Ciruelos del Pinar - Guadalajara

EL SENTIDO DE LA JUSTICIA LO APRENDÍ AHÍ
¿Que de dónde he sacado yo la idea de justicia tan arraigada que tengo y el resto de mis valores humanos? , pues de este pequeño pueblo, que para mi reluce en la distancia como un sol y no es otro que Ciruelos del Pinar. Es que, comparando con todos los pueblos en los que he vivido, e incluso en ciudades, no hay quien le iguale. Y la gente lo debe saber. Porque cuando alguien se porta mal conmigo, lo digo; pero si es al contrario, le ensalzo aunque no podría devolverles nunca el bien recibido.
En el pueblo no teníamos médico ni enfermeras. Y yo siempre tuve una salud muy delicada. Cada semana venía la madre de una amiga muy entrañable, Luisa, a ponerme una inyección a mi casa. Ella se llamaba también Mª Luisa. Yo en cuanto la veía me ponía mala, y me entraban ganas de todo; sobre todo de salir corriendo, pero ella me esperaba, y yo tenía que volver a casa de nuevo, y entonces, ya no me salvaba ni el gato del pinchazo. Odiaba las inyecciones, pero son necesarias y entonces las necesitaba para restablecer mi salud. Cada vez que después he tenido que hacerme un análisis he buscado una solución a mi fuerte impresión y ha sido no mirar, para no marearme. Eso es efectivo para mi.
Pero ahí no se queda todo lo de mi amiga. Ella me prestó el traje de mi primera comunión con el que decían que parecía una novia más que una niña por lo alta que era, (y lo normalita que soy ahora, que a veces mi hijo me dice que parezco una cría). Apenas si crecí ya más desde entonces. Pero tengo una buena salud y casi nunca me acatarro. Claro es que llevo una vida sana y el clima de Burgos como el de mi tierra es muy bueno.
El día de mi primera comunión fue inolvidable. Cuando salí de la iglesia fuimos a casa a tomar dulces caseros hechos por las vecinas, y a comer en familia con mis tíos, padres y hermanos. Después, a la tarde, nos fuimos de paseo al pinar a recoger manzanilla, de la amarga, que decía mi abuela que esa lo curaba todo.
Y sigo con mi amiga Mª Luisa, y otra, que se llamaba Marisa. Sus padres estaban reñidos y no se hablaban pero ellas no dejaban de ser amigas por eso. Con nosotras no va nada, decían. Y sus padres no intervenían. A los niños nos dejaban en paz ¡Y qué diferente comportamiento he visto después!. Decir a los niños, no vayas con tal o con cual porque nosotros somos así de estúpidos. Eso vivido es de mucho valor. Si se viviesen los valores no se olvidarían en toda la vida pero enseñándolos con el ejemplo que es como mejor se graban.
Y luego, la integración que hacían los muchachos del campamento en el pueblo era genial y nadie podía quedarse aislado. Era una regla de oro. Todos eran reclamados para el juego. Así crecíamos tan unidos, y en especial, las niñas, que éramos una auténtica piña porque continuamente nos incordiaban los chicos, pero les podíamos entre todas ,y marchaban escamados como decíamos. Éramos más listas que ellos porque jugábamos a mas juegos que ellos y a los suyos, casi siempre.
Y luego la justicia, el que la hace la paga, pero sin necesidad de entorpecer la justicia que yo no recuerdo que hubiese ningún juez allí. Si estaba, no recaí nunca en él. ¡Y mira si me acuerdo de muchas personas!
Teníamos nuestro Judas como ejemplo de traidor, y que efectivamente se había portado mal y cada año acababa en la hoguera en el día de la Resurrección del Señor. Aquí en Burgos, hay dos pueblos que tienen esa misma tradición: Villadiego y Trespaderne.
Cada uno de forma distinta. En Villadiego tienen una fiesta por todo lo alto con una representación espectacular. Todos los vecinos vestidos de época y con mucho colorido. Algo que ha ido creciendo con el tiempo y ahora tiene mucho relieve ya.
En Trespaderne la tradición del Judas es similar al de Ciruelos por lo que he leído en la prensa,
No sé si tenéis puesto el Rollo Judicial o no pues no queda claro en la web si se volvió a colocar o no.
Voy a contar cómo os portasteis cuando mi abuela se perdió en los pinares del pueblo el día que salió con sus amigas de Ciruelos a buscar algo que podrían ser o níscalos o fresillas silvestres; porque ella era aficionada a buscar en el monte de todo. Del pinar siempre se viene con algo a casa, decía. Como si era leña para encender la cocina.
Pues cuando se dio la voz de alarma todos los hombres salieron con sus tractores a buscarla y aquello fue como una película de esas que solíamos ver todos juntos en nuestro famoso Teleclub mientras comíamos pipas o “mielitos” (trigo con miel). ¿Os acordáis? Me decíais que no llorase, que pronto aparecería mi abuela y así fue. Ella se quedó acurrucada en un árbol y cuando os vio salió dando voces y llamándoos a grito pelado. Es que ella era sorda (pero a veces, de conveniencia; menuda abuela) pero siempre hablaba alto así que en peligro no os digo como debió de hacerlo. Y volvieron todos con ella como si hubiese sido una gran heroína perdida. La pobre se pasó casi toda la noche sangrando después porque tenía unas hemorragias de nariz tremendas, pero en casa y a salvo. Y contándonos todas sus aventuras hasta que llegó el rescate.
Iba a acabar pero me ha venido a la memoria nuestro juego: Mando un telegrama a… Por vía de… Y teníamos que contestar cuando nos apretaban la mano, RECIBIDO.