La Rambla - Cordoba

El cainismo politico existe, y lo hace desde tiempos remotos. Se trata de un fenómeno dentro del devenir político para describir como, al igual que Caín, las personas corroidas por la envidia del bien ajeno, pugnan con hermanos de partido por conseguir lo que los otros tienen. Esa pugna de compañeros de partido por conseguir el poder soñado es lo que se acuñó con la frase antes dicha de cainismo político.
Todas las personas podemos ser cainistas en un momento dado de nuestras vidas, algunos incluso sin querer, por el simple hecho del apasionamiento desmesurado ; otros lo son de pensamiento, y de ahí que no son capaces de ir más allá; pero el verdadero cainista político es el que lo hace por vocación, por intención, rebuscando actuaciones peligrosas contra sus mismos compañeros, destilando en ella una ponzoña de sus reacciones gastrohepáticas al estimulo de su propia incompetencia personal, y que no tienen más argumentos políticos que el ataque personal desaforado buscando la caída del otro en su propio beneficio.

Contra estos especímenes del cainismo vocacional deben estar atentos todos los sectores sociales, que encausados en una carrera política honesta , honrada y limpia se ven atropellados por las injurias y calumnias de sus propios compañeros, los cuales han estado en la misma organización, y de los que han caminado juntos por los mismos senderos de los objetivos políticos comunes. . Pero cuando el cainista político se atreve y se arroja al terreno de lo personal, para obtener su propio beneficio, provocará un desarraigo y una frustración terrible en los compañeros de viaje que con honestidad no han visto venir los ataques cainistas de sus propios compañeros, poniendo en peligro la mismisima organización a la que pertenecen.-

Su acción pretendidamente crítica sólo esconde su afán de protagonismo, y para ello formularan mentiras, imputarán “cargos”, y si hace falta llegarán al insulto personal. Todo vale con tal de destruir al “compañero” político que ya no sirve a sus objetivos. Pero, la censura que deslizan en sus frases sangrantes que refinan entre ironía y buen rollo, es de una manifiesta inoperancia obvia, si se tiene en cuenta que la carera política, en todas partes del mundo civilizado, es básicamente experiencia, unidad entre los compañeros y unidad de criterio en las actuaciones. Nada se hace con improvisación oportunista de estos cainistas que solo quieren llegar por destrucción de los elementos de la organización que aportan experiencia y sabiduría.
La organización caerá por los mecanismos POLITICOS que sean necesarios, pero argumentados siempre bajo prismas políticos, con opiniones y críticas solo sobre actuaciones políticas, y nunca, repito, nunca, personales, y menos aún, con ataques cainistas.-

El cainista en la búsqueda de argumentos para dar cuerpo a sus resquemores contra el bien ajeno, y disimular el disgusto que experimenta contra quienes hacen posible el bien, destapa la cloaca de sus injurias con fines de salpicar a quienes, en el momento en que habla, se encuentran al frente de las posiciones que hubiera querido para él o para los suyos, y por las que luchó con todas las fuerzas de su pigmea calidad humana, sin haber logrado conquistarlas, por no gozar del apoyo que a quien pretende destruir ha tenido desde siempre.
El cainismo es así, y los años que han pasado desde Caín, no han podido modificar su comportamiento, y mucho menos despojar a los descendientes de Caín de su primitiva mandíbula asnal.
Prescindir de gente válida, honrada , honesta, sencilla, con capacidad de trabajo y dejarla tirada en la cuneta es deporte nacional a nivel político. Y después de unas elecciones de cualquier índole este ejercicio se convierte en escenario singular para que el cainismo político surja y se renueve de entre sus malas entrañas.
Las vendetas orgánicas existen en todos los partidos, y desperdiciar capital humano por estas vendetas es síntoma de estas luchas intestinas que no producen más que desorientación en el electorado.

¿Como puede la ética regular y gestionar estas disrupciones y gravísimas anomalías democráticas que produce este cainismo político?. Sencillamente con una sociedad civil que recupere su especificidad como ente pensante, que recobre su capacidad fiscalizadora y que la clase política entienda por hechos consumados que ellos son deudores del sagrado ejercicio de la cosa pública y asalariados del pueblo.

Y por supuesto ¡listas abiertas ya!! como único salvador y regulador del cainismo político de nuestros días. Un saludo

hansolo, aunque no se por donde vas, lo del pleno de ayer no fue cainismo, fue canismo de cani, la fala de recursos politicos y verbales de juan fue de canis o dicho de otra manera de poligoneros, solo le falto un cordon de oror en el cuello y una gorra puesta "pa tras" , un saludo

a mi personalmente me gustan ver los plenos, y como dijo jj en la toma de posesion de que se iban a acabar la salsa rosa de los plenos, la contestacion que el le dio a manuel creo que no fue la mas idonea, ni la mejor manera de hablar.a jj se ve que no le sento bien que manuel no le contestara bien en todo momento pero eso lo hemos estado viendo en los plenos durante 4 años que es lo que han estado haciendo ahora

Eso esta claro lo plenos van a seguir iguales, si el pastorini tuviera medidor de audiencia batiria record, todos contra todos

Lo cierto y verdad que jj deja mucho que desear cuando desprestigia de esa manera.se vio en los actos electorales y parece que desde el ayuntamiento va a seguir de esa manera,lo curioso es que en su anterior gobierno no actuaba de esa manera.

Yo pienso que lo mismo actua asi para distraer y entretener a los palmeros que hay en los plenos

palmeros no que jj se encargo de que en el diccionario los definieran como seguidores del psoe rambleño, mas bien son risafloja

Estimado elqueestelibre, mi post no va con lo ocurrido en el pleno, que no ví, va del cainismo político en general que hay en los partidos. Pero como decia un antiguo anuncio publicitario, quien sabe, saba. Un saludo.

Eso por supuesto que nos va ha tener a todos distraidos.palabras...

a vale, un saludo