Villaescusa de Haro - Cuenca

Son las cinco de la tarde.

Son las cinco de la tarde. El pueblo , de repente cobra vida con el rumor de los chicos saliendo de la escuela. Es un despliegue similar a un gran abanico, que se desparrama por la diferentes calles del pueblo, en pequeños grupos de chiquillos, hablando todos a la vez.
Las mujeres, con sus mandiles a cuadros, azules y blancos, se cruzan con ellos, mirándolos con la sonrisa en los labios:
- ¡Ay, los chiquillos, qué barbaridad, como crecen!...¿De quién es ése del pelo más largo?...
- ¿Ése?, de la María de la cuesta, ¿No le ves la cara? Tiene las facciones de su abuelo...
Llegan a sus casas y de manera rápida, cogen el pan con azúcar y vino, o el bocadillo de mortadela o de salchichón “argal”, y salen corriendo al “parque”.
- Madre, me voy.
- ¿Dónde vas tan corriendo? Este crío no para. ¡Mira dónde has dejado la cartera!...
Ya está lejos. Va volando a la calle San Pedro, a la puerta del parque, y quiere ser de los primeros.
En poco tiempo y de forma milagrosa, se han organizado en diferentes juegos:
Unos juegan, escondiéndose entre los ojos del puente a “maquis y policías”. Se persiguen y disparan con palos secos recogidos del escondite del día anterior.
- ¡Eh, a mí no me dispares, que soy policía!...
- ¿Qué dices, siempre eres policía, eso no se vale, hoy eres maqui y estás muerto!...
Otro grupo de chicas, en medio de la calle, juega a saltar la goma, con gracia y ligereza. Van dando saltos al son de la cancioncilla, tarareada por todas ellas, permitiéndose parar de cantar de vez en cuando, por el cansancio de los saltos, ya que saben que las otras seguirán con la cantinela.
En la acera, sentadas de medio lado, o con las piernas cruzadas, otro grupo de chicas juega a “ los torillos”, moviendo con agilidad las manos, de las cuales salían disparadas las piedrecillas redondeadas al ritmo de: -“ une, dole, tele , catole, quile, quilete, estaba la reina sentá en su poyete, pasó Gil, con su badil, badil, badilón, cuenta las veinte, que las veinte son...uno, dos, tres”...-sin caerse ninguna de ellas, debido a la gran habilidad de sus pequeñas manos.
Otro grupo disperso, persigue a un gato que se ha metido por el “arbañal” y sale por el interior del parque a todo correr, huyendo de la tiranía de los chicos.
Las mujeres entran y salen de la tienda, con sus cestas de la compra, por las cuales asoman las gaseosas Yuste , los papelillos de azafrán o el chocolate Josefillo. Se paran y comentan los juegos de los chiquillos.
Se oye una voz en lo alto de la calle:
- Margaritaaaaaaa...¿está tu hermano contigo?
Los ancianos se van agrupando en la piedra, debajo del yugo y las flechas, comentando la jornada y quejándose del chiquillo que corre entre sus piernas buscando la pelota que se ha ido.
Las chicas y chicos más mayores comienzan a aparecer por la carretera a dar el paseo de cada tarde. Los coches son escasos y no molestan.
Comienza a oscurecer, y las chicas se tienen que apartar de vez en cuando para dejar pasar a las mulas con los hombres que vienen del campo.
Se oye, a lo lejos, el sonido acompasado de las campanas de “la dula”. Es la hora de recogerse. Los chiquillos comienzan a regresar a sus casas, y con la misma magia de la aparición, desaparecen de la calle, dejando sitio para las cabras, que pasan entre el murmullo de sus balidos dejando un reguero de bolitas negras.
Al fondo, por encima de las loberas se divisa una franja de sol rojizo como el fuego, que, como cada atardecer, da las buenas noches a los villaescuseros, y espera saludarlos, a todos ellos, cuando vuelva a aparecer por el horizonte, acompañado por el canto de los gallos en los corrales.

La muerte y la mosca

La Julia es la madre de mi amiga Soledad. Tiene una nieta que también se llama Soledad y que es un sol.
La madre de Julia también se llamaba Soledad y se ahogó en el río cuando ella era muy pequeña.
Me lo ha contado muchas veces y cada vez descubro une elemento nuevo en la tragedia. Por eso Julia es como es, por eso, aunque es una mujer optimista, siempre habla de la muerte, aunque no sea más que para ahuyentarla.
O para reírse de ella.
Su marido, Máximo, tiene 95 años. Una noche cuando todo el mundo estaba durmiendo, se despertó y llamó a su nieta:
-Soledad, anda, vete a llamar a mama y dile que estoy muerto.
-Pero abuelo, como vas a estar muerto si estás hablando.
-Ah, pues sí. Tienes razón.
Se queda tan tranquilo. Se da la vuelta y sigue durmiendo.
Me lo cuenta Julia:
-Hija, es que no quiere morirse.
-Máximo, pero si la muerte no existe- le digo yo.
-Si ya, ya sé que no nos morimos, pero nos transformamos ¿no? La energía no se destruye, sino que se transforma. Pero que no quiero transformarme ...
-Ah , hija mía. Pero que es verdad. Los muertos se aparecen.
- ¿Se te han aparecido?
-Sí hija mía.
-Madre, que era un sueño- dice mi amiga Sole.
- En sueños y de otra manera.
-¿De cuál?
-Mi tía no quería que cambiara los muebles de sitio y yo, como era su casa, no me atreví ni a moverlos. Pero cuando se murió, cambié la mesa de donde estaba. Oye, y estaba en la cocina friendo un huevo y la vi mirándome.
-¿Qué la viste?
-Bueno mujer, que la noté. Que parecía que estaba allí mirándome.
-Madre, pero eso no es verla.
-Si se ha muerto cómo la vas a ver igual... Eso no puede ser, pero la ves de otra manera.
-Sí, soñando.
-Mi tía a veces me decía: “cuando me muera voy a venir a ver qué haces”. Yo le decía: “Pues no sé cómo” y ella: “Pues en forma de mosca”. Ea, y que estaba cosiendo este verano y una mosca no hacía nada más que dar vueltas a mi alrededor. Ya me estaba molestando. Me daban ganas de quitarme la zapatilla y darle un zapatillazo.
-¿Y se lo diste?
-No, no. Me aguanté ...
-¿No pensarías que era la tía?
-No mujer. Pero por si acaso...

Quería rectificar el número de la historia. Es la cuarta.
Luz, me gusta lo que escribes y leyéndote me animas a seguir introduciendo pequeños retales de nuestro pueblo.

seguid los dos asi, da gusto leer estas historias y volver por unos segundos a nuestro pueblo

Muchas gracias por estos momentos

No hay cosa que me guste mas del foro que leer vuestras historias,gracias Ancarfama y Luz. Besitos y FELIZ MUY FELIZ NAVIDAD