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12-02-13 12:10 #11062137
Por:Al-Hakam

Cuento para niños pequeños
Para quien tenga algún hijo pequeño que le pida algún cuento. Es una idea para no contar siempre lo mismo. Cuando mis sobrinos eran pequeños les leía mis cuentos y siempre trataba de hacer algo diferente. No me enrollo y al cuento:

EL CUENTO DE UN CUENTO


“...Colorín, colorado, este cuento se ha acabado...” Vamos, ya a dormir, chiquillo. Que ya es tarde, ¡Hasta mañana!. El padre se marchaba creyendo a su hijo dormido. Pero una vocecilla aguda, le detuvo. ¡Oye papá, ven!
-Dime que quieres ¿Otro vaso de leche? ¿Quizás con algunas galletas?
-No, es que me cuentas muchos cuentos y son bonitos. Pero ¿Porqué no hay cuentos de lo que hacen los papás? Sí, ya sé que vosotros me decís que lo que hacéis es muy aburrido y siempre se trata de la misma cosa. Pero quiero que mañana me cuentes un cuento de las personas normales. ¡Nada de duendes, de animales que hablan! ¡Ni de hadas, ni de brujas, ni de gnomos!
Bien, de acuerdo, pero ahora duerme. Y el niño soñó con las cosas que sueñan los pequeños. Voló como un pájaro en la noche y aterrizó, soñoliento, por la mañana. El padre estaba hecho un lío, pues había prometido contar un cuento de “gente corriente” ¡Vaya papeleta! ¿Y dónde lo conseguiría? Seguro que nadie escribió nunca ninguno ¡Qué tontería, un cuento de trabajo y más trabajo! Pero había dado su palabra.
Entonces, al día siguiente hizo algo, llamó a su mujer al trabajo y le dijo que apuntara sus pensamientos, resumidos en un papel, él haría lo mismo. Luego con ello trataría de inventarse un relato.
Llegó la noche y ese día le tocaba a su mujer hacer la cena, y a él preparar la mesa. Pues compartían sus tareas. Los dos trabajaban y no era justo que ninguno de los dos estuviera el doble de ocupado. Él puso la mesa muy rápidamente. Después, se sentó en uno de los sillones y se puso a escribir. En un rato tendría que leerlo. A alrededor, su hijo mayor jugaba, y, a ratos lo molestaba, pero era normal. Él trataba de controlarlo con vistazos para que no se hiciera daño. Su hija pequeña todavía era un bebé, de apenas diez meses. Ya pediría cuentos más adelante.
Cenaron todos, él no hizo la cena, pero tuvo que darle la cena a la pequeña. Cenaron, ella y todo el cuerpo y la ropa del padre. Una vez limpios, se preparaban para ir a dormir. La niñita se durmió como lo que era, un angelito. Y el niño, que tenía buena memoria, le dijo al padre que le contara un cuento “Normal”.
El padre ordenó sus notas y las de la madre, y el extracto que había escrito. Empezó de manera diferente a todos los cuentos: ¿Estamos listos? ¿O No? Pues así era como todas las mañanas preguntaba la mamá si todos estaban listos para ir al trabajo, al colegio o a la guardería.
Bueno vamos al cuento nocturno: ¿Estamos listos? ¿O No? : -Sí mamá, sí querida y ¡gnniii! Esto último lo decía la pequeña, que no sabía hablar. Ves, este cuento es de una familia, tan normal como la nuestra.
Y ahora empieza el viaje, ¿Te das cuenta? No es un cuento como los demás. Porque un día para esta familia es como un viaje. El padre y el niño se iban al autobús. La niña y la madre al coche.
El niño pregunta a su padre todo lo que va viendo y éste se sorprende que el niño se asombre de cosas tan vulgares. Sin embargo se da cuenta de que quizá no lo son. Son especiales, lo que pasa es que no se saben valorar. ¿Por qué no asombrarse de las hojas mojadas en el suelo en otoño? ¿Y de la enorme cantidad de coches que van detrás y delante del autobús? ¿Y de esos pájaros encima de un semáforo?
