Foro- Ciudad.com

La Solana - Ciudad Real

Poblacion:
España > Ciudad Real > La Solana
18-03-12 19:39 #9793252
Por:ximena15

Dejame que te cuente.......
Como últimamente en el foro parece que estamos haciendo
honor a la "memoria historica"por los temas rescatados
del año catapún,pues yo sigo con lo mio y os cuento un
cuento de los años de maricastaña cuando los magos buenos
iban por el mundo.

Puntos:
19-03-12 00:24 #9794505 -> 9793252
Por:eeea

RE: Dejame que te cuente.......
Hola ximena, te dejo uno cortito:

Dos plantas nacieron de dos semillas iguales, a pocos metros de distancia una de la otra. Una brotó a la orilla del camino. A veces estaba llena de polvo; otras veces estaba cubierta de barro.

En verano la quemaba el sol. En las noches de invierno estaba helada de frío, azotada por la lluvia, batida por el viento. Sin embargo, creció verde vivaz y lozana.

La otra planta creció al amparo de un techito que allí estaba, al pie de una pared. Así que no tuvo que luchar contra el viento.

La lluvia no la mojaba ni la quemaba el sol. Apenas sentía un poco de frío en las largas noches de agosto.

Esta planta creció delgada, endeble y descolorida.

Moraleja: LUCHAR Y SUFRIR AYUDAN A CONSERVAR LA VIDA.
Puntos:
19-03-12 13:58 #9795864 -> 9794505
Por:

Borrado por un Moderador.
Puntos:
19-03-12 17:33 #9796698 -> 9795864
Por:eeea

RE: Dejame que te cuente.......
Ahora uno un poquito más largo:

EL FRASCO DE LA MELANCOLÍA

Desde la muerte de su esposa, el rey de Zafiria era presa de tal melancolía que había dejado de gobernar. Solo y sin hijos que heredaran su reino, debía elegir a un sucesor entre sus súbditos.

Pero el rey melancólico no se ocupaba ni de éste ni de ningún otro asunto de palacio. Encerrado en sus aposentos reales, pasaba todo el día tendido en la cama, sin fuerzas para hacer nada.

Sus criados ya lo habían probado todo para sacarle de aquel estado. Habían llevado al palacio a los mejores bufones del reino, pero en lugar de reír el rey había llorado de pena y los artistas se habían marchado muy afligidos. Habían iniciado la construcción de un nuevo castillo, mucho más grande y moderno, pero tras el entusiasmo inicial se cansó de él antes de que estuviera terminado. Incluso le habían presentado mujeres de belleza extraordinaria para que volviera a casarse, pero las había rechazado.

El tiempo pasaba y los consejeros del rey temían que éste acabara muriendo de pena sin sucesor, lo que sumiría al país en el caos. Entonces, llegó la noticia de que en el bosque más alejado del reino vivía un sabio que tenía remedio para todo. Al enterarse, los consejeros del rey decidieron mandar a buscarlo para que curara al rey melancólico.

Una expedición partió de inmediato hacia el Bosque del Sabio, como era conocido por ser la morada de aquel hombre de inteligencia excepcional. Tras cinco días de viaje, llegaron a una selva formada por árboles tan altos y espesos que apenas dejaban pasar la luz del sol. Se extrañaron que el sabio hubiera elegido un lugar tan salvaje y hostil para vivir, pero aun así se internaron en el bosque para buscarle.

La expedición recorrió aquel lugar dando voces para encontrar al Sabio del Bosque, pero sólo respondían los pájaros que cantaban desde las altas copas de los árboles. Cuando ya estaban a punto de darse por vencidos, encontraron a un anciano vagabundo sentado sobre una roca junto a un riachuelo. Iba vestido con un saco gastado, del que salían sus delgadas piernas y brazos. El jefe de la expedición le preguntó con autoridad:

—Viejo andrajoso, ¿sabes dónde podemos encontrar al Sabio del Bosque?

—Joven atolondrado, lo tienes ante de tus ojos.

El enviado del reino desenvainó la espada, dispuesto a dar un buen susto a aquel anciano desvergonzado, pero sus compañeros le convencieron de que le siguieran la corriente al Sabio del Bosque hasta saber cuál era su remedio. Por consiguiente, se sentaron alrededor del vagabundo y le ofrecieron comida y bebida mientras le explicaban la extraña melancolía que se había apoderado de su rey. El Sabio del Bosque dijo:

—Este problema es muy fácil de solucionar. Traedme al rey aquí, que le voy a quitar la melancolía.

