencias de Podemos con otras formaciones es que los mecanismos que vinculan a la gente permiten decidir, opinar y aspiran a resolver debates políticos. Para ello, más allá del impulso generado por la ilusión inicial, se hace necesaria una nueva cultura que acabe con la vieja política basada en las familias, las redes informales o las reuniones en los pasillos. Estas estructuras solo se pueden construir si el poder (que al fin y al cabo es una ficción, un acuerdo consensual que todas las partes aceptan) emana de estructuras visibles, transparentes, basadas en reglas claras y sencillas. Este tipo de mecanismos son los más útiles para generar una identidad común basada en “el hacer político”, no excluyente, de pertenencia al proyecto, por encima de siglas previas, grupos de afinidad o simplemente, no adscripción identitaria. Este es el reto interno más importante al que se enfrenta Podemos: pasar de la suma entusiasta a la política del día a día sin perder vitalidad, energía, emoción y democracia. Difícil, pero posible.

El reto es ganar.

Una de las grandes apuestas de Podemos era romper la dicotomía entre lo electoral y los procesos de lucha y auto-organización. Durante todo el proceso previo al 25M, Podemos construyó un movimiento político electoral masivo, con vocación de continuidad, en un contexto en donde las movilizaciones callejeras estaban en reflujo, con la excepción del repunte de las Marchas de la Dignidad. Por un lado, este “proceso constituyente” no hubiera sido posible sin la acumulación de fuerzas provocada por muchas movilizaciones anteriores, que siempre marcan la conciencia de épocas posteriores. Pero también es cierto que Podemos ha utilizado las elecciones para reordenar el campo político, pues por primera vez no se planteó la batalla electoral con una “guerra de posiciones” con las fuerzas acumuladas, sino como una “guerra de movimientos” rápidos, que buscaba sumar nuevos sectores sociales no vinculados a la acumulación de fuerzas producto de las movilizaciones anteriores. Producto de ese uso de los procesos electorales se han conformado los círculos, los cuales han vivido y actuado en la campaña electoral como agentes de una movilización: buscaba votos a la vez que se abrían espacios para la auto-organización popular.

Podemos ha nacido con un horizonte concreto: desalojar a los partidos del régimen de las instituciones. Pero eso no significa necesariamente “ganar”. Ganar es poder gobernar, es más, es dotar a las clases populares de mecanismos para el auto-gobierno, a la vez que se desaloja del poder a las clases dominantes desmantelando sus mecanismos de dominación. Esto no se consigue por decreto, ni de un día para otro, es un proceso que en esta coyuntura histórica solo puede iniciarse con una victoria electoral. Podemos necesita prepararse para ello, afrontando las campañas electorales desde un prisma ofensivo mientras, paralelamente, se prepara para abordar la cuestión del gobierno más allá de lo discursivo. ¿Alguien duda de que el programa de Podemos encontrará resistencias por parte del capital financiero internacional, de los grandes empresarios, o de la casta vinculada a los aparatos del Estado? ¿Cómo gobernar ayuntamientos endeudados por las políticas neoliberales? ¿Cómo resistir una fuga de capitales, reacción más que posible ante la implantación de una fiscalidad fuertemente progresiva? Se hace necesario construir poderes populares preparados para resistir esa presión que se desatará en caso de ganar las elecciones. Las amenazas catastróficas de los grandes medios de comunicación no solo se combaten con desmentidos verbales: la mejor forma de combatirlas es un pueblo con confianza en sí mismo, preparado para ejercer el poder.

Los círculos Podemos son uno de los espacios imprescindibles para afrontar esa tarea. Hay que aclarar previamente que los círculos no son mecanismos de poder popular: son herramientas, una más, para la construcción de ese poder popular al servicio de un gobierno de los ciudadanos. Se trata de mantener relaciones constantes y cercanas con la gente en los barrios, centros de trabajo y de estudios, evitando limitarse a las consultas cibernéticas, muy útiles e imprescindibles para agilizar mecanismos decisorios, pero incapaces de construir una política “cálida”, fundamentada en la deliberación colectiva y en la construcción de comunidades arraigadas en la vida cotidiana de los territorios. Se trata de combinar las formula virtuales y las presenciales, utilizando todos los instrumentos a nuestro alcance para construir, vincular y fomentar la participación de la mayoría social. Eso no significa, ni mucho menos, que los círculos deban tomar todas las decisiones que afectan a Podemos, pero sí que deben participar en la elaboración de las preguntas a la ciudadanía, para evitar que solo unos pocos definan lo que se puede responder. Solo así, los círculos se convertirán en espacios abiertos, permeables a la sensibilidad y problemas de los y las de abajo.