El niño llega a la escuela. Allí seguiría asombrándose. Los maestros le descubrirían un mundo nuevo. Y jugaría, y discutiría, tal vez se pelearía con algún compañero. Luego llegaría a su casa con algún arañazo, resultado de una travesura, o de un altercado con otro niño. También llevaría la ropa sucia. Pero con un montón de ilusiones.
¿Y los padres? La mamá estaría trabajando, ¿qué haría? Pues como hay tantos trabajos, no vamos a elegir ninguno. Se ocuparía en hacerlo bien y mientras tanto soñaría con su hijo aprendiendo y divirtiéndose. Y con su hija dando sus primeros pasos y siendo traviesa, que también es una forma de avanzar. Y pensaba en su marido y los felices que eran. Hay, a veces, diferencias, pero todo lo demás lo compensa.
El padre pensaba en su hijo, lo ve como algo, mitad suyo y mitad de su madre, pero distinto. Será de mayor lo que quiera... o lo que pueda. Que seguramente tendrá una vida por vivir y saldrá adelante.
La hija no sabe ni hablar, ¡pero tiene una mirada! ¡Y unas cosas! En cuanto pueda hablar y andar va a ser un tormento. Pero ¿Qué harían con una niña, quieta y callada? Del futuro no piensa nada de momento, ahora es su bebé y ya tendrán tiempo de imaginarla como mayor.
Terminan de trabajar y recogen cada uno a sus niños. El padre llega con los oídos silbando con todas las cosas que quiere contarle a la vez su hijo. La madre mira a la niña y la ve cansada. Y se van a dormir. Un día el padre cuenta un cuento al niño y la madre canta una nana a la niña. Al siguiente día al revés. ¿Sabes? La felicidad no es algo complicado. Puede ser tan sencillo como la vida misma.
¿Y como termina el cuento? Pues como todos los días normales: ¡Buenas noches y duerme bien!”
-Oye papá...
-¡Ay! No te cansas de pedirme cosas ¿qué quieres?
-Sigue contándome cuentos de hadas y duendes, pero de vez en cuando ¿Me contarás cuentos de cuando las familias se van de vacaciones? ¿Y de cuando los niños están enfermos y se curan? ¿Y de cuando celebramos los cumpleaños? ¿Y de cuando vienen los abuelos? ¿Y de las fiestas con mis amigos?
Sí pequeñuelo incansable, te contaré todos los cuentos que quieras, pero ahora duerme y sueña con tus ilusiones.

Al-Hakam que cuenta cuentos pero también cuenta sueños.

30/06/2004
Puntos:
12-02-13 12:49 #11062226 -> 11062137
Por:velacoracho

RE: Cuento para niños pequeños
EL SUEÑO DE TOTI
Estaba decidido, hoy se lo diría. Toti llegó a la escuela un poquito tarde como todos los días, no es que fuera perezoso es que le gustaba que al abrir la puerta de su aula, todas las miradas se volviesen hacia él.
Bueno todas no, a él solo le importaba ser mirado por dos ojos, estos pertenecían a una preciosa niña de tez oscura que ese año había llegado a su colegio. La primera vez que la vio se quedó mudo, fue a decirle hola y no le salían las palabras; abría su boca pero no emitía sonidos, ¿estaría enfermo?, ¿estaría enamorado? A los pocos días Toti cumplía 7 años y daría una fiesta es su casa, invitó a varios de sus compañeros de clase, pero a ella no se atrevía a hacerlo.
Por fin la vio a lo lejos y se acercó para entregarle una invitación. Por miedo o timidez llegó sin hacer ruido, así pudo oír que María le decía a un amigo:
-Sí, Toti me gusta, pero es demasiado blanco; ¡ah!, ojalá fuera negrito, o al menos muy moreno, entonces sí que estaría bueno.
Al oír estas palabras, dio media vuelta y no entregó su invitación.
No asistió a ninguna clase más esa mañana. El tiempo lo pasó en la Biblioteca, buscaba un imposible, quería encontrar una fórmula que le convirtiera en NEGRO, o al menos en mulato. No encontró nada.
Al día siguiente tenía clase de CIENCIAS NATURALES, interrumpió a su maestro y le preguntó de sopetón:
-¿Por qué hay personas que tienen la piel más oscura?
-Interesante pregunta-le respondió el profesor- pero aún sois pequeños para entenderlo; os bastaría con saber que es debido a pigmentos y a MELANINA.