—Eso es imposible —dijo esperanzado el jefe de la expedición

—Nuestro señor está tan triste que ni siquiera se levanta de la cama. El anciano nunca había abandonado el bosque, pero lograron convencerlo para que les acompañara hasta el palacio. Antes de emprender el largo viaje, el Sabio del Bosque llenó un frasco de cristal con agua del riachuelo.

—Es para medir la melancolía —aclaró.

Luego se pusieron en camino. Una vez en el palacio, los criados lavaron al Sabio del Bosque e intentaron cambiarle la ropa para llevarlo ante el rey melancólico. Sin embargo, el anciano exigió que le devolvieran su viejo saco para poder obrar el milagro.

Por tanto, lavaron también esta prenda, y cuando estuvo seca, el Sabio del Bosque se presentó con esta facha ante el rey.

—Dejadnos solos —exigió a los súbditos. Cuando se cerraron las puertas, el rey preguntó desde la cama al anciano quién era y por qué le habían traído ante su real presencia.

—No hagas tantas preguntas y sal de tu lecho, que tienes mucho que hacer.

El rey estaba tan asombrado de que un viejo vagabundo le hablara de ese modo que no pudo contener un ataque de risa. Al otro lado de la puerta, los criados no daban crédito a lo que oían. Era la primera vez que oían reír al rey desde la muerte de su esposa. En los aposentos reales, el Sabio del Bosque seguía dando órdenes al rey:

—Vamos, tráeme algo de comer. Estoy muerto de hambre.

Era tal la desfachatez de aquel anciano, que el rey no se atrevió a contradecirle: pensaba que estaba loco. Se levantó de la cama y gritó desde la puerta que trajeran almuerzo para el invitado. Los criados regresaron con pan, queso, viandas, frutas y vino para el anciano.

Después cerraron las puertas. Mientras el Sabio del Bosque tomaba asiento en la enorme mesa en la que se habían dispuesto los alimentos, el rey le preguntó:

—Antes de sentarte a mi mesa, comerte mi comida y beberte mi vino, dime quién eres y por qué me hablas de ese modo. También quiero saber qué llevas en este frasco que has dejado sobre la mesa.

—Siéntate a almorzar conmigo. No me gusta comer solo. Luego te lo contaré. Admirado por la autoridad del anciano, el rey hizo lo que le pedía y comió con él.

Entre bocado y bocado, el Sabio del Bosque contaba aventuras, que hicieron las delicias de su anfitrión. Terminado un primer plato, el anciano cogió el frasco lleno de agua y dijo:

—Aquí dentro llevo tu melancolía. Fíjate ahora lo que hago. Dicho esto, destapó el frasco y vertió en el suelo la mitad del líquido. Luego declaró:

—La tristeza compartida pesa la mitad. Ahora ordena a dos criados que vengan a comer con nosotros. Pero quiero que les sirvas tú. Asombrado ante esta idea, el rey abrió la puerta de sus aposentos y ordenó a dos vigilantes que se unieran a su mesa. El rey y el anciano tomaron con gran apetito un segundo plato, mientras los recién llegados devoraban lo que les había servido su propio monarca.

Pronto los cuatro empezaron a reír y a cantar, lo cual sorprendió a los criados que se agolpaban detrás de la puerta para ver lo que pasaba. Entonces, el Sabio del Bosque destapó nuevamente el frasco de la melancolía y lo vació nuevamente hasta que sólo quedó un cuarto.

—Porque has compartido tu mesa con nosotros —dijo—, ahora llevamos tu pena entre cuatro y es mucho más ligera. Abre las puertas del castillo y convida a tantos comensales como quepan alrededor de esta mesa. Dicho y hecho: el rey ordenó abrir las puertas del castillo y, de excelente humor, ordenó que vaciaran las despensas para servir un inmenso banquete.

