Chauchina - Granada

¿DESEA usted vivir en paz y felicidad? ¿Desea usted buena salud y larga vida para usted mismo y sus amados? ¿Anhela usted ver el fin de la iniquidad y el sufrimiento? Toda persona de corazón sincero y honrado desea estas cosas. Pero hoy, en todas partes de la Tierra, aumentan la violencia, el crimen, el hambre y la enfermedad. ¿Por qué está tan lleno de dificultades el mundo? ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿Hay alguna razón sólida para creer que las condiciones verdaderamente mejorarán durante nuestra vida?
2 Sí, hay razón para tal esperanza, y ésta se presenta claramente en un libro que se publica en más idiomas que cualquier otro libro en el mundo. Ese libro es la Biblia. Este nos habla acerca del propósito de Dios de establecer un sistema de cosas enteramente nuevo para la humanidad. Si usted tuviera el poder para hacerlo, ¿no pondría usted fin a las condiciones que causan tanta tristeza? ¡Por supuesto que sí! ¿Deberíamos pensar que el Creador de la humanidad hará menos que eso? La Biblia nos dice que “Dios es amor.” (1 Juan 4: Seguramente este amoroso Padre celestial sabe lo que la humanidad necesita. Él tiene el poder que se requiere para satisfacer esas necesidades, y ciertamente hará eso, porque el Salmo 145:16 dice de Dios: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.”—Vea también Deuteronomio 32:4.
3 ¿Cuándo satisfará Dios el deseo del hombre de tener verdadera paz y felicidad, junto con salud y vida duraderas? ¿Tendrá la humanidad que esperar miles de años más? ¡No! ¡El tiempo se ha acercado! Pero, ¿cómo puede ser esto? En el mundo las condiciones se están haciendo peores, no mejores. Eso es cierto, pero la Biblia mostró claramente, con mucho tiempo de adelanto, que estas mismísimas condiciones serían prueba de que vivimos en los “últimos días” del presente sistema inicuo. (2 Timoteo 3:1-5) Pronto el Creador amoroso pondrá fin tanto a la iniquidad como a los que la causan. Pero Dios bendecirá abundantemente a los de corazón honrado y sincero que quieren hacer lo que es correcto, porque él promete: “El mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.