Toti se quedó defraudado, no le habían dicho mucho, pero anotó en su cuaderno las dos palabras del profesor. Como aún no escribía muy bien, lo que escribió fue pigmeo y mucha, mucha melanina.
Esa noche tuvo un sueño (¿o no lo fue?); soñó que se le aparecía un “geniecillo” y le ofrecía concederle cualquier deseo como regalo de cumpleaños. Toti como un sonámbulo saltó de la cama, bajó al comedor de su casa y arrancó la hoja del cuaderno en donde había escrito las dos palabras que le obsesionaban. Se las entregó al mágico ser y se durmió.
Al día siguiente (5 de Agosto de 199Chulillo, se despertó contento pero confuso, aún era temprano y sus padres no se habían levantado; se dirigió al baño para mear y encontró encima del lavabo una botellita y una nota. La nota decía “soy el genio de tu sueño, bébete el contenido de la botella y tendrás lo que querías”.
Sin pensarlo dos veces se bebió de un solo trago todo el contenido de la botella. Al instante notó que algo raro le pasaba, su pijama crecía y crecía y su piel se oscurecía; a los pocos minutos una cosita con forma humana pero diminuta y de color negro salió de debajo de un pijama que había perdido su dueño.
Se sentía extraño, de repente sintió unas inmensas ganas de verse reflejado en un espejo; comenzó a andar pero a los pocos pasos algo rojo y bastante grande, al menos mayor que él, le impidió el paso. Como no pudo saltarlo lo recorrió a lo largo para bordearlo, cuando lo hubo hecho miró hacia el obstáculo y quedó sorprendido, era una gigantesca tapa de cepillo de dientes; le recordaba en todo a la que él habitualmente dejaba tirada en el suelo y la misma que su mamá le hacía recoger, lavar y colocar en su sitio. Pero no podía ser, esta era enorme.
Siguió andando sin rumbo y encontró delante de él una oscura y cálida cueva, el suelo de la misma era peludo y blandito, sus paredes eran de cuadros; no parecía ser un habitáculo peligroso pero mejor no entrar porque del interior salía un apestoso olor a queso podrido.
Se alejó un poco y desde una perspectiva más alejada comprobó que lo que él consideró una cueva no era sino una de sus zapatillas. Aquí pasa algo raro, pensó, todo ha crecido, la zapatilla es enorme, la tapa del cepillo de dientes es mayor que yo y aquello parecido a una gigantesca nave espacial debe de ser la taza del wáter. No puede ser, ¿no habré encogido yo?
Recordó parte del sueño de la noche anterior, luego gritó ¡geniecito, geniecito!, aparece por favor, quiero saber si soy más pequeño o si todo es mayor. De pronto, ante sus ojos apareció un pequeño hombrecillo vestido de bufón, con larga barba y cascabeles colgando de su gracioso gorro.
-Aquí estoy Toti-le dijo-; ¿por qué me llamas?, ¿acaso no he cumplido tu deseo? ¡Ah!, se me olvidaba, feliz cumpleaños, ¿o debería decir feliz cumple segundo?; porque con tu tamaño cumplirás segundos en vez de años.
-Estás tonto enanito, mi deseo era tener más pigmentos en la piel y sobre todo el pigmento MELANINA.
-A ver chaval-protestó el genio-, ¿dónde tienes la nota?
Fueron hacia ella y un enorme papel del tamaño de una sábana tenía escrito: pigmeo, melanina. Al leer lo escrito allí Toti se puso serio,
-otra vez mi mala escritura, como siempre tengo hambre, me he comido la “nt” y eso sí, la melanina está bien.
-O sea, que no quieres ser pequeño-dijo el genio.
-¡Que no!, dijo Toti; quería pigmento, no ser pigmeo.
-Pues lo siento-añadió el travieso genio, que en realidad había gastado una broma a Toti-; como yo soy pequeño y los pigmeos son pequeños, creí que tu sueño era ser pequeño. Eso sí, lo de la melanina lo entendí bien, por ello te puse mucha, mucha, y te has vuelto mucho mucho negro.
Al decir esto acercó un espejito al niño quien al mirarse se quedó blanco (es un decir). Al verse tan negro. Era del tamaño de un grillo y completamente negro, incluso más que la niña por quien había pedido el deseo.
