Puebla del Príncipe - Ciudad Real

Acababa el colegio,¡llegaban las vacaciones! Y pasábamos gran parte de esas vacaciones en el pueblo.
Nunca podré olvidar esas tardes de verano cuando después de comer llegaba la hora de la siesta y allí dormía hasta el gato pero......yo no (y el gato tampoco).

Había cantidad de actividades que me ofrecía el entorno y debía aprovecharlas en esos
Encerrar a Paquera, (la galga) y a Montesinos(el gato) en la cocinilla para que se hicieran momentos de libre albedrío : bañar al gato, acurrucarlo en el mandil de mi abuela;amigos(yo con ellos por si las cosas se ponían feas);regar las paredes del patio para que cuando se levantaran de la siesta estuviera bien fresquito; matar todas las moscas, o bien, columpiarme en la puerta de la cuadra, eso sí, sin pisar el territorio del burro; yo le miraba a él y él me miraba a mí.

Otras veces, la jornada interactiva de la siesta transcurría en la parte de arriba de la casa: la cámara. Se guardaban todos los aperos del campo y diversidad de trastos viejos. Había también un pajar donde mis hermanos y yo formábamos la revolución, subiendo por aquí, bajando por allá ,revolviendo la paja. Después desapareció y construyeron habitaciones .
Pero mi lugar preferido era una pequeña buhardilla (la camarilla) .Había juguetes, tebeos, cromos, telarañas en la ventanilla (las dejaba estar). Solía jugar con un coche blanco, descapotable (propiedad de mi primo) donde paseaba a mis muñecas y unas bolas que al agitarlas te golpeaban las manos: tac, tac, tac, tacatacatacataca , ¡que dolor! Pero seguía intentándolo.
Y una preciosa cuna de madera donde me pasaba los ratos leyendo y meciéndome:
¿qué es ese ruido?- decían-, ¡la chiquilla meciéndose!
También me llamaba la atención un pequeño agujero en el suelo (creo que estaba relacionado con algo de la matanza del cerdo), al que le saqué su utilidad. La buhardilla estaba encima de la cocinilla. Cuando venía alguna visita la convertía en mi objetivo lanzándole papelillos a la cabeza o metiendo cordeles con algo atado en el extremo , ¡que apuros pasaba mi abuela!. Acabó quitando la silla situada justo debajo del agujero pero yo seguía en el intento por si acaso pasaba alguien por ahí.
Y así pasaba mi tiempo de siesta hasta que llegaba la hora de la merienda ¡pan con pralín! ¡que bueno!
Como habréis visto, tenía muuuucho que hacer....... Y parece que fue ayer.....

Con cariño:



L.A.V.

¿Este era el escrito causante del entuerto Luisa?.

Pues sinceramente, creo que ha valido la pena porque me parece precioso.
Buen relato que nos lleva, sin miedo al pasado, a dias mágicos vividos por todos y cada uno de nosotros en nuestro querido pueblo.



Isidro

Pues sí Isidro,como tú dices,días mágicos.

En la parte de arriba hay dos renglones cambiados;quería añadir una cosa y se han mezclado,pero creo que se entiende: "Quería aprovechar esos momentos de libre albedrío" ;"Paquera y Montesinos encerrados en la cocinilla para hacerse amigos".



L.A.V.

Blue Moon....Ramalama ding-dong....we go together....te amo



Isidro