Enguídanos - Cuenca

DON LOPE DE BARRIENTOS, y su "sobrino" PEDRO DE BARRIENTOS.

Don Lope Barrientos encarna uno esos personajes ilustres en el panorama conquense que cualquier apasionado de la historia debería conocer. Su relación con Enguídanos es para muchos poco conocida, pero su relación con este pueblo en una época en que era aldea de la ciudad de Cuenca, es trascendental para entender la historia de castillo de Enguídanos y la propia historia del mismo pueblo en los albores del Renacimiento.

Extenderme demasiado con su biografía iría en detrimento del panorama realmente importante que pretendo ofrecer, con un enfoque dirigido más a la importancia de las fortalezas en este territorio conquense y en especial al castillo-fortaleza de Enguídanos.
Sobre su biografía y obra disponemos de dos enlaces para los apasionados que quieran saber más o sientan simplemente curiosidad:

1) Biografía en Wikipedia de Lope de Barrientos : https://s.wikipedia.org/wiki/Lope_de_Barrientos

2) “Lope de Barrientos: un intelectual de la corte de Juan II” (libro digitalizado de Ángel Martínez Casado):
https://ooks.google.es/books?id=o7ZJ...age&q=&f=false

CAPÍTULO I.
“Que trata de la vida y obra de Lope de Barrientos y su sobrino Pedro de Barrientos”

1.1. LOPE DE BARRIENTOS

Lope de Barrientos nace en Medina del Campo (Valladolid) el año 1382 y
fallece en 1469.

Obispo de Segovia, Ávila y Cuenca, y hombre clave en el gobierno de Castilla durante una parte importante del siglo XV, es un buen representante de la cultura prerrenacentista en España, y encarna un tipo de eclesiástico preocupado no sólo por las intrigas políticas y cortesanas, como ocurrió con la mayor parte de los obispos de la época, sino interesado también por las cuestiones religiosas y culturales.

Inició sus estudios en su ciudad natal, y pasó después a Salamanca, donde siguió los cursos de Artes y Teología; profesó después en la Orden de Santo Domingo en el Convento de San Andrés, en Medina del Campo, y luego regresó a la capital salmantina, donde enseñçó durante algún tiempo en el Colegio de San Esteban.

En 1429, Juan II lo nombró preceptor el entonces príncipe don Enrique y, a partir de este momento, su papel en la corte se hizo cada vez más importante; desde 1434 fue confesor del rey, quien ese mismo año le confió la tarea de expurgar la biblioteca de don Enrique de Villena “el Nigromante”. Este hecho le valió de duras críticas por parte de algunos de sus contemporáneos, pero no afectó a su posición en la corte, y en 1438 fue consagrado obispo de Segovia; no se alejó, sin embargo, de Juan II, al que acompañó en sus continuos desplazamientos por Castilla.

Desde 1440, Lope de Barrientos fue oidor de la Audiencia, y ese mismo año, el rey lo nombró también canciller mayor para que estuviera cerca del príncipe heredero; las desavenencias entre don Juan Pacheco, valido de Don Enrique, y el obispo de Segovia (Don Lope) alejaron a éste de la corte y ello le permitió dedicarse por completo a sus actividades pastorales.

En 1441, cuando se desataron los conflictos que enfrentaron a Juan II con su hijo, Barrientos fue requerido de nuevo por el rey, quien le encomendó la búsqueda de una solución pacífica que, sin embargo, no llegó; ese mismo año hubo de mediar también en los problemas del monarca castellano con su homónimo el rey de Navarra. La situación se hizo cada vez más confusa en Castilla, y la relación de Barrientos con el heredero de la Corona se deterioró de tal modo que el prelado decidió permutar la diócesis de Segovia (ciudad en la que vivía don Enrique desde 1439) por la de Ávila.

En 1445 intervino en la batalla de Olmedo, junto a Juan II y el condestable don Álvaro de Luna, en defensa de la monarquía frente a la nobleza levantisca, y ese mismo año tomó posesión efectiva del obispado de Cuenca, para el que había sido designado en abril de 1444.

Desde su nuevo puesto, Lope de Barrientos continuó mediando en los múltiples conflictos que el reino de Castilla tenía abiertos en aquellos momentos, y en 1446 estuvo a punto de ser nombrado arzobispo de Toledo, aunque finalmente el cargo recayó en Alonso Carrillo de Acuña; se retiró entonces a su diócesis donde, por mandato regio, tuvo durante amplios periodos de tiempo la guarda de Cuenca.

