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Villaverde y Pasaconsol - Cuenca

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España > Cuenca > Villaverde y Pasaconsol
02-11-09 14:35 #3715502
Por:No Registrado
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03-11-09 11:06 #3723893 -> 3715502
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RE: LA NINFA DEL JÚCAR-HISTORIA DE VILLAVERDE
La Ninfa del Júcar
I. Hace muchos años, había un conde inmensamente rico, que habitaba en el palacio situado en medio de sus posesiones, junto a las riberas del Júcar.
Hoy sólo quedan las viejas ruinas de la mansión señorial. Mejor dicho: los cimientos y algunas piedas, por donde se pasean los lagartos a placer, tomando el sol en el buen tiempo. Este conde -cuyo nombre se ha perdido, como igualmente el de su título nobiliario- tenía un hijo joven, gallardo y muy guapo. Había heredado la intrepidez de su padre (que en guerras conta los moros ganó inmarcesibles laureles, honores y tierras), y de la condesa, la dulzura, la nostalgia, que se reflejaba en sus ojos azules.
Gustaba mucho el joven condesito Edelmiro, pasar horas y horas bajo los frondosos árboles, a orillas del caudaloso y dulce Júcar y pasear en barca. El murmullo de su corriente era la mejor distracción de Edelmiro. Aquellos paisajes de maravilla, formaban toda la ilusión del romántico joven, que se pasaba la vida recorriendo los contornos.
Muy cerca del palacio condal, está Villaverde. Hoy se llama este pueblo Villaverde y Pasaconsol.
Veamos el origen de este nombre, según cuentan los campesinos del lugar. Como queda dicho, la estirpe del noble conde desapareció y sólo quedan las ruinas, cerca de la ribera del Júcar, no lejos de la carretera general Madrid-Valencia, como testimonio de esta leyenda.
II.
Un día, el conde llamó a su hijo y le hablo de esta manera:
-Hijo mío, es hora de que vayáis pensando en tomar estado.
-Creo, señor y padre mío, que tengo tiempo sobrado todavía.
-Pero es que yo desearía, que antes de morir, tuviera la suerte de veros convertido en respetable padre de familia; que una mujer buena y dulce, como lo fue vuestra difunta madre, cuide de vos y os ayude a manejar la hacienda...

Además, es necesario perpetuar nuestro apellido... y eso, querido Edelmiro, sólo es posible mediante vuestro matrimonio...
-Me parece bien -respondió el hijo un poco cohibido- pero en primer lugar, sois aún joven, querido padre y tampoco soy yo muy viejo, para cargarme ya de obligaciones...
-Dulces obligaciones. Porque tener una esposa bella, hijos hermosos y robustos que jugueteen por los jardines y ser definitivamente el señor de este contorno, no creo que sean cosas muy temibles...
-Pero aunque eso sea bueno, ¿por qué privarme tan pronto de mi libertad, sin más obligación que cazar, pasear y disfrutar de este bello panorama...?
-Porque la administración de la hacienda me cansa y el dia de vuestra boda os haré entrega de todo y tomaréis las riendas de lo que será vuestro.
Y entonces cambiaremos : el de las obligaciones seréis vos y yo en cambio, podré disfrutar de la tranquilidad y completa libertad que vos tenéis ahora.
-Pues si así lo habéis decidido, supongo que cuando me habláis, es que ya tenéis pensado la que ha de ser mi esposa.
-Ciertamente. Pero no quiere decir que esté resuelto. Si no es de vuestro agrado elegiremos otra.
-Me parece bien. Vos diréis, ¿quién es ella?
-La hija mayor del Corregidor de Cuenca: Isabel.
-Verdaderamente, padre, que habéis tenido buen gusto.
-¡Entonces pediremos su mano para vos! A ver si el año que viene por estas fechas, ya tenemos un ángel rubio y gordezuelo que haga las delicias de todos y alegre este viejo palacio, que ya se iba quedando muy triste...
III.
Tal como se propuso, se llevó a efecto. Fue pedida la mano de la hija del Corregidor, que aceptó complacida.
Con gran contento de todos se fijó la boda, para dentro de tres meses. Debería, por tanto, celebrarse la ceremonia en abril.
En el viejo palacio empezó una nueva vida de actividad y alegría. Albañiles, carpinteros, tapiceros, decoradores, en fin, bullían por todas partes. Se trajeron muebles elegantes y modernos, para toda el ala derecha del palacio, que es la que deberían ocupar los nuevos esposos, una vez celebrada la ceremonia.
El joven condesito estaba cada vez más enamorado de su novia. Todo presagiaba un acontecimiento feliz. Y el conde, satisfeho y contento, dirigía las obras, mientras su hija compartía el tiempo entre vigilar su hacienda y las visitas a su prometida.
IV.
Empezaba el mes de abril.
Una mañana, muy temprano Edelmiro dijo a su padre:
-Pues ten cuidado de regresar antes de que sea de noche, porque la noche o se ha hecho para viajar. Además, sabéis que ese paso del río en la barquilla, me tiene siempre preocupado.
-Nada temáis, ya sabeis que todos los días paso y repaso el Júcar, sin que haya ocurrido el menor incidente. Ya me conocen las aguas del río y los árboles de la orilla.

