Olvera - Cadiz

La idea del derecho al crédito del documento para el debate del programa económico de Podemos ha ocasionado la rechifla general de los periodistas , economistas y políticos del sistema imperante, diciendo que es un disparate. ¿Lo es?
Al menos conozco dos casos donde se han dado créditos sin ninguna de las garantías que piden los bancos.
Uno fue el Japón después de su última guerra.
Otro es el sistema de microcréditos que comenzó en Bangladesh hacia 1980. Sobre este caso, ya sea porque sigue en vigor (y en expansión en una serie de paises), estoy escribiendo de forma novelada lo que ocurrió.
Pues nada, si a alguien le interesa, como en el caso de D. Nepomuceno, sólo tiene que solicitarlo.
Ahí va la primera entrega:

Microcréditos: Muhammad Yunus


UN VOLANTAZO DIVINO

Había dejado los Estados Unidos. Una vida cómoda y resuelta, una mujer hermosa y comprensiva. ¿Qué vas a buscar en aquel infierno? Le dijo un colega.
Pakistán Oriental había dejado de existir y había nacido Bangladesh en su lugar. Bueno, lo que había nacido era uno de los países más pobres del planeta agravado con una altísima densidad de población, de tal manera que en los años de buena cosecha apenas había arroz para todos; bastaba un retraso del monzón o esas inundaciones cada vez más frecuentes para que la hambruna apareciera.
El país parecía diseñado por Malthus.
Pero volvió a su tierra, guiado por los secretos laberintos del alma. Cuando niño, en la planta de arriba, encima de la tienda, jugaba con sus hermanos y por las ventanas veía la calle llena de gente, gente pobre, mendigos y más mendigos pasaban sin esperanzas. Quizás esa visión alimentara una agenda secreta y robusteciera su vocación por la economía. Aquella pobreza, aquella enorme miseria, ¿era natural? ¿No se podría resolver?

en el documento economico de Podemos no menciona para nada el derecho al credito, eso es una manipulacion mas de la Prensa del Regimen

Y ademas no hay que irse tan lejos, aqui en España en tiempos de la burbuja inmobiliaria se daban creditos sin garantias de poderse devolver.
Y ya sabemos lo que pasó.

UN VOLANTAZO DIVINO (II)

- Me voy a mi tierra, me han concedido el puesto que había solicitado en la universidad de Chittagong.
- Te acompaño.
- No vengas, tú no podrías soportar aquello.
- El sitio de una mujer está junto a su marido.
- Aquello no es como La India que se ve en los documentales y en las películas, tan exótica y de belleza exuberante. Si algo se parece Dacca es al Infierno de Dante.
- Iré contigo, aunque vayas al infierno.
La “señora Yunus” no se enteró de lo que era el calor hasta llegar a Bangladesh. Sudaba siempre, de día y de noche, con aquella humedad asfixiante. Poco aliviaban los ventiladores. Salir a la calle era imposible, una nube de críos te asaltaban pidiéndote limosnas y era igual si les dabas, sólo servía para que acudieran más.
Un día del monzón con fuerte aguacero salió aprovechando la ocasión, acompañada de dos criados, hombre y mujer. Con pantalones, con el cabello rubio bien tapado y un buen paraguas pensaba que su físico occidental pasaría desapercibido. Y salió a las calles.
Todo cerrado, con el agua por los tobillos, veía arrastrarse excrementos y otras miserias, expandiendo olores repulsivos. Unos gritos de dolor atravesaban las cortinas de agua. Mirando hacia su origen vio una figura que, en el suelo, se retorcía. Se dirigió hacia ella y sus acompañantes le gritaron “¡No madam!”, pero no les hizo caso.
(continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (III)