Los círculos también pueden ser ese vínculo entre todo el capital acumulado en el seno de la sociedad civil y las instituciones. Las tareas son concretas: hablar con las organizaciones sociales no solo para solidarizarse con ellas, sino para recoger sus experiencias de cara a la elaboración de una alternativa de gobierno (las Mareas Blanca y Verde o la PAH tienen una valiosa experiencia que debería ser la base de unas políticas públicas al servicio del conjunto de la sociedad), generar vínculos entre las fuerzas vivas de los barrios y ciudades, visibilizar problemas ignorados por las autoridades, convertirse en un lugar de encuentro abierto para todos los vecinos, ser mecanismos para la formación política de una ciudadanía que necesita aprender en común a gobernarse a sí misma..

Todo movimiento transformador tiene muchas patas. El electorado es una de ellas. Los activistas son otra. Sin duda, los portavoces y las caras públicas representan otra imprescindible. Hemos hablado de elecciones, de herramientas discursivas, de cómo utilizar la energía activista para construir poder popular. Pero queda una cuarta pata por activar: la gente “invisible”, quienes viven al margen de esa expresión de la vida pública que es la política. Para eso es necesario entender Podemos como un campo fluido, lejos de la rigidez de la política tradicional, que solo concibe la construcción de los sujetos en base a las expresiones visibles. Nos queda el reto inmenso de ser la esperanza de los que no creen en nada, de los que viven al margen del ejercicio de la política, de ser la ilusión de los que viven desencantados. Esa potencia social no se expresará hasta que una fuerza política como Podemos haya demostrado que no defraudará. El mayor reto de Podemos es generar confianza en un mundo lleno de suspicacias, donde todo está fallando y nada es excesivamente creíble. Porque si esa confianza no la genera Podemos, pueden aparecer los monstruos, las pulsiones totalitarias, los falsos ídolos. La responsabilidad es quizás excesiva para una fuerza tan joven, pero real. A todos y a todas nos toca estar a la altura.

22/06/2014

Brais Fernández es militante de Izquierda Anticapitalista y participa en Podemos.
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24-06-14 23:05 #12113556 -> 12113449
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
¿No te he dicho que estos ladrillos no hay quien lo lea?
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25-06-14 12:56 #12113991 -> 12113556
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Tienes razón,. Es insoportable el castigo del tío cansino con sus ladrillazos.
Por qué nos castiga de esa forma si nosotros no le hemos hecho nada
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25-06-14 14:08 #12114069 -> 12113991
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
pienso que soy masoquista, nadie estan obligando a que loleais. puesteneis la ocion de pasar del tem
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25-06-14 14:20 #12114086 -> 12114069
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
No eres masoquista, masoquista sería quien lo leyera. Tú eres sádico si pretendes que alguien lo lea, aparte de poco listo (por no decir tonto) al seguir poniendo ladrillos que sabes que nadie va a leer.

