Trebujena - Cadiz

EL GENOCIDIO DE RUANDA

Ruanda es un país pequeño, de África oriental. Una violencia intermitente y de apariencia étnica afecta el país desde finales de la época colonial.
Aunque los agentes directos de las matanzas y enfrentamientos son ruandeses, la influencia de potencias extranjeras se ha hecho notar en muchas ocasiones y especialmente en el episodio más grave, el genocidio de 1994, que provocó entre 800.000 y un millón de muertos.

En el transcurso de las últimas décadas, se han producido violentos enfrentamientos en Ruanda. El aspecto más visible han sido los combates entre tutsis y hutus que, a través de los años, han establecido organizaciones políticas y armadas propias.

Como hemos dicho, el papel de los países occidentales en el conflicto ruandés ha sido determinante:

Bélgica, potencia colonial, optó desde el principio de su dominio por privilegiar a la minoría tutsi y convertirla en élite. En 1992, el parlamento belga tuvo conocimiento a través del embajador en Ruanda de que se preparaba una "solución definitiva" del problema étnico, pero no hizo nada al respecto.

Francia firmó un acuerdo de suministro de armamento con Ruanda en 1975 y, en nombre de la francofonía, apoyó al régimen dictatorial de los hutus radicales, a pesar de sus actuaciones inaceptables, porque sus oponentes tutsis, procedentes del exilio en Uganda, se habían convertido en anglófonos. Puede decirse que Francia fue el "catalizador" del genocidio.

Estados Unidos, aliado del gobierno tutsi de Ruanda, patrocina la actuación de ese país, junto con Burundi y Uganda, en la guerra de rapiña que tiene lugar en la RD del Congo.

En cuanto a la ONU, que en 1993 envió una misión al país con la finalidad de contener la escalada de violencia, optó por la pasividad cuando se inició el genocidio que fue claramente preparado y cuidadosamente organizado. Las fuerzas de la ONU no recogieron las armas que se distribuyeron entre los milicianos, a pesar de tener el mandato correspondiente; y, en el momento inicial de las matanzas, se retiran del terreno y dejan desprotegidas a las víctimas. A pesar de todas las evidencias, la ONU no califica las matanzas de genocidio hasta el 25 de mayo, cuando buena parte de las masacres ya se han consumado.

La principal causa del conflicto fue la decisión de las élites de hutus y tutsis de no compartir el poder, de disponer en exclusiva de las riendas políticas del país y de las prebendas que de ello derivan. La posesión de la tierra (un bien cada vez más escaso en un país pequeño y una época de crecimiento demográfico) también enfrenta a ambas comunidades, agricultora una y ganadera la otra. En la base del conflicto se encuentra el miedo de los tutsis a ser exterminados y el miedo de los hutus a ser explotados.

La potencia colonial estructuró la sociedad ruandesa de una forma muy jerárquica y en ese orden los tutsis tenían reservados los puestos de dominio y poder. El hecho de que los tutsis sean minoritarios implica que nunca podrán gobernar en exclusiva de forma democrática. De hecho, la historia de Ruanda es una historia clásica de manipulación, de etnicismo fomentado y de mistificación de la historia con una finalidad muy concreta: conseguir y mantener el poder.

La situación en la que tienen lugar los acontecimientos de 1994 es la siguiente:

Hay una gran angustia económica: el campesinado se encuentra ahogado por la falta de tierras y por una pobreza creciente.

La Iglesia se encuentra dividida: una parte de la jerarquía apoya sin fisuras al gobierno de los hutus radicales, mientras otra parte intenta proteger a las víctimas.

La inducción al uso masivo de las armas es preconizada de forma intensiva por los medios de comunicación en manos de los hutus radicales. A la propaganda se une el hecho ya citado de la potente jerarquización de la sociedad ruandesa: la población, disciplinada y obediente, no presentó demasiada oposición al papel que se le pedía, aunque también es cierto que una buena parte de las víctimas fueron hutus que se negaron a asesinar a sus vecinos o parientes.

Los hutus en el poder habían previsto una "solución definitiva" al problema étnico que consistiría en "terminar el trabajo"; esto es, en no dejar vivos ni siquiera a los niños, a diferencia de ocasiones anteriores. Una de las consignas más repetidas era: "¿Ya has matado a tus tutsi?".

El proyecto genocida se pone en marcha como alternativa a la implantación de un plan internacional de paz promovido por varios países africanos (Acuerdos de Arusha) y que preveía que hutus y tutsis compartieran el poder político.

