Otros Recortes, tambien son posibles. País asfixiado + Gobernantes corruptos = Revolución. Lo dice la historia. Esto va a explotar por algún lado. En España sobran políticos, la verdadera reforma se hace desde arriba y no desde los más débiles. La política se ha salido de sus raíles. La raíz del mal funcionamiento de las instituciones ha de buscarse en los grupos políticos, que han evitado ponerse normas de democracia interna y legislar sobre sí mismos. Si bien hasta hoy habíamos evitado ”ser como Grecia”, nos lo están poniendo muy difícil. Rajoy ha anunciado una serie de medidas que, a la espera de que se redacte el reglamento –que podría ser aún peor–, ya de por sí son indignantes. Pero, quizá peor que las medidas, el Gobierno nos sigue engañando, argumentando que “Los españoles no podemos elegir si hacer o no sacrificios. No tenemos esa libertad.”. Cierto. No tenemos libertad para recortar, pero sí en qué recortar. Podríamos proponer al Señor Rajoy que, en adición a las medidas aprobadas, considere las siguientes: Eliminación del Senado y otras instituciones sin valor. Podría hacer un chiste y añadir al Ministerio de Economía, inútil desde la reunión de la UE de ayer, pero me lo guardaré. Recorte profundo al presupuesto de la Casa Real. Liquidación de las deudas de los clubes de fútbol con Hacienda. Lucha contra el fraude fiscal, pero de verdad, sin amnistías. Tributación en el régimen general para SICAV, Iglesia y futbolistas. Eliminación de coches oficiales excepto en casos justificados de seguridad nacional. En esta línea, eliminación de dietas y beneficios al 100%. Cualquier trabajador se ve obligado a alquilar un piso cercano a su trabajo; los diputados, también. Retirar el ejército español de las misiones en el extranjero, garantizando la seguridad en su salida, y reconvertir sus puestos a labores anti incendios, de seguridad y protección civil dentro del territorio. Aunque sea manteniendo el sueldo, se ahorraría en logística y despliegue. Venta de propiedades innecesarias, palacios, y demás, moviendo las administraciones a oficinas normales y corrientes. Estas medidas, si uno se fija bien, serían justas y equitativas incluso en épocas de bonanza. ¿Por qué no aplicarlas, entonces, en época de crisis? No hace falta bajar sueldos, eliminar puestos de trabajo, subir los impuestos o hacer pagar los medicamentos a los pensionistas sin haber antes ahorrado en gastos superfluos. |