Pronto la sala se llenó de cientos de criados, artesanos, abuelas, labradores, niños, y se organizó una enorme fiesta que fue recordada durante muchos años. Cuando, al caer la tarde, todos los invitados se despidieron calurosamente del rey, no quedaba una sola gota de melancolía en el frasco. Antes de volver a las entrañas de su bosque, el sabio dijo:

—Ahora ya conoces el secreto de la felicidad: así como la pena se divide al compartirla, la alegría se multiplica cuanto más se reparte.
Puntos:
19-03-12 18:11 #9796834 -> 9796698
Por:keteden

RE: Dejame que te cuente.......
ahisssssssssss, que cansinos
Puntos:
19-03-12 18:54 #9797054 -> 9796834
Por:kinkon

RE: Dejame que te cuente.......
Maestro Fullones que cobró por tocarse los c............
Puntos:
19-03-12 20:33 #9797555 -> 9797054
Por:maruja limon50

RE: Dejame que te cuente.......
Este cuento no se si se puso en la otra entrada de antes pero es tan
bonito que merece la pena leerlo de nuevo.

Juan Sinpiernas

(... o el arte de igualar para abajo)

Juan Sinpiernas era un hombre que trabajaba como leñador.

Un día Juan compró una sierra eléctrica pensando que esto aligeraría mucho su trabajo.
La idea hubiera sido muy feliz si él hubiera tenido la precaución de aprender a manejar primero la sierra, pero no lo hizo.

Una mañana mientras trabajaba en el bosque, el aullido de un lobo hizo que el leñador se descuidara... La sierra eléctrica se deslizó entre sus manos y Juan se accidentó hiriéndose de gravedad en las dos piernas.

Nada pudieron hacer los médicos para salvarlas, así que Juan Sinpiernas, como si fuera víctima de la profética determinación de su nombre, quedó definitivamente postrado en un sillón por el resto de su vida.

Juan estuvo deprimido durante meses por el accidente y después de un año, pareció que poco a poco empezaba a mejorar.

No obstante, algo conspiró contra su recuperación psíquica e imprevistamente, Juan volvió a caer en una profunda e increíble depresión.

Los médicos lo derivaron a psiquiatría.

Juansinpiernas, después de una pequeña resistencia, hizo la consulta.

El psiquiatra era amable y contenedor. Juan se sintió en confianza rápidamente y le contó sucintamente los hechos que derivaron en su estado de ánimo.

El psiquiatra le dijo que comprendía se depresión. La pérdida de las piernas -dijo- era realmente un motivo muy genuino para su angustia.

- Es que no es eso, doctor -dijo Juan- mi depresión no tiene que ver con la pérdida de las piernas. No es la discapacidad lo que más me molesta. Lo que más me duele es el cambio que ha tenido la relación con mis amigos.

El psiquiatra abrió los ojos y se quedó mirándolo, esperando que Juan Sinpiernas completara su idea.

- Antes del accidente mis amigos que me venían a buscar todos los viernes para ir a bailar. Una o dos veces a la semana nos reuníamos a chapotear en el río y hacer carreras a nado. Hasta días antes de mi operación algunos de los amigos salíamos los domingos de mañana a correr por la avenida costanera. Sin embargo, parece que por el sólo hecho de haber sufrido el accidente, no sólo he perdido las piernas, sino que he perdido además las ganas de mis amigos de compartir cosas conmigo. Ninguno de ellos me ha vuelto a invitar desde entonces.

El psiquiatra lo miró y se sonrió...

Le costaba creer que Juan Sinpiernas no estuviera entendiendo lo absurdo de su planteo...

No obstante, el psiquiatra decidió explicarle claramente lo que pasaba. El sabía mejor que nadie que la mente tiene resortes tan especiales que pueden hacer que uno se vuelva incapaz de entender lo que es evidente y obvio.

El psiquiatra le explicó a Juan Sinpiernas que sus amigos no lo estaban evitando por desamor o rechazo. Aunque fuera doloroso, el accidente había modificado la realidad. Le gustara o no, él ya no era el compañero de elección para hacer esas mismas cosas que antes compartían...

-Pero Dr. -interrumpió Juan Sinpiernas- yo sé que puedo nadar, correr y hasta bailar. Por suerte, pude aprender a mejorar mi silla de ruedas y sé que nada de eso me está vedado...

El doctor lo serenó y siguió su razonamiento: Por supuesto que no había nada en contra de que él siguiera haciendo las mismas cosas, es más, era importantísimo que siguiera haciéndolas. Simplemente, era difícil seguir pretendiendo compartirlas con sus relaciones de entonces.

El psiquiatra le explicó a Juan que en realidad él podía nadar, pero tenía que competir con quienes tenían su misma dificultad... que podía ir a bailar, pero en clubes y con otros a quienes también les faltara las piernas... podía salir a entrenarse por la costanera, pero debía aprender a hacerlo con otros discapacitados.

