Almedina - Ciudad Real

Tengo el gusto de comunicaros que el próximo día 21 de agosto, a las 21 horas, tendrá lugar en la Alhóndiga de Villanueva de los Infantes la presentación del libro titulado Segundo Paseo Literario de la colección “Por tierras del Campo del Montiel”. El acto será presentado por la Orden Literaria Francisco de Quevedo, de Villanueva de los Infantes y el panegírico correrá a cargo de D. Juan José Lozano Arias, Secretario General de la Orden de Maestres del Vino, de Valdepeñas, natural del Almedina.
El objetivo de dicha colección persigue dar a conocer nuestra tierra (personajes, costumbres, folklore, historia, leyendas…), en un momento histórico en que aún resuenan los ecos del cuarto centenario de la publicación del Quijote, cuya celebración ha resultado un punto de inflexión en el conocimiento del Campo de Montiel, tanto para el eventual visitante como para aquel viajero conocedor de nuestros valores.
La colección está co-dirigida por Luis Matamoros Ventoso, cronista oficial de Torre de Juan Abad y por mí mismo. En el presente volumen destaca la participación de insignes firmas del mundo cultural, originarias o vinculadas con nuestra tierra:
D. Benjamín Hernández Blázquez, catedrático de Estadística. Universidad Complutense de Madrid.
D. Benjamín Fernández Ruiz, catedrático de Biología Celular. Universidad Complutense de Madrid
D. Jesús Sánchez Lobato, catedrático de Lengua y Literatura. Universidad Complutense de Madrid.
D. Julio Gutiérrez Muñoz, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear. Universidad de Alcalá de Henares.
D. Luis Vázquez Martínez, catedrático de Física Nuclear y científico del proyecto Hubble.
D. Pedro Reyes Moya Maleno, investigador del Departamento de Prehistoria. Universidad Complutense.
D. Luis Cillanueva Delgado. Decano de los colegios de Ingenieros de Minas de España.
D. Miguel A. Novillo López, investigador del Departamento de Historia Antigua. Universidad Complutense.
Don Miguel Ángel Noceda. Economista y periodista del diario El País.
D. Federico Martín Bahamontes, figura legendaria de nuestro ciclismo.
D. Antonio Serrano, campeón olímpico de atletismo en las Olimpiadas de Seúl.
Otros personajes ilustres de las diferentes poblaciones del Campo de Montiel.
La quedaría profundamente agradecido si tuviera a bien disponer lo necesario para proveer la cobertura informativa del evento que considere oportuna.
Aprovecho la oportunidad para saludarle atentamente,

Juan Felipe Cuenca Jaramillo

P.D. Me permito adjuntarle los apartados referentes a la presentación y prólogo que forman parte del libro.


Presentación.






Nos encontramos ante un nuevo reto, sin duda más ambicioso que el anterior y tanto o más ilusionante.
Si en el primer Paseo Literario de esta colección “Por tierras del Campo de Montiel” nos ocupamos de las poblaciones de Villanueva de los Infantes, Torre de Juan Abad y Almedina, en este segundo hemos dejado volar la imaginación sumergiéndonos en aspectos variados de otros municipios del Campo de Montiel: históricos, relativos a las poblaciones que en épocas pasadas recibieron el influjo de diferentes culturas; sobre todo de la prerromana y la romana –magnífico trabajo el realizado por Pedro R. Moya y Miguel Ángel Novillo, de los departamentos de Prehistoria y de Historia Antigua de la U.C.M.
La tarea ha resultado compleja, al abarcar campos tan diversos como el histórico, geográfico, estadístico, literario, religioso, social…; siempre partiendo de la idea primigenia que inspira la colección y de que el lector se sienta atraído por esta tierra y sus gentes.
Nuestro deseo es que esta modesta contribución sirva para que el lugareño se sienta orgulloso de pertenecer a una comarca tan singular, variada y abierta; y de escaparate al viajero para que se anime a compartir las bondades y riqueza humana de sus habitantes, así como a degustar la diversidad de atractivos turísticos y espirituales que adornan nuestra comarca.
Son muchas las personas que han dejado su impronta en este libro, diversa e interesante a la vez. A ellos nuestro más sincero agradecimiento. A Benjamín Hernández, que no sólo ha colaborado de forma activa, sino que ha comprometido con su capacidad aglutinadora a personalidades de muy diversas ramas del saber.
A los amigos que, de forma desinteresada, han prestado su cálido apoyo al proyecto –incluido el económico.
Agradecer asimismo a las localidades de Alhambra, Almedina, Cózar y a la Mancomunidad Campo de Montiel “Cuna del Quijote” su aliento solidario y su contribución material.
Especial gratitud para Pedro Villanueva Ventoso, que una vez más nos ha mostrado su amistad y generosidad, así como su sensibilidad hacia la tierra de sus ancestros.
Deseamos que en un futuro próximo se vaya sumando savia nueva a nuestro compromiso con la tierra.
Es nuestro propósito que el tiempo, como el buen vino, nos vaya afianzando y nos permita ir construyendo una gran familia con solera, dentro de la diversidad que nos caracteriza.
Por nuestra parte, nos consideramos satisfechos con nuestro intento de ennoblecer el sentido de arraigo y pertenencia de nuestros paisanos a una tierra que tanto ha contribuido a hacernos como somos y a sentirnos orgullosos por ello. Nuestro agradecimiento a todos también por la cálida acogida del anterior Paseo literario.