Con paso firme y nervios alterados se dirigió hacia aquello que se movía junto a la pared. Lo que vio la dejó paralizada. Cuando la alcanzaron los criados, esforzándose para articular las palabras, les dijo “Es… está dando a luz. Hay que llamar a una ambulancia”, “no vendrá ninguna ambulancia, madam”. “Por favor madam, volvamos a casa, no le corresponde estar aquí”. Sin palabras, retornaron de la desagradable expedición. Para romper aquel silencio de plomo la criada, forzando su papel le dijo “Esto es Bangladesh, nadie le obligó a venir”. Tiempo atrás, cuando le comentó a sus amigas que iba a servir a una Sahiba americana (entre las clases populares, los conocimientos de geografía son muy limitados, existe Inglaterra y un país grande y fabulosamente rico, América) se sorprendieron y se rieron, y le pidieron que observara si era verdad eso de que daban órdenes a los maridos.
Sentada en su hamaca, las gotas de sudor que resbalaban por sus mejillas tenían un sabor amargo al llegar a su boca, provocándole un instintivo deseo de huir. Pero la educación recibida de su madre, inculcándole esa característica del pueblo ruso, su capacidad para soportar las calamidades, la resistencia por la resistencia, fue calmándole. Se trataba de saber cual era el papel que le había tocado representar en la vida, y pasaba por estar allí, aunque se pasara todo el monzón sentada.
“Ya se pasará” , comentó para sí la Señora Yunus, y olvidó la tentación de coger el teléfono para preguntar por el próximo avión a Estados Unidos. (continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (IV)

Un día que amaneció como otro cualquiera, que rutinizamos al compás de la naturaleza, ocurren sucesos que nos cambian la vida; y en algunas ocasiones esos sucesos nos pueden romper el alma y pueden presentarnos caminos divergentes de tal manera que hagamos lo que hagamos, siempre salimos perdiendo partes queridas de nuestro ser.
Una mañana Vilna le dijo a su marido,
- Muhamad, estoy embarazada, ayer me hice la prueba, ¿Qué vas a hacer?
- Pues alegrarme, y mucho. Qué puede haber más hermoso que participar en ese milagro de la vida, sentir cómo crece una criatura y participar del descubrimiento de su mundo.
- No me refería a eso. Este no es sitio para criar a mi hijo. Me vuelvo a Estados Unidos. Te lo repito, ¿Qué vas a hacer tú?
- Pero yo no puedo dejar a mi gente en esta situación. No es que no quiera, es que no puedo. Si me fui es porque mi país era un país ocupado, y me dije que volvería si alguna vez obtuviera su libertad. Si me voy me traicionaría a mí mismo y no podría mirarme al espejo sin sentir una profunda vergüenza. No puedo abandonar a mi gente.
- Muhammad, yo y el que espero somos tu gente. Y además, ¿Qué haces aquí? Dar clases, como hacías allí. ¿Y quien te crees que eres? ¿El Presidente del FMI? ¿El director de un gran banco?. No quiero convencerte, quiero que veas la realidad, que lo que sientes es un sentimiento romántico más propio de adolescentes.
- Yo no sabría decirlo, pero siento que hay un barril cerrado que flota entre mi corazón y mi cerebro, que lo veo en sueños y que a veces se me acerca y otras se aleja…
- Te estoy hablando en serio, tienes que tomar una decisión de adulto. Bien sabes de todos los sacrificios que he realizado, y los daba por bien hecho por la única razón de estar contigo, pero a mi hijo no lo sacrifico.
- Pero no ves que no puedo…Pero te pido un favor retrasa tu ida hasta después del parto, me gustaría tanto conocerlo y estrecharlo en mis brazos.
- Quiero el divorcio Muhammad.

***

Meses después acompañó a su mujer y a su hija al aeropuerto. Al verlas dirigirse al avión sentía cómo su alma se desgarraba y quería partir con ellas. No quiso reprimir su dolor, pero sí sus lágrimas. “Mónica, mi pequeña”, se dijo mientras clavaba sus uñas en el pecho para que el dolor del cuerpo engañara al del alma. Pero no lo consiguió. (Continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (V)

