Armilla - Granada

El rescate del Banco de Valencia es mucho más caro que el de Bankia y el de la CAM

Gonzalo Garteiz
El Fondo de Restructuración Bancaria informó ayer que había decidido vender por un euro el Banco de Valencia a CaixaBank, no sin antes hacer un escandaloso saneamiento, el mayor en términos relativos de todos los habidos y los anunciados.

El FROB, que se hizo cargo de la gestión del Banco de Valencia tras la intervención de hace un año, había capitalizado la entidad con 1.000 millones de euros, a los que ahora añade otros 4.500 millones de euros. En definitiva entierra en el rescate 5.500 millones de euros en un año.

A esta cifra habrá que añadir la que resulte de asegurar a CaixaBank un esquema de protección de activos, que durará 10 años, por el cual el Estado garantiza a la entidad catalana que preside Isidre Fainé el pago del 72,5% de las pérdidas que pudiera haber en una cartera de activos predeterminada, cuyo valor en libros no ha sido desvelado en la nota oficial, una vez absorbidas las provisiones en el balance cerrado a 30 de septiembre.

Este último coste no debería ser alcanzar los 500 millones de euros teniendo en cuenta el tamaño del Banco de Valencia y que una parte notable del activo dañado se traspasará al banco malo, Sareb.

En definitiva se puede estimar con poco margen de error que los ciudadanos costearán el rescate del Banco de Valencia con 5.500 millones de euros como mínimo, aunque es previsible que se supere la cifra para alcanzar un máximo de 6.000 millones.

En términos relativos, y teniendo en cuenta que el Banco de Valencia tiene un balance muy pequeño con unos activos de 22.500 millones de euros, este rescate es el mayor habido en la historia de España y posiblemente del mundo occidental. Para hacerse una idea de las magnitudes basta comparar el coste con el de la CAM, otra joya de la Comunidad Valenciana tan bien gestionada por el todavía honorable Francisco Camps, y que fue calificada por el anterior Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como “lo peor de lo peor”. La caja de Alicante y Murcia, con 72.000 millones de activos, más del triple que el Banco de Valencia, necesitó una inyección de fondos públicos de 5.429 millones y el aval de un riesgo de pérdidas sobre activos valorados en 16.000 millones, cuyo coste en 10 años no se espera que supere los 1.500 millones.

Los ciudadanos pagarán por consiguiente casi lo mismo para salvar un banco que es la tercera, parte de tamaño que “lo peor de lo peor”, en palabras de MAFO, cuya gestión al frente del Banco de España ha sido nefasta tanto desde el punto de vista técnico supervisor como moral, permitiendo escandalosos sueldos e indemnizaciones de gestores de cajas, y manteniendo en la cúpula del Santander al gran defraudador fiscal, Emilio Botín, y al condenado por el Supremo por acoso a clientes con pruebas falsas, Alfredo Sáenz.

Bankia va a necesitar en torno a los 30.000 millones en el escenario más adverso (19.000 millones es lo convenido hasta ahora), pero con esa cantidad se soporta un activo de casi 300.000 millones de euros, lo que supone poner un 10% de dinero nuevo respecto al balance total, mientras que en el caso del Banco de Valencia, es del 25%. Parece claro con estas cifras que el consejo de administración que rigió la entidad valenciana, donde hay importantes nombres de las élites económicas de la Comunidad, además de gestores sin escrúpulos, y políticos disfrazados de banqueros, lo va a tener muy difícil cuando se defienda ante los tribunales por las querellas presentadas por el FROB y por los accionistas, que sufrirán una operación acordeón, poniendo a cero el valor de sus títulos.

Todo lo que toca esta gente lo hace bicarbonato; así está la institución financiera en España, repeliendo capitales hacia el exterior para dejar la oferta de dinero en el mercado interior exhausta.