El Molinillo - Granada

EL SANTO MANUEL SE BILOCABA, SOY TESTIGO Y LO CONFIRMO:

Yo puedo sentirme orgullosa de haber tenido la maravillosa y sobrecogedora experiencia de haber estrechado la mano del cuerpo bilocado del Santo Manuel, y haber mirado esos ojos sobrenaturales que leían el alma de las personas.

No tendría más de 7 años, y jugaba cerca de mi casa con mi perra, cuando me llamó la atención un rebaño de ovejas tremendamente grande que avanzaba a una velocidad imposible desde la lejanía.

En cuestión de segundos ese rebaño, alcanzó el lugar donde yo me encontraba, y cuando menos lo esperaba el pastor ya estaba a mi lado, con una boina, había algo extraño en él.

Se me acercó y al mirarle los ojos, supe que no era un hombre normal.
Se presentó, y supo cuál era mi nombre y el de mi padre...me dijo, yo soy Manuel...

Me pidió permiso para cogerme la mano, me pareció algo tan raro que me incomodó, pero me dijo que no pasaba nada y que debía confiar en él, pero yo era muy chica, y tenía mucho miedo...aún así le dí mi mano, y él la estrechó con las suyas, al hacerlo sentí que su tacto no era normal, me recordó la piel de un pescado...frio y gelatinoso, no era una mano de carne y hueso, estaba formada de otra materia que jamás había conocido y supe que aquello no era normal, entonces dejé de escucharlo y el miedo invadió mi mente.

Através de mi mano empezó a vaticinar el futuro de toda la vecindad, de mi familia y de mí misma, pero el miedo impidió que lo escuchara y que él pudiera ver con claridad. Recuerdo que me soltó y me dijo que mi miedo le impedía ver con claridad, y que no podía continuar...ya no recuerdo casi nada de lo qeu hablamos porque mi mente automáticamente desterró ese recuerdo por el miedo.

Yo no entendía nada de lo que pasaba y solo quería que se fuera. No le comenté a nadie lo que había pasado.

Al cabo de muchos años, me enteré de que había estado apareciendo por el barrio visitando a casi todos los vecinos, y había estado en contacto muy estrecho con ellos, hasta el mismo momento de sus muertes.

Entonces, como un flash, vino a mi mente ese recuerdo.

Me arrepiento todos los días de no haber aprovechado más su encuentro, y sobre todo, lo que más me fastidia es qeu no recuerdo nada de lo que me dijo, ni de lo qeu hablamos!!!!

La curiosidad hizo que investigara, y para mayor sorpresa descubrí que mi único encuentro con el Santo Manuel había sido con su cuerpo BILOCADO, por eso el tacto raro, como gelatinoso al estrecharle la mano, y la rapidez con la que se movía, y se esfumó cuando se despidió...

Aún le debo un ramo de flores para su tumba.