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Puerto Serrano - Cadiz

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España > Cadiz > Puerto Serrano
24-01-09 13:38 #1677134
Por:Dedalus

Hasta el final
Hasta el Final (To the End)



Lekue no había terminado de asimilar el cambio. Su vida rodaba un nuevo destino, de estancia. Nunca fue un adaptado y eso siempre le incomodó a su madre, pero no a su padre. Ya no.



Aquella mañana hacía bastante frío. Lekue, como ya era habitual en él, había observado el amanecer. Siempre, día tras día, esperaba ver algún cambio en el nacimiento de ese falso rey que asomaba ventanas. Al ver que no sucedió así, se volvió a dormir y se limitó a tener esos sueños extraños que nos hacen dudar si realmente hicimos bien marchándonos de nuestro hogar.



La vida allí era imposible, eso nadie lo duda, pero, ¡por Dios! Ella nos dio todo mientras pudo, ella nos inició en el camino de la vida, ella siempre intentó darnos muerte y vida a todos por igual.



Pero... ¿qué hacemos nosotros? Nosotros destruimos a mamá y ahora la abandonamos a su suerte.



Dejamos a Mamá T. sola en ese hospital oscuro lleno de estrellas que observaron como nacía y crecía... y ahora la verán morir.

¡Deberíamos morir con ella!



***

Sonó el despertador y la mano del muchacho de pelo rojizo golpeó el aparato hasta que se hubo callado. ¡Las doce! Maldito holo-despertador siempre se retrasa...



“Comple electrodomésticos Lyutronics, los mejoles de la antigua china... los mejoles holo-despeltadoles...” - se le vino a la mente en ese momento.



Malditos anuncios.- pensó.



***

¡Esta vida es una mierda! ¡La vivas donde la vivas! La gente sólo se preocupa de si misma. Pasan de todo. Con aprovechar el más mínimo de su existencia son capaces de adaptarse a cualquier sitio.



Lekue se sentía triste. Sentía como ella le pedía ayuda. Consuelo. Compañía.

¡Hoy era un día de esos!





***



El agobiante ruido de las aéreo-grúas, seguían perturbando la tranquilidad del Barrio-Sur... según decían los vecinos, estaban construyendo un observatorio-standard para poder observar a Mamá T.

Buscaban (¡desde aquí!) una posible solución... ó una muerte más espectacular... como solía decir el pelirrojo.

***

Mamá T. auguró que su fin estaba cerca e intentó hacernos el menor daño posible.



Primero ocurrió en la antigua Canadá, después en la isla de España y luego se disolvió por todo el mundo.



Demasiados temblores despertaron la curiosidad de los expertos. No había que ser demasiado listo para saber que el planeta azul se moría y que muy pronto, dado su excesivo calentamiento y agrupamiento de placas, volaría en mil pedazos...



***



Lekue vio que Zalú le había dejado la correspondencia en la mesa de la cocina.



Correspondencia que Lekue ya no miraba.



Había perdido toda esperanza. La verdad es que su proyecto era demasiado alocado. Nadie en su sano juicio desearía morir... habiendo otras esperanzas, claro.



Él y sus compañeros del Consejo sólo querían poner en orden su tranquilidad espiritual y por supuesto, su karma.



Ellos pedían al Nuevo Gobierno que le asignaran una nave para que su reducido grupo pudiera desplazarse hasta la Tierra.



Cada uno es libre de morir como le da la gana. Y eso estaba estatificado en las Nuevas Leyes.



El Consejo (al que no pertenecía Zalú) incluso, recaudó bastante dinero como para comprar una pequeña aeronave de veinte plazas, pero el Nuevo Gobierno se negó rotundamente.

Después de acusarlos de negligencia pública, los detuvieron e incluso estuvieron en la cárcel unos días.



Gracias a Dios todo aquello se acabó.

Varias semanas después, Lekue supo que se habían celebrado varios Juicio de Razón, dada la alta popularidad del caso que fue emitido en todos los canales de alta difusión de la colonia...

Pero ahí quedó todo.



***



¡Bien! ¡Oh, Dios mío! ¡Se ha cumplido, gracias a Dios!- gritaba Lekue después de leer una de las cartas que había recibido.



La carta la enviaba el Nuevo Gobierno.



Hablaba de una buena disciplina frente a la comunidad, de un honorable Consejo que ha ayudado a mantener una estabilidad en nuestro nueva residencia, también de aprovechar el momento (un nuevo carpe diem) y de la libertad de las personas. Libertad de pensamiento y libertad de opinión. "Un Ser Humano y su Destino", era el slogan con que terminaba la carta firmada por el juez Carlos Lamont.



