Foro- Ciudad.com

Morente - Cordoba

Poblacion:
España > Cordoba > Morente (Bujalance)
19-08-13 08:48 #11513179
Por:Oli45

Un ciudadano de Morente, escribia al al alcalde lo siguiente:
Al excalde "presuntamente" socilista.

Munca saco conclusiones, los sere humanos, somos....nosotros y nuestras circunstancias.
Ahora escribire sobre este tema como lo hacemos los "hombres que vamos apagando nuestra vida, en el campo andaluz"
Espero que te guste Sr.Exalcalde:
Cuenta una antigua leyenda que hubo una vez un maestro muy sabio, y como era muy sabio quiso que los demás seres humanos compartiesen su sabiduría. Entonces creó la Universidad. Pero ese maestro tenía un grave defecto: era muy vanidoso, y por eso quiso que le sucediese alguien un poco más ton.. que él. Así fue, y lo mismo ocurrió con su sucesor. De este modo, en la Universidad los maestros empezaron a ser cada vez más ton..., hasta que llegó un día en el que el maestro que tuvo que elegir a su sucesor era tan ton.. que no se dio cuenta de que elegía a un sucesor muy sabio y muy listo.
Pero este nuevo maestro también tenía el mismo defecto que el maestro fundador: era muy vanidoso, y de este modo volvió a comenzar de nuevo el ciclo, que hasta el día de hoy se repite eternamente.
Dice la historia que las Universidades se crearon en la Edad Media. No sabemos por qué esa Edad se llamó así (probablemente fuese porque le faltaba la otra mitad). En la Edad Media el mundo estaba dividido entre los señores y los siervos. Los siervos trabajaban casi todos la tierra y los señores vivían de las rentas que les obligaban a pagar. Unos señores eran guerreros y siempre se estaban peleando, pero, eso sí, sin hacerse mucho daño. Ellos pensaban que era mejor que siempre hubiese guerra, porque así ellos siempre estaban ocupados y los demás pensaban que los señores eran muy necesarios para defenderlos. Otros señores eran curas y frailes, que vivían en los monasterios y las catedrales, y que también eran muy ricos. Lo que ellos hacían era hablar mucho. Unas veces hablaban con Dios, que casi nunca les contestaba (si alguno lo oía entonces pasaba a ser un santo), pero casi siempre hablaban mucho entre ellos y convencían a los siervos de que tenían que trabajar.
Los curas y los frailes decidieron una vez que podían reunirse entre ellos y enseñarse unos a otros lo que sabían, y así crearon unas asociaciones que se llamaron Universidades, en donde parece ser que se podía hablar libremente.
En la Edad Media, como el mundo aún no era perfecto porque le faltaba la mitad, a todo el mundo le gustaba enfrentarse entre sí: los guerreros hacían torneos y se enfrentaban a mamporrazos; los curas y los frailes se enfrentaban lanzándose latinajos (el latín era una lengua antigua que ya nadie hablaba, pero los curas y los frailes la sabían muy bien y en ella discutían y escribían sus libros y manuscritos).
En las Universidades habían festejos en los que un estudiante, por ejemplo, debía defender públicamente una tesis de su maestro. El estudiante recogía todas las citas de los textos sagrados y de los textos de los antiguos griegos y romanos (que tenían mucho prestigio) que estaban a favor de lo que su maestro decía, y también todas las que decían lo contrario. Su mérito consistía en lograr demostrar que su maestro era el que tenía la razón, y si lo conseguía se le daba un premio con un título honorífico, y además hacían también una comida.
Este rito lo inventó un señor que se llamaba Pedro Abelardo, que era muy sabio y se enamoró de una chica muy joven. El tío de la chica, que era un canónigo, castigó a Abelardo haciendo que lo castraran, y encerró a la chica, que se llamaba Eloisa, en un convento. Abelardo se hizo famoso por su desgraciado amor, pero en realidad por lo que fue muy importante es porque inventó las tesis doctorales y porque sabía mucho.