Los grupos armados oficiales como el Ejército ruandés o la guerrilla del FPR, acostumbraban a combatir con tácticas de infantería tradicionales, aunque sus acciones implicaban ataques a la población civil; pero, en 1994, los milicianos hutus radicales usaron armas absolutamente primarias: machetes, mazos, hachas, garrotes, aunque a menudo las víctimas se remataban a tiros. Movilizaron masas enormes de civiles con los que consiguieron aniquilar los objetivos que se habían planteado. La organización fue muy cuidadosa y el resultado, eficaz. La elección de utilizar esas armas primarias en lugar del arsenal del ejército respondía, según Ryszard Kapuscinski, al objetivo de crear una "comunidad criminal" que hiciera culpables a grandes masas de población y así obligarlas a ser fieles a sus dirigentes.

El papel de los medios de comunicación occidentales en el genocidio ruandés ha merecido largas reflexiones. La razón fundamental es el hecho de que el genocidio propiamente dicho no fue filmado ni fotografiado ni contó con demasiados redactores. Los reporteros fueron llamados a sus sedes simplemente porque lo que ocurría "en el fin del mundo" no interesaba. La cobertura periodística llegó con el éxodo de hutus del mes de julio. Lo que se filmó y fotografió de forma masiva fueron los hutus ya situados en el Zaire y sus benefactores humanitarios occidentales. La "Comunidad internacional" los alimentaba y atendía a la vista de todo el mundo. Pero las víctimas del genocidio nunca se vieron.
Probablemente, nunca se sabrá cuantos muertos provocó el genocidio de 1994. Se calculan entre 800.000 y 1.000.000. Si fueron 800.000 equivaldrían al 11 por ciento del total de la población ruandesa y 4/5 de los tutsis que vivían en el país.

Aguirre blinda al círculo de Ignacio González y protege a Rajoy
Los conservadores madrileños también vetan la comparecencia del tesorero del PP, Luis Bárcenas, y del ex tesorero, Álvaro Lapuerta. Sí comparecerán Aguirre, Gallardón y Cospedal. La oposición habla abiertamente de "censura".

Muxaxo, mete a Aguirrez en el hilo de la crispación o en otro que quieras pero no en este tío

Que manía le teneis a Aguirrez!!, no será porque es mujer y tiene un cargo que muchísimos hombres quisieran para sí?. El hecho de que sea cursi y coqueta no quiere decir que no sea una mujer preparada para dirigir la Comunidad de Madrid.

Esa es la realidad, Aguirre, Rajoy y el PP en el fondo son los responsables de este problema en Ruanda, aunque no sea mas que por omisión.
Algo puede cambiar ahora con las nuevas perspectivas de La Alianza de Civilizaciones

Valla pararon que te as metido ¿ como sabes tanto de tusis y batusis? ¿eres misionero?
Si eres misionero por el foro hay uno que quiere donar 12 euros pideselo

Sé de Tusis y Batusis porque leo La Razón y escucho la COPE.

Buena elección, te aconsejo también que leas la hoja parroquial, es muy entretenida

Yo creo que existe un Dios pero no creo en la iglesia catòlica, como debo definirme?

Consúltalo con tu propio yo interno, la respuesta se encuentra ahi. Para mi, no hay templo mas bello que el propio universo, no hay religión mas sublime que el amor al prójimo y a la naturaleza, no hay ritual mas completo que el de vivir la vida aceptando lo que alcanzamos, mejorando lo que tenemos, luchando por lo que soñamos. ( mis respetos para quien cree a pie puntillas en el catolicismo. mi afán no es ofender).
No es válido atar tu fe a una corriente relilgiosa ó permitir que otros pretendan atarte a sus creencias. Dios no puede ser un ente egoista al que solo pueda llamarsele por un solo nombre, dios tiene tantos nombres como creyentes hay en el universo.
Nadie puede adjudicarse la propiedad de dios o su ministerio. Tan respetable es un Budista, como un Mahometano ó un Cristiano.
Saludos

Pero que tendrá que ver Dios con lo que sebe este hombre de tusis y batusis.
Por cierto si no crees es cosa tuya, cada uno que crea en lo que quiera, para eso estamos en un país libre, nadie te va a forzar en creer en una religión, te aconsejo que siga las instrucciones del anterior comentario, que me parece muy acertado