Espiel - Cordoba

Las termitas podrían comerse el casco vello orensano si las dejan. A estos insectos les gustan los derivados de la celulosa (papel, madera e incluso algo de textil) y los edificios de la zona histórica les ofrecen un banquete. De momento el servicio de rehabilitación de viviendas del Ayuntamiento tiene constancia de que dos colonias campan ya a sus anchas en sendos edificios de la Plaza Mayor y ha puesto en marcha una campaña de inspección en todo el Ourense histórico. Más de 2.500 viviendas, repartidas en 700 edificios considerados de alto riesgo, serán examinadas palmo a palmo si así lo quieren sus propietarios.

La primera colonia detectada tomó un bajo comercial abandonado en la Plaza Mayor, a escasos metros de la consistorial. El lugar es oscuro y había sufrido una pequeña inundación que el dueño intentó paliar colocando mantas por los suelos de madera: les dio cobijo y las termitas encontraron ahí el hábitat más proclive para montar su hogar y procrearse.

"Llevan toda la vida con nosotros", comenta Xulio López, responsable de la empresa coruñesa Arumia, contratada para detectar la plaga. López resta dramatismo a la probable invasión insecticida pero él mismo acaba reconociendo que, pese a este largo camino recorrido en hermandad a lo largo de la historia, apenas las observamos. Están ahí aunque no las veamos. "Pueden comerse una viga entera de tu casa y ni siquiera las ves", explica el especialista.

La inspección ocular debe ser sigilosa: las termitas son sensibles a los ruidos. "Necesitan tranquilidad y si las espantas suelen buscar cobijo en otra parte". Se propagan. Salen volando de un mueble al otro y ni te enteras. "¿Ha visto hormigas voladoras por su casa?, pues posiblemente esté usted conviviendo con termitas", sentencian los exterminadores de estas plagas. Después explican que son precisamente las aladas las que garantizan la reproducción de la especie.

Los técnicos del servicio de rehabilitación municipal han decidido realizar primero una silente inspección ocular a pie de calle para detectar las posibles plagas. Para ello se utilizará un detector de CO2 , que es lo que desprenden estos insectos. Si se confirma la presencia del inquilino, el Ayuntamiento pondrá en marcha una línea de ayudas para que los propietarios puedan combatirlas.

Xulio López lleva 25 años trabajando en la exterminación de termitas y sostiene que jamás ha visto una reina. "No se dejan ver, escapan de la luz e incluso cuando tienen que salir al exterior para desplazarse lo hacen en el interior de una cánula", explica. Reconoce que no tiene "ni idea" de lo que se puede encontrar en el casco histórico de Ourense, aunque sostiene que cuando se habla de termitas se utiliza el término "millones". Pero ni él ni el Ayuntamiento quieren crear alarmismo. No hay razón, sostienen. El estudio, presupuestado en 14.890 euros, comenzará de inmediato y se prolongará dos meses.

En el caso de que haya plagas, la exterminación es sencilla, inocua para el ser humano que, además, no tiene ni por qué abandonar su vivienda.

"Usamos un procedimiento que consiste en darles de comer un inhibidor del crecimiento de la quitina", desvela el especialista el método por el que las obreras, que son las que salen a buscar el alimento para la colonia, quedan incapacitadas para hacer la muda. No sólo desparece este estamento social del grupo. El método afecta a toda la colonia. "Las obreras contagian al resto porque suministran el alimento boca-boca y boca-ano". El exterminio de las termitas trabajadoras es importante: no sólo alimentan al resto de la familia, sino que cuidan de las larvas y de los insectos jóvenes además de cavar los túneles que les permiten expandirse en sus alojamientos.

Arumia tiene el encargo del teniente de alcalde del Ayuntamiento, Andrés García Mata, de elaborar un mapa de presencia de estos insectos y de los niveles de infestación en esta zona de la ciudad.

Es fácil detectar en qué viviendas se han alojado las termitas. "Las casas con humedades y con sótanos que se encharcan con frecuencia" son candidatas ideales. También lo son aquellas en las que es necesario cambiar a menudo los marcos de las puertas. Aunque en algunas ocasiones los insectos consiguen dar cuenta de un buen menú ante la pasividad humana. Algo así ocurrió recientemente con el sillón de mando de la alcaldía de Celanova ante el asombro de la corporación local, que por días iba comprobando estupefacta cómo menguaba al ritmo de la mesa del regidor. Los insectos consiguieron lo que jamás logró la oposición: el alcalde llegó a quedar situado casi 20 centímetros por debajo de sus compañeros de corporación.