1974. Una hambruna asola el país. 156 millones de habitantes viviendo (o lo que sea) en 147.000 klms cuadrados; para hacer una comparación, Castilla León y Castilla La Mancha juntas son 173.000 klms cuadrados y viven 4,5 millones, compararlo da pena.
El hablar de pobreza en España y Bangladesh, aplicamos conceptos que no tienen nada que ver. Cuando hablamos de pobreza en España, hablamos de familias con dificultades para llegar a fin de mes, que la subida del recibo de la luz o de la gasolina puede apretar sus bolsillos y hacerles prescindir de algunos gastos y sustituir algunos alimentos por otros más baratos, pero cuando hablamos de pobreza en el país asiático no les preocupa para nada el precio de la electricidad porque no tienen, y si necesitan ver alguna noche, utilizan una vela para iluminar su carencia; no les importa para nada el precio de los cubiertos o de los zapatos porque no los tienen, comen con las manos y van descalzos. Por supuesto, tampoco tienen agua corriente. El agua, imprescindible para la vida y que para nosotros disponer de ella de manera inagotable nos parece tan normal como disponer del aire, hay que caminar para traerla de algún arroyo más o menos cercano y con frecuencia contaminada, lo que provocará diarreas en algún niño y la probable muerte. El precio de la gasolina o cuanto cuesta un café en un bar ni hablamos, porque son cosas que pertenecen al otro mundo, ya que en Bangladesh no existe la clase media.
Lo que sí saben muy bien es el precio del arroz, el kilo cuesta dos tercios que en España, y está subvencionado. Pero veamos un dato, el salario mínimo de una mujer en una fábrica textil, que hay miles, es de 52,5 € al mes, mientras que el salario mínimo de un hombre es de 67 €; tomarse un café en un bar de la capital viene a costar un euro, más de la mitad del salario del día de una mujer que trabaja, lo que le supone un lujo imposible.
Pero el año que hay una mala cosecha de arroz todo se pervierte, los mendigos, los parados, los peor remunerados, van dejando de deambular y se sientan en cualquier parte a esperar la probable muerte. Para eso son pobres. (continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (VI).
Se dirigía a la Universidad con su coche. A ambos lados de la carretera se veían o se sospechaban las miserables aldeas que se desparramaban por todo el país, aunque él, como los del mundo al que pertenecía, no las veía, procuraba mirar hacia delante, su obligación como conductor, o hacia las nubes cuando pasaba por alguna demasiado visible.
Ocupaba el cargo de Director del Departamento de Economía Rural; había propuesto recientemente una forma de organización social denominada Gobierno Rural. La idea, que suponía una modernización de las arcaicas estructuras campesinas, demostró ser útil y se estaba aplicando a título experimental.
Pero la hambruna suponía un problema de tal envergadura que todo lo que había hecho hasta el momento, aunque supusieran avances, era absolutamente insuficiente para afrontar aquel drama. Quizás su mujer tenía razón, que no tenía ni poder ni capacidad para resolver o al menos disminuir de forma importante aquel Drama de Asia, como el título del libro de aquel sociólogo sueco que tanto le impactó en su juventud; quizás sólo fuese un “señorito” vanidoso con cierto complejo de culpa. Vanidoso y engreído.
Un barril cerrado que flota en el mar y a veces se me acerca a la orilla donde espero sentado (y sin peligro, añadiría) a ver si se me abre la mente. Quizás su hija crecería sin padre sólo para que él alimentara su vanidad. Su agenda secreta le quería informar, pero él no quería enterarse, que cuando sus propuestas eran aceptadas sin oposición era algo no coincidente con las leyes de la economía, ya que cualquier innovación de importancia siempre perjudica a alguien. Recordó que Edison al inventar la electricidad, no benefició a todo el mundo, desde luego no a los fabricantes de velas o de quinquets; la compañía del gas hizo todo lo posible para que no se pusiera el tendido eléctrico en Nueva York.
Y si el barril no llegaba adonde él estaba, sentado cómodamente en el sillón de la Universidad, porqué no lanzarse al mar, por muy agitado que estuviese aunque arriesgara la vida. Para lo que servía. En ese momento pasaba por la entrada a una aldea, próxima a la carretera. Vio a un hombre de edad indefinida sentado en lo que seguramente era su minúscula finca que habría dado una cosecha insignificante aquel año. (Continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (VII). (el por qué del título)

