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02-11-14 16:39 #12307336
Por:Uliense2011

Lo que hubo aqui no fue Transicion si no mas bien Traicion a la clase obrera y popular .
Una de las cosas que a mi mas me marco en mi ideario politico ya que aqui se deja entrever que lo que hubo en España no fue trancision si no mas bien una Traicion dentro de las filas del proletariado en la direccion del partido destinado por el esfuerzo de miles y millones de militantes y simpatizantes que se jugaban la vida contra el fascismo en el interior de españa .

Praga (marzo-abril de 1964)

Las discusiones comenzaron en la última semana de marzo y continuaron toda la primera quincena de abril.
En una de mis intervenciones, el 1.° de abril, entre otras cosas dije:
«En mi intervención de París planteé cuestiones que se refieren a lo que se está examinando en esta parte de la discusión. Di algunos ejemplos de métodos que no considero correctos y mostré mi discrepancia con determinadas cuestiones. Procuraré puntualizarlas aquí.
»Me quiero referir, en primer lugar, a esta cuestión de mis planteamientos en relación con las dos vías. Y quiero comenzar por decir que rechazo la opinión expresada por algún camarada de que mientras la política del Partido es la reconciliación nacional y la salida pacífica, yo preconizo la lucha armada como única salida. Lo que he sostenido y sostengo, es que en el CE se deben tomar medidas orgánicas correspondientes en relación con la salida violenta.
»Lo que decimos está en los documentos y artículos. Hay muchas cosas sobre esta cuestión. Pero, al mismo tiempo, desde el punto de vista de medidas orgánicas en relación con estos planteamientos, no hay nada en absoluto. El camarada Carrillo dice que cuando haga falta estamos en condiciones de preparar en cuatro o cinco meses tal posibilidad, pero, además, yo pregunto: ¿Es que vamos a saber con cuatro o cinco meses de anticipación cuándo va a dar comienzo la lucha armada? ¿Es que somos nosotros solos los que vamos a decidir la fecha de la lucha armada? ¿Es que fuimos nosotros los que decidimos la crisis de Berlín? ¿Es que fuimos nosotros los que decidimos la crisis del Caribe, que al existir bases yanquis en España la hubiera convertido en campo de batalla y nos hubiesen llevado, sin duda, a la lucha por todos los medios contra esas bases? Para referirme a cosas exteriores. Pero ¿es qué fuimos nosotros los que decidimos la sublevación de 1936? No. Por eso, yo esto no lo comprendo.
»Afirmé, y reafirmo, que no basta sólo con prever y exponer la perspectiva de la lucha armada, sino que hay que prepararse práctica y realmente para ella.
»En el proyecto del plan a que me he referido, entre otras medidas proponía hacer un recuento de todos nuestros cuadros militares y guerrilleros, ver el estado actual de cada uno desde todos los puntos de vista: político, moral, físico y de su preparación técnica, tomando en los casos necesarios y con los camaradas que se creyese conveniente, las medidas necesarias para colocarlos a ellos mismos en las mejores condiciones combativas posibles y para emplearlos en la preparación combativa de las fuerzas jóvenes.
»Carrillo se ha esforzado en encerrar las discrepancias entre él y yo en que lo que yo quería era la creación de destacamentos de combate, entrenar a un número determinado de hombres en el manejo de armas y otros métodos de combate, hacer depósitos de las mismas, etc., requería un aparato fuera y que él no estaba de acuerdo con ello.
»Una y otra vez le he preguntado: ¿Dónde están los otros aparatos? ¿Dónde están las decenas y decenas de funcionarios del Partido? Una gran parte fuera, en París y otros lugares fuera de España.
»En París hay quince aparatos —le dije—, con un total de 61 funcionarios cobrando de la caja central del Partido. De ellos, 25 son miembros del Comité Central. Hay, además, toda una serie de camaradas trabajando con esos aparatos, pero sin cobrar de la caja del Partido.
»Pienso que esas cifras, y otras que se podrían dar, pueden ser la mejor respuesta a lo que tú dices "nada de aparatos en París”. Pero ¿es que después de esas discusiones entre Carrillo y yo hace años han disminuido o aumentado los aparatos fuera? Se han aumentado y en mucho. Pero, además, si se los quiere crear dentro, ¿por qué no hacerlo? No, la cuestión de discrepancia no es tampoco la de aparato más o menos.