Juan debía entender que sus amigos no estarían con él ahora como antes, porque ahora las condiciones entre él y ellos eran diferentes....

Ya no eran sus pares.

Para poder hacer estas cosas que él deseaba hacer y otras más, era mejor acostumbrarse a hacerlo con sus iguales. Tenía, entonces, que dedicar su energía a fabricar nuevas relaciones con pares.

Juan sintió que un velo se descorría dentro de su mente y esa sensación lo serenó.

-Es difícil explicarle cuanto le agradezco su ayuda, doctor - dijo Juan - Vine casi forzado por sus colegas pero ahora comprendo que tenía razón... He entendido su mensaje y le aseguro que seguiré sus consejos, doctor. Muchas gracias ha sido realmente útil venir a la consulta.

-Nuevas relaciones con pares. - Se repitió Juan para no olvidarlo.

Y entonces Juan Sinpiernas salió del consultorio del psiquiatra, y volvió a su casa...
y puso en condiciones su sierra eléctrica...

Planeaba cortarles las piernas a algunos de sus amigos, y "fabricar" así.... algunos pares.
Puntos:
19-03-12 21:49 #9798004 -> 9797555
Por:popol

RE: Dejame que te cuente.......
Estaba buscando algún cuento que me dijera algo para poner en esta entrada y he encontrado este; como hoy es el día del padre me ha parecido bastante adecuado ya que habla de un padre y un hijo. Espero que os guste:

El Eco

Un niño y su padre están caminando en las montañas, de repente, el hijo se cae, se lastima y grita, "Ay!"

Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña "Ay!".

Con curiosidad el niño grita "¿quién está ahí?" recibe como respuesta "¿quién está ahí?".

Enojado por la respuesta el niño grita "Cobarde!" y recibe como respuesta "Cobarde!".

El niño mira a su padre y le pregunta, "que sucede?".

El padre sonriendo le dice:

"Hijo mío, presta atención", y grita a la montaña "te admiro!" y la voz le responde "te admiro!", de nuevo el hombre grita "eres un campeón" y la voz le responde "eres un campeón".

El niño esta asombrado pero no entiende, el padre le explica:

"La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida, te devuelve todo lo que dices y haces. Nuestra vida es solamente un reflejo de nuestras acciones; si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor; si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean; si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida, la vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.

Alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estas dando."
Puntos:
23-03-12 16:20 #9816929 -> 9794505
Por:sonrisas_5

RE: Dejame que te cuente.......
Me encantan los cuentos, tambien los de jorge bucay. Aqui os dejo alguno, que creo no se de quien es.

Zanahoria, huevo y café
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en otro. Coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?". "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?". Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua siendo fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua siendo frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"
Puntos:
23-03-12 16:23 #9816942 -> 9816929
Por:sonrisas_5

RE: Dejame que te cuente.......
ESTE ES UN POCO BASTANTE LARGO, PERO A MI ME ENCANTA


El circulo del noventa y nueve

Había una vez un rey muy triste que tenia un criado que era muy feliz. Todas las mañanas despertaba al rey y le llevaba el desayuno cantando y tatareando alegres canciones. En su distendida cara se dibujaba una gran sonrisa y su actitud ante la vida era siempre serena y feliz. Un día, el rey lo mando llamar.
-Paje, -le dijo- ¿Cuál es secreto de tu alegría?
-No hay ningún secreto, majestad.
-No me mientas paje. He ordenado cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
-No os miento, majestad. No guardo ningún secreto
-¿Por qué estas siempre alegre y feliz? ¿Eh? ¿Por qué?
-Señor, no tengo razones para estar triste. Su majestad me honra permitiéndome atenderle. Tengo a mi esposa y a mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado. Nos visten y nos alimentan y, además, su majestad me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algún capricho. ¿Cómo no voy a ser feliz?
-Si no me dices tu secreto ahora mismo, te haré decapitar –dijo el rey-. Nadie puede ser feliz por las razones que me has dado.
-Pero majestad, no hay ningún secreto. Nada me gustaría mas complaceros, pero no hay nada que este ocultando.
-Vete, ¡Vete antes de que llame al vergudo!
Cuando el rey se calmo, llamo al más sabio de sus consejeros y le explico la conversación que había tenido esta mañana.
-¿Por qué ese hombre es feliz?
-Ah, majestad, lo que sucede es que él esta fuera del circulo.
-¿Fuera del circulo?
-Así es.
-¿Y eso lo hace feliz?
-No, señor. Eso es lo que no lo hace infeliz.
-¿Pero que circulo es ese?
-El circulo del noventa y nueve.
-Realmente no entiendo nada.
-Solo podrías entenderme si me dejaras mostrártelo con hechos, dejaremos que tu paje entre en el círculo.
-Si, obliguémosle a entrar.
-No, majestad. Nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
-Entonces habrá que enseñarle.
-No hace falta, majestad. Si le damos la oportunidad, entrara por su propio pie.
-¿Pero entonces él no se dará cuanta de que eso significa convertirse en una persona infeliz?
-Si, se dará cuanta.
-Entonces no entrará.
-No lo podrá evitar. Por ello, majestad. ¿Estas usted dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?
-Si.
-Muy bien. Esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con noventa y nueve monedas de oro. Ni una mas ni una menos.