La realidad, esa putain rastrojera que se va con el primero que pasa. El que la gente se muera de hambre es un componente de la realidad como las lluvias del monzón, aquel hombre sentado, escuálido y sin esperanzas era parte de la realidad, tanto como que tiene que haber nubes para que llueva. Si se morían aquel año miles de niños de hambre, pues se ponía de diarrea, o de nosequé enfermedad provocada por la desnutrición y ya la realidad la cambiamos; aquel era “un año malo”. El malo era el año, no que la estructura social era inadecuada.
Y empezaba a hervirle la sangre, le subía la tensión, puso la radio a ver si se calmaba. Un programa de música alegre y divertido y, para demostrar lo motivados que estaban, un anuncio, “da tu donativo para Unicef y un niño no pasará hambre”; eso, pensó, y la madre que se fastidie, como si una madre no se quita más de lo que puede de la boca para que su hijo no sufra.
La realidad era su cómodo despacho que le aguardaba. O no. Y profiriendo un grito de rabia dio un fuerte volantazo invadiendo la calzada contraria y cambiando de sentido. Una camioneta destartalada que venía en dirección contraria tuvo que desviarse a la cuneta para evitar el choque y el acompañante sacó el puño por la ventanilla lanzándole improperios, los dos coches que le seguían empezaron a pitar por su inesperada maniobra.
Volvió sobre sus pasos y volvió a ver aquel hombre en su misma postura, esperando la nada. Un cartel de madera indicaba un camino de tierra, ponía Jobra, el nombre de la aldea.
Aparcó a la entrada del poblado. Un grupo de niños lo miraban, niños que sus cuerpos y sus miradas eran reflejos de su alimentación deficiente, de la falta de lácteos tan necesarios en esa etapa, de la falta de vitaminas puesto que especialmente aquel año, una manzana era un lujo inalcanzable. Se detuvo ante ellos y se conmovió ante la profunda tristeza de aquel cuadro, porque pocas cosas más triste hay que un grupo de niños que han perdido la fuerza para jugar, los motivos para reír, y notaba la herida que le causaba su mirada, una mirada de quienes nada esperan ni tienen nada que esperar. Caminó hacia una mujer que en la calle trabajaba haciendo muebles sencillos de bambú.
Y así fue acercándose hacia aquel barril cerrado que, en el mar de su imaginación, flotaba a la deriva.
No lo sabía, pero aquel iba a ser el primer paso para que la suerte de millones de mujeres pobres cambiara. (Continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (VIII).

La mujer estaba sentada en cuclillas sobre el suelo de tierra delante de una casa en ruinas con un techo bajo de paja cosido de agujeros. Movía los dedos con rapidez haciendo un taburete de bambú.
Al oír el saludo de Yunus, dejó caer el bambú y, como movida por un resorte, se puso inmediatamente de pie y salió disparada al interior de la casa.
-¡No se asuste!, enseño en la Universidad. Sólo quería hacerle unas preguntas.
Tranquilizada por los suaves modales, la mujer respondió en voz baja: “No hay nadie en casa”. Lo que quería decir es que no había ningún hombre en casa.
Yunus empezó a hablar a la mujer de cosas varias para que venciera su miedo. Las demás mujeres de las casas vecinas se metieron en sus casas observando a aquel del otro mundo que seguramente se había equivocado o las quería engañar.
Le preguntaba sin utilizar bolígrafo y cuaderno para no asustarla.
-¿Es suyo este bambú?
- Sí
-¿Cómo lo consigue?
-Lo compro
-¿Y cuanto le cuesta?
-Cinco takas (veinte céntimos de euro aproximadamente)
-¿Tiene usted los cinco takas?
-No, se los pido a los intermediarios.
-¿Y a qué acuerdo llega con ellos?
- Yo debo venderles a ellos mis taburetes de bambú al acabar el día para saldar el préstamo.
- Por cinco takas y 50 poishas
- O sea, que usted saca una ganancia de 50 poishas
Ella asintió. Aquello equivalía a unos beneficios de apenas dos céntimos.
- ¿Y no podría usted pedir el dinero a un prestamista para comprarse su propia materia prima?
- - Sí, pero el prestamista pide mucho. Quienes tratan con ellos sólo consiguen empobrecerse aún más.
- -¿Cuánto cobra el prestamista?
- - Depende. A veces un, 10% semanal. Pero una vecina mía está pagando un 10% diario.
- - Y eso es lo que usted gana fabricando estos bonitos taburetes de bambú, 50 poishas, ¿verdad?
- -Sí
(Continuará si le place a alguien, si a nadie le interesa esta será la penúltima entrada, y si a alguien le interesa que lo indique)

Continúe Juan, por favor.