»Las discrepancias son mucho más profundas y más amplias. Y la principal era, y es, la de si debemos marchar por una vía revolucionaria o reformista, y que en relación con ella, yo consideraba, y considero, que al Partido y a las masas no se les debe engañar, no se les debe decir una cosa y hacer otra diferente. Si se les dice que sí, “a pesar de nuestros esfuerzos por resolver el problema español por la vía pacífica no nos quedará más remedio que acudir a la violencia, a la lucha armada, estamos dispuestos y preparados para ello”, se deben tomar las medidas de organización correspondientes a tal planteamiento.
»Como recordaréis, la mayor parte de los que estáis aquí, por haber participado en ellas, ya en las discusiones en el Buró Político de Bucarest, en abril-mayo de 1956, en una de mis intervenciones, después de dar mi acuerdo a los planteamientos hechos por la camarada Dolores sobre la política de reconciliación nacional y saliendo al paso a ciertas tendencias que ya comenzaban a apuntarse en relación con ese planteamiento, dije:
»"Pienso que al hablar de nuestra guerra, de la sangre y sufrimientos que costó a nuestro pueblo, debemos hacerlo de forma que no aparezca ni por asomo, que condenamos la lucha gloriosa de nuestro pueblo por cerrar el paso al fascismo.”
»El hecho de que también en nuestra zona se hayan cometido excesos, el hecho de que en los frentes de combate hayan caído miles de combatientes del bando contrario, no quiere decir que compartamos la culpa de nuestra guerra. Los únicos culpables son Franco y los que con él la desencadenaron.»
Y en relación con las dos vías agregué en esa misma reunión de 1956:
«Estoy de acuerdo en que debemos explicar a la mayor cantidad de gentes posible que existe otra vía que la armada para terminar con el franquismo y para llegar a la democracia; es decir, que existe la vía pacífica o forma pacífica, pero debemos explicar con toda energía que la forma violenta de terminar con el franquismo entra dentro de lo posible y que en un determinado momento puede ser la única viable, y debemos hablar de ello y explicar en qué condiciones y por qué causas puede producirse. Esto debemos hacerlo no para asustar a nadie, ni como una arma de chantaje, sino como una cosa real, porque, agotados otros medios, ése puede ser el único real para terminar con la dictadura, y porque no basta que una parte no quiera llegar a la violencia y menos aún a la guerra civil, si la otra, en este caso los ultras del régimen, sí lo quieren y la provocan.
»Muchos de nosotros podemos recordar cómo en los años 1935-1936, la dirección del Partido, al mismo tiempo que elaboraba y ponía en práctica su política de Frente Popular, prestaba una gran atención al desarrollo de las MAOC; a su instrucción, a su armamento, y que sobre la marcha, destacamentos de estas milias cumplían misiones de protección de las manifestaciones y acciones de masas.
»¿Qué hubiese pasado en 1936 si el Partido y otras organizaciones no hubiesen venido preparando a sus miembros y a las masas para hacer frente a la reacción con las armas en las manos? ¿Qué hubiese pasado si el Partido hubiese considerado que con los acuerdos por arriba y la victoria del Frente Popular en las elecciones bastaba?
»Hubiese pasado que al sublevarse la reacción y capitular el Gobierno, como intentó capitular ante Mola, el pueblo se hubiese encontrado desarmado y sin saber cómo hacer frente al enemigo. Pero eso no sucedió porque una parte de las masas estaban fogueadas, estaban entrenadas en la lucha, y ellas dieron los primeros asaltos a los centros de la reacción, a sus cuarteles, y esas vanguardias agruparon a su alrededor a otros miles de combatientes que aplastaron a los sublevados en una gran parte del país.
»Se habla mucho de cómo las masas asaltaron los cuarteles de las fuerzas armadas y de orden público, pero muchos han olvidado (o no quieren acordarse de ello) que eso fue posible gracias a la formidable escuela de luchas pasadas por las masas desde 1930 a 1936, y a los conocimientos y entrenamientos que habían adquirido toda una serie de destacamentos organizados después de octubre de 1934.
»De esto dicho en Bucarest hace ocho años nada tengo que retirar, sino por el contrario agregar, pues toda una serie de hechos posteriores a esa fecha han venido a darme plenamente la razón.
