Reflexión sobre un pueblo. No nací en Villarejo, ni siquiera vivo cerca de allí. Vivo en la Costa del Sol, pero dos o tres veces al año, me gusta pasar unos días en el pueblo porque allí encuentro cosas que difícilmente encontraría en otro lugar: unas gentes encantadoras, una familia que me acogió desde el primer día como a un hijo propio, y, aunque los paisajes en efecto no son espectaculares, la serenidad de los campos me agrada sobremanera, me procura la paz de espíritu y me ayuda a limpiar mi mente y mi alma. Así que desde este foro, reflexiono y llego a la conclusión de que no por bonito y bullicioso que sea un sitio te tiene que agradar más o menos, sino que las cosas sencillas son muchas veces las que hacen que tu vida sea más feliz. |