A partir del Martes próximo tenían la nave a su disposición en el hangar 27.

Capacidad para veinte personas. Veinte personas que habrían de firmar su consentimiento de participación en el proyecto “To the End” y bajo su responsabilidad estarían con Mamá T. hasta el final. Un proyecto que no tenía principio ni fin.



- Un final que según el profesor Akemba predecía para dentro de un mes aproximadamente...-murmuró él todavía líder del Consejo.



¡En marcha!- gritó Lekue alzando el puño en señal de triunfo.



***



Tarde ó temprano tendría que comunicárselo a Zalú. Fue más fácil de lo que pensaba. Ella había ojeado la correspondencia y al ver la carta se lo había imaginado. Es normal.



Su silencio desesperaba a Lekue.

Esperaba que se enfadase, que se pusiera furiosa al saber que su marido iba a morir, que tirara algún plato al suelo tal vez... pero nada, ella frente a él, absorbía la sopa con cierta tranquilidad casi de golpe le dijo...



- Nene, sé que lo que voy a hacer va en contra de mis principios pero... deseo ir contigo...

¡Dios, te quiero tanto!- se levantó llorando cogió el plato y se fue a la cocina.





El pelirrojo estaba aturdido. De la noche a la mañana Zalú había dado un vuelco radical a u forma de pensar.

¿Era verdad que tanto lo amaba? ¿Tanto que no podría vivir sin él?



***



Fue todo tan rápido que Lekue deseó grabar en su memoria cada momento.



Ya estaban todos preparados, todos a punto para partir. ¡Los anclajes, revisen los anclajes...! - no dejaba de repetir la robotizada voz de la nave.



Un holograma se dejó ver a duras penas en el centro de nuestro condenado círculo de pasajeros.

Era Aluza Malova, alcaldesa del Barrio-Norte y la Defensora de la Voz del Pueblo.

Sus ojos se suponían lagrimosos dado el constante brillo en sus mejillas azules.





¡Amigos míos... no se qué deciros... la verdad es que quiero que sepáis que mi corazón y el de toda la colonia se marchará con ustedes... una parte de nosotros desaparecerá con vosotros (Zalú agarró con fuerza la mano de Lekue) y nuestras vidas, no lo dudéis, quedaran marcadas... pero así lo deseáis y supongo que así ha de ser... suerte y... despedidme de Mamá, chicos...!- la transmisión se cortó dado el fuerte temblor que azotó la nave al entrar en funcionamiento los motores.



¡Adiós alcaldesa! -murmuró el líder de la expedición.



***

Lekue se sobresaltó. Un ruido que asimiló al de una pequeña explosión, golpeó al casco de la nave.



¡Ya está! ¡Hemos llegado! -gritó felizmente el padre Alex mientras intentaba escaparse de los anclajes.



Todos bostezaban y se sumergían en la cruda realidad. Pudieron ver por las ventanas, el suelo decrépito de lo que una vez fue una gran ciudad. Un destruido parque sobrevivía a duras penas en la antigua avenida. Avenida de la cual solo quedaba el asfalto y algunos semisemáforos.



La nave indicaba que la atmósfera actual contenía (todavía) suficiente oxigeno como para poder salir al exterior sin hacer uso de traje acondicionado. Aunque con efectos secundarios. Debido a unas minúsculas radiaciones detectadas en el débil ambiente del casco urbano. Efectos secundarios que ya, no los preocupaban...



El profesor Akemba intentó predecir una hora exacta para la destrucción total. Lekue se ajustó un holo-cronómetro el cual lo advirtió de unas 22 horas, 33 minutos y bajando...



***

No les dio tiempo a divisar el moribundo paisaje, cuando comenzó el caos.



Todos excepto Zalú y Lekue, empezaron a gritar de pánico. Se preguntaban porqué demonios habían hecho esta locura. Veían como la muerte se les echaba encima y no podían hacer nada (a no) para evitarlo. Alex se arrodilló y comenzó a rezar.



Zalú miró fijamente a su pelirrojo.

Había algo que un tiempo atrás había soñado, un sueño que había comentado con su marido, una fantasía... aunque no era el mismo lugar, si era el mismo momento. El momento del fin.

La morena de cabellos largos se desnudó, se dirigió hacia Lekue e hicieron el amor en la tierra. Tierra que una vez los vio nacer y ahora los verá morir.



Los predestinados tripulantes entraron en un profundo sueño en el que nadie sueña nada.

Nada excepto que su vida se acaba y que con ellos va el orgullo de una única raza...

El hombre.

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