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Torre de Juan Abad - Ciudad Real

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España > Ciudad Real > Torre de Juan Abad
07-03-13 10:09 #11121824
Por:Atilano

Antecedentes histroricos de torre de juan abad
TORRE DE JUAN ABAD


ANTECEDENTES HISTORICOS
________________________________________


Documentos de propiedad de D. Tomás Jiménez
(prestados exclusivamente para esta página)
Afirman las Relaciones Topográficas de 1575 a Felipe II sobre Torre de Juan Abad, que " ... esta villa es muy antigua porque ansi consta de sus privilegios una de las tres cabeceras que hay en este partido del Campo de Montiel que son Montiel y Alhambra y esta villa y que es tan antigua que no hay memoria de su fundación ni de cuándo se ganó... ". Hay quien supone la fundación de Torre de Juan Abad en la misma época en que los romanos fundaron Almagro. Sin embargo existen restos arqueológicos recogidos en los alrededores que indican que existieron asentamientos anteriores en la zona. Los primeros datos proceden del Neolítico reciente Edad del Cobre Inicial y se documentan en el yacimiento de la "Loma de los Parrales"; también se han encontrado referencias de la Edad del Bronce Medio ("Cerro de los Gatos"), del Bronce Final ("Los Boquerones"), y restos ibéricos y celtibéricos de la Edad del Hierro (yacimientos de "Los Castillejos", "El Morrón" y la "Cabeza de Buey" en el que se encontraron diversos objetos de plata fechables entre los años 268-90 a. de C.).
También se cree que en la época musulmana existió un asentamiento de población en el mismo lugar que el actual, próxima al castillo árabe de Eznavejor ó Torres de Xoray. Este castillo ya existía en el siglo IX y controlaba la zona, junto con otras atalayas en tiempos de la Reconquista, pues en esta época, éste era un lugar fronterizo dende las batallas entre moros y cristianos eran frecuentes y alternaban con períodos de tregua entre ambos, como indican las Relaciones Topográficas, " ... para seguridad de los ganaderos... ". Esto explica los numerosos restos de castillos, fortalezas y atalayas que existen en la zona. Los más importantes enclaves en los alrededores de Torre de Juan Abad, fueron, además de Eznavejor, el castillo de Montizón (llamado Monfixon por los árabes y Mons-Montesanus por los cristianos, que fue construído en el siglo XIII, cuando ya Eznavejor estaba abandonado) y la Torre de la Higuera (construída en el siglo XIII en un lugar estratégico por su amplio dominio visual que es el más extenso de los que se divisan desde otras atalayas, por lo que fue un punto de enlace entre el pueblo y Montizón). Las Relaciones Topográficas citan otras fortalezas como "el castillejo de la dehesa", "el castillejo de la Cabeza del Buey" y dos atalayas en la Sierra del Cabrón llamadas Los Angariles. El Castillo de Montizón es la fortaleza mejor conservada del Campo de Montiel. De este modo se esteblecían comunicaciones visuales entre estas fortalezas, mediante señales de humo ó espejos, de día, y con fuego, por la noche.
El término de Torre de Juan Abad tuvo, durante la Edad Media, una extensión mucho mayor que la actual, ya que incluía los actuales Torrenueva, Villamanrique y Castellar de Santiago, que obtuvieron posteriormente la emancipación. Esta gran extensión, no sólo servía de campo de batalla entre musulmanes y cristianos, sino que, por hallarse en el límite entre las tierras de las órdenes Militares de Santiago y Calatrava, fue escenario de los enfrentamientos entre ambas, frecuentemente en lucha por disputas territoriales.
Eznavejor fue tomado por Alfonso VIII en 1213, y cedido a la Orden de Santiago, que lo llamó Castillo de Santiago (nombre que después pasó al Castillo de Montizón). Según las Relaciones Topográficas, la población tomó el nombre de villa de Santiago y después, el de Torre de Juan Abad, haciendo alusión a una fortaleza con dos fosos que se dice que existió en este lugar, junto a una ermita (ermita de Santiago), y cuyo alcaide, llamado Juan Abad, según dice la leyenda, liberó las torres de Joray de un rey moro.
El nombre de la villa como Torre de Juan Abad aparece por primera vez en 1243, cuando fue reclamada por el Consejo de Alcaraz y adjudicada a la Orden de Santiago, a la que perteneció desde entonces. En 1273, Alfonso X El Sabio, le dió Privilegio y Dictado de Lealtad en las Cortes de Almagro, y le concedió el uso de su escudo de armas: sobre plata, un león lampante y una torre de gules y un lucero de azur, con bordura de gules y ocho aspas de oro concedidas por el Rey, por su participación en la toma de Baeza.
Torre de Juan Abad fue adquiriendo cada vez más importancia, llegando a ser una de las cabeceras importantes del Campo de Montiel, con Alhambra, Montiel y Villanueva de los Infantes.
Alrededor del siglo XIII, los Caballeros Templarios se establecieron en la rica Vega que existía a media legua de la población. Allí construyeron su monasterio, bajo la advocación de Santa María (hoy Ermita de Sta. María de la Vega). Al principio del siglo XIV, la Orden del Temple fue disuelta, sus caballeros dispersados y sus bienes distribuídos, pasando la Ermita a ser propiedad de la Orden de Santiago. Esta Ermita fue en el siglo XVI, un importante centro de la devoción mariana de la comarca, escenario de muchas romerías y visitas de peregrinos y devotos, como se indica en las Relaciones Topográficas.
