Puebla del Príncipe - Ciudad Real

Tal vez fuese, por que no les importase, tal vez, por que no se lo creyeran, lo cierto es que fueron, muy orgullosos y con la frente muy alta.

La casa de mi amigo Pedro durante la semana era nuestro lugar de reunión, y los domingos en una habitación un poco acondicionada para tal evento organizábamos un guateque, teníamos un “tocadiscos” rojo que funcionaba o con electricidad o con pilas gordas, y la tapa era el altavoz, comprábamos la bebida en el “teleclub”, “fantas”, “coca colas”, y “ “licor 43” para l@s mas atrvid@s, y con los discos que en aquella época estaban de moda, pasábamos la tarde del domingo aquella padilla formada por 8 ó 10 chicos, y otras tantas chicas. Pero durante la semana no teníamos guateque y en la casa por las tardes nos reuníamos jovencit@s y gente mayor, estaba Ángel que con un acordeón que tenía tocaba y cantaba, también asistía Juan Pedro, y vari@s vecinos mas.
Juan Pedro estaba viudo, al igual que Amparo, y en aquellas asiduas y concurridas reuniones se enamoraron y decidieron casarse.
- Como os caséis que sepáis que os vamos a dar “Cencerrá”. Les decíamos los que asiduamente asistíamos a aquellas reuniones. – Nos da exactamente igual, y que sepáis que nos casaremos por la mañana y no ocultaremos la fecha de la boda. Y así fue.
Llegó el día de la boda, Juan Pedro y Amparo salieron de la casa de esta, en dirección de la Iglesia, todo el pueblo iba detrás, con cencerros y latas sonándolos sin descanso, era tal el ruido que formábamos, que si alguien no se había enterado aun, se enteró en aquel momento, ya que estoy seguro que se oía en todo el pueblo, así llegamos a la iglesia, el cura D. José que ve aquel tumulto no sabia como reaccionar (después me comentó que creía que todo aquel escándalo entraría en la iglesia) con los brazos abiertos impedía el paso de la gente a la iglesia, y gritaba que allí no entraba nadie, los novios y allegados tranquilizaron un poco al cura y le aseguraron que la ceremonia seria normal y en silencio como otra cualquiera, (como así fue) no muy convencido D. José accedió a casarlos, algun@s entraron a la iglesia y otr@s much@s mas, quedaron fuera esperando la salida de los novios. Cuando salieron ya casados toco el mismo recorrido pero a la inversa, y la escena volvió a repetirse, latas y cencerros sonando. Los novios entraron en su casa y la comitiva se quedo fuera con su música, la música siguió sonando durante un buen rato mas, hasta que poco a poco la gente se fue marchando a sus casas y los dejaron en paz.

Esta fue la que creo que será la última de las “Cencerrás” en el pueblo.

Los más viejos del pueblo decían, que mucho tiempo mas atrás, las “Cencerrás” duraban varios días


JOSA.