Manzanares - Ciudad Real

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Mariano Rajoy evocó los buenos momentos a la hora de decirle a Javier Arenas no adiós, sino hasta pronto. Aquellos días no muy lejanos en los que ambos viajaban por los pueblos de Andalucía y la gente les daba ánimos para sacar a España del atolladero. "He sido muy feliz", confesó sinceramente un Rajoy que ya no lo es porque la gente ha dejado de darle ánimos para pasar a pedirle cuentas con gesto enfadado por las subidas de impuestos y las bajadas de sueldos. La Moncloa siente el aliento de la calle en la nuca y por eso la clausura del Congreso del PP andaluz se adelantó un día. Mariano Rajoy viajó a Granada con el malestar de muchos españoles pisándole los talones. La seguridad le aconsejó no exponerse al enfado de los manifestantes convocados a la puerta de donde tenia que clausurar el Congreso en la mañana del domingo.

Ahora toca sufrir. El presidente del Gobierno ya sabe lo que es eso. Lo bueno de haber estado tantos años en política es que él ya ha pasado por momentos parecidos a estos. Los vivió en Galicia, cuando los manifestantes de Nunca Máis le amargaron las celebraciones familiares una Navidad. Lo vivió en las calles de muchas ciudades durante la Guerra de Irak y después en su despacho de la sede del PP del 11 al 14 de marzo de 2004.

Sin embargo, entre aquellos momentos y este hay diferencias. Entonces era la calle de izquierdas la que acosaba al PP. Ahora son los suyos los que golpean su conciencia. Ahora quienes están enfadados son los pequeños empresarios, las peluqueras, los taxistas, los pequeños propietarios, los profesionales, los emprendedores. En suma, la base electoral del PP. Mariano Rajoy no oculta su cargo de conciencia al haber tomado medidas de las que siempre renegó. "Soy un presidente del Gobierno de derechas y he nacionalizado un banco", confesó en su desnudo integral en el Congreso de los Diputados.

Por esas circunstancias que tiene la vida, Juan Ignacio Zoido, que acompañaba ayer a Rajoy en el escenario tras ser elegido presidente del PP andaluz, también lo fue en otra ocasión en la que el entonces líder de la oposición clamó en contra de la subida del IVA por parte de Zapatero. Era el año 2009 y Rajoy participaba en un mítin en Dos Hermanas (Sevilla). El hijo pequeño de Zoido subió al escenario, Rajoy le dio un beso y dijo: "Le van a subir el IVA de los chuches a este niño". El niño de Zoido es un testigo de cargo.

Quien le ha subido el IVA es Rajoy. Por eso toca sufrir, pedir disculpas, poner la cara seria, no reírse de según qué cosas y tapar la boca a militantes muy felices y muy sueltos de lengua, como la diputada Andrea Fabra. No está el horno para bollos.