-Bueno, como broma ha sido graciosa-dijo al genio-; ahora devuélveme al tamaño normal y mantén mi color actual.
-Lo siento mucho, eso ni borracho; no puedo conceder otro deseo hasta dentro de 10 días, deberás esperar.
Toti se puso a llorar diciendo
-y mis padres, ¿qué les digo a mis padres? ¿Cómo les explico que su hijo se ha vuelto canijo?
-Eso no es problema-apostilló el otro chiquitín-; volverte al tamaño anterior no puedo, pero si puedo detener el tiempo mientras tanto. Tu espera 10 días y luego te despertarás como si nada hubiera pasado, habrás vivido 10 días extras que para el resto de los mortales no habrán contado.
-Pero ¿qué hago mientras tanto?-preguntó Toti.
-Pues muy sencillo-le respondió el otro-, tienes la posibilidad de pasarte 10 días viendo a la chica de tus sueños sin que ella se entere. ¿Por qué no haces una excursión hasta su casa?-le propuso el genio.
-Buena idea, pero soy muy pequeño y puedo ser aplastado; ¿por qué no me llevas volando?
-No puede ser, eso es un deseo; deberás ir por tus propios medios
Y dicho esto el genio desapareció mientras se oía como un eco que repetía:
“hasta dentro de 10 di -as as as as….”
Asimilado el nuevo estado y pasado el primer susto Toti se puso a pensar, en ese momento escuchó unas voces que decías
-no parece que haya humanos pero huelo a ellos, no salgas aún.
El niño miró al lugar de procedencia de la voz, esta salía de un agujero por el que en más de una ocasión el chaval había visto desaparecer a más de un ratón llevando consigo algún trocito de su merienda. Se dirigió al agujero y dijo
-hola
-hola-le contestaron.
Toti quedó sorprendido al comprobar que entendía y era entendido por los ratoncillos; metió las manos en sus bolsillos, llevaba un traje de explorador prestado por el genio, y encontró una nota que decía: se me olvidaba decirte que puedes hablar con los animales, serán tus amigos los mamíferos pequeños, pero no tengo poder con los insectos cuidado con ellos; firmaba “el pigmento”, Toti se echó a reír y comprendió su situación.
-Hola de nuevo-dijo a los ratones-, quiero ir a una casa próxima (la niña vivía cerca de allí); ¿podéis llevarme?
-Lo sentimos-dijeron los roedores-, fuera hay muchos peligros, este barrio está infestado de gatos y de humanos ratonicidas; si salimos de aquí podríamos morir.
-De todas formas-siguió diciendo uno de los roedores- tú eres muy pequeño e irás mucho más seguro por debajo de la tierra.
-¡Que cachondo!-respondió Toti, aquí no hay metro.
-Sí que lo hay-le dijeron-, pero aquí el metro lo construye nuestro amigo el topo, si hablas con él, te hará un bonito túnel hasta el lugar que le digas.
El ratoncillo Roi condujo a Toti hasta la presencia del topo y ambos fueron presentados.
-¿Por qué quieres ir a esa casa?-preguntó POPO (así se llamaba el topo).
El niño contó sus razones y el topo, que a pesar de ser un animal oscuro y solitario, tenía cierta debilidad por los enamorados animales o humanos, no tuvo inconveniente en ser el excavador de Toti.
-De acuerdo-dijo Popo-, pero el camino es largo y peligroso; te aconsejo que busques un medio de transporte.
-¡Ah!, ¿pero tú no serás mi caballito?-preguntó Toti-
-De eso nada monada-gritó enfurecido Popo-, yo soy un gran zapador pero tengo fuertes dolores de espalda, y el veterinario me ha prohibido transportar niños a mi espalda.
Entonces ¿qué puedo hacer?-dijo apenado Toti-, solo tengo 10 días y andando no llegaré nunca. Jamás veré a mi preciosa niñita.
Al decir esto unas fingidas lágrimas brillaron en los ojillos del niño.
Tú a mí no me engañas (pensó para sí el plantígrado), pero por si acaso llamaré a la musaraña.