En la Edad Media la Tierra era plana y por encima de ella había una esfera de metal en la que estaban los planetas y las estrellas. Los planetas y las estrellas eran de cristal, porque eran unos cuerpos perfectos e incorruptibles, y se movían porque los empujaban los ángeles. Los ángeles tenían que empujarlos, decían los sabios, porque todos los cuerpos son perezosos, y lo que les gusta es el reposo, como decía otro sabio muy antiguo, que se llamaba Aristóteles y escribía en griego.
Cuando alguien, o el alma de alguien, conseguía subir muy alto y salir de la bóveda de metal entonces entraba en el cielo. En la Edad Media (esto es lógico porque como no era una Edad entera, la gente no era feliz), morían muy jóvenes, había muchas enfermedades, como la Peste Negra, que la traían las ratas, se pasaba hambre, por lo menos la pasaban la mayoría, y todo el mundo sabía que la vida era breve, brutal y triste.
Por esa razón inventaron el cielo. Para ir al cielo había que morirse, pero el cielo tenía muchas ventajas. En él se podía ver el rostro de Dios. El rostro de Dios era muy bello y cuando alguien conseguía verlo era muy feliz y tenía mucha paz, como ocurre cuando vemos el rostro de alguien que queremos. Además pasaba otra cosa, y es que ocurría que, como los planetas eran perfectos y de cristal y se movían con armonía, entonces el universo sólo producía una música maravillosa, que se llamaba la música de las esferas. Al escuchar esa música y ver el rostro de Dios la gente era muy feliz en el cielo. Pero también eran felices por otra cosa. Decía un fraile muy sabio, que se llamaba Tomás y había nacido en una ciudad que se llamaba Aquino, que el mayor placer que tenían los que estaban en el cielo era ver cuánto sufrían los que estaban en el infierno, que es donde estaban los que habían sido malos. Santo Tomás era muy sabio y casi seguro que le hablaban los ángeles (por eso lo llamaban el “Doctor Angélico”). Él también había leído una tesis, y si esto es así entonces lo que dice tiene que ser verdad.
Los curas y los frailes discutieron tanto para ver quien tenía siempre la razón que al final ya no sabían de qué discutir. Había unos frailes que decían que eso de discutir tanto no era más que hacer ruido con la boca y le llamaban en latín hacer “flatus uocis”. Había unos que dudaban de todo lo que sabían, pero otros no, y siguieron discutiendo mucho tiempo sin dudarlo.
Como en la Edad Media los sabios lo sabían todo sobre Dios, los ángeles, los demonios y los hombres, consiguieron inventar procedimientos muy interesantes para investigar, por ejemplo, si un demonio estaba dentro de una mujer. Lo que había que hacer era torturarla delante de un tribunal, para que pudiese confesar y liberarse del poder del demonio. Hacían eso porque si no tenía dolor no sería capaz de decir la verdad. A veces se equivocaban, porque si seguía diciendo que no estaba poseída la tenían que torturar más, hasta que se librase del poder del demonio. Si se moría no importaba porque se iba al cielo. Se iba al cielo y era una mártir si moría diciendo que no estaba poseída y no lo estaba; y también se iba si lo estaba, porque su dolor la liberaba del poder del demonio.
Para ir al cielo era bueno sufrir mucho. Los curas y los frailes decían que Dios también había sufrido mucho por nosotros, y si él tenía que sufrir pues entonces los seres humanos no iban a ser menos.
Poco a poco se fue acabando la Edad Media, aunque muchas cosas siguieron igual. Y así empezó otro época, que se llama Moderna porque es muy actual.
En la Edad Moderna el mundo cambió mucho porque la Tierra se convirtió en una esfera redonda, se descubrió América y la gente empezó a viajar por todo el mundo. En la Edad Moderna hubo muchas guerras, y esas guerras eran mucho más grandes y moría mucha más gente. Ya no se peleaban los señores, sino los reyes, casi siempre por cosas de la religión, porque los curas y los frailes, además de seguir discutiendo sin parar en las Universidades, decidieron que los reyes defendiesen sus opiniones teológicas a cañonazos.