Además, es mi caballo tan inteligente, que si se volcara la barca, él que nada tan bien, se metería en el río a salvarme, en cuanto lo llamara...si muchas veces ni utilizo la barca siquiera y paso a caballo. ¡Si vierais qué gallardo va y qué orgulloso, cuando paso sobre él el río...! ¡No hay otro como Lucero!

-Bien. No olvides mi advertencia y pasa con sol.
-Así lo haré...
V.
El joven iba contento y forjando planes risueños, porque ya sólo quedaban unos días para la boda. Pensaba en Isabel, a la que había llegado a amar , y embebido iba en estos dulces pensamientos, cuando llegaba a las orillas del Júcar.
Silbando una vieja canción, buscó su barquilla, la desató de un chopo gigantesco, donde como de costumbre, la tenía sujeta a fin de que no se llevara la corriente y se dispuso a subir en ella. En esto, oyó una música dulcísima y al parecer lejana.
Escuchó con atención y sólo a intervalos oía las melodiosas notas, traídas por el sutil viento.
Debe ser en Villaverde -Se dijo-. Pero no creí hubiera en el pueblo músicos capaces de producir estas melodías... y nunca he oído esta música...
Tomó su barquilla, subió a ella, y como otras veces hacía -tras acariciar, pasando la mano por el cuello del noble caballo castaño que montaba- empezó a remar, diciéndole a Lucero:
-¡Vamos a pasar el río...!
Y como si lo entendiera, lanzando un relincho, en señal de contento, blandamente se deslizaron por las verdes aguas del Júcar...

Leyenda de Villaverde y Pasaconsol (Continuación...)


La Ninfa del Júcar (2)
VI.
Ya estaban tocando la orilla opuesta, cuando volvió a escucharse más fuerte la dulce melodía. Saltó de la barca, tomó la rienda a su caballo y sujetó la embarcación a otro chopo, a fin de encontrarla dispuestas para la vuelta.
Entonces, dejándose llevar del hechizo de la hermosa mañana abrileña, dejó pacer a Lucero, mordisqueando la verde hierbecilla y él se sentó un momento para ver la corriente.
Pensaba en Isabel y se decía:
¡Cuánto le gustarán estos sitios admirables...!
Todas las tardes vendremos a merendar aquí.

