Brazatortas - Ciudad Real

Los “virus”, son agentes patógenos de tamaño ultramicroscópico, están integrados por una única molécula de ácido nucleico, protegida por una cubierta proteica, que conjuntamente constituyen la partícula infectiva o virión. Son organismos sin actividad metabólica, tan solo ejercen una acción patógena al penetrar en una célula viva e inducen a los cromosomas de esta (genoma), a producir componentes del virus. Se caracterizan por ser parásitos obligados (no pueden existir sin serlo). Los parásitos: son organismos que viven a expensas de un individuo de otra especie, alterando en ocasiones su salud. Se dividen en, parásitos facultativos (los que pueden vivir en estado libre y a su vez a condiciones de parasitismo, alternando generaciones de vida libre con vida parasitaria. Parásitos obligados, no tienen posibilidad de vida libre, viven en la superficie del huésped.
Los virus parasitan las células vivas, de ellas aprovechan sus sistemas energéticos y enzimáticos, (ribomas) para su propio beneficio. Estos, son sensibles a los agentes externos, no sobreviven al calor excesivo, resisten bien el frío y contrarrestan el ataque de los antibióticos.
Nosotros nos podríamos encuadrar como virus con función parasitaria, la diferencia estriba a la hora de adaptarnos en el huésped y la manera en como lo hacemos.
Los virus ( especie inteligente), es posible fuesen creados y desarrollados por el propio huésped, e introducidos en los sistemas a través de un medio externo, cuya finalidad y dirección, preestablecida en un principio sufrió una posterior transformación, mutándose, y a su vez deformando las reacciones, que lo apartaban de su condición para lo que fue dispuesto. Al modificar o variar el comportamiento, en base al instinto de supervivencia y posterior reproducción, ha tenido que ser intervenido en infinidad de ocasiones por condicionantes paralelos, cuya función de autodefensa y potenciación del sistema inmunológico, para activar las defensas naturales, han procurado frenar estas consecuencias. Lo cierto, que no ha sido así, los restos de invasores supervivientes de estas intervenciones, su conducta inteligente, les ha permitido multiplicarse y reagruparse, actuar como gran depredador y aprovechar las estructuras, provocando su saturación y posterior destrucción. Han aprendido a ocupar y extenderse periféricamente a zonas limítrofes, usando medios de transportes generados y creados para facilitar la invasión posterior.
Su idea es colonizar, saturar los recursos e ir reconociendo e invadiéndolos, para su provecho y eliminación de estos, como consecuencia final.
Estos virus con inteligencia, se saben o creen diferenciados, entienden que el entorno está a su servicio, lo transforman y conforman con arreglo a sus necesidades y apreciaciones. Se sirven de congéneres, que subsisten dentro de su espacio y son y están capacitados para desarrollar cambios y bioenergéticos, que utilizan para fines de evolución, procreación y proliferación. Son capaces de eliminarse entre ellos, seleccionando clase y acondicionamiento. Han procesado formas de conducta, con base psicológica y han establecido modos sociales de organización, reorganización y dirección.
Dios los creó, los introdujo dentro de sí, en un momento de debilidad, quiso o pensó los podría reglar y servirse de ellos como elementos localizados, pero se produjo el error. Su sistema inmunológico, no puede identificarlos, ni contraatacarlos, se multiplican y producen erosión y rotura en los sistemas que constituyen las células y a su vez a las diversas zonas del tejido universal. De haber valorado estas consecuencias, se hubiera evitado el desastre.
Un día se dijo: Introduciré sistemas homogéneos, en un estado diferenciado, que despierten los resortes naturales y neutralicen las consecuencias.
A lo largo de la historia, Él ha intentado frenar con elementos paralelos de grado más evolucionado, la secuencia, antes de que se produjesen daños irreparables en las estructuras y zonas periféricas, evitando la propagación extensible a órganos más complejos y vitales. Estos paliativos o des aceleradores de la progresiva reacción, han mitigado y alterado esta sucesión, influenciando en la conciencia colectiva y niveles mentales. Ofertando a dichos individuos, estatus de integración y conformación con el huésped, para así evitar la función parasitaria obligada e impedir la posterior consecuencia de desbaste en el tejido ocasional. Pero solo se ha mitigado en parte la proliferación y metástasis, que era la disfunción más probable en la dirección del virus. El reto conlleva un gran esfuerzo al huésped, será obligatorio generar o crear sistemas con mayor dotación de inteligencia, que sean capaces de auto programar al virus, a una comprensión de su necesaria integración y adaptación, sin que alteren los procesos, favoreciendo las funciones de metabolizar, para las que desde su iniciación y formación original fueron dispuestos, como parte de un todo, hijos de Él, e integrados plenamente.
Hasta que no se consiga esta disposición, el huésped, marca en sus ojos la tristeza y enfermedad. La depresión se hace manifiesta y su dolor se centra en lo más profundo de su corazón.
Tiene y debe valorar esta situación que ensombrece su alma. Al ser sabedor de sus nefastas consecuencias, dará luz y espíritu a su ser mas profundo, para utilizar resortes que catalicen y provoquen movimientos sutiles y continuos, buscando a través de ellos, un cambio de aptitud, con reacciones que opositen pautas diferenciadas.
Estas canalizaciones, precisan de las fuentes de cuerpo esencial, dotados de inteligencia, conciencia y espíritu, ellos motivaran el intercambio con los virus dependientes y parasitados, reaccionando hacia un vínculo de integración y acercamiento a su creador, como hijos de Él, con miras a su propia evolución y desarrollo integral.