Y así pasó el tiempo, hasta que todo el mundo se aburrió de pelearse por la religión, y entonces inventaron una cosa que se llamó la Paz de Westfalia, que decía que cada reino tuviese la religión que le diese la gana y que no diese la lata.
La gente cada vez se aburría más de las Universidades, y aunque los maestros seguían peleándose a latinajos (o en sus propias lenguas), y los frailes seguían buscando la verdad con la ayuda del potro de los tormentos y los abogados seguían ayudando a los reyes; una serie de personas empezaron a buscar la verdad a lo largo del mundo y decían que ya no valía la pena leer esos libros viejos.
Así, hubo un señor que se llamaba Renato Des Cartes, que anduvo de mercenario por Europa adelante, que inventó una cosa que se llamaba la Geometría Analítica y otras cosas que después se llamaron Ciencia Moderna. Ese Renato nunca estuvo en la Universidad, aunque sabía mucho porque había estudiado con los jesuitas. Investigó muchas cosas nuevas, inventó una nueva filosofía y muchas ciencias y se murió de frío en Suecia, donde le daba clases particulares a una reina que se llamaba Cristina (también hay quien dice que lo envenenaron).
Hubo otros, como Sir Francis Bacon, que empezaron a decir que la Universidad no servía para nada, que había que hacer experimentos y observar la naturaleza para que así los seres humanos llegasen a ser felices gracias a las ciencias. Francis Bacon era un señor muy poderoso, que estuvo en la Corte de Inglaterra. A veces era un poco bruto: decía, por ejemplo, que “la naturaleza es una pu.. que espera ser violada” (aunque él no violaba put.., porque era homosexual). Con eso quería decir que los seres humanos debíamos dominar y someter el mundo.
A veces Bacon se equivocaba. Decía, por ejemplo, que el Doctor Miguel Servet, que murió quemado en una hoguera por hereje y por escribir libros de teología, no tenía razón y que no era verdad que la sangre circulase por el cuerpo. También decía que un canónigo polaco que se llamaba Nicolás Copernico (y que tenía mucho miedo, ya que esperó a estar muerto para que se publicase su libro), estaba equivocado, porque la verdad es que la Tierra estaba en el centro del universo.
Bacon, aunque se equivocó en algunas cosas, tenía razón cuando pensaba que la nueva ciencia iba a cambiar el mundo, y que en el futuro, gracias a ella, la humanidad podría llegar a ser libre porque conocería la verdad. Al conocer la verdad los seres humanos llegarían a ser ricos, dominando la naturaleza. Ya no pasarían hambre, se curarían sus enfermedades y nunca tendrían que aguantar el dolor. Además de ello podrían llegar a ser libres cuando no tuviesen que escuchar a los curas y los frailes, que tanta guerra habían dado, y cuando dejasen de hacer caso a los reyes y se gobernasen a sí mismos.
En la Edad Moderna los planetas dejaron de ser de cristal y ya no los movían los ángeles. Estaban hechos de lo mismo que la Tierra y se movían solos, como si todos ellos formasen un gran reloj, gracias a una fuerza que se llamaba la gravedad. Cuando pasó eso también desapareció la música de las esferas y ya no se podía llegar al cielo saliendo de la bóveda celeste, porque el universo era infinito. Tampoco se podía encontrar el rostro de Dios y ser feliz, porque Dios se había escondido.
Entonces algunos dijeron que eso no importaba porque se podía hacer en la Tierra la Ciudad celeste y algún día los seres humanos podrían ser felices. Siempre estarían sanos, porque la ciencia curaría todas las enfermedades, nunca tendrían hambre y todos podrían pensar y decir lo que quisiesen, sin que nadie los oprimiese.
Incluso hubo un músico que se llamaba Luis van Beethoven que compuso una Sinfonía que se llama la Novena Sinfonía en la que dice que si todos los seres humanos consiguiesen cantar a la vez un mismo Himno, entonces desaparecería el mal del mundo y todos podrían ser felices.
