Hernani - Guipuzcoa

Algo cambia, y para bien, en el País Vasco

Liberados de la pesadilla del Alakrana, que nos ha tenido en vilo durante 47 días, volvamos a nuestras cosas. Las incógnitas a despejar, los flecos por recoger, las lecciones que aprender e incluso las responsabilidades que exigir deben seguir su curso, y quienes tengan posibilidades, facultades o competencias para ello deben aplicarlas sin vacilar. Este mes de sobresaltos, durante el cual la piratería somalí nos ha mantenido en permanente jaque, ha demostrado –si no estaba ya más que demostrado- la poca enjundia y capacidad que tiene este Gobierno de chicha y nabo.

Así que a otra cosa. Esta vez en forma de pronóstico feliz. Y es que parece ser que las cosas van cambiando, y para bien, en el País vasco. El Gobierno de esta Comunidad Autónoma está poniendo en práctica, casi a la chita callando, una serie de iniciativas política que hace nada de tiempo parecían temerarias. En materia educativa sobre todo y en política antiterrorista está demostrando que Patxi López no es lo que parecía –en buena hora lo diga- y que el pacto del PP para facilitarle su acceso a la lehendakaritza fue un acierto, un acto de generosidad política, fundamentado en una concepción noble de la democracia y del servicio a la sociedad, por encima de las mezquindades a la que los partidos políticos, con sus interesados enfrentamientos, nos tienen acostumbrados.

Lo ha venido a decir así, hace poco, en Madrid, Antonio Basagoiti, presidente del PP Vasco, al afirmar que los resultados del pacto demuestran que hicieron lo correcto: "La educación –ha dicho- es la herramienta más valiosa que tiene el cambio político vasco para darle la vuelta a un país que el nacionalismo ha querido poner del revés". A su juicio, "ya no vale pervertir y falsear la historia, ya no vale utilizar los libros de texto para maquillar el terrorismo, ya no vale desprestigiar el castellano". Sólo con esto, el pacto con el PSOE está más que justificado. No hay más que ver la rabieta de los partidos nacionalistas, muy especialmente del PNV, que están viendo cómo se les derrumba el tinglado montado durante decenios de poder absoluto, con un criterio de la democracia muy sui géneris, según el cual, los ataques a su formación y las críticas a su gestión son ataques y críticas a la sociedad vasca. Porque vascos, lo que se dice vasco, sólo son ellos.

¡Ay! ¡Cuánto tiempo se ha perdido! Si se hubiese hecho todo esto con Nicolás Redondo Terrero, ¡cuánto sufrimiento nos hubiésemos ahorrados!

Pero, en fin, nunca es tarde si la dicha es buena. Y bueno es, en esa línea de ir cambiando las cosas -o mejor, volviendo las cosas a su estado natural-, la resolución del Parlamento vasco -aprobada por socialista y populares a propuesta de UPyD- a que se invite a la Federación Española de Futbol y a la organización de la Vuelta Ciclista a España a que vuelvan al País Vasco. No es cuestión baladí, aunque la parezca. El significado simbólico es muy grande. La prueba es que tanto el PNV como Aralar han puesto el grito en el cielo. Con ese cinismo que les caracteriza sostiene que no hay que mezclar política y deporte. Eso, eso. Déjense de política. ¿Acaso no es ésta, la sucia política, la que ha impedido, que la selección nacional de futbol (la Roja, como le llaman ahora, supongo que por la camiseta y no por ninguna alusión política) y el ciclismo nacional, estén vetados desde hace más de 30 años en el País Vasco?

A ver si lo clubes vascos dan la talla que les piden que den sus parlamentarios. Y tanto el Athletic de Bilbao –que cuando yo era chaval era el equipo preferido, junto al del la ciudad de cada cual, de todos los aficionados españoles-, la Real Sociedad y el Alavés, con estadios con capacidad para encuentros internacionales, se mojan. Parece que no, tienen miedo a las represalias. Lo que demuestra la nefasta influencia que ha ejercido la sucia política nacionalista en la sociedad vasca.

Y dicen que no hay que mezclar deporte y política. ¿Quién la ha mezclado, hijos de Sabino Arana?

Esperemos que "la Roja", en uno de los momentos más brillante de su historia, pueda oficiar pronto su buen fútbol en la Catedral. Será un gran día para España.

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