Casas de Guijarro - Cuenca

He tenido un extraño sueño.
Me encontraba buscando el modo de llegar a algún lugar y, para ello debía tomar un autobús cuya parada estaba en una carretera de difícil acceso. Caminaba por las calles de una ciudad desconocida tratando de llegar a aquella carretera. En mi camino me crucé con mucha personas, agrupadas en distintas calles, me encontré con familias muy humildes que pedían limosna para comer, mafi0s0s que trapicheaban en la calle a la vista de todos, pr0stitutas que vendían su cuerpo al más bajo precio, personas con sus rostros deformados y cuerpos mutilados por actos terroristas..., y todos trataron de ayudarme en mi camino, todos excepto alguien que pasó en un vehículo, muy cerca de mi, cuando yo caminaba bajo la lluvia. Me reconoció y, sin detenerse, sólo dijo: "abrígate, Mercedes". Y pasó de largo.
Calada hasta los huesos y salpicada de barro
sigo caminando sin poder llegar a aquella carretera. Todos los caminos que tomo me llevan a una nueva calle, y después a otra, y otra... y, sin darme cuenta, me encuentro entre un extraño grupo de personas que siguen indicándome el camino, pero cada una me indica un camino distinto hasta que alguien, en una silla de ruedas, dice que me acompañará. Es la persona más encantadora que he conocido, su mirada, su sonrisa, sus gestos.... Me lleva por calles sucias, destrozadas. Las casas parecen haber sido bombardeadas, no hay ninguna que esté completa. Yo le voy contando mis penas a esa persona, no hago más que quejarme, y entonces, al pasar por un gran bache, la silla de ruedas cae hacia un lado y el hombre con ella. Cuando trato de ayudarle me doy cuenta de que le falta su pie izquierdo y le miro apenada. Él me sonríe y dice que no me preocupe, que puede hacerlo solo, que nada le impedirá seguir adelante. Y de pronto me doy cuenta de cuán quejica soy. Todas las personas que han aparecido en mi camino tenían motivos más que suficientes para quejarse, pero nadie lo hizo. Solo querían ayudarme.
Sólo tengo dos aceitunas, y mucha hambre. Las cojo y se las ofrezco a aquél hombre que me ha acompañado hasta el final de mi camino. "Tú te las mereces más que yo", le digo. Me mira y me sonríe.

* Anoche me quejaba, como tantas otras veces. Hoy me pregunto si este sueño ha venido a recordarme que no debo quejarme tanto. Mis necesidades básicas están cubiertas, tengo una gran familia, un trabajo, salud, amigos... Hoy trataré de celebrarlo y brindaré por todas las personas que aparecieron en mi sueño, por la lección que me han dado, por su fuerza y sus ganas de luchar. ¡Por todos ellos!

Pues con esa fuerza,a seguir luchando,por todos las personas de nuestro alrededor

Jung nos diría que el sueño significa más cosas. No sé, me he estremecido al leer.

Pero brindo contigo, Mercedes -si me lo permites- , tienes más cosas que yo y realmente eres afortunada

De todas maneras yo os digo otra vez que si tuviera de pronto mucho dinerito dejábamos de trabajar unas/os cuantas/os para poder seguir creciendo en otros campos....

Vamos a tener que echar loteria a ver si nos toca,por que si no,no hay manera

¡Quejicas!

Aquí solo os voy a dejar una sonrisa, y espero que os llegue. Hoy me siento bien y quiero transmitiros esa... ¿energía? o lo que sea.
Allá va:

Bueno... una sonrisa y un cálido abrazo -puf!! como estoy hoy!

... y se me olvidó poner el vídeo