Así fue. Esa noche el sabio pasó a recoger al rey. Juntos llegaron a escondidas a los patios de palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba.
Dentro de la casa se encendió la primera vela y el sabio ató a la bolsa de cuero un mensaje que decía:
ESTE TESORO ES TUYO.
ES EL PREMIO POR SER UN BUEN HOMBRE
DISFRUTALO. Y NO LE DIGA A NADIE COMO LO HAS ENCONTRADO.

Después ató la bolsa a la puerta de la casa del criado, llamó y volvió a esconderse.
Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban lo que ocurría detrás de unos matorrales.

El sirviente vio la bolsa, leyó el mensaje, agitó el saco y, al oír el sonido metálico que salía de su interior, se estremeció, apretó el tesoro contra su pecho, miró a su alrededor para comprobar que nadie le observaba y volvió a entrar en su casa.

Desde fuera se oyó como el criado atrancaba la puerta y los espías se asomaron a la ventana para observar la escena. El criado se sentó y vació todas las monedas encima de la mesa. Sus ojos no podían creer lo que estaban viendo. Las tocaba y las amontonaba. Las acariciaba y hacia que la luz de la vela brillara sobre ellas. Empezó hacer montones de diez monedas para contarlas, hasta que formó el último montón… ¡Y era de nueve!

Primero su mirada recorrió la mesa, buscando una moneda más. Después miro al suelo y finalmente la bolsa. “No puede ser”, pensó. –me han robado-grito-. ¡Malditos!
Volvió a buscarlas por la mesa, por el suelo, en la bolsa, pero no encontró lo que buscaba.
“Noventa y nueve monedas”. Es mucho dinero –pensó-. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo, pensó. Cien si lo es, pero noventa y nueve no.

El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma. Tenia le ceño fruncido y los rasgos tensos. Sus ojos se habían vuelto más pequeños y cerrados, y su boca mostraba un horrible rictus a través del cual asomaban sus dientes.
El sirviente guardó las monedas en la bolsa y la escondió entre la leña. Después tomo papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendré que ahorrar para tener mi moneda numero cien?
El criado hablaba solo en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro para conseguirla. Después quizás no necesitaría volver a trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas de oro se puede vivir tranquilo. Termino sus cálculos. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que pudiera recibir, en once o doce años tendría lo necesario para conseguir otra moneda de oro. “Doce años es mucho tiempo” pensó. Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo y el mismo podría trabajar por la noche después de salir de su trabajo en el palacio a las cinco de la tarde.
Hizo cuentas: sumando su trabajo y el de su mujer, en siete años podrían reunir la moneda de oro que le faltaba. Era un sacrifico. Pero en siete años de sacrificio conseguiría su moneda de oro.
Durante los mese siguientes, el sirviente siguió sus planes tal y como los había concebido. Una mañana, el paje entro en la alcoba del rey golpeando la puerta, refunfuñando y de malas pulgas.
-¿Qué te pasa? –pregunto el rey con buenas maneras.
- No me pasa nada, no me pasa nada.
- Antes, no hace mucho, reías y cantabas constantemente.
- Hago mi trabajo. ¿Verdad? ¿Qué quiere su majestad? ¿Qué sea su bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo hasta que le rey despidió al sirviente. No era agradable tener un paje que siempre estaba de mal humor.
Cuantas cosas cambiarían
si pudiéramos disfrutar
de nuestros tesoros tal como son.
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
Déjame, pero Por: Al-Hakam 13-01-14 21:35
consenso
4
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com