Popo emitió un aullido característico de su familia animal y al poco rato apareció una especie de ratoncillo; tenía cinco dedos con largas uñas, un hocico muy prolongado cubierto de pelos a forma de bigote y todo ello acompañado de dientes muy puntiagudos, que le daban un feroz aspecto al simpático primo de Popo.
-Hola primo, ¿me llamabas?
-Pues sí, este es Toti y tiene un problema.
Expuso largamente la situación, y sin mucha dificultad convenció a PEPE (así se llamaba la musaraña).
-De acuerdo-dijeron Popo y Pepe a Toti-, te llevaremos al lugar que dices pero ¿por qué nos has elegido a nosotros?
Toti les contó lo del geniecillo y la advertencia que éste le hizo sobre los insectos, y al final dijo:
-¡qué mejor que insectívoros para enfrentarme a los insectos!
Sin más preámbulos Toti subió en Pepe y Popo consultó mentalmente en el plano de la ciudad que llevaba grabado en su cabecita; se puso a excavar con gran velocidad, sus diez dedos cubiertos con largas uñas arrancaban la tierra a velocidad de vértigo. Arrancaba la tierra avanzando horizontalmente y de trecho en trecho hacía un agujero vertical por el que Pepe y Toti sacaban la tierra al exterior, para este trabajo resultó muy útil el gorrito del niño. Así avanzaron muchos metros hasta que agotados y con sueño se detuvieron a descansar. Se tumbaron a dormir, los plantígrados roncaban estrepitosamente y el túnel subterráneo parecía temblar con el bufido de los primos.
Toti se alejó un poco para no ser molestado y se durmió enseguida; perdió la noción del tiempo y creía que estaba soñando, cuando despertó parecía levitar; el techo del túnel se movía haciéndole avanzar, miró hacia abajo para comprobar que era él quien se movía. El techo estaba quieto y él avanzaba porque estaba siendo transportado, pero no por su amigo Pepe, sino por 2 fornidas hormigas de color rojo; pero eso no era todo, al intentar moverse para descender del vehículo, notó que estaba inmóvil, le habían atado con cuerdas de telaraña, las cuales, aunque eran suaves, tenían gran resistencia y le mantenían paralizado mientras avanzaba por un túnel tan estrecho que su nariz iba abriendo un surco en el techo.
El apéndice nasal le dolía horriblemente, pero el dolor desapareció para ser sustituido por el miedo que le invadió al recordar la advertencia del geniecillo; al parecer la cosa se ponía fea, ¡y solo tenía 10 días para contemplar a María!
El viaje terminó, las hormigas llegaron a una especia de vivienda colectiva y arrojaron su carga en lo que parecía ser la despensa de un cerdo; allí había de todo: trocitos de tarta, migas de pan, raspas de pescado, trozos de mosca, berberechos, patatas fritas y hasta un feto de ratón.
Se colocó lo mejor que pudo para observar la situación y lo que vio le tranquilizó poco; cientos de hormigas sin alas se movían continuamente saliendo del recinto sin llevar nada y volviendo al poco rato con trozos de todo lo imaginable. Una veintena de robustos machos hacían lo que podían para montar y fecundar a unas enormes y aladas hormigas hembra. Todo esto ocurría a los pies de una horrible y tremenda hormiga rojo-negruzco que parecía ser la que allí “partía el bacalao”; a una orden suya, las obreras le llevaban comida y los machos la abanicaban y limpiaban su tórax, le daban suaves masajes en el abdomen, cubrían de algo parecido al aceite sus tres pares de patas y, en definitiva, complacían a su reina.
La reina señalando al lugar donde parecía dormir Toti, dijo:
-Eso, quiero eso, pero no crudo.
Rápidamente unas obreras prepararon fuego, otras ponían encima de las brasas una cáscara de nuez, arrojaron dentro trocitos de casi todo y, por último, una obrera musculosa cogió a Toti como si fuera una pluma y le arrojó dentro de la “olla”. La cosa estaba clara, iba a ser cocinado en una cáscara de nuez y posteriormente sería la cena de reina.
Mientras tanto Pepe y Popo despertaron; al comprobar que Toti no estaba le buscaron por los túneles próximos, como no le encontraron buscaron algún rastro, esto lo hizo Pepe porque Popo ver, lo que se dice ver, no veía un pijo. Pepe encontró la sustancia viscosa que desprenden las hormigas para marcar el camino, y en compañía del topo siguieron las huellas.