Se sabe que la Torre de Juan Abad fue quemada en el siglo XIV, y con ella, el archivo donde constaban todos los privilegios de que gozaba. Como consecuencia de este incendio, la villa quedó despoblada durante algún tiempo, y posteriormente se estableció en ella Juan González Galarza, Comendador del Hábito de Santiago (conocido como Juan de Montiel). Este hombre fue a la vez Alcalde, Regidor y Oficial, y ocupó todos los cargos del Ayuntamiento de la villa, esforzándose por sustentar las libertades que anteriormente había tenido el pueblo. Su numerosa descendencia (se dice que tuvo once hijos y cien nietos) fue suficiente para repoblar la villa.
En esta época, el Maestre de Santiago, D. Rodrigo Manrique ocupaba con su hijo, el poeta Jorge Manrique, el castillo de Montizón y quiso volver a despoblarla para hacer de su enorme término una dehesa, trasladando a los vecinos al recién construído Montizón, a lo que éstos se opusieron. Los Comendadores de Santiago en Montizón se esforzaron, entonces por quemar pastos y simbras, maltratar y robar a los habitantes del lugar, que tuvieron que luchar duramente para defender las escrituras que pretendía el Maestre, evitando así la desaparición de la villa. Fue entonces cuando Jorge Manrique concedió la emancipción a Torre Nueva y Villamanrique (de ahí sus nombres), ésta última llamada anteriormente Belmontejo. En 1482, se concede a la Torre de Juan Abad un privilegio por D. Alonso de Cárdenas, Maestre de la Orden de Santiago, declarando que esta población fue quemada y con ella sus antiguos privilegios, ', ... y por haberse quemado y ser notorio que esta villa es muy antigua, una de las tres cabezas deste Partido, le concedió que gozase del privilegio y preeminencias que gozan las villas de Montiel y Alhambra que son las otras dos cabezas de este Partido", como se lee en las Relaciones Topográficas a Felipe II.
En 1496, fue declarada por los Reyes Católicos, libre y de Fuero Real, obteniendo ciertos privilegios por su colaboración en la toma de Granada. A partir de entonces la villa dependerá directamente del Rey.
A finales del siglo XV Torre de Juan Abad sufrió un descenso en su población por el traslado de parte de sus habitantes a Villamanrique y Castellar de Santiago. Esto también fue debido a la quema de herejes, pertenecientes a una posible comunidad de judíos o moriscos procedentes de Granada. Sin embargo, en el siglo XVI, su población comenzó a recuperarse.
En 1575, por orden de Felipe II, el Ayuntamiento redacta las Relaciones Topográficas. En ellas se hace una detallada descripción de la villa y sus alrededores, de sus límites, organismos de Gobierno, edificios importantes, historia, agricultura, arquitectura popular, fiestas, etc ... Este documento constituye una fuente de información valiosísima para el conocimiento de la historia y las características del lugar en el siglo XVI.
En esta época, la Torre de Juan Abad era un lugar importante y conocido por su ubicación en el camino real que pasaba por el puerto de Sierra Morena, comunicando la Mancha con Andalucía. Era, por tanto un lugar de paso para peregrinos y viajeros que se alojaban en una de las ventas que existían en su territorio ó en el Hospital de Recogimiento de los pobres pasajeros creado a tal fín en la villa para cobijar a pasajeros pobres.
Se sabe que entre tantas personas que en su peregrinaje pasaron por la villa se encontró Sta. Teresa de Jesús, que en su camino hacia Beas de Segura (Jaén) para la fundación de un nuevo convento, pernoctó en la villa (probablemente en el Hospital) la noche del 15 al 16 de febrero de 1575.
En 1566, Felipe II otorgó una orden, por la cual la villa quedaba libre de la jurisdicción real y bajo la de Villanueva de los Infantes. Los habitantes decidieron comprar su villa por 2.598.000 maravedíes, una parte de los cuales, les fue prestada por María Santibañez, madre del famoso escritor D. Francisco de Quevedo. Al no poder los vecinos pagar su deuda, Quevedo obtuvo el Señorío de Torre de Juan Abad. Por ello pasaba en la Torre largas temporadas, unas veces desterrado de la Corte, y otras buscando descanso y paz, y fue aquí donde escribió varias de sus obras. Vivió en la población durante algunos períodos de los años 1610, 1612, 1613, de 1620 a 1624, 1627, 1628, de 1635 a 1639 y de 1644 hasta que en 1645, su enfermedad y la falta de médico y boticario, le hacen trasladarse a Infantes, donde murió el 8 de septiembre de ese año.
En 1809, la Torre de Juan Abad fue invadida por el ejército francés en su paso a Andalucía, al mando de Sebastiani, y después, del General de División Werlé. Los soldados se alojaron en la iglesia y en algunas casa del pueblo, entre ellas la del entonces párroco del pueblo D. José del Moral Abarca, que consiguió evitar que hicieran grandes destrozos en las casas o en la iglesia, durante el tiempo en que permanecieron en el lugar, y eludió mediante ardides y engaños las guerrillas que venían de Villanueva de los Infantes. Gracias a esto, tras la partida de ejércitos napoleónicos, Torre de Juan Abad no quedó tan malparada como otros lugares de España que sufrieron la invasión de las tropas francesas.