Pero en la Edad Moderna hubo un problema. Y es que la gente se dio cuenta de que nadie da nada gratis, y entonces la gente se tuvo que pelear. Ya no para hacer la guerras de los señores feudales, ni las guerras de religión, sino unos contra otros. Y es que hubo unos que, gracias a las ciencias, crearon unas máquinas con las que se hicieron ricos gracias al trabajo de la mayoría, que no eran siervos campesinos, sino de todo: campesinos, pescadores y obreros industriales. Todo el mundo tenía que pelear, de una manera o de otra, para conseguir algo. Hubo guerras y también otra cosa que se llamaron Revoluciones. En unas guerras se consiguió algo y en otras nada. Las Revoluciones consiguieron muchas ventajas para los que no eran ricos. Y además tenían otra ventaja: como los ricos decían que las Revoluciones eran una cosa muy fea y les tenían mucho miedo, pues a veces daban cosas para que las Revoluciones no viniesen.
Y así, entre peleas, guerras y revoluciones, y una vez que los seres humanos se dieron cuenta de que ya nunca podrían salir de la Tierra, se consiguieron muchas mejoras de todo tipo: la gente era más rica, sufría menos y era un poquito libre. Eso era así siempre con mucho esfuerzo porque ya se sabe, como todo el mundo decía, que nadie regala nada.
Pero la suma de tantas mejoras hizo que llegase la última etapa de la historia que se llama la Edad Entera. La Edad Entera se llama entera porque no es media edad, como la Edad Media, y además porque en ella todo ya es perfecto.
En la Edad Entera ya se sabe todo. Los sabios son como los de la Edad Media, y como ellos, están en las Universidades. Esos sabios necesitan muchos aparatos y muchas cosas para poder violar a la naturaleza, como decía Francis Bacon. Para conseguir todo eso necesitan dinero y siempre tienen que pedirlo. En la Edad Media necesitaban menos, y además no tenían que pedir lo que les hacía falta porque se lo daban los campesinos. Ahora se lo dan las Universidades, que ya no son de los reyes o de los curas y los frailes, sino de una cosa que se llama el Estado, y que dicen que es de todos, aunque quizás lo digan porque todo el mundo le paga al Estado.
También hay en la Edad Entera una gente que antes, en la Edad Moderna, que era más actual, se llamaban empresarios o capitalistas (eso era porque tenían mucho dinero), y que ahora se llaman Emprendedores. En la Edad Moderna los capitalistas tenían mucho dinero, y como tenían fábricas, pues ganaban mucho más. Así se hacían cada vez más ricos, mientras que había otros, que se llamaban los trabajadores, que eran bastante pobres.
Los capitalistas siempre estaban hablando de la ciencia y de la tecnología, y de una cosa que se llamaba Progreso y decían que a ellos había que protegerlos para que no les quitasen sus cosas, porque gracias a ellos vivía todo el mundo. Incluso hicieron guerras para defenderse unos a otros, e hicieron todo lo posible para que no viniesen las Revoluciones.
Mucha gente creía en las Revoluciones. Unos pensaban que eran buenas y otros malas, pero todos creían en ellas. Las Revoluciones andaban por todas partes, como si fuesen fantasmas. Creer en las Revoluciones tenía una ventaja, y es que la gente aún podía tener una esperanza .Todo el mundo creía que las cosas se podían cambiar. La gente pensaba que saber la verdad era bueno, porque la verdad los hacía libres. También creían que lo que es verdadero es bueno, y que también puede ser bello. Así, decían, quizás algún día se pudiese escuchar en la Tierra la música de las esferas.
Todo cambió al llegar la Edad Entera, en la que todo era perfecto y ya no era necesario cambiar nada.