Así llegaron a la prisión de Toti. Había que atacar, pero eran muchas; había que idear un plan. Popo se hizo cargo de la situación, a pocos metros de allí, encima de la superficie, había un jardín con DROSERAS Y DIONEAS; son estas plantas carnívoras cuya especialidad es atraer y devorar insectos.
Cavó un túnel desde la cueva de las hormigas hasta donde se encontraban las plantas. Luego Popo mordió el tallo de una drosera y un olor dulzón y delicioso invadió el túnel. Ese olor es el reclamo que la planta tiene para atraer a sus presas.
El agradable olorcillo llegó hasta las antenas gustat5ivas de la reina, entonces se dirigió a las obreras y les dijo
-quiero que me traigáis al poseedor de ese olor.
Las hormigas obedecieron a su jefa, rastrearon el olor y según iban llegando a la superficie, iban siendo absorbidas y devoradas por las hambrientas Droseras y Dioneas. Todas las obreras habían muerto pero quedaban los machos, las hembras aladas y la reina.
A todo esto el fuego había penetrado en la cáscara de nuez y comenzaba a percibirse cierto olorcillo a niño quemado; rápidamente Popo y Pepe echaron la mayor meada de sus vidas y un rio de orina anegó la cueva apagando el fuego y ahogando a las hormigas. Nuestro amigo como tenía un barco, quedó flotando en la superficie y solo recibió algunas gotitas de orina.
Solo se había salvado la reina, hacia ella se dirigieron los dos insectívoros y clavando sus dientes puntiagudos en la cubierta quitinosa del insecto, la perforaron con facilidad y se comieron el interior de la sabrosa reina.
A continuación se “jalaron” más de quinientas hormigas cada uno, luego eructaron y dijeron:
-Sigamos durmiendo, después del festín lo mejor es dormir.
Al oír esto, que era una broma, Toti muy enfadado gritó:
-egoístas, cabronzotes, desatar a este niñote.
Desataron al chaval y se dispusieron todos para seguir su camino. Ahora sería más fácil, los túneles excavados por las hormigas facilitaban la labor al gran zapador.
Pope y Pepe habían comido, pero Toti llevaba horas sin pegar bocado y aunque tenía nauseas al pensar en comida, no podía dejar de pensar en el guiso del que formo parte. Se dirigió a sus amigos, quería pedirles permiso para salir a la superficie en busca de comida.
-De eso nada monada-gruñó Popo-, nos retrasaríamos mucho; tú comerás lo que encontremos aquí dentro. Toti dio una arcada para decir:
-¡anda!, si se me ha quitado el apetito.
Pero no sirvió de nada, Pepe se acercó llevando consigo una sabrosa y regordeta lombriz de tierra.
-Toma Toti, es el mejor manjar de la tierra, cómelo, está recién cazado para ti.
Por no hacerle un desprecio lo engulló sin pestañear y tuvo que reconocer que estaba exquisito.
Popo, mientras tanto, había capturado un puñado de pequeñas arañas y dijo a Toti:
-toma chaval, este segundo plato te gustará.
-Si no he muerto con la lombriz tampoco lo haré por comer unas arañitas
Y ¡zas!, se las tragó de un bocado.
Continuaron el camino, Popo consultó su imaginario plano y dijo:
-estamos llegando al jardín de María
Cuando estaba diciendo esto, una enorme cosa negra y redonda arrolló a Toti y lo engulló; era un escarabajo pelotero que había atrapado al niño para que sirviera de alimento a las crías que contenía su bola. La esfera siguió rodando y rodando alejándose de los dos primos; parecía imposible alcanzarla, el escarabajo en su vehículo circular se alejaba a velocidad de vértigo.
Pero, de pronto, chocó con algo blandito; era el lomo de un pequeño conejo que vivía en el jardín de María. Como estaba durmiendo y fue despertado, se cabreó mucho y propinó una tremenda patada al negro “baloncito” como si “cañoncito pum” hubiera golpeado un balón, el negro objeto comenzó a rodar a velocidad espacial en sentido contrario.
Popo y Pepe, que corrían a toda leche, se encontraron de frente con lo que buscaban, cogieron la pelota, la abrieron y sacaron de su interior a un pestilente y acojonado Toti que dijo:
-¡lo que tiene uno que hacer por amor!
Como estaba en el jardín de María, se despidió de sus amigos y salió a la superficie.
-Ah, por fin luz y aire puro-exclamó.
Ahora tenía que entra r en la casa y encontrar la habitación de la chica. Pero eso no era problema, el ratoncito ROI le estaba esperando; arrepentido de no haberle llevado a su destino, se arriesgó a cruzar las calles y después de burlar el ataque de cientos de gatos y esquivar miles de ratoneras, había llegado al lugar donde no quiso llevar a Toti.
-Hola pequeñajo-dijo al niño cuando le vio salir por el agujero de una topera-
Toti estaba tan contento de volver de nuevo a la superficie, que se abrazó al ratoncito y se olvidó de que le había negado el viaje anteriormente.
En compañía y a lomos de Roi, penetró en la casa de María por un agujerito y pronto estuvo en la habitación de la niña. Como para María y el resto de los humanos el tiempo estaba detenido, ella dormía en su cama esperando que sonara el despertador para levantarse e ir a la escuela.
Toti trepó a la cama y se acercó a la carita de ella, sin poder evitarlo puso su minúscula boquita en los labios de la morenita, ésta notó el beso como si fuera una mosca y lanzó al niño a varios metros. Roi ayudó al pequeño a incorporarse y sin poder contener la risa le dijo:
-si da estas patadas durmiendo, no quisiera besarla despierta.
Toti se cabreó mucho y no sabiendo en qué gastar el tiempo, se elevó hasta la mesa de estudio de María y “cotilleó” en ella. Enseguida fijó su atención en un pequeño diario que María guardaba camuflado en un cajón. Abrió el diario por la última hoja, leyó la fecha 4 de Agosto de 1998, a continuación ponía:
“Él se acercaba, venía hacia mí con una invitación, me puse nerviosa y sabiendo que me escuchaba dije a mi amiga algo que no era cierto; él debió oírlo y se alejó”.
En ese renglón del cuaderno había dos puntitos más blandos que indicaban que el papel se había mojado; seguramente María lloró al escribir esto. Continuó leyendo: “por haber sido boba y mentir para darle celos, no me invitó ni creo que me invite. Mañana 5 de Agosto, en lugar de ser un día feliz, será horrible ver como miles de niñas acosan al guapo Toti y él se dejará acosar”. Aquí se acababa lo escrito en el diario
Toti saltó de júbilo y gritó:
-ella me quiere, era mentira, no le importa que sea blanco.
Como estaba exhausto se echó a dormir en el interior de una zapatilla de la niña, por cierto, olían a rosas y no como las suyas que eran apestosas. El tiempo pasó y durmió soñando con verdes praderas por las que corría detrás de su amada en compañía de ROI, PEPE Y POPO. De pronto el ratoncito le despertó diciendo:
-vamos enamorado, que tu tiempo ha pasado.
Efectivamente, solo faltaba un día para que el plazo fijado por el genio se cumpliera. Salieron ambos al jardín de la casa y dijo Toti:
-en un solo día no llegaré a mi habitación si tengo que atravesar otra vez las calles por los peligrosos túneles subterráneos.
-Eso no es problema-dijo Roi-, pero en las calles hay cientos de gatos dispuestos a devorarnos.
Toti puso a trabajar su cerebro y tuvo una idea. Regresó a la habitación de María y le “choriceó” un pequeño casete con una cinta virgen. Cuando iba a salir nuevamente miró al cajón en donde estaba guardado el diario, sin pensarlo más, saltó a la mesa y dibujó en el diario un pequeño corazón en donde escribió:
“Toti quiere a María”
Se puso colorado al leerlo, cerró el diario y salió llevando consigo el casete. Ya en la calle, localizó por el sonido una caseta de perro; tras comprobar que estaba atado el chucho, se puso a una distancia prudencial y dijo a Roi que se pusiera delante del perro y se cachondeara de él.
El pero al ver como un pequeño roedor le hacía burla, ladró y gruñó como un loco; todo quedó grabado en el casete.
-Ya está-dijo Toti a Roi-, esta cinta nos librará de los gatos.
Subió a lomos del ratón y sin ninguna prisa se dirigieron a casa del niño.
Una jauría de gatos olisqueó al ratón y se dispuso para atacar, en ese momento Toti conectó el casete y lo que parecía un perro hambriento y furioso, salió del pequeño aparato; los gatos se acojonaron y con los pelos erizados y el rabo entre las patas, salieron cagando leches en dirección contraria a los dos viajeros.
Para llegar a casa del pequeño tuvieron que hacer uso del invento en varias ocasiones, pero por fin llegaron sanos y salvos al dormitorio de Toti. Éste se despidió de Roi y se introdujo en el enorme pijama que seguía esperándole al borde de la cama. Cerró los ojos y el tiempo pasó. No sabe si soñó o no, pero de pronto un beso en la mejilla le hizo despertar, él susurró:
-María, María, María
-¿Qué dices Toti?, despierta soy mamá; feliz cumpleaños.
-¿Qué?, ¿qué?-dijo adormilado Toti-, ¿quién soy?, ¿dónde estoy?, ¿eres Roi?.
-Que no bobo, no soy Roi, ni María, soy tu madre y tú eres Toti.
-¡Ah! es verdad, creo que he tenido un bonito sueño, pero tan solo era eso, un sueño.
-No sé si habrás soñado o no pero está durmiendo en el suelo, debes haberte caído de la cama. Vamos, prepárate para el colegio.
Se dirigió al cuarto de baño y vio la nave espacial, en ella echó la primera meada del día; luego recogió del suelo la enorme tapa del cepillo, la lavó y la puso en su sitio. Aún seguía sin saber si lo que le había ocurrido era o no un sueño. Fue a coger su cartera, luego sacó de un cajón la invitación que no se había atrevido a entregar, junto a ésta encontró una rolliza oruga y un puñado de arañas. Al encontrar los sabrosos bocados, dirigió su mirada al agujero donde recordaba haber encontrado a Roi, y comprobó que junto a un bonito ratoncillo, un topo y una musaraña alzándose sobre sus patas traseras, agitaban sus patas delanteras a modo de aplauso mientras emitían unos graciosos gruñidos.
-¡No era un sueño!-gritó-, todo ocurrió en realidad, ella me quiere aunque sea tan blanco.
Cogió la abandonada invitación y se dirigió al encuentro de su madre, ésta le tenía preparado un suculento desayuno. Lo devoró en un plis plas y se dispuso a partir hacia el colegio con la seguridad de que a la salida tendría una preciosa fiesta de cumpleaños, a la que asistiría la niña más bonita que en su corta vida había conocido.
Puntos:
12-02-13 15:28 #11062622 -> 11062226
Por:mesopotamia

RE: Cuento para niños pequeños
Hermosos cuentos, felicidades a los dos.

Al-Hakan, leyendote y seguro que a much@s más forer@s, me has hecho pensar en momentos felicies, muchas veces he mencionado a "mis gorditos" y es que curiosamene "mi gordita" me pide "cuentame un cuento "de tu hijo" o sea, los cuentos que le contaba a papa cuando era pequeño -cuando estaba en el cole, cuando ibamos de vacaciones, cuando ... cualquier historieta que tenga que ver con lo que yo intuyo que para ella es el mundo real-, es cierto que le encantan los cuentos de princesas, pero esos los escenificamos entre las dos y el peque. Quizás os parezca una tontería, pero cuando ella quiere tener un momento de complicidad conmigo, se sienta en mi alda y quiere una "historia" real, lo de las princesas lo usamos como "juego"
Puntos:
12-02-13 21:10 #11063757 -> 11062622
Por:consenso

RE: Cuento para niños pequeños
Mis felicitaciones tambien.

Yo no sé l@s tuy@s mesopotamia pero los mios tienen una memoria prodigiosa y el problema está cuando además de contarles las cosas de cuando nosotros eramos pequeños o cuando ellos eran bebés, les cuento también historias inventadas; como decía, el problema está cuando te solicitan que les cuentes de nuevo una de las inventadas y olvidas algún detalle de los que aparecian en la primera narración, el rebote que se pillan si no te acuerdas de ese detalle es regular.
Puntos:

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