En estas reflexiones estaba, cuando la música, pareció oírse de nuevo.
Pero esta vez, no venía desde Villaverde; parecía que brotaran de las melodías de entre las aguas del Júcar.
Perplejo estaba el condesito Edelmiro, cuando una voz dulcísima le dijo, al punto que se levantaba para reanudar su marcha:
-A dónde vas, joven de los ojos azules...?
El conde, sorprendido, miró por todas partes, sin que nada viera. La música había cesado.
El viento movía suavemente las verdes aguas del río, rizándolas en caprichosos dibujos.
-Será una alucinación mía?, repuso.
Porque a estas horas y en este sitio, ¿quién había de haber...?
¡Cómo no fuera alguna sirena...!
Prosigamos, que bastante me he entretenido.
El caballo se había alejado unos pasos y Edelmiro fue hacia él.
Mas en esto, la misma voz vuelve a dejarse sentir, cerca.
-¿Por qué en vez de ir a ver a tus criados, no te vienes conmigo...?
El joven, volvió a mirar por todos sitios, sin encontrar rastro alguno.
Una risa cristalina resonó por aquellos poéticos parajes y a intervalos la música de antes, se oía como llevada por el viento.
Edelmiro empezó a buscar entre la abundante vegetación de la ribera, a la mujer, que creía escondida.
-¿Pero dónde estáis que no logro encontraros...?
una risa más prolongada que la anterior volvió a oírse.
El joven siguió buscando, buscando, y tan pronto parecía que salía la risa de entre la espesura, como del río.
-No os burléis por más tiempo y decidme dónde estáis - repuso Edelmiro.
-Ja,ja,ja...Siguió sonando en sitios diferentes.
Atraído por la risa,buscando entre los juncos y zarzales, pudo descubrir al fin una mujer de belleza fascinadora, que seguía riendo...
Era rubia y llevaba los hermosos cabellos flotando al aire, sueltos, que parecían hebras del sol.
Tenía ojos negros y hechiceros que despedían fulgores, tez blanca y hermosos colores.
Sus rojos labios dejaban ver unos dientes menudos y blancos y unos hoyuelos en ambas mejillas completaban esta deslumbrante belleza.

Túnica blanca modelaba su cuerpo escultural y calzaba finas sandalias de plata que descubrían un pie diminuto y bien modelado, como sus desnudos brazos.
Quedó el joven fascinado y no se atrevió a adelantar un paso más.
-¿Es que tienes miedo?, Ven, ven, que hace muchos días que te estoy esperando...
Y como el condesito aun permanecía indeciso, aprisionado por el hechizo excepcional de tan singular criatura, ésta dando unos pasos hacia él, tan suavemente le habló, tales miradas cariñosas le dirigió, que ya, tastornado no opuso ninguna resistencia.
-¿De dónde sois y que hacéis aquí y a estas horas, en traje tan original?
-¿Y eso qué importa ante el amor que te ofrezco...?
-¿Sois alguna sirena, alguna ondina, que hayáis salido de las aguas?
-Tal vez, tal vez, dijo riendo la joven...
Ya no se acordó Edelmiro, para nada, ni de Isabel, ni de su padre, ni de su hacienda...
El día entero estuvo con aquella sirena, con tal arrobamiento, ajeno a too cuanto le rodeara, que ni pensó en comer ni menos en volver a su casa.
Las horas pasaron y el hechizo,lejos de desvanecerse aumentaba de instante en instante.
¡La ninfa le había enloqueído de amor...!

Empezó a anochecer.
Las primeras estrellas aparecieron en el firmamento azul.
La sirena continuaba riendo y adormeciéndole con sus palabras dulces y melodiosas.
La armoniosa música que oyera el joven por la mañana, empezó a soñar, primero débilmente. Después, más fuerte y distinta.
Parece como si saliera de las aguas del río -dijo Edelmiro.
-Son las ondinas de mi palacio de cristal, que toan sus arpas de oro -dijo riendo la sirena.
El joven no sabía si todo aquello era broma o realidad, mas lo cierto era que estaba como embriagado.
En esto oyó que su aballo relinchaba. Entonces volvió a la realidad.
Vió que era noche cerrada y recordó el aviso de su padre: el río, pasa con sol.
-Es ya muy tarde y tengo que irme, dijo el joven.
-¿Y me vas a dejar aquí...?
-Puedo llevarte conmigo si lo deseas...
-Mejor es que vengas a mi palacio, donde serás el rey de las ondinas y mi dueño.
-¿Al fin, me dirás quién eres? Ya no puede haber secretos entre los dos.
-Soy la Ninfa del Júcar.
-¿Pero que hablas en serio...?
-¡Y tan en serio!
-Yo creí que las ninfas, las ondinas y las sirenas, eran cosa de la imaginación de los poetas. Nunca que fueran realidad.
Pues ahora, ya no podrás dudarlo.
-¿Te vienes, pues, a mi casa...? Le contaré a mi padre lo sucedido.
-Ah, hombre al fin, voluble y temeroso.Temes afrontar las iras de tu padre, que no permitirá te cases con una Ninfa.
-Mi padre es muy bueno y me quiere con delirio...
-¡No! Vente a mi palacio y estarás siempre mecido por las aguas azuladas del río; oirás continuamente músicas bellísimas; verás danzar, envueltas en tules y gasas de sedas multicolores las ondinas, mientras, otras tañen sus instrumentos de plata y marfil...
-Yo no podría vivir bajo las aguas... y además ¡mi padre...!
-¿Me abandonas entonces...?
-No; te llevo conmigo...
Al ir a tomarla de un brazo, la joven, con una agilidad extraordinaria, se escapó, corriendo el enamorado joven tras ella, hasta que por habérsele enganchado en unas zarzas la rubia cabellera, pudo alcanzarla.
-Me moriría sin tu amor. Vente. Subamos a la barca que es ya muy tarde.
-Sea; como deseas.