»Permitidme insistir sobre algunos de ellos aunque me repita.
»Se dice que no se pueden tener dos líneas. Yo estoy ciento por ciento de acuerdo. Pero ¿quién propone tener dos líneas? Yo no, camaradas. No propongo tener dos líneas. ¿Es que cuando luchábamos por el Frente Popular y nos dedicábamos a organizar y armar las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas y los grupos de autodefensa de las manifestaciones, teníamos dos líneas? Yo no lo creo. Yo no creo que tuviéramos dos líneas. Teníamos una sola línea, pero era una línea que no sólo era revolucinaria, sino que al mismo tiempo se aplicaba revolucionariamente. ¿Es que aquello nos quitaba, nos quitó aliados? Creo que fue todo lo contrario. Sé que hay grandes diferencias entre una situación y la otra; yo sé que no es la misma nuestra política de Frente Popular que nuestra política de reconciliación nacional; yo sé que no es lo mismo el período de antes de la guerra de 1936-1939 y el período posterior a la guerra y actual. Yo sé todo eso.
»Carrillo ha dicho que no fue él, sino el CE quien rechazó mis opiniones. ¿Cuándo? ¿Dónde? Esa cuestión la discutimos Carrillo y yo, primero, y Carrillo, Marín y yo, después; pero no fue llevada al CE, que hubiese sido lo correcto.
»Está claro que si no fue llevado al CE es porque Carrillo no quiso. Éste es un ejemplo más de esos métodos contra los que vengo protestando y luchando desde hace bastantes años.»
En esa intervención mía a la que me estoy refiriendo, había terminado esta parte así:
«En relación con estas cuestiones, sobre todo en esta situación, quería dejar expresado con el máximo de claridad mi posición, para que nadie, ni en un sentido ni en otro, pueda sacar conclusiones que no corresponden a mis opiniones.»
En otra intervención y respondiendo principalmente a Claudín, dije:
«En esta parte de la discusión sólo quiero dar mi opinión sobre algunas de las cuestiones que me han llamado la atención en la intervención del camarada Fernando.
»Según el camarada Fernando, las tendencias extremistas e izquierdistas en España sólo abarcan a unas cuantas cabezas locas y, por eso, las posiciones chinas no cuajarán en España. Yo discrepo de esa opinión de Fernando. Opino que el izquierdismo, el deseo de terminar con la opresión, de sacudirse la dictadura franquista, sea como sea, no abarca sólo a unas cuantas cabezas locas ni a unos cuantos chinistas, sino a mucha más gente y que eso va tomando cada vez más cuerpo.
»Opino que los chinos pueden encontrar en España quienes los escuchen, y si aceptamos la línea que nos propone el camarada Fernando les daríamos servida en bandeja una magnífica plataforma. Sería el mejor servicio que podríamos hacerles a los chinos.
»Otra cuestión que ha planteado el camarada Fernando es que él considera que hoy la salida, no sólo más probable sino obligatoria, será la de la oligarquía. Y refiriéndose al tiempo que esta salida va a predominar, en que la oligarquía va a sostenerse en el poder, nos lo pone tremendamente largo.
»Yo pregunto: Y aunque fuese así, ¿qué? ¿Debemos prepararnos y preparar al Partido para meternos entre los faldones de la oligarquía, como nos propone Fernando, o debemos prepararnos y preparar al Partido para empujar hacia la salida revolucionaria, para ponerse a la cabeza de todas las formas de lucha, y entre ellas la lucha armada?
»Y en relación con esto, quiero recordar posiciones mías en las que sigo estando firmemente, pero posiciones que jamás he sacado de los marcos del Comité Ejecutivo.
»Quiero aprovechar, para repetir, para los que no las conocen, cuáles son esas opiniones mías. Con motivo de la tensión internacional y ante la agravación de la situación de Berlín, en septiembre de 1961, en vísperas de la salida del camarada Santiago para el Congreso del PCUS, el Comité Ejecutivo, a propuesta de Santiago, nos encargó al camarada Marín y a mí preparar un plan para la creación de destacamentos de combate y otro de ataque a las bases americanas en España. Marín y yo comenzamos a trabajar en la elaboración de esos planes, y como Marín tuvo que marcharse continué yo solo la elaboración de los mismos.