Cuestión de interpretación.
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25-06-14 16:47 #12114274 -> 12114086
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Y, además, creo que no le iría nada mal ir a la escuela a que le enseñen algo de ortografía; porque escribir ocion en vez de opción....Cuando aprenda a escribir, quizá podamos aguantar sus ladrillazos.
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26-06-14 13:43 #12115280 -> 12114274
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Peor aún es aguantar a la Maleni Alvarez haciéndose la víctima, pese a que va a cobrar un pastón, aunque le hayan dado una patá en el culo, acusada de malversación de fondos y prevaricación siendo, como era, la mandamás de una entidad bancaria europea. Pobrecita mía, ¡qué pena me das, Maleni! Te han dado la patá en el traserillo y aún así vas a seguir cobrando un pastón. Mientras, hay gente por ahí que dificilmente llega a fin de mes cobrando una miseria de salario. Y niños pasando hambre.
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28-06-14 18:14 #12117674 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Que yo sepa, todavía no ha sido juzgada. Quien sí ha estado en la cárcel es el ex-mandamás de Bankia, Miguel Blesa, pero el Partido Popular ha conseguido que condenen al juez,ajaaaaa jajaja, .ésta es la España de Rajoy.
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28-06-14 20:18 #12117797 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Prefiero esta España antes que la del Zapatero por aquello de vale más lo malo conocido
Pero vovlviendo a la Maleni, hay que tener caradura de seguir cobrando cada mes diez mil aurazos habiendo sido pillada infraganti robando.
Asi que déjate de milongas y llama a cada cual por su nombre Eres tonto o quizá demasiado listo y te haces el tonto.
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28-06-14 21:35 #12117882 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Perdonad mi intromisión, nunca me había metido en este foro, pero he leído comentarios que no puedo pasar por alto y en los que queda claro que hay gente a los que les estorba la tinta, y para su mayor conocimiento le diré que: las faltas de ortografía están (injustamente) identificadas como incultura. Aunque sabemos que esto es falso (hay gente que sencillamente no ha tenido acceso a la alfabetización pero puede ser extremadamente culta), para tener más receptividad intentemos ser cuidadosos con este tema
Entiendo que haya personas a las que más de diez renglones le parezca un ladrillazo, parece ser que aunque no tenga faltas de ortografía, si tiene falta de cultura y por supuesto de respeto hacia el que piensa distinto a él. Esta persona me recuerda a los que van poniendo palos en la rueda para que el pueblo no tenga la menor información
Comparar cualquier información con un ladrillazo y encima, atreverse a criticarlo sin ni siquiera leerlo ya dice bastante de estas personas, además de recomendar de cierta manera que no los lean, es como atribuirse la” quema de libros” en tiempos no muy lejanos para que el pueblo no tuviera información y solamente enseñar lo que a ellos les interesaba
Claro que debería haber ido a la escuela, pero ¿se habrá preguntado si tuvo esa oportunidad? Yo simplemente le aplaudo que tenga el valor y el tesón de colgar los artículos que cuelga y que escriba, y de sus puntos de vista como mejor lo pueda hacer (que por cierto entenderse se entiende) y encima lo hace sin faltar el respeto a nadie.
Hay personas que si los leen y sacan algo de provecho, leer siempre es bueno yo, aunque no estés obligado, te recomendaría que lo hicieras, ya que tus argumentos causan bastante pena y demuestra que aunque hayas tenido la suerte de ir a la escuela no te ha servido de mucho
Otro atrevimiento por mi parte, espero que esto te sirva de algo ya que no te lo estoy diciendo con maldad simplemente que tengamos respeto y seamos tolerantes con el OTRO.

PD. Estamos educados para no pensar. El poder manipula el pensamiento a través de la educación y los medios.
Leer, me hizo pensar y el pensamiento me hizo libre (palabras de José Luis San Pedro)
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28-06-14 22:28 #12117938 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Alto ahí. No te lances a defender lo indefendible. Éste, no es lugar adecuado para dar mítines; como tampocolo es para hacer apología de algún ideario político. Y sí. Me molestan las faltas de ortografía, tanto o más que los ladrillazos y estoy en mi derecho de manifestar mi queja.
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29-06-14 01:32 #12118070 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Otro ladrillero y además sofista.

Ahora resulta que escribir con faltas de ortografía es cosa de personas cultas.

Esto es cosa del de la coleta, seguro.

Saludos.
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29-06-14 08:56 #12118127 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Que poco te para a analizar los contenidos, no me extraña que en tus reflexiones solo vea ladrillos.
Sí que tiene razón en que las faltan de ortografía te moleste, como molestan un niño desnutrido, pero sí que debería, analizar el porqué de las cosa como del niño desnutrido y del que tu manda a la escuela.
Puntos:
29-06-14 10:51 #12118192 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Alto ahí, señor demagogo. Una cosa es el tema de las injusticias sociales (niños desnutridos, por ejemplo) y otra cosa es el analfabestialismo. Son dos cosas totalmente dispares.
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29-06-14 14:55 #12118379 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Suenan tambores de urna. Tras el impacto del resultado de las elecciones al parlamento europeo del 25 de mayo pasado, Rajoy que tuvo la osadía de declarar vencedor de los comicios a Miguel Arias Cañete, reunió sigilosamente el 6 de junio a la cúpula del PP en Toledo para evaluar los daños en su partido y el descalabro del “otro”, el PSOE. Y quedó inaugurado el ciclo electoral que, de momento y ya veremos si no hay cambios sobre la marcha, prevé la celebración de comicios locales y autonómicos –en la mayor parte de comunidades- en primer lugar y luego elecciones generales a las Cortes.