Gracias Mecachi. Creía que no me leía nadie.
UN VOLANTAZO DIVINO (IX)
Aproximadamente lo que se iba a gastar en el bar de la Universidad era el importe de la cantidad que tenía atada a esta mujer al prestamista. Su primer impulso fue darle el dinero que la tenía esclavizada al prestamista y librarla de esa explotación y que equivalía a la ligera comida del mediodía en la Universidad. Pero se contuvo, porque sabía que la caridad no era la solución, ya que habría otras muchas mujeres en su situación en el poblado y no digamos en el país.
Aunque acostumbraba a quedarse dormido pronto, aquella noche no pudo. La conciencia parecía tomar entidad y sentándose en la cama le decía, “Bien, la caridad no es apta para resolver el problema de esa explotación tan abusiva, pero entonces, ¿Cuál es la solución?”. “Quizás sea más fácil de lo que parece” se respondió. Y se quedó dormido.
Al día siguiente habló del problema en clase, y pidió voluntarios; dos, uno de cada sexo, se ofrecieron. De vuelta a Jobra preguntaron y se enteraron que había cuarenta y dos mujeres en circunstancias similares a la constructora de taburetes de bambú, que en total estaban endeudadas de por vida por la irrisoria cantidad de 27,50 dólares.
Por una cantidad que llevaba en la cartera podía liberar de aquella sangrante esclavitud a todo el poblado. Pero sabía que cuando se expandiera la noticia, una multitud de mujeres y hombres de las aldeas vecinas se acumularían en la puerta de su despacho pidiendo dinero. Esa no era la solución, y se dirigió a la oficina bancaria que estaba en la Universidad a hablar con el director. La solución más lógica a veces es la más fácil. Quienes se encargan de dar créditos son los bancos.(continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (X).
Aquella noche Yunus se quedó dormido en el acto y su conciencia no lo visitó. Pasó por la aldea y le dijo a una de las mujeres que se reuniesen por la tarde las cuarenta y dos personas que debían dinero debían dinero. Por la tarde entregó el equivalente a los veintisiete dólares y pico anotando en una libreta los nombres y la cantidad que recibía cada una. Al final les dijo “Este dinero es prestado. Ustedes me lo devuelven cuando puedan, y cuando lo hagan lo prestaré a otras personas que lo necesiten”
Había nacido el microcrédito.
-¿Qué puedo hacer por usted, señor? Me dijo el director de la sucursal bancaria.
-Quiero que presten dinero a las personas pobres de Jobra. La cantidad de la que hablo es muy pequeña. Yo mismo ya lo he hecho por mi cuenta. He prestado 27 dólares a cuarenta y dos personas. Pero habrá muchas más personas pobres que necesiten dinero. Lo necesitan para seguir con su trabajo, para comprar materias primas y suministros.
-“Qué clase de materias?” El director parecía perplejo, me dejaba hablar por el respeto debido a un director de departamento universitario, pero estaba hecho un lío.
- “Bueno, algunos fabrican taburetes de bambú, otros tejen esteras o tiran de rickshas. Si piden el dinero prestado a un banco a unos tipos de interés comerciales, podrán vender sus productos en el mercado abierto y obtener una rentabilidad digna que les permita vivir mejor. En su situación actual viven como esclavos y nunca lograrán librarse del yugo de los prestamistas que les prestan capital a intereses de usura. Pues bien, he venido hoy aquí porque me gustaría pedirle que prestara dinero a esas personas”.
El director de la sucursal se quedo boquiabierto por un momento y luego empezó a reír, “¡Yo no puedo hacer eso!”
-“¿Por qué no?”
- “Pues… Para empezar, las pequeñas cantidades que usted dice que estos lugareños necesitan pedir prestadas no llegarían siquiera a cubrir el coste de todos los documentos que tendrían que rellenar para formalizar el préstamo. El banco no puede perder el tiempo por esa miseria.
- Por qué no, para las personas pobres ese dinero es crucial para sobrevivir.
- Pero si son analfabetas. No pueden siquiera rellenar nuestros formularios.
En Bangladesh, donde el 75% de la población no sabe leer ni escribir, cumplimentar un impreso es un requisito ridículo.
NOTA: Lo que escribo hoy no es inventado, está copiado de un libro de Yunus