»En la elaboración de esos planes tuve en cuenta no sólo la necesidad de tener que recurrir a su aplicación, en caso de agudización de la situación internacional, o de guerra, sino también su aplicación en caso de tener que recurrir a la salida violenta. Al elaborar esos planes me inspiré en lo que se había dicho en la reunión del Comité Ejecutivo, lo que se decía en los documentos del Partido y, fundamentalmente, en lo que acababa de decir el camarada Fernando en la reunión del Comité Central, que era lo más radical y más acorde con mis propias opiniones que yo había escuchado hasta ese momento. En la reseña de esa reunión, además con un subtítulo que ya da el tono, dice: “Lo pacífico y lo violento”, el camarada Fernando (estoy hablando del 61) dijo: “Desde el VI Congreso a hoy hemos ido esclareciendo cada vez más el significado de la vía pacífica, su relación dialéctica con la vía armada." Y más adelante: “En el curso mismo del proceso que lleva hacia ese levantamiento de masas —se refiere al levantamiento nacional—, es decir, en el curso de las acciones parciales, no pueden por menos de manifestarse ya aspectos pacíficos y violentos, que prefiguran en cierto modo, aunque sea en germen, lo que puede ser dicho levantamiento general."
Y más adelante: “Un precedente histórico que puede servir de enseñanza para hoy es el período 1934-1936, analizado en la Historia del Partido. En 1934 era muy difícil saber si el desenlace de la lucha entre las fuerzas demócratas, republicanas y las fuerzas reaccionarias, fascistas, iba a ser pacífico o a través de la lucha armada, de la guerra civil." Es decir, completamente lo contrario de las conclusiones que saca hoy el camarada Fernando.
»“A lo largo de ese intenso período —sigue Claudín y se está refiriendo al período 1934-1936—, vemos que lo 'pacífico' y lo 'violento' se entremezclan cotidianamente."
»Y más adelante:
»“A medida que la perspectiva de una salida armada aparece como más probable que antes", o sea, en ese momento de 1961, aparecía claro para el camarada Fernando que la salida más probable era la salida armada. Es decir, que en esa reunión el camarada Fernando había llegado a donde no habíamos llegado ninguno, porque por mucho que busquemos en las intervenciones de cualquiera de nosotros, incluidas las mías en Cuba, donde todo el ambiente desde este punto de vista podía conducir hacia ello, no encontraremos una formulación y unos planteamientos de ese tipo.
»Continuando con lo que estaba diciendo anteriormente, al mismo tiempo que trabajaba en la elaboración de los dos planes, propuse en una reunión del Comité Ejecutivo, presidida por el camarada Fernando, pues el camarada Carrillo estaba en Moscú, algunas medidas prácticas, entre ellas, el envío de un camarada a recoger algunos datos sobre
el terreno, de la base de Morón, en la provincia de Sevilla. Propuestas que fueron aceptadas y acogidas por el Comité Ejecutivo en esa reunión presidida por el camarada Fernando, de forma completa, absoluta, y el camarada que yo había preparado salió para Morón a recoger los datos correspondientes.
»Al regresar el camarada Santiago del Congreso del PCUS y explicarle yo los dos planes elaborados como digo, Marín, que también había regresado ya, ante las opiniones contrarias de Santiago, dio marcha atrás y yo quedé solo defendiendo esos planes. Santiago los rechazó, echando en la discusión un nuevo elemento, que es el de que yo quería organizar un aparato y se oponía a la creación de ningún aparato en la emigración. Otro argumento era que el llevar adelante el trabajo previsto en esos planes iba contra nuestra política de reconciliación nacional.
»Las ideas expuestas por mí en los dos proyectos del plan, que por indicaciones de Santiago destruí para evitar peligros de que cayeran en manos de gente extraña, y defendidas por mí en las dos reuniones, estaban basadas en la necesidad de elaborar esos planes, sobre todo el de los cuadros para los destacamentos, y tomar las medidas, para su ejecución, no sólo con vistas a su aplicación en caso de agudización de la situación internacional o de guerra, sino con vistas, repito, a la salida violenta, a la salida armada de la situación e incluso para el apoyo de grandes acciones de masas. Sostuve, y sostengo, que nuestras medidas de organización y preparación de ciertos medios con vistas a la salida violenta no debían de estar supeditadas a los vaivenes de la política internacional ni a los altos y bajos de nuestras relaciones y conversaciones con otras fuerzas antifranquistas. Opiné, y opino, que si no hay ninguna contradicción entre la defensa pública de nuestra política de reconciliación nacional y de salida pacífica y el planteamiento de Santiago de que si el problema no se resolviera en un plazo no largo, por la vía pacífica, habría que resolverlo por la vía violenta, y que nosotros nos preparásemos para una tal salida, menos contradicción podía haber entre ese planteamiento y las medidas para asegurar su realización.