Pero el problema para el PP es que el 25 M no es un mero traspiés electoral en unas elecciones secundarias, es un punto de inflexión que viene tras un largo periodo de movilizaciones contra las políticas de austeridad y de pérdida de legitimidad de las instituciones y partidos del régimen de la reforma. Y, además marca el nacimiento de una fuerza electoral, Podemos, capaz de generar nuevas esperanzas en el electorado de izquierdas harto y ajeno de las rutinas y componendas de los partidos de izquierda convencionales que se han mantenido sumisos dentro de las reglas del juego constitucional.

La primera preocupación del gobierno del PP ha sido recomponer sus lazos con un electorado que cada día huye más aprisa de las opciones tradicionales, remendar los rotos en su partido muy tocado por los escándalos de corrupción e intentar gobernar los tiempos políticos inmediatos para suturar las heridas del propio régimen. Para todo ello confía en la varita mágica de la recuperación económica y en la pócima del egoísmo monetario individual.

Un país en almoneda

Una pieza clave en la estrategia y discurso del PP es crear la sensación en la opinión pública de que la recuperación económica en el Estado español es un hecho -que califican de forma cursi como “vibrante”- que ya está dando sus frutos en la creación de empleo. Pero la realidad es tozuda y no existe una correlación entre mejora de algunos negocios e incremento del empleo, valga como ejemplo que según el INE el incremento interanual de la facturación (abril de 2013 a 2014) en la producción de servicios aumentó un 3% y por el contrario el empleo solo aumentó un 0,9%. Más allá de la inestabilidad económica internacional y de las amenazas de nuevas recaídas recesivas, en el caso español los problemas estructurales de su modelo productivo persisten y frente a la bajada de la prima de riesgo, que algunos analistas opinan que volverá a remontar, los datos son demoledores.

Según la OCDE el desempleo sigue siendo dramático, aumenta la desigualdad en España. El 16% de los jóvenes europeos en paro, 900.000, tienen DNI. El INE ha hecho públicos los datos de 2012 en los que queda de manifiesto que en dos años el porcentaje de personas que percibían un sueldo igual o inferior al Salario Mínimo Interprofesional se ha duplicado alcanzado la cifra del 12% de la población asalariada. La Encuesta de Condiciones de Vida retrata un panorama de aumento acelerado de la pobreza en los hogares, tanto en los de trabajadores con empleo como, lógicamente, en los que no lo tienen. Los servicios públicos han sido duramente golpeados; el déficit presupuestario sigue fuera de los parámetros exigidos por la UE pese a la reducción del gasto y la inversión pública; la deuda privada de empresas, bancos y familias sigue en términos insostenibles y la deuda soberana alcanza ya la cota del 100% del PIB. Se ha producido un debilitamiento estructural del sector público y el PP basa el aumento de los ingresos públicos exclusivamente al efecto del multiplicador fiscal mediante el cuento de la lechera de que si la economía crece todo se solucionará.

El recurso al bolsillo, el discurso de la racionalidad del homo economicus

Otra de las piezas claves de la estrategia del PP es la mal llamada reforma fiscal basada en el mantra de que rebajar los impuestos supone que hay más dinero en manos de los individuos para consumir y “emprender”, lo que llevará aparejado un relanzamiento económico. Pura ideología a la vista de la realidad en muy diversos países dónde los impuestos no solo juegan un papel de redistribución de la riqueza sino también sostienen, mediante el gasto y la inversión públicos, el tono muscular del conjunto de la economía. Pura ideología con la que intentan engatusar a las capas más desfavorecidas de la sociedad que reciben más en forma de servicios como enseñanza y sanidad que lo que puedan pagar de impuestos. Y, a su vez las medidas de Montoro ni van a servir para crear empleo, ni van a reducir el déficit, ni van a rebajar la deuda. El mismo Ministerio de Hacienda reconoce en sus optimistas cálculos que el efecto de la reforma fiscal sólo supondrá un crecimiento del 0,55% del PIB en los próximos dos años. Las medidas fiscales van a suponer nuevos recortes sociales y sufrimientos.

El modelo fiscal español necesita un cambio radical. No hay equidad horizontal: dos personas que ganan lo mismo tributan lo mismo; no hay equidad vertical: que pague más quien gana más. No es un sistema suficiente porque sean cuales los tipos marginales –teóricamente más altos que en la UE tanto en el caso de de IRPF y beneficio de sociedades, la recaudación es inferior a la media europea y, de hecho tiene una de las presiones fiscales (ingresos por impuestos del estado / PIB) más bajas. Tampoco Montoro solucionará esos graves desequilibrios.

Las medidas de la propuesta fiscal de Montoro solo encuentran explicación en la búsqueda de votos. El aparato de propaganda de Génova presenta las medidas como el cumplimiento de la promesa de bajar los impuestos, cuando simplemente van a volver al nivel de 2011 tras las subidas del mismo gobierno de Rajoy. Ninguna de las propuestas va en la buena dirección para crear un sistema fiscal justo, eficiente y basado en impuestos directos sobre la riqueza y los ingresos de quienes más ganan.

Ni siquiera se plantea luchar contra el fraude fiscal que según el propio Círculo de Empresarios alcanza la cifra de 70.000 millones de euros anuales, cantidad que si la ponemos en relación con lo que Montoro piensa recaudar de los impuestos sobre la indemnización por despidos, 1.000 millones de euros, resulta obvio que no se quiere combatir el fraude del capital y se busca gravar la desgracia. Ni siquiera merece el calificativo de reforma lo que simplemente es, manteniendo las mismas figuras impositivas, una bajada de lo recaudado que se estima entre 6.000 y 9.000 millones de euros al año, lo que pone en cuestión el futuro de las arcas públicas. Y ese es el quid de la cuestión.

Anatomía de la regresiva “reforma” fiscal

Son varios los aspectos que contiene la propuesta Montoro de interés que no vamos a analizar en esta declaración: cambios regresivos en deducción por alquiler de vivienda, tardías exenciones a las ganancias por dación en pago y preferentes, deducciones familiares, etc. Vamos a centrarnos en aquellos que tienen mayor impacto real y que de hecho suponen los aspectos más regresivos.

En primer lugar cabe señalar que se reduce el tipo marginal máximo de los tramos altos de ingresos en el IRPF del 52% al 45%, lo que unido a la disminución de tramos, hará que las rentas más beneficiadas son las superiores a 60.000 euros anuales y, sobre todo, las de quienes tienen ingresos mayores de 300.000 euros. Quienes ganen más de 500.000 euros anuales pagarán un 13% menos de lo que pagaban hasta la reforma. Cuanto más ganas más te beneficias de los regalos de Montoro. La deducción general de rentas de trabajo que estaba situada en 2.652 euros baja a 2.000. Cierto es las rentas inferiores a 18.000 euros saldrán beneficiadas, pero muchos de sus perceptores no tributaban anteriormente con lo que el impacto real es más propagandístico que real. Cierto es que hay un guiño misericordioso (buscavotos) hacia los autónomos que verán disminuidas las retenciones fiscales. Truco este, el de retener menos a principios de 2015 con el efecto ilusorio de tener más dinero en el bolsillo, se extenderá al resto de contribuyentes tres meses antes de los comicios municipales.

En segundo lugar se dan dos pasos más en beneficio del capital. Por un lado se reduce el tipo de gravamen sobre beneficios de las empresas del 30% al 25%, excepto los bancos que seguirán al 30%; pero hay trampa: las entidades que tengan créditos fiscales –la mayoría de los bancos- derivados de pérdidas del pasado podrán seguir ahorrando impuestos y convertir los créditos en capital. Por otro lado se reduce el tipo de gravamen sobre el ahorro del 27% al 23-21%. Esta última medida es especialmente regresiva pues este es el tipo al que se grava a las rentas del capital, de entrada inferior al tipo del IRPF, que experimenta una nueva reducción. Que nadie caiga en la ingenuidad de las denominaciones, se le llama gravamen sobre el ahorro, pero grava básicamente las inversiones financieras. Por otro lado las plusvalías especulativas a corto plazo tributan por debajo del tipo que corresponde al contribuyente.

En tercer lugar se mantiene el injusto IVA como impuesto básico con unos tipos muy altos a los que se incorpora una subida en los productos sanitarios hasta el 21%. Se incrementa la deducción del IRPF del 25% al 30% en el caso de los donativos en la línea de favorecer la caridad y el mecenazgo típica fórmula neoliberal. Se gravan las indemnizaciones por despido laboral –que son ingresos no buscados como puedan serlo los salariales o los dividendos- por encima de los 2000 euros /año trabajado, sin diferenciar entre la gran mayoría de personas que van al paro y los sinvergüenzas de los contratos blindados.