Todo empezó con un genial descubrimiento matemático. Hubo uno que dijo lo siguiente (así sencillamente explicado): nadie explota a nadie y todos somos iguales. Si yo (es un decir) sólo tengo diez euros y necesito un vaso de agua para no morirme de sed y usted es multimillonario y me vende el vaso de agua por diez euros, yo le estoy explotando a usted. En efecto, usted no se beneficia de nada. Su beneficio es mínimo, ya que a usted los diez euros ni le van ni le vienen. Sin embargo gracias a usted yo no me muero, con lo cual mi beneficio es máximo. Claro que yo me quedé sin nada, y a lo mejor me muero al día siguiente. Pero a usted eso no le importa porque no existen los beneficios económicos objetivamente considerados: los beneficios sólo pueden ser considerados subjetivos.
En ese mundo cada uno gestiona su capital. Hay unos que son inteligentes y lo hacen bien. Otros, la mayoría, lo hacen mal. Si unos se diferencian de otros no es porque unos tengan más y otros menos, sino porque unos saben más y otros menos .Y los que saben están ahora en las Universidades y en las empresas que funcionan sólo gracias a su inteligencia y a que ellos dominan todo el amplísimo abanico de las ciencias, que es muy grande y muy complicado, y del que depende el futuro de la humanidad.
Ahora en el mundo de la Edad Entera hay por ejemplo unos seres humanos que tienen la piel de color negro, pero que se llaman hombres de color subsahariano, que invierten su capital de un modo curioso: después de conseguir un gran crédito, que les facilitan unos empresarios que tienen una gran capacidad de organización, se embarcan en unos barcos de madera que se llaman cayucos o pateras y se lanzan al Océano Atlántico. Allí unos mueren ahogados, o de sed y de frío. A veces los barcos se pierden definitivamente en el mar o aparecen en el otro lado del Atlántico con sus cadáveres. Sin embargo otras veces llegan a Europa, que es el lugar del mundo donde pueden rentabilizar su inversión racional.
En Europa o en los EE.UU. muchos empresarios son muy generosos, pues para ayudar por ejemplo a la gente de color subsahariano o de color amarillo, llevan sus fábricas hasta sus propios países, y así les hacen un gran favor. Esas personas de colores cobran mucho menos que los europeos o los norteamericanos, pero como subjetivamente su beneficio es mayor, deben estar muy agradecidos a los emprendedores.
En la Edad Entera continúa desarrollándose el proyecto baconiano de violación de la naturaleza, a veces con éxito y otras no porque parece que hay algunos importantes cambios en los climas, los mares y los cultivos. Además, el dominio de la naturaleza requiere muchos conocimientos, por lo cual los maestros de las Universidades y las empresas son ahora imprescindibles. Ellos lo saben y lo asumen. Ellos también son emprendedores y gestores que se mueven racionalmente y mueven racionalmente sus capitales.
En el mundo de la Edad Entera ya no queda nada que esperar, porque ese mundo es perfecto. Todo el mundo es feliz. Como ya no hay trabajadores y empresarios sino agentes racionales que gestionan sus recursos en el mercado, entonces los que tienen necesidades es porque no tienen inteligencia. A los que tienen necesidades antes se les llamaba pobres. Los pobres sufrían y estaban tristes. Ahora no deben estar tristes porque ya se sabe que cuando la gente está triste es porque le falta la Serotonina, y entonces les dan unas pastillas que se llaman Antidepresivos, que las toman mucho los viejos, y que en muchos paises son consumidas por el quince por ciento de la población. A veces también ocurre que si la gente está demasiado contenta, o demasiado excitada, y no es un agente racional, también les dan otras cosas que se llaman Ansiolíticos y los tranquilizan.
Eso pasa en los países en donde hay más emprendedores listos. Hay otros en los que no hay tantos. En esos no hacen faltan las medicinas. No se les pueden dar porque la gente es tan inculta que no sabrían tomarlas. Nunca sabrían las horas de la medicación porque no tienen relojes.
Hay incluso países en donde la gente es tan poco emprendedora y tan atrasada que no tienen Internet. Ellos dicen que es que no tienen luz eléctrica ni teléfono. Están tan poco formados que no saben lo que son los ordenadores portátiles y el Internet inalámbrico. Incluso dicen que tampoco tienen agua corriente porque no saben que el agua en realidad sale de los grifos.
