Sisante - Cuenca

Aquí, como en el Far West, no impera la ley, o en todo caso, la ley del hago lo que me sale de las partes pudendas.

Primero fue el chamizo de la ex Tahona, ahora La Guardia, pegado a la tapia del Convento, después ¿o quizás antes?) el del bar de la carretera, donde paran los buses, luego nos encasquetaron en la Calle Mayor el de La Masía (al que para acabarlo de apañar, han añadido ramas de pino, así al delito estético se une el delito ecológico). El último en la lista de desaguisados es el del Bar Manolo, en la carretera de La Roda, una estructura de alumnio blanco con un toldo de colores.

Se me está antojando montar en mi puerta un cobertizo, ocupando la via pública, porque no me gusta que a mi coche le dé el sol, que se me estropea la pintura. Y a ver quién es el guapo que me lo impide.

El que avisa no es traidor.

Estoy contigo losotros, aqui cada uno hace lo que le da la gana, al igual que los que se la suda las direcciones prohibidas para encerrar sus coches en las cocheras.

¿Y qué me decís del mamoneo que se traen con la nueva moda de no cerrar la plaza ni en verano? Te sientas en una terraza a tomar una caña y hay más tráfico que en la Gran Vía madrileña, eso y los pifostios que se montan cuando se cruzan dos coches porque como se aparca en las dos aceras no hay sitio para pasar. A todo esto me dejo para otro día lo que ha aumentado el riego de morir atropellado en la calle mayor de tu pueblo.
En todas partes se peatonaliza el centro pero aquí, no se puede negar lo paletos que somos, vamos con el coche a todas partes. Porque somos más chulos que nadie y porque caminar es muy cansado.