Puebla del Príncipe - Ciudad Real

Al igual que para las féminas la peluquería es el lugar de comidillas, para los varones el bar es el sitio adecuado para enterarte de los chismes y de las anécdotas.
El tío Antonio (El Valiente) cuando yo lo conocí ya era un hombre mayor y mientras su hijo (Benito) comía o estaba fuera o había mucho curro, echaba una mano en el bar, es en esos momentos en los que estaba en el bar cuando se cuentan de el las anécdotas mas ingeniosas y graciosas.
Corrían los últimos años de la década de los sesentas, las gentes (familias enteras) habían emigrado a otros lugares de España para poder vivir mejor, pero cuando llegaban las fiestas, casi todos regresaban al pueblo con otras costumbres, y lo que es mejor con muchas pesetas en sus carteras y presumiendo de ello. Al tío Antonio el bar no le gustaba nada de nada y atendía un poco “a regañadientes”, en aquellos tiempos no había cafetera y una tarde uno de estos emigrantes le pidió un café. –No tenemos café. Le respondió. –Pues una manzanilla. –Tampoco tenemos manzanilla. –Pues una menta-poleo. –Tampoco tengo de eso. –Es que no tiene usted nada caliente. –Lo único que tengo caliente son los “Güevos”……..
Otra vez alguien le pidió…..Hermano Antonio póngame un “Caballito Blanco”. – ¡Como no quieras la yegua “Colorá” que está en la cuadra!

Era una mañana en la fiesta del pueblo, había estado junto a otros amigos toda la noche en la verbena. En un patio que tenía el bar de Benito, el grupo estuvo tocando hasta casi el amanecer, y al son de la música estuvimos bailando y bebiendo de esos combinados tan raros que se beben cuando tienes 17 ó 18 años. Nos encontrábamos bastante resacosos, y con la sed que te da la resaca pasamos al bar los 7 ú 8 que quedábamos a beber algo fresquito. El tío Antonio estaba detrás de la barra. -Tío Antonio pónganos usted un “Cacaolat” a cada uno. El hombre se nos queda mirando, rascándose la cabeza, soplando con los labios hacia fuera y emitiendo un sonido así como BRBRBRBRBRBRBRBR. -¿Sabéis lo que os digo?, que hasta que no se levante Benito que tiene las llaves de la nevera………..

Ya podéis imaginaros como nos quedamos.

Saludos JOSA.

Como siempre Josa, tus escritos que nos transportan a la lejanía del tiempo pasado, tiempos duros pero a buen seguro para muchos mejores y NO ME REFIERO A NADA EN PARTICULAR, solamente a éso...al tiempo.

Recuerdo muy vagamente al tío Antonio y por supuesto a Benito mucho mejor cuya tumba está muy cerquita de la de mis abuelos, como descubrí en la última visita que hice al Camposanto en la pasada Romería.

Del bar me acuerdo perfectamente del lugar ese que nombras como patio y que yo recuerdo como salón al fondo de la barra a la derecha. Recuerdo el telefono negro de baquelita tan de moda en aquellos tiempos y que ahora se venden imitaciones que cuestan un "güevo" que funcionaba con monedas y tenía la famosa ruleta de marcación y el soporte transparente donde metían monedas y se veían las que te iban quedando. Recuerdo mas de dos polos de hielo que me he comío en ese bar, amén de las famosas cocacolas de la época (que es que ahora no saben igual conhyo!!!) y los fantásticos cacaolat (batidos de cacao) y que no es otra cosa que una marca comercial. Aquí en Palma se les conocía y conoce como Laccao y me chocaba lo de cacaolat (jajaja) y en aquellos tiempos no conseguía adivinar el porqué se llamaban de forma diferente en un sitio y en otro. Una vez me acuerdo que entré corriendo en el bar de Benito y tropecé con una baldosa que estaba un pelín levantada, os podeis imaginar el hostión que me pegué de bruces que no se como no me derribaría todiquiticos los dientes........

Bueno, espero no haber aburrido al personal (pocos ya, me parece) y hasta otra, mientras tanto,

saludos,


Isidro

Os acordais en este bar, cuando lleno de chiquilleria y atentos a la televisión en blanco y negro del local, que por cierto no había tantas televisiones en aquella época y empezaban las películas con sus dos rombos a lo que Benito pasaba y con solo una mirada y gesto hacia la calle, toda la chiquilleria presente abandonaba el local a marcha forzada. No hacía falta utilizar palabra alguna.

Lo digo por referencia.


Un saludo.

Llanero solitario.