»En el artículo de Santiago en Nuestras Ideas, de abril de 1961, se puede leer: "O el país se democratiza por la vía pacífica, ahora, como nosotros proponemos, o la democratización del país sobrevendrá tras una lucha armada que en la época actual se resolvería indudablemente a favor de las fuerzas revolucionarias. Si la dictadura permanece aún un par de años —escribe Santiago—, toda posibilidad de cambio pacífico podría desvanecerse. La insurrección popular sería la única salida."
»He rechazado, y rechazo, el argumento de que si tomamos ciertas medidas de orden orgánico y práctico en ese sentido, ponemos en peligro nuestra política de reconciliación nacional y de lucha por la salida pacífica. No se trata de darle al Partido la consigna de armarse ni de que se pase a la preparación de la insurrección armada. Se trata de tomar en el órgano del Partido que corresponda, las medidas correspondientes a los planteamientos políticos que se vienen haciendo; lo contrario es engañar al Partido y a las masas. Opino que a partir del VI Congreso, las medidas orgánicas y prácticas para la aplicación de los acuerdos y planteamientos políticos de las reuniones y documentos del Partido no corresponden a esos planteamientos, o mejor dicho, tales medidas son totalmente inexistentes.»
Las discusiones entre Carrillo y yo no fueron nada amenas. Cuanto más avanzábamos en la discusión, tanto mejor me iba dando cuenta de que la propuesta de Carrillo de hacer esos dos planes, no había sido más que un nuevo intento por su parte de querer especular ante el PCUS y el movimiento comunista internacional, con una supuesta actividad revolucionaria y antiimperialista de la dirección del Partido en España y de solidaridad con el Partido de la Unión Soviética. Esta propuesta fue hecha por Carrillo unos días antes de él salir para el Congreso del PCUS. La idea de que había sido el juguete de una especulación política se reafirmó en mí cuando la crisis del Caribe. Creo que no es pecar de malicioso si uno se pregunta: ¿Por qué se planteó la cuestión de prepárar un plan de creación de destacamento de combate y otro de ataque a las bases norteamericanas cuando la crisis de Berlín de 1961 y no en octubre de 1962, cuando la crisis de Cuba, que estuvimos más cerca de la guerra? Porque en octubre de 1962 no había Congreso del PCUS y, por tanto, no tenía Carrillo un lugar donde aparecer especulando con cosas que ni soñaba realizar.
Pero sigamos con mi intervención.
«Quiero referirme también a lo que considero la perla de los planteamientos del camarada Fernando. Me refiero a sus opiniones sobre el Partido. ¿Qué nos propone Fernando? ¿Qué Partido realmente democrático es ese del que habla Fernando? ¿A qué tipo de democracia se refiere Fernando? ¿Se refiere a que hay que corregir debilidades que hay, y no pocas, en nuestros métodos de trabajo y en determinados planteamientos? En eso yo estoy de acuerdo, y de ello ya hablé y volveré a hablar tantas veces como haga falta. ¿Se refiere a que hay que hacer un Partido que dé confianza a la oligarquía, a la burguesía liberal y a ciertos tipos de intelectuales? Si algo he entendido, no sólo de lo que ha dicho Fernando en esta reunión, sino también de lo que han dicho Fernando y Federico en reuniones anteriores, de eso es de lo que se trata. Aunque en esta cuestión sean menos claros y menos explícitos que en otras, pero, en fin, aunque soy bastante lento para comprender, lo que he comprendido (y ojalá me equivoque) es que se quiere ese tipo de Partido en el que pueden tener confianza no las masas obreras y campesinas, sino toda otra serie de gentes.