En 1447 encabezó la defensa de la ciudad contra los hombres de Diego Hurtado de Mendoza, y dos años más tarde hubo de hacer lo mismo frente a los ataques que Cuenca sufrió por parte del hijo del rey de Navarra y de otros nobles con él coaligados.

Tras la muerte de don Álvaro de Luna en 1453, Juan II delegó todo el poder del reino en Fray Gonzalo de Illescas (prior de Guadalupe) y en Lope de Barrientos, quienes intentaron conciliar una vez más los bandos enfrentados al rey y el príncipe heredero.

Al subir al trono Enrique IV, el obispo de Cuenca obtuvo el cargo de canciller mayor de Castilla, pero, a pesar de ello, su importancia política decayó rápidamente al agravarse sus desavenencias con el marqués de Villena y con el propio monarca; se dedicó entonces al desarrollo de una interesante labor intelectual y a sus actividades pastorales, aunque ello no le impidió ponerse una vez más al frente de la defensa de los interese monárquicos (a pesar de sus desencuentros con Enrique IV) durante los alzamientos proalfonsinos que capitaneó don Juan Pacheco hacia 1464 y 1465.

La muerte le sobrevino en Cuenca a finales de mayo de 1469, cuando contaba con unos 87 años de edad. Sus restos quedaron depositados en la capilla mayor de la catedral de Cuenca, aunque con posterioridad fueron trasladados al panteón familiar de Medina del Campo.

La intensa actividad política que, durante toda su vida, ejerció Lope de Barrientos no le impidió dedicarse a otras tareas, como las intelectuales, con las que realizó una importante aportación a la consolidación de la ortodoxia escolástico-aristotélica frente al florecimiento de las ciencias ocultas; destaca, en este sentido, su famoso “Tractado de la divinança”, en el que procedía hacer un estudio exhaustivo de las prácticas ocultistas más incompatibles con la ortodoxia cristiana, condenando explícitamente actividades como la brujería, la adivinación, la astrología o la alquimia, que tanto habían arraigado en la Baja Edad Media. Las mismas ideas las expuso en algunas partes del “Tratado de Caso y Fortuna”, en el que, además de insistir en la tesis de que el discurso filosófico no puede aceptar la doctrina nigromántica, hace que la filosofía aristotélico-tomista la verdadera “clavis sapientiae” de la ortodoxia cristiana; lo mismo ocurre con otra de sus obras, como el “Tractado de dormir”(o “Tractado de los sueños”).

Barrientos escribió también en castellano un trabajo en el que mostraba su oposición a los ataques que eran objeto en su tiempo los judeo-conversos (“Contra algunos cizañadores de la nación de los conversos del pueblo de Israel”), una “Refundición de la Crónica de Juan II” que poco antes había elaborado Pedro Carrillo de Huete (“El Halconero”) o una traducción del “Regimiento de príncipes”, de Egidio Romano, entre otras obras, y fue asimismo de varios trabajos más de distinto tipo, escritos en latín.
(Fuente: “Diccionario de personajes conquenses” (Pedro Priego Sánchez – Morate y José A. Silva Herranz).

1.2. PEDRO DE BARRIENTOS

"Sobrino" del obispo Don Lope de Barrientos, señor de Valdecabras, Serranillos y Fuentelfas. Aparece junto a su hermano Diego, en el testamento de Don Lope:

“Iten mandamos a Pedro de Barrientos, nuestro sobrino, veynte marcos de plata, e que ge los den en plateles, e tagas, e jarros. Iten mandamos a Diego de Barrientos nuestro sobrino ^^, fijo de lohán Sánchez de Medina quinze mili maravedís”

Pedro de Barrientos casó en 1430 con María de Mendoza, hija del segundo señor de Cañete. Tuvo una hija llamada Inés de Barrientos. Colaboró con D. Lope y Juan Hurtado de Mendoza (su suegro), por orden del rey, para hacer la guerra a Don Juan Pacheco, marqués de Villena.

Durante el encarcelamiento de Lope de Barrientos, de forma provisional estuvo la ciudad de Cuenca y su alfoz (entre los que se encontraba Enguídanos, Yémeda, Campillo de Altobuey y la Pesquera) bajo la custodia de Pedro Barrientos. Esto sucedió desde abril de 1465 hasta el 15 de marzo de 1466 en que Enrique IV le entrega la guarda al por entonces octogenario Don Lope, una vez liberado.