UN VOLANTAZO DIVINO (XI)
(Sigue la conversación. Es una transcripción literal de un libro de Yunus)
- A mí me parece que su sistema bancario está pensado para ser antianalfabeto, dijo Yunus.
El director de la sucursal parecía empezar a sentirse contrariado.
- Profesor, la banca no es tan simple como usted cree.
- -Puede que tenga razón, pero también estoy convencido de que la banca no es tan complicada como usted la hace parecer.
- Mire, lo cierto es que cualquier solicitante de un préstamo en cualquier banco del mundo tendría que rellenar impresos.
- Muy bien. Si consigo que algunos de mis estudiantes se presenten voluntarios para rellenar los formularios en nombre de los aldeanos, eso ya no sería un problema..
- Pero es que no lo entiende, no podemos prestar dinero a los indigentes.
- ¿Por qué no?
Nuestra conversación tenía algo de surrealista. El rostro del director de la sucursal esbozaba una sonrisa con la que parecía decirme que entendía que le estaba tomando el pelo. Toda aquella entrevista era cómica, ciertamente absurda.
- No disponen de ninguna garantía o aval.
- ¿Y para qué necesita usted avales mientras recupere su dinero? Eso es lo que realmente interesa, ¿no?
- Si, queremos recuperar nuestro dinero, aclaró el director, Pero, al mismo tiempo necesitamos algo en fianza. Es nuestra garantía.
- Pues para mí eso no tiene sentido. Las personas más pobres trabajan doce horas al día. Necesitan vender y obtener ingresos para comer. ¡Quien va a tener más motivos que ellas para devolverles el dinero! Esa es la mejor garantía que ustedes pueden tener: su vida.
- Es usted un idealista, profesor. Vive usted entre libros y teorías (Continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (XII)
(Es una transcripción literal de un libro de Yunus)
Dos días después concerté una cita con el Sr. Howladar, director regional. Tuvimos una conversación que fue, en gran parte, un calco de la que había tenido ya con el director de la sucursal de Jobra. Sin embargo, Howladar sugirió la idea de un avalista, de una persona acomodada de la localidad que estuviera dispuesto a intervenir en nombre del prestatario.
Yo reflexioné sobre aquella idea. Tenía evidentemente su mérito, pero también sus desventajas
Yo reflexioné sobre aquella idea. Tenía evidentemente su mérito, pero también sus desventajas, y estas se me antojaban insalvables.
-No puedo hacer algo así- expliqué a Howladar-¿Qué le impediría al garante aprovecharse de la persona cuyo préstamo estuviera avalando? Podría convertirse en un tirano. Podría acabar tratando a esa persona como una esclava.
-¿Porqué no me convierto yo en el avalista?, pregunté.
-¿Usted?
-Sí ¿Pueden aceptarme ustedes como garante de todos los préstamos?
-¿De cuanto dinero estamos hablando?
-En total, unos 10.000 takas (300 $).
- Bueno, Supongo que estaríamos dispuesto a aceptarle como garante siempre que no se sobrepase esa cantidad, pero no pida más dinero que ese (dijo el director).
-Trato hecho, dije.
Nos dimos la mano. Entonces se me ocurrió algo,
-Pero si una de las personas prestatarias no salda su deuda, yo no acudiré a cubrir el pago atrasado.
El director regional me dirigió una mirada de incomodidad, de no estar muy seguro de por qué se lo estaba poniendo tan difícil, y dijo,
- Si usted es el avalista, podemos obligarle a pagar, dijo el director.
- -¿Y qué harían? Respondí
- Podríamos iniciar un proceso judicial contra usted.
- Perfecto. Eso sería lo que yo querría. Concluí. (continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (XIII)
Y así comenzó un largo camino que llevaría a la creación de un banco de nuevo tipo, donde algunas directrices principales son inversas al modelo bancario imperante hasta entonces. En vez de grupos de inversión con grandes capitales, los propietarios eran frecuentemente pobres con aportaciones que estimarían ridículas cualquier experto, pero que multiplicadas por millones ya no lo resultaba. La gran mayoría de los créditos se daban a mujeres pobres que no tenían nada para ofrecer como garantía. Entiéndase, nada que tuviese valor para el modelo capitalista, pero tenían su vida y su capacidad de trabajo, de manera que cuando a una mujer que pedía un préstamo al banco Grameen se le preguntaba si tenía alguna propiedad, se le aconseja que fuese a un banco tradicional.
La devolución de los préstamos en vez de ser mensual, lo que podía resultar una cantidad importante para los prestatarios, se podía hacer diaria, y así eran unos céntimos, etc.
No voy a explicar aquí cómo funciona tan extraño banco, sólo digo que su expansión fue tal que se alcanzó los siete millones de préstamos en pocos años, y que el porcentaje de devoluciones es del 98,5%, mayor que la banca tradicional. Los préstamos tienen objetos muy variados, la compra de una máquina de coser de segunda mano, un carrito para repartir comidas calientes, herramientas para arreglar zapatos, etc.
La cantidad de enemigos que contrajo este hombre ha sido tremenda. No sólo los usureros, cosa lógica, sino los mismos bancos, expertos en desarrollo, etc.
Por el alivio de tanto sufrimiento humano le dieron el Premio Nóbel de la Paz.
Pero, ