Aracena - Huelva

Inmaculada, te escribo,
sin esperar el retorno;
acostumbrado me hallo,
en este cabo de lobos,
a pernoctar de eremita,
en esta caverna, solo.
Para celebrarte canto
este verso y algún otro,
por si nadie te dijera
¡Qué bonitos son tus ojos!
Y llegarán mis canciones
desde Gijón hasta Toro,
desde Zamora a Toledo,
desde Talavera a Alosno;
recorrerán toda España,
para que se enteren todos
de tu magia esteticista,
que ha conseguido mil logros,
en la ciudad de Aracena,
donde se abrieron mis ojos.
Bien sé yo que no soy guapo,
-aunque tampoco me escondo-
ni soy negro como la tizne
ni muy parecido a un ogro.
Pero.., si pudiera visitar
tu salón, algún otoño
me quitarían de encima
tus manos sabias de torno.
Todos cantan a las musas,
celebrándolas a coro,
las finezas y galanuras
que poseen tan bellos rosotros;
yo, por eso, Inmaculada,
he de cantar sin rebozo
alabando tu habilidad,
tu discreción y decoro
al recomponer con destreza
cuerpos lacios o gotosos,
embelleciendo facciones,
bronceándolas un poco...
La mujer necesitada
de retocarse el entorno,
acaso muy disgustada
por celulitis del forro,
en varias sesiones se librará
de bultos tan sospechosos.
Si Belisa en el espejo
se ve pliegues engorrosos,
que van delatando sus años
sin timidez ni sonrojo,
hallará en El Azahar
tus consejos bondadosos;
y en tratamiento facial,
o de otro sabio modo,
se quedará tan lozana
como la cara de un rorro.
Si a Marita le habrotado
una pelambre de lobo,
una depilación adecuada
le dejará liso el lomo.
Bronceados a la uva
para aquellos, que, en el torso,
ostentan una palidez
de pllejo mantecoso,
después de algunas sesiones
en tu salón caluroso,
la pigmentación de suscuerpos
no envidiará nada a un moro.
Estas son algunas artes
de tu rol tan industrioso,
olvidadas del gentío
después de sus lavatorios.
¡Aquí las resalto yo,
y cantando, las elogio!
Para que sea conocido
públicamente, de todos,
que si son bellas las damas
y tan pulidos los mozos,
a tus artes esteticistas
se deben muchos encomios.
Así lo pienso y lo escribo,
desde este cabo peñascoso,
a catorce días del que corre,
entre nublado y lluvioso.