»Como es natural, no estoy de acuerdo con esto, no puedo estar de acuerdo porque eso no sería un Partido Comunista, eso no sería el Partido marxista-leninista. Pero, además, ese Partido, esos partidos existen ya; como se dice en mi tierra, no hace falta nada más que "desapuntarse” de éste y "apuntarse" en alguno de ésos. Nos "desapuntamos" de éste y nos "apuntamos" en otro, porque en ese tipo de partido es en el que tiene confianza la oligarquía, la burguesía, cierto tipo de intelectuales, etc. Esos partidos existen ya en nuestro país. Llegamos demasiado tarde todos nosotros para crear un tal Partido.
»Todavía dos cuestiones: el camarada Fernando repite a los largo de su intervención que entre nosotros no hay discrepancias fundamentales, que en las cuestiones fundamentales estamos de acuerdo. Camaradas, o yo no entiendo nada, o creo que las discrepancias entre nosotros son sobre cuestiones fundamentales, sobre las cuestiones fundamentales de principio, políticas, organizativas. Y repito, o no comprendo nada o tal como comprendo estas cuestiones y tal como las he defendido en treinta y tantos años que llevo en el Partido, lo que está aquí en cuestión, precisamente, es todo, todo lo fundamental, todo lo decisivo de un Partido revolucionario. Después de referirme a diferentes cuestiones de tipo orgánico dije:
«Pienso que no basta decir que necesitamos un colectivo unido, como si esto tuvieran que organizarlo otros, o si cayera del cielo; sino que somos nosotros quienes debemos hacerlo para que realmente sea un verdadero colectivo de trabajo, una verdadera dirección colectiva.»
A través de esas y otras intervenciones anteriores y posteriores, aparece claramente mi opinión de que las medidas orgánicas y prácticas para la aplicación de los acuerdos y planteamientos políticos de las reuniones del Partido, no correspondían a esos acuerdos y planteamientos.
De diferentes formas y en diferentes momentos, y sin sacar jamás la cuestión fuera de la dirección del Partido, me esforcé en exponer estas opiniones mías de que no era correcto que, mientras en nuestros discursos, artículos y documentos se daba a entender o se decía abiertamente, que tomábamos medidas para el caso de una salida violenta, en la práctica no se hiciera nada en este sentido.
Sobre estas cuestiones, Santiago Carrillo manifestó lo siguiente:
«Los chinos y chinistas empujan un desarrollo, una desviación de izquierda, que puede ser muy seria en nuestro país. No tan seria quizá como piensan algunos, pero más seria de lo que expresa Claudín. Yo quiero decir, camaradas, que hoy sigo pensando que la opinión del camarada Líster, con todos los respetos, cuando discutimos esos problemas, no era justa. Porque, es verdad, cuando hubo la crisis de Berlín nosotros dijimos: Bueno, si se produce la crisis hay que ver cómo hacemos algo contra las bases yanquis antes de que destruyan atómicamente España; por lo menos vamos a hacer nuestro "baroud de honor". Pero lo que nos planteamos entonces no eran problemas de la organización de la lucha armada.
»Paso una crisis y la idea que ha expresado hoy aquí Líster es que debíamos haber seguido preparando, organizando, porque hablar de las dos salidas sin organizar la salida armada es demagogia. No, camaradas; yo creo que Líster debe reflexionar sobre esto.
»Yo quiero reconocer de todas maneras que Líster tiene el mérito de que esas opiniones las ha expresado en el CE, y yo no he tenido nunca, nunca, la menor indicación, el menor indicio de que Líster haya sacado esas cuestiones fuera del CE. Es decir, lo que ha dicho aquí es a mi juicio exacto.»
La discusión de Praga terminó con una resolución condenando a Claudín y Semprún. Era la antesala de su expulsión del Partido, la cual llegó en febrero de 1965.

Asi destrullo Carrillo el PCE pag. 166 a la 179 .

»¿Qué se quiere entonces reconciliar? ¿Se quiere reconciliar a los que durante la guerra, bien emboscados en las dos retaguardias, se dedicaron a lo que hoy quisieran hacer olvidar y amnistiar? Esos son una minoría insignificante, pero poderosa por los puestos que ocupan en el campo franquista y por el que ocupan algunos en el campo republicano e incluso comunista.

Enrique Lister sobre el Pacto de Reconciliacion Nacional pacto el cual desde mi mas tierna infancia condene como traicion y como otras tantas cosas discrepo con la actitud de Enrique Lister .

https://www.youtube.com/watch?v=i9jTHXnHzvM
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