Luis Matamoros Ventoso.
Cronista Oficial de Torre de Juan Abad
Juan Felipe Cuenca Jaramillo.
Caballero del Monasterio de Yuste

Prólogo.


Lejos de disquisiciones antropológicas, un Paseo, aunque sea literario, parece de menor enjundia que un Viaje. Sin embargo, narraciones como el Viaje a la Alcarria, que son de exiguo itinerario, esbozan una economía casi perfecta en la que nada es superfluo. Viajes y paseos, cuando tienen como denominador común desplazarse por la naturaleza y por la humanidad, siempre ensanchan nuestras experiencias y se van ampliando nuestros acervos, hasta poder decir que durante el camino renacen y afloran vivencias marginales.
En este Paseo, una gavilla de autores, que es más que un manojo, desgranan y exponen una atinada miscelánea de relatos, historias, anécdotas o análisis actual cubiertas a trasmano del tiempo. Estos paseos, a diferencia de los viajes clásicos, nos informan del ámbito geográfico real y tangible, de sus alfoces, acirates, alijares, de alafas y de garramas. Tierras manchegas todas o más concretamente las del Campo de Montiel, que vibran al compás de las estaciones del almanaque y al ritmo de las migraciones.
Viajeros y peripatéticos bullen en lo desconocido, pero como refería Ortega, aquí existen tantas realidades como puntos de vista, y al desplazarse no sólo se agolpan sensaciones y conocimientos, sino que también se van modificando los antiguos, a medida que se cubre el recorrido. Empero, siempre subyace el hecho de que escribir sobre estos pueblos es describir y viajar, lo que implica mirar y conocer.
Con todo, lo más destacable de un paseo es la vuelta a casa, el regreso; y entonces emerge la idea cervantina o robinsoniana de valorar lo recorrido y la cultura inherente. Se aprende viajando y preguntando, y aunque hoy en esta inmisericorde sociedad de consumo, los medios de comunicación han revolucionado la sociedad, para cualquiera el mundo sigue siendo inmenso y por descubrir. También las ciudades, pueblos y tahas.
Los autores de este Paseo por el sudeste manchego, se mueven al albur en un espacio de casi tres mil kilómetros cuadrados que exhiben insólitas pirámides de población provocadas por la trashumancia laboral como parte consustancial al sistema económico vigente. Últimamente, al socaire del aniversario del Quijote, se han actualizado muchas rutas, algunas carentes de rigor histórico. En cualquier caso, tiene sentido revivir la aventura y emboscarse en los atardeceres o bajo un sol sin tregua, por veredas o vías con el asfalto hecho al pechín, o por vetustas cañadas que hoy muestran antiestéticas paradas de coches de línea. Todo son elementos humanos inscritos en el paisaje.
Dicen que en tiempos quijotescos o picarescos estos caminos estaban infestados de malandrines y farfanes en los que la vida estaba en función de la almoneda de turno. Cuando corrían los primeros años del siglo veinte, el director de El Imparcial, rotativo de la época, envió a otro viajero -al monovarense Azorín- para que trazase su propia ruta literaria. Inmediatamente, de un arcón sacó una pequeña pistola y, al lado de los útiles de escritura, se la envolvió, dándole mil consejos de estas desoladas tierras, “donde siempre hay una legua de mal camino”.
Empero, el inveterado sesgo está presente al describir “aquello que se visita”. Esto es una muestra, lo que conlleva una probabilidad. Y es igualmente cierto, tanto en la investigación científica como en la vida cotidiana. Es como un proceso de decisión en el que convergen muchos factores, con la subjetividad como elemento vinculante. Esta muestra no es estadística, por lo que el visitador, posterior novelista, infiere y deduce sobre municipios y vivencias a través de unos conocimientos fraguados en un tiempo concreto, que se antoja lejos de la coincidencia con otros viajeros y otros viajes.
Finalmente, parte esencial de cualquier relato o investigación lo constituyen las fuentes de datos, que siempre convergen en la calidad o superficialidad de las obras escritas. La documentación proporciona al escritor puntos de apoyo, peldaños en su ascensión, a los que puede echar mano cuando trabaja sobre el vacío o la carencia de datos. Sólo cuando estas fuentes se dominan y se aplican con coherencia, el narrador puede permitirse la licencia de fabular, imaginar y hasta mentir. En este Paseo Literario se han utilizado archivos, museos, casas de cultura y datos parroquiales juntamente con las tradiciones populares, contrastando su pertenencia al lugar. Asimismo, sus coordenadas geográficas, flora y fauna, también deporte y otros agentes causales de su devenir histórico.
Benjamín Hernández Blázquez.
Catedrático de E.U.E. Universidad Complutense