ÓRGANO


El Órgano Histórico de Torre de Juan Abad, es un magnífico instrumento perteneciente a la organería española del S. XVIII. Fue construido por el maestro Gaspar de la Redonda Zevallos en 1763.
Es el único Órgano histórico que conservamos en nuestra provincia, y uno de los pocos de toda la región. Ello lo hace, aún, mucho más valioso dándole categoría de “pieza histórica”, pues cuenta con el 99% del material original.
Es un verdadero tesoro musical, que ha llegado hasta nosotros, y que nos permite acercarnos a lo que fueron los Órganos ibéricos. La restauración de que fue objeto en el año 2001, por el Organero francés Alain Faye, consistió en limpieza, puesta de nuevo en funcionamiento, montaje y afinación de todas sus piezas.
El precio y las “características que había de tener este Órgano”, cuyo contrato conservamos en los archivos, nos hablan de la importancia de este instrumento.

"EL ORGANISTA TITULAR DE NOTRE DAME DE PARIS OFRECE UN ESPECTACULAR CONCIERTO DE ORGANO EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE TORRE DE JUAN ABAD."

Ese es el título con el que Philippe Lefebvre, organista titular de Notre Dame de París, cautivó a los más de 1.500 asistentes al concierto del órgano histórico de la Parroquia de la Villa de Torre de Juan Abad (fechado éste en 1.763 y obra de Gaspar de la Rendonda).
Sonido mágico del recién restaurado órgano. Prodigioso Lefebvre que hizo vibrar al público presente en una noche igualmente mágica.
Las autoridades civiles y eclesiásticas que estuvieron presentes en el concierto:
• D. José Fuentes, Delegado de Cultura.
• Dª. María del Prado Pérez de Madrid, Delegada de Bienestar Social.
• Rafael López Martín de la Vega, Director General de Patrimonio y Museos de la Junta de Comunidades.
• D. Rafael Torija, Obispo de Ciudad Real.
• D. Pedro Jaramillo, Vicario General de Ciudad Real.
y público en general, procedente de los lugares más recónditos de nuestra geografía, incluso de otros países de la Unión Europea disfrutaron de un espectáculo sin precedentes.
La Iglesia y la lonja, balcones y terrazas; repletos de mujeres, hombres y niños, ante un despliegue de medios excepcional: Radio, TV, Prensa y una pantalla gigante donde se podía disfrutar viendo al maestro acariciar el teclado a la hora de ofrecernos piezas acogedoras y hermosas, y diferentes planos de los retablos y del público en el interior del templo.
Las intervenciones del Cura PárrocoAlcalde y del Sr. Obispo, fueron muy aplaudidas. Casi dos horas duró el concierto, corriendo la presentación de las piezas a cargo del igualmente excepcional organista Chapelet.
60 años después volvió a sonar esta joya de traza y piezas única (más del 95 % originales), tras un impecable y minucioso trabajo de restauración llevado a cabo por Alain Faye y sus prestigiosos maestros organeros.
Ha sido este el primer concierto de Philippe Lefebvre el inicio y la pauta a seguir para un futuro ciclo de ellos, que se presentará de nuevo el día 7 de septiembre de cada año con motivo de las Ferias y Fiestas de Nuestra Señora de la Vega, y que será el organista Chapelet quien tome el testigo.
Una vez concluido tan magnífico concierto, todo eran halagos y excelencias para con el órgano, organista, restauradores y las autoridades que han hecho realidad este ambicioso proyecto, incluidos el Alcalde de la Villa,D. Eusebio Guijarro González y el Cura de la Parroquia, D. Urbano Paton Villarreal.
Todos ellos son merecedores de la más efusiva cumplimentación. Torre de Juan Abad, hermosa y acogedora Villa del Campo de Montiel, ha recuperado un eslabón, valiosísimo eslabón de su legado histórico y cultural, y que ahora deberá cuidar con cariño y mimo, como si de un hijo suyo se tratase.
El 30 de junio del 2001, una noche inolvidable que quedará para siempre en la memoria y retina de quienes tuvimos el privilegio de estar presentes; sin duda, un acontecimiento difícil de repetir.




