Montemayor: La ermita de San José. D. Pablo Moyano

La fiesta del santo patriarca nos da pie para ofrecer a los
lectores el origen de una pequeña Ermita, consagrada en
Montemayor, al esposo de María. Nuestra provincia está llena de
estas iglesias, signo indudable de que la devoción a San José
estuvo siempre muy metida en la entraña del pueblo cristiano.
Esta Ermita de Montemayor está enclavada sobre un pequeño
cerro, a un kilómetro de la villa y al mismo borde casi del
camino vecinal de Montemayor a Fernán-Núñez. En el Archivo
Parroquial -destruído en gran parte durante nuestra guerra civilse
conserva un amplio dosier de documentos a ella dedicados.
Arrancan con la instancia, de un buen sacerdote, hijo y
vecino del pueblo, al obispo de Córdoba, para que le conceda
licencia y poder edificar una ermita "en sitio del suplicante,
donde hay huertas y otras heredades con casas y dotarla con renta
bastante para que se diga una misa todos los días de fiesta, para
alivio de la vecindad del dicho sitio que muchos no la oyen por
no venir al lugar y dejar sus haciendas al daño". En 1696 se
fecha la licencia del obispo de Córdoba para la erección de esta
Ermita de San José. El buen cura -cuya devoción al santo
expresamente queda señalada en el citado documento- tuvo el
acierto de ir apuntando, al mismo borde de la instancia al
prelado, todo lo concerniente a la construcción de la iglesia.
Así por ejemplo afirma que en 1697 se trajo de Granada la imagen
de San José con el Niño, y que su escultor fue nada menos que
Bernardo de Mora, uno de los discípulos más aventajados de Alonso
Cano. En el año de 1700 se trae, también de la ciudad del Darro,
otra bellísima imagen de la Inmaculada, obra del mismo autor. Las
dos imágenes costaron en total la cantidad de dos mil reales. El
Día 15 de mayo de 1700 se bendice el templo, en cuyo retablo
dorado -que aún se conserva- se pusieron dos cuadros de los
apóstoles Pedro y Pablo.
A partir de esa fecha la Ermita de San José se convierte en
centro de peregrinaciones, no sólo de la villa de Montemayor,
sino también del vecino pueblo de Fernán-Núñez. Se atribuyen
cualidades milagrosas al agua del pozo existente en la huerta de
la Ermita, agua que es llevada hasta el lecho de los enfermos.
Don Pedro de la Mata y Luque -como prometió- escritura a nombre
de la iglesia los olivares colindantes a le Ermita y la huerta,
propiedades que pertenecieron a la misma hasta la
desamortización. Obispos y Papas, a lo largo del tiempo, irían
enriqueciendo con bulas e indulgencias a la pequeña Ermita de San
José. Y la piedad popular dejaba, poco a poco objetos de plata y
de oro. En el inventario de 1815 quedan reseñados más de 20
objetos entre anillos, relicarios, cálices y lámparas.
Anualmente la imagen de San José se traía hasta la iglesia
mayor, donde se le rendía culto. En octubre regresaba a su
Ermita. Esta coincidencia hizo que la bella escultura fuera
quemada, junto con otras, en julio de 1936, frente al castillo
ducal de Frías. La imagen de la Purísima, se salvó, por
permanecer en la ermita. Hoy está en su bellísimo camarín barroco
de nuestra parroquia.
Hoy, otra imagen antigua del San José -no del mismo valor ocupa
el lugar de la destruída. Hace seis años se restauró la
techumbre, en condiciones ruinosas. En los meses de mayo y
octubre suele celebrarse todas las semanas una misa en San José.
Con la ayuda de los devotos se construyeron nuevos bancos para el
templo. Todas las joyas se perdieron en la guerra. Una familia
cuida con absoluto desinterés la limpieza y el esplendor de la
Ermita. Una Ermita que es parte importante de la vida religiosa
de Montemayor. Y que hoy traemos hasta las páginas de CORDOBA,
porque es historia viva del pueblo, una historia que se repite en
otros incontables sitios. Sirva también como humilde homenaje al
santo patriarca.