Subieron a la barca, empezando a remar hacia la otra orilla.
La luna empezó a ocultarse en unos densos nubarrones.
La travesía era un poco larga, porque en aquel recodo del río, éste se ensancha y es, además, muy profundo.
Cuando había llegado justamente en medio, ocurrió una cosa fantástica, increíble. Se puso la ninfa en pie y empezó a danzar, riendo estrepitosamente.
La pequeña barquilla parecía una cáscara de nuez, subiendo y bajando en las agua, al compás que bailaba la ninfa.
Otra música, pero esta vez terrible, resonó por todas partes, haciendo eco a las carcajadas de la bella y a las palabras que otras cien veces oyó repetirse: condesito, "pasa con sol", "pasa con sol", "pasa con sol..."
Bailando, la ninfa salió de la barca y dando vueltas vertiginosas alrededor de ella, tan pronto parecía entrar en las aguas, como salir y andar sobre la revuelta superficie.
El conde, aterrorizado, ya no acertaba a guiar su pobre barquilla, que se mecía en violentos movimientos, sobre las espumas del agua verdosa.
La barca juguete de unas olas, como del mar, dio la vuelta, mientras el aterrado joven, atontado por las risas, el huracán desencadenado, las músicas terribles y el eco que parecía repetirse de veinte sitios diferente, le decía: "pasa con sol", "pasa con sol...", ni acertó a nadar siquiera.
Al día siguiente, encontraron el cadáver de Edelmiro, un poco más abajo del sitio por dónde acostumbraba a pasdar en barca, casi a diario, retenido por las ramas de un árbol seco que estaba sobre el río.
Al amanecer, el conde, que había enviado servidores y salido él mismo después en busca de su hijo, pudo oír de los aterrorizados criados, el relato final de este suceso, que ellos dicen, presenciaron desde la orilla sin poder evitarlo.

VII.
Los años en su carrera incesante, pasaron.
Desapareció la noble estirpe del conde y se desmoronó su señorial mansión, de la que hoy tan solamente quedan algunas ruinas.
Se perdió toda la historia referente a este noble caballero.
Pero lo único que se conserva, es la leyenda, que ha sobrevivido a los siglos y que a partir de entonces , se le unió a Villaverde el nombre de "Pasaconsol", con el que se conoce el poético paraje en que el condesito Edelmiro conoció a la Ninfa del Júcar.

* Datos de esta leyenda: D. Francisco Alarcón, de Villaverde y Pasaconsol.



Puntos:
03-11-09 12:04 #3724360 -> 3715502
Por:No Registrado
RE:
LA NINFA DEL JÚCAR-HISTORIA DE VILLAVERDE Y PASACONSOL.
Puntos:
03-11-09 18:36 #3728699 -> 3724360
Por:parcelas

RE:
La mas bonita historia jamàs contada.
Puntos:
04-11-09 10:59 #3735185 -> 3728699
Por:No Registrado
RE:
Efectivamente parcelas.
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