CASA DE "CULTURA"
CASA DE QUEVEDO



El horario de visita es de Martes, Jueves, Sábado, Domingo:

INVIERNO VERANO

Mañanas: De 11 h. a 14 h. Mañanas: De 11 h. a 14 h.
Tardes: De 17:30 h. a 19:30 h. Tardes: De 19 h. a 21 h.



La casa fue comprada por el Ayuntamiento en el año: 1992
Ya Madoz en su diccionario la califica como una de las más principales del pueblo. La casa perteneció a Mª de Santibañez, madre de Francisco de Quevedo, muerta esta en 1600 la hereda el escritor.
Entre el año 1600 y el 1645 fecha de su muerte, Quevedo pasó unos 12 años residiendo en dicha casa, en diferentes periodos de su vida, siendo las razones que motivaron esta residencia: el destierro, motivos de salud y retirarse para escribir.

La Casa de Cultura, consta de las siguientes dependencias: dos salas para exposiciones itinerantes, pintura, escultura, fotografía, una sala museo dedicada a Quevedo y a la Historia de Torre de Juan Abad, donde se exponen documentos históricos, como es el caso del Testamento de Quevedo, documentos pertenecientes a Carlos V, Felipe II, entre otros extraídos de nuestro rico Archivo Histórico, además de documentos y bienes muebles pertenecientes al insigne escritor, como es el caso del tintero y el sillón del poeta.
La Casa de Cultura, también cuenta con un Salón de Actos destinado a conferencias, proyecciones de cine semanal, representaciones teatrales y espectáculos de todo tipo, una sala de usos múltiples tales como conferencias, exposiciones, cursos, talleres, etc...
Otra estancia dedicada a exposiciones que actualmente está ocupada por diferentes autores locales.
Mención especial se merece la sala destinada a Biblioteca, que cuenta con numerosas obras de Quevedo y de otros autores del Siglo de Oro, destinada especialmente a investigadores y estudiosos de la obra de Quevedo.
Por último, la Casa de Quevedo luce un patio de grandes dimensiones donde se llevan a cabo representaciones teatrales al aire libre, haciendo las veces de Corral de Comedias.
Todo ello hace que la "Casa de Quevedo" como casa cultural y casa museo sea considerado como el centro cultural de mayor importancia de la comarca y punto de encuentro de la cultura de nuestro entorno.



D. FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS
CARTA DE TESTAMENTO Y ÚLTIMAS VOLUNTADES


Si me hallo, preguntáis,
en este dulce retiro,
y es aquí donde me hallo,
pues andaba allá perdido.

En nombre de Dios, amén. Sepan cuantos de esta carta de testamento, última y postrera voluntad vieren, cómo yo, don Francisco de Quevedo y Villegas, caballero de la orden de Santiago, señor de la jurisdicción de la villa de La Torre de Juan Abad, orden de Santiago, en el Campo de Montiel, estante al presente en esta Villa Nueva de los Infantes, enfermo de la enfermedad que Dios Nuestro Señor fue servido de me dar, pero en mi sano juicio y entendimiento natural, creyendo como firme y verdaderamente creo en el misterio de la Santísima Trinidad. . . otorgo que hago mi testamento e última voluntad en la forma siguiente:

Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la crió y redimió con su preciosa sangre; y el cuerpo a la tierra, de la que fue formado.

Ítem, mando que mi cuerpo sea sepultado por vía de depósito en la capilla mayor de la iglesia del convento de Santo Domingo desta villa, en la sepultura en la que está depositada doña Petronila de Velasco, viuda de don Gerónimo de Medinilla, para que de allí se lleve mi cuerpo a la iglesia de Santo Domingo el Real, de Madrid, a la sepultura donde está enterrada mi hermana.

Ítem, mando que llevado mi cuerpo a enterrar, le acompañen todas las cofradías desta villa, y el cabildo eclesiástico del señor San Pedro, y las religiones de los conventos de los frailes della, y se les pague la limosna acostumbrada.

Ítem, mando que el día de mi enterramiento, si fuere hora, y si no otro día siguiente, se diga por ánima una misa de réquiem, cantada, con diácono y subdiácono. Y asimismo el mismo día digan misa de mi cuerpo presente todos los sacerdotes que se hallaren desocupados en la villa; y se les pague la limosna acostumbrada.

Ítem, mando se diga por mi ánima y de mis padres y difuntos y ánimas del purgatorio, y personas a quien tuviere algún cargo, ochocientas misas rezadas de la feria que corriere, y se pague la limosna acostumbrada.

Ítem, mando que la cuarta parte de las misas se digan en la parroquia desta villa; y las demás, en los tres conventos, de Santo Domingo, San Francisco y Santísima Trinidad, por iguales partes.

Ítem, mando a las mandas forzosas lo que es costumbre.

Ítem, mando al Hospital de los Remedios desta villa, para la curación de los pobres dél, una cama de ropa, que se entiende: tres colchones, dos sábanas, una frazada, y un cobertor y dos almohadas.

Ítem mando a Juan Ramírez, platero, vecino desta villa, una escopeta con una llave de rabo de alacrán, con sus herramientas, que se entienden: martillejo, y burjaca, y bolsa y frasco.

Ítem, quiero y es mi voluntad se remita al excelentísimo señor duque de Medinaceli y Alcalá una pieza entera en tela de damasquino de la China, que tiene en un baúl, con los cabos de oro; y encargo a cualquiera de mis albaceas lo remitan luego, porque esta es mi voluntad.

Ítem, mando se le dé al señor Florencio de Vera y Chacón, del hábito de Santiago, vicario de este partido, una cerradura que tiene las armas del rey don Pedro el Justiciero.

Ítem, mando que un baúl cerrado que tengo en la villa de La Torre de Juan Abad, en la sala, de las casas que tengo en ella, debajo de la ventana, a el cierzo, se dé como está a su excelencia el duque de Medinaceli y alcalá; y encargo a mis albaceas lo remitan luego, porque esta es mi voluntad.

Ítem, mando al licenciado Juan Gallego, presbítero de esta villa, un vestido nuevo de chamelote negro, de aguas, negro, de seda, ropilla y calzones y mangas, que tengo sin estrenar; y asimismo una jaca que tengo en esta villa, con su silla nueva y los demás aderezos della. Y asimismo un lienzo de pintura con la de San Gerónimo, con su marco de plata, puesta en La Torre de Juan Abad, porque así es mi voluntad.

Ítem, mando y es mi voluntad se le dé a Diego de Gayoso, mi criado, que al presente me está sirviendo, un vestido de terciopelo negro con ferreruelo de paño fino y medias de seda y jubón, y lo demás necesario para hacerlo, y un luto de bayetas; y se le pague lo que se le debiere del tiempo que me ha servido.

Ítem, mando a Andrés, mi criado, que asiste en la villa de La Torre de Juan Abad, un vestido de paño canelado que tengo, que se entiende: calzón, ropilla y casaca y ferreruelo; y que el susodicho pueda vivir y viva todo el tiempo que quisiere en el cuarto de la cocina de las casas que tengo en la dicha villa, sin que nadie se lo impida, porque así es mi voluntad.

Ítem, declaro que tengo una cuenta con el licenciado Juan Gallego, presbítero, de lo que ha gastado en mi enfermedad; quiero y es mi voluntad se esté y pague por lo que él dijere.

Ítem, quiero y es mi voluntad que todas las deudas que paresciere yo deber, se paguen habiendo justificación para ello; y lo que constare debérseme, se me pague.

Ítem, quiero y es mi voluntad y mando se den cada un año para todos los días de su vida a sor Felipa de Jesús, monja descalza en el convento del Carmen de Madrid, cincuenta ducados para sus alimentos y regalo, por el patrón que deje nombrado del mayorazgo que tengo de fundar de todos mis bienes, a que ha de tener privilegio desta cantidad en sus rentas a todos, sin que por ninguna causa se impida el dar este socorro en cada un año por el fin de diciembre dél, porque así es mi voluntad.

Ítem, declaro que en la casa de la Villa de la Torre de Juan Abad hay dos baúles de Moscovia, que son sobre los que se arma la cama, que el uno está lleno de papeles de importancia: se vacíen en un arca, que está cerrada, y la llave está en la mesa de los tornos, y se haga inventario de todo, con distinción, y se traiga a esta villa y se entregue al vicario deste partido, para que la tenga en custodia; y ansí mismo la cama ancha de los dichos baúles.

Ítem, declaro que una bolsa de cuero que tengo en casa del licenciado Juan Gallego, tiene diez reales de a ocho y uno de a cuatro, de plata; y otra bolsa cerrada con artificio tiene treinta y cinco doblones de a ocho y doce escudos de oro, y una venera sobre una esmeralda grande y rica, con una espada de rubíes con cerco de diamantes, que esta pieza a de quedar por fundamento principal del mayorazgo que he de fundar en este mi testamento.

Ítem, declaro que tengo el oficio de escribano acreditado del número y juzgado de la villa de La Torre de Juan Abad, por merced de su Majestad, de que se deben doscientos ducados; mando que se paguen de los dichos doblones, y lo demás sea para cumplimiento de mi testamento.

Ítem, mando que un lienzo de la Madalena y un Juan Andrés de Oria, y otro lienzo de Cristo en la columna, se traiga a esta villa, a el dicho señor vicario, para lo que más convenga. Y las sillas y mesa que hay en la dicha villa de La Torre de Juan Abad se ponga todo por inventario. Y unos libros que están en lo alto de los tornos se traigan a esta dicha villa en la misma forma, haciendo inventario para que haya buena cuenta y razón.

Ítem, declaro que tengo dos pares de casas en la villa de Madrid, en la calle del Niño/a, con cochera y caballerizas, que de presente poseo, y de mi orden las alquila Juan de Molina, agente de los reales consejos, a las cuales tiene puesto pleito Tomás de la Barrera, vecino de la dicha villa de Madrid, sobre ciertas pretensiones de cuentas. Mando que el poseedor que fuere del mayorazgo que tengo que fundar, fenezca y acabe el dicho pleito, de manera que queden sin embarazo.

Ítem, declaro que hay un baulillo, como maleta, en casa del licenciado Juan Gallego, en que hay papeles de importancia, así de mis servicios como de mi calidad. Mando se ponga cuidado en él.

Ítem, declaro que tengo en poder del dicho Juan de Molina, agente de los reales consejos, una espada de marca y una babilonia pintada, que todo valdrá hasta mil reales, poco más o menos; lo cual ha de tener en su poder hasta que se haya ajustado la cuenta de la agencia que ha tenido con los negocios de La Torre de Juan Abad, la cual se ha de justificar; y pagado lo que se debiere, lo ha de entregar. Y asimismo tiene el susodicho un baúl mío con bienes y otras niñerías y libros.

Ítem, declaro que en poder de don Francisco de Oviedo, vecino de Madrid, están dos baúles y un arca, cerrados, en los cuales hay libros; y una cama pequeña de tela de Nápoles, de poco valor. Mando se cobre.

Ítem, declaro que en poder del canónigo Guerrero, residente en Corte, agente del señor Arzobispo de Granada, tengo un cofre muy grande, nuevo, con vestidos y algunos libros, y una espada muy linda de Tomás de Ayala. Mando se cobre.

Ítem, quiero y es mi voluntad que luego que yo sea muerto y pasado desta presenta vida, se haga inventario de todos los bienes que dejo, muebles y raíces y semobienes, así en la villa de La Torre de Juan Abad como en esta y en la de Madrid y otras partes, poniendo en cabeza el censo que tengo contra la dicha villa y cómo soy señor de la jurisdicción, y en esta forma se prosiga, para que se sepa con toda distinción, supuesto que sobre el remanente de todo ha de fundar el dicho mayorazgo.

Ítem, dejo y nombro por albaceas y testamentarios, cumplidores y ejecutores de este mi testamento, a los excelentísimos señores duques de Medinaceli y Acalá y duque de Güesca; y al señor don Florencio de Vera y Chacón, del hábito de Santiago, vicario general deste partido; y a don Francisco de Oviedo, vecino de la villa de Madrid. . .

Y por el presente quiero y es mi voluntad de fundar y fundo un mayorazgo sobre todos mis bienes, muebles y raíces, derechos y acciones que tengo y tuviere, y me pertenecen o puedan pertenecer de cualquier manera. . . Y en primer lugar señalo para su fundación el censo y jurisdicción que tengo contra el concejo y villa de La Torre de Juan Abad; y la venera sobre una esmeralda grande, rica, con una espada de rubíes, con el cerco de diamantes; el dicho oficio de escribano de número y juzgado de la dicha villa de La Torre de Juan Abad, que es mío propio; y los dos pares de casas que tengo en la villa de Madrid, en la calle del Niño/a, con cochera y caballeriza; y asimismo las casas que tengo en la dicha villa de La Torre de Juan Abad, a linde de los herederos de Gonzalo Cañete, vecino de la dicha villa; y todos los demás bienes que se han de vender en su justo valor. . .

Y nombro por primer sucesor en el dicho mayorazgo a don Pedro de Alderete, mi sobrino, vecino de la villa de Madrid. . .

En testimonio de lo cual otorgué esta carta en la manera que dicho es, ante el presente escribano y testigos, en Villanueva de los Infantes, en veinte y seis de abril de seiscientos y cuarenta y cinco años, siendo testigos Gabriel López, Juan Ramírez y Juan de Baeza, y Juan de Mentejimaya y Juan rubio Morcillo, vecinos desta dicha villa, y lo firmó el otorgante, a quien yo, el escribano, doy fe conozco. . .
Puntos:
03-04-13 19:06 #11187883 -> 11121824
Por:Atilano

RE: Antecedentes histroricos de torre de juan abad
DATOS APORTADOS POR Dº URBANO, SOBRE LA PARROQUIA DEL PUEBLO

Orígenes de Nuestra Parroquia



El nombre de nuestro arciprestazgo se debe a nuestra historia. El campo de Montiel se caracterizó por ser población fronteriza, pues era paso obligado para los invasores que querían atravesar la península Ibérica. Estas invasiones, junto con la crudeza climática, hacen que los núcleos de población no sean ni muchos ni muy grandes. A pesar de esto ya en la época romana encontramos poblamientos: Almedina, Alhambra, Fuenllana, Vva. de los Infantes, Vva. de la Fuente, Torre de Juan Abad, lo que hace que todavía perduren “vías romanas” en nuestros campos y ermitas.

Pero sin duda la máxima influencia histórica es la de la presencia árabe, que en las primeras décadas del s. VIII se encuentran un territorio casi desértico y muy pobre, pero con un gran valor estratégico. Surgen los primeros enclaves: Alambra, Albaladejo, Alcubillas, Almedina, Eznavejor (Torre de Juan Abad) y sobre todo Montiel con los castillos de San Polo y la Estrella.

Y más fuerte aún es la presencia y la influencia de la Orden de Santiago, que creada el 1 de Agosto de 1170 en Cáceres, fue aumentando su poder, su espíritu de Cruzadas y su sistema reconquistador. A nuestro Campo de Montiel llega en 1186 iniciando un proceso repoblador y de reconquista, que a partir de 1212 convierte a este territorio en un importante centro de operaciones bélicas contra los territorios musulmanes al sur de Sierra Morena.

En 1243 la Orden de Santiago posee todo el campo de Montiel, comenzando a explotar sus posibilidades económicas y estableciendo castillos y poblamientos con sus Parroquias. En 1243 Montiel recibe su primer fuero y se configuran las tres grandes cabeceras medievales del campo: Montiel, Alhambra y Eznavejor (Torre de Juan Abad). Se instituye la celebración de la “Junta del Partido”, que debería celebrarse en la Iglesia Parroquial de Montiel, actual Ermita del Sto. Cristo.

Los templos Parroquiales

Los libros de Visita de la Orden de Santiago serán, desde entonces, una fuente histórica de gran importancia para conocer nuestro patrimonio cultural: la Orden de Santiago contribuyó a la reconquista y repoblación, fomentó el desarrollo de pueblos y aldeas, creó vías de comunicación, estableció una base económica y administrativa. Todo envuelto en un marco eminentemente religioso.

Posteriormente, de 1492 a 1515, con el reinado de los Reyes Católicos, no se hará sino aumentar y proseguir en esta línea: absorben los poderes de las Órdenes, se convierten es maestres y se inician fuertes movimientos constructivos en todo el campo de Montiel creándose y afianzándose numerosas encomiendas: Vva. de la Fuente, Carrizosa, Alhambra y La Solana, Montiel, Santiago de Montizón, Torre de Juan Abad, Torres y Cañamares, Villahermosa etc...

En el año 1175 el papa Alejandro III concedía la Bula fundacional al primer maestre de la Orden, Pelay Pérez Correa, en ese documento existía una concesión muy particular: el Papa concedía a la Orden “…todas las rentas, diezmos, y derechos eclesiásticos de todas aquellas iglesias que fueran nuevamente levantadas en los territorios desiertos arrebatados a los musulmanes…”. Como contrapartida “…la orden garantizaría la manutención de sus beneficios y fábrica….”

Así, los nuevos pobladores necesitaron clérigos de la Orden y edificios adecuados que garantizaran la administración de los sacramentos y la recristianización del territorio. Ello hizo que las primeras construcciones fueran una simbiosis de fortaleza-templo, situada en posiciones elevadas dominando el territorio: Alhambra, Fuenllana, Alcubillas, Montiel, Torres, Torre de Juan Abad, Terrinches, Almedina.