En realidad, Pedro Barrientos, señor de Valdecabras, compró la mitad del término de la villa de Valdecabras a los religiosos del Monasterio de Sta. Mª de la Isla de Toledo, el 23 de mayo de 1469 (escritura pública) por 300.000 maravedíes. La otra mitad pertenecía a Sancho Xarava, señor de Campillo de Altobuey y alcaide de la fortaleza de Enguídanos a cuya muerte esta mitad recayó en el convento de Uclés que, con Real licencia la vendió al citado Barrientos el 27 de abril de 1481 (escritura pública) en 320.000 maravedíes. Estos datos están extraídos de la sentencia del Tribunal Supremo de 1922, a cuyos autos se unieron los documentos históricos en poder de los antiguos dueños, y prueban que en el siglo XVI Valdecabras ya no pertenecía a los Xaraua (Jarava).

Inés de Barrientos, hija de Pedro de Barrientos casará con Juan Hurtado de Mendoza, su tío por parte de madre, señor de la Frontera y Beamud, y posteriormente con Luis Carrillo de Albornoz , señor de Torralba, Beteta y Casa de Rivagorda (con ambos tendrá descendencia en los señores La Frontera, Beamud, y Valdecabras por una parte, y de Torralba y Beteta por el siguiente.
Inés de Barrientos, será señora de Valdecabras y Serranillos por heredad de su padre y fundará el mayorazgo de Valdecabras para su hija María de Mendoza, hija de Juan Hurtado de Mendoza y nieta de Pedro Barrientos.

Es curioso, pero el apellido Cerdán (muy difundido en Enguídanos) ya aparece en 1534 en el nombre de Julián Cerdán, servidor de Inés de Barrientos, en la concertación de la pintura del retablo mayor de la Iglesia de Valdecabras.

Hay quien afirma que en realidad Pedro de Barrientos era hijo natural del obispo Don Lope; otros, su sobrino, hijo de su hermano del mismo nombre. Según el libro de “Lope Barrientos: un intelectual en la corte de Juan II”, de Ángel Martínez Casado, Pedro de Barrientos se llamaba Pedro del Águila (criado de don Lope), señor de Serranos, y en 1474 ya llevaba el apellido de Don Lope, cuando fue reconocido señor de Valdecabras.

A partir de entonces, Pedro de Barrientos pasó a desempeñar un papel importante en la sociedad conquense. En la documetación disponible, ciertamente posterior a la muerte de don Lope, su hijo aparece como señor de Valdecabras y las Majadas, vecino de Cuenca, del consejo real, alcalde mayor de las sacas del obispado de Cuenca, y desde el 16 de diciembre de 1476 regidor vitalicio, por renuncia del cargo y sus derechos que hizo en su favor Lope Vázquez y aprobó la reina Isabel “la Católica”.

También sabemos por documentación de los Reyes Católicos, que había heredado de su padre la tenencia de la fortaleza de Enguídanos. Éste es el episodio del que formará parte el II Capítulo y que ahondará en los conflictos con los Jaraba por esta tenencia y con los Hurtado de Mendoza (con los que acabaría Pedro de Barrientos emparentando). También tratará de las reformas que se hicieron en el ,por entonces aún más maltrecho, castillo-fortaleza de Enguídanos, por parte de Don Lope y don Pedro de Barrientos, y la de los pagos solicitados al Concejo de Cuenca, ciudad de realengo, por los gastos propios que tuvieron que realizar en estas reformas y en la que tuvo que intervenir la reina Isabel La Católica. En definitiva, de cómo un castillo árabe como el de Enguídanos, del siglo XI, incoporó elementos góticos y renacentistas entre sus muros.

Digamos que el punto de partida de esta investigación data de la Conferencia de Historia, que en 2005 impartí en Enguídanos, sobre las Relaciones Topográficas de Felipe II “En la villa de Enguídanos, a diez y nueve días del mes de Marzo de mil e quinientos y setenta y nueve años”con el título “Enguídanos: De aldea de Cuenca a Villa de Realengo (450 años de la villa de Enguídanos)”.

Y fue el capítulo 8, el punto de partida:

8. El señor y dueño del pueblo, si es del Rey, ó de algún señor particular, ó de alguna de las Ordenes de Santiago, Calatrava, Alcántara ó San Juan; ó si es behetría, y cuándo y cómo vino á ser de cuyo fuese, si de ello se tuviese noticia.
“8. Al octavo capítulo declararon: que este lugar ha sido siempre y es de la corona real de Castilla, e que aunque el rey don Enrique hizo mercedes (de él) a don Lópe de Barrientos, obispo de la ciudad de Cuenca, como bienes del patrimonio real, se reduxeron a la corona de Castilla.”