Habrá una reducción de los ingresos que puede conllevar nuevos recortes del gasto, sobre todo en el caso de que Eurostat pueda hacer en 2013 y 2014 lo mismo que hizo en 2012: contabilizar las ayudas a la banca como déficit del estado. A lo que hay que sumarle otros 30.000 millones que podrían integrar el déficit público si finalmente se materializan los avales otorgados a la banca en 2013. Parte de este atropello contra las finanzas públicas se trasladará hacia las comunidades autónomas que son quienes a partir de la parte de los impuestos transferidos tienen que atender la mayor parte del gasto social.

Cifras que vienen a sumarse a las exigencias del Pacto de Estabilidad de cerrar 2016 con un déficit del 2,8% del PIB, lo que supone, teniendo en cuenta que 2013 se cerró, en el cálculo más favorable a las tesis del gobierno, con un 6,6%, disponer de 50.000 millones de euros y si no se tienen “ajustar” de nuevo y más. Tanto el portavoz comunitario de Asuntos Económicos, Simón O´Connor, como su jefe el comisario Olli Rehn, ponen en duda las cifras y planes del gobierno de Rajoy.

Un marco inestable que abre posibilidades a las gentes de abajo

La pérdida de legitimidad del tinglado institucional es creciente y una de sus manifestaciones ha sido el golpe al bipartidismo del 25 M, pero también el rechazo creciente del funcionamiento del conjunto de las instituciones hijas de la Constitución Española de 1978. Para desgracia de la burguesía española y de los partidos que la amparan, subsisten procesos de fondo que ponen en peligro el modelo político vigente. Desde el gobierno la derecha inició, a la chita callando, un proceso de involución constitucional en clave autoritaria, pero a la vez desde las movilizaciones populares avanzó la idea de iniciar nuevos procesos constituyentes.

Dos graves problemas para el régimen se han puesto de manifiesto en el último periodo: el descrédito de la monarquía y la crisis del estado de las autonomías. La jefatura de Estado, tras los diversos escándalos de todo orden, ha desembocado en la acelerada abdicación de Juan Carlos I en clave absolutamente dinástica y alejada de toda referencia democrática con resultado en la “coronación” de Felipe VI cuya legitimidad meramente sexual-reproductiva-sucesoria, está por ver si soportará los embates de la nueva realidad. En este momento y tras las movilizaciones populares masivas por el derecho a decidir en Cataluña, la fecha de la consulta catalana del 9 de noviembre aparece a los ojos de los defensores del status quo españolista, con Rajoy a la cabeza, como una amenaza de primer orden. Las fuerzas del régimen van a presionar para que no se celebre la consulta y todo está por ver.

El barco del régimen hace aguas en muy diversos puntos de proa, popa, babor y estribor. Los problemas económicos y sociales dificultan las operaciones cosméticas institucionales, el impasse político y la crisis institucional traban la recuperación económica. Por ello resultan insuficientes las recetas de Rajoy para achicar las aguas. Por ello una política audaz pueda profundizar en la crisis institucional, impulsar nuevos procesos constituyentes y diseñar el horizonte de lucha por un gobierno valiente frente a la Troika basado en la movilización y participación del pueblo, que sea capaz de acabar con la losa de la deuda, el austeritarismo, el autoritarismo y asegure el derecho a decidir de las personas y los pueblos.
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29-06-14 16:05 #12118421 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Otra vez el tío del ladrillo.

A ver, so plasta, que te han dicho que estos copy&paste tan largos no los lee ni el de la coleta. mejor sería que dieras la fuente, seguro que en ella se puede leer de manera más amena. Además, alguien podría amenazarte de plagiario.

https://ww.tercerainformacion.es/spip.php?article70359
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29-06-14 16:19 #12118434 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
¡qué cruz, dios mio!1Qué cruz de tio ladrillero!
¿que habremos hecho mal para que asi nos castigue el merluzo este?
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30-06-14 01:23 #12118991 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
es por algún pecado sin purgar en alguna vida anterior.
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30-06-14 12:03 #12119244 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
algún pescao? Entonses mas castigo le tocaria a él.
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30-06-14 19:26 #12119759 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Seguro que el motivo de colgar estos ladrillazos, es para reunir los suficiente ladrillos para hacer la escuela.
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30-06-14 22:34 #12120005 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Hombre eso esta muy bien siempre que no le den un ladrillazo en los morros.
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30-06-14 23:14 #12120081 -> 12115280
Por:No Registrado
RE: Al guna irruciones poppular
Y otro al de la coleta.
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