A mediados del S. XV, cuando ya se cuenta con excedentes económicos y demográficos suficientes, se acomete la construcción de nuevas parroquias: unas son ampliación de las existentes, otras se levantan sobre terrenos nuevos, otras aprovechan el solar de antiguas mezquitas. Lo cierto es que entre 1468 y 1493 se reconstruyen o erigen totalmente nuevos casi todos los templos del Campo de Montiel; ahora conservamos: Ntra. Señora, de Villahermosa; San Sebastián de Montiel; S. Andrés, de Vva. de los Infantes; San Bartolomé, de Santa Cruz; Santa María Magdalena, de Alcubillas; San Vicente, de Cózar; Santiago, de Albaladejo; Santo Domingo, de Terrinches; Nuestra Señora, de Puebla de Montiel; San Andrés, de Villamanrique; Nuestra Señora de los Olmos, de Torre de Juan Abad. En una visita del año 1478 se describe con gran detalle la Ermita de Ntra. Sra. de la Vega de Torre de Juan Abad, lo que nos da una idea aproximada de cómo serían las construcciones de esa época.

En el reinado de los Reyes Católicos, con la religión como pilar básico de su política, todos estos templos serán mejorados y agrandados para albergar a los nuevos feligreses que debían y querían cumplir con los oficios divinos. Los templos se embellecen con capillas mayores, portadas cada vez más ricas y ornamentadas (Villamanrique y Villahermosa); también se construyen las Torres-campanario, las tribunas, los contrafuertes, las bóvedas estrelladas, las portadas, etc.

La muerte de los Reyes Católicos y la subida al trono de su nieto Carlos I traerá nuevos aires hasta esta comarca. Tratarán de crear un espacio sagrado monumental, ricamente ataviado, escenario perfecto para la exaltación de los dogmas cristianos. Todos los templos de nuestro territorio tienen el objetivo de servir a una sociedad evidentemente marcada por una mentalidad en la que lo sagrado forma parte de la vida cotidiana. El templo es la “Nueva Jerusalén celeste”, residencia del Santo Sacramento, exaltado tras el concilio de Trento en 1545. Todos los fieles deben participar en su cuidado y decoro, consiguiendo que la Iglesia sea la casa más noble y rica de toda la villa. Así dice el concilio de Trento:

“…La Iglesia es Palacio del Rey Eterno; es la Corte de los Ángeles, su cielo y su domicilio abreviado en el pequeño espacio de un Templo; donde los fieles habían de estar pasmados emulando el silencio y modestia de los ángeles…”. “…Cualquier Iglesia donde se aposenta el Rey Eterno sacramentado es su casa y es su Palacio real, porque en ella da sus audiencias este gran Rey…”.

A partir de la segunda mitad del S. XVI, comienza el protagonismo de Vva. de los Infantes, antigua aldea dependiente de Montiel, y que había ido creciendo hasta eclipsar al resto de los asentamientos del Campo. Allí surgirá la importantísima figura de Santo Tomás de Villanueva, y Fray Tomás de la Virgen. Allí irá, también, a morir, en su convento de dominicos, el genial Francisco de Quevedo desde su retiro en Torre de Juan Abad.

En esta época se construyen retablos, se enriquecen y monumentalizan todas las Iglesias; pero, por desgracia, no todo ha llegado hasta nosotros, mucho se perdió y destruyó en los años 1936-1939 y consecuencias posteriores. Aún así podemos ver todavía, en todo nuestro territorio, magníficos ejemplos de lo dicho.

La riqueza monumental que ha llegado hasta nosotros.

Nuestro arciprestazgo mantiene monumentales Iglesias Parroquiales y hermosísimas Ermitas en casi todos sus pueblos. Actualmente nos encontramos S. Andrés, iglesias de los dominicos, trinitarios, franciscanos en Vva. de los Infantes; las Iglesias Parroquiales de Villahermosa y Villamanrique, las de Torre de Juan Abad, Cózar, Terrinches, Montiel etc.

También podemos contemplar maravillosos Retablos (una muestra sería el impresionante retablo mayor de Torre de Juan Abad, o el bellísimo de la Ermita de la Virgen de Luciana en Terrinches, o el retablo de Sto. Tomás en la Iglesia Parroquial de Vva. de los Infantes), o el de la Ermita de la Antigua en Vva. de los Infantes.

Pinturas alusivas a este cielo en la tierra se encuentran en la bóveda de la capilla mayor de Torre de Juan Abad, el Monumento de Villahermosa, las pinturas de las bóvedas en numerosas capillas y Ermitas.

Esta importancia dada a lo religioso y al culto, se manifiesta tambien en los órganos que se construian en la Iglesias, para enriquecer las celebraciones religiosas, y de los cuales se conservan algunos en este Campo de Montiel, destacando sobre todo el que conservamos en nuestra Iglesia, un órgano de tipo catedralicio, construido como agradecimiento al finalizar la obra del “dorado” del Retablo Mayor de la Iglesia Parroquial.

Urbano Patón Villarreal

(Estos datos están tomados del Archivo Parroquial y del Libro: “Iglesias Parroquiales del Campo de Montiel. 1243-1515”. de Pilar Molina Chamizo. BAM 1990)
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