Saludos. Y hasta pronto.

Por cierto, para los interesados, aquí teneis un enlace de AMIGOS DEL CABRIEL, en el FORO de Enguídano, con los contenidos de esa Conferencia de 2005 y todas las imágenes que no pudieron verse en la misma. Así mismo los artículos que sobre Enguídanos ya tengo publicados. En ALBUMES teneis las comferencias de power-pint digitalizadas en jpeg.

https://ww.amigosdelcabriel.es/showthread.php?t=37

Bueno, quise decir power-point.

En este enlace os he dejado un artículo, después de muchos días y de una rigurosa investigación sobre:
“EL LINAJE DE LOS JARABA (XARAVA), REGIDORES DE CUENCA, SEÑORES DEL CAMPILLO, GÜERCEMES, CASAS DE DON DIEGO Y ALCAIDES DE LA FORTALEZA DE ENGUÍDANOS”.

https://ww.amigosdelcabriel.es/showthread.php?t=37&page=3

Para los que estén realmente interesados en la Historia de este pueblo.

Hola !! He visto la interesante nota sobre los Jaraba, en la pagina que recomiendas, y es una estupenda recopilación sobre distintas informaciones acerca de esta estirpe. Mi duda es la conexión entre este apellido ( "Jaraba" ) y su masculinización, "Jarabo", que es el mío. Llevo bastantes años intentando en mis escasos ratos libres ahondar en el tema, pero sólo he podido llegar a constatar que los Jarabo radicaron en le Villa de Gascueña, al menos desde el siglo XV, en que he encontrado en documentos su presencia en tal lugar. El primero que tengo registrado precisamente es un Pedro garcía Jarabo, con su mujer, Elvira, pagando las terzuelas de los años 1514 y 1515, lo que me permita suponer que Pedro nació hacia 1480/1490 aprox., y que tenía muchas tierras en Gascueña ( de Cuenca, no la de Guadalajara ). ¿ Alguien puede darme datos concretos acerca de esa posible conexión Jaraba/Jarabo, más allá de la intuición y las deducciones ???. Gracias. albertojarabo26@yahoo.es

Los Jarabo y los Jaraba son el mismo apellido. En algunas ramas se masculinizó. Precisamente los Jaraba se extendieron por toda Cuenca.
Así que ya tienes que partir de los JARABA.

Hola, Jsaiz Valero

Muchisimas gracias por tu interés y aportación; en efecto, yo también asumo, y supongo, que Jarabo y Jaraba son lo mismo, pero para poder tener la certeza de ello, además de la lógica, se requiere algún tipo de prueba, que acredite que tales sujetos apellidados Jarabo originariamente descienden de don Fulano Jaraba; yo tengo datos de alguna transformación concreta, pero en sentido inverso, esto es, de femenización de Jarabo en Jaraba; Te cuento:

A finales de 1500 ( sobre los años 1580 ) había en Huete una señora llamada doña Isabel de Jarabo, sin que yo haya podido determinar su filiación, por más que he investigado; Doña Isabel JARABO estaba casada con el doctor en ambos Derechos don Juan Lopez Ortiz, hijo de Juan Lopez de Madrid, regidor Perpetuo de Huete; tuvo muchos hijos, que pasaron a apellidarse "JARABA", omitiendo el Lopez en todo caso; Una de ellas, llamada Jacoba (Jacoba Jaraba, para más cacofonía ) casó con un Orozco ( ahora no recuerdo el nombre, lo tengo en mis papeles, creo que era Juan también ), y tuvieron ilustre descendencia, entre ellos Baltasar de Orozco Jaraba, que luego figuró en el capitulo de Hijosdalgo de Huete.

Pues bien, carezco del trayecto inverso, que debió ser anterior. De esta forma, el apellido más antiguo logicamente es Jaraba, que está documentado desde la Conquista de Cuenca ( 1177); y luego me aparecen en Gascueña, hacia fines del 1400, algunos Jarabo, ya masculinizado. ¿ Qué datos CONCRETOS y precisos puede hallarse de que esos Jarabos masculinizados provienen de los JARABA ??? ( aparte, como digo, de lo que la mera lógica indica ).

Gracias. ( por favor, si alguien puede ayudar, ruego se pongan en contacto directamente conmigo en la dirección de correo de mi anterior mensaje, albertojarabo26@yahoo.es )