No vamos a hablar más de esa clase de gente porque no tienen arreglo. Si estudiasen se darían cuenta que vivimos en la sociedad del conocimiento. Los pobres no saben que todo es virtual, que ya no hay mercancías, ni trabajadores ni empresarios, y que lo importante es promorcionarse gracias al diseño.
Si fuesen listos, en vez de gastarse a lo mejor dos mil euros en ir en un cayuco comprarían por Internet un paquete turístico que los llevaría a las Islas Canarias mucho mejor, con viaje y hotel incluidos. Y además aprovecharían la temporada baja. Yo no sé por qué se lanzan al Océano Atlántico en el verano, que es cuando está más concurrido, cuando se viaja muchísimo mejor en pleno invierno.
Naturalmente para saber todo esto hay que estudiar, sobre todo en las Universidades. En ellas ahora se sabe todo de todo. Si uno quiere que le expliquen algo, pues se lo explican. No desinteresadamente – eso sí- sino dentro de un plan de gestión estratégico.
En las Universidades hay dos clases de personas. Unas son racionales y saben muy bien lo que hacen y además se lo enseñan a la gente. Saben que vivimos en un mundo muy complicado y muy perfecto, y que para entender eso hay que estudiar y saber mucho. Como son muy inteligentes y saben muchas cosas, pues saben cómo es el mundo y cómo funciona, cómo se comporta la gente, y qué es lo que tiene que hacer. Ellos son los que deben gobernar a los demás, pues los que no son ellos en realidad no saben lo que son, y si no saben lo que son ¿cómo se van a gobernar a sí mismos?
Luego están también los otros.
Los otros no son racionales, porque dicen que las cosas no están bien. Si lo dicen, claro, es por ignorancia. Ellos creen que no son ignorantes, pero ese es el problema de los ignorantes, que como no saben lo que no saben, pues no se dan cuenta de que no lo saben. En realidad podría darse el caso, como sostienen algunos, de que pueda llegar un momento en el que habrá que poner un tutor a esos ignorantes.
Los ignorantes nunca están contentos porque no entienden el sentido de las cosas. Ellos esperan que las cosas puedan cambiar, y es porque como son modernos pues están atrasados. Por esa razón habría que vigilarlos, e incluso medicarlos, para que estén contentos o para que no se exciten. Ellos no entienden que el mundo y las Universidades forman parte de un todo complejísimo en el que todo encaja, y en el que las únicas diferencias que existen entre las personas se deben a que tienen mayor o menor inteligencia.
Hay una antigua profecía que dice que un día llegará a la Universidad un maestro que será definitivamente ton.., cerrando así el definitivo ciclo de la decadencia intelectual y humana. Dicen los libros que como ese nuevo maestro será tan ton.. – tan definitivamente ton..
– ya no podrá elegir a nadie más tonto que él, ni tampoco a nadie con inteligencia. Entonces se acabará el ciclo del eterno retorno.
Hay quien dice que debemos esperar la llegada de este nuevo mesías. Otros creen que esa bendición nunca será posible y dicen que mientras tanto, venga o no venga, como ya no podemos creer en que algún día veremos el rostro de Dios y oiremos la música que los ángeles tocaban al mover las esferas de cristal de los planetas, ya que nuestro universo es más bien un caos de galaxias, agujeros negros y estrellas que explotan, y en el que casi no se puede habitar debido al frío o al calor, únicamente podremos esperar escuchar juntos nuestra propia música
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
Hace tiempo, me lo regalo Enrique. Por: No Registrado 22-01-14 10:41
No Registrado
0
Suprimen algunos servicios por los problemas económicos La crisis aísla a la aldea Por: No Registrado 23-02-11 10:11
No Registrado
3
El transporte público en Morente Por: Re01 04-03-10 11:38
Re01
0
Sin Asunto Por: Pichirichi 04-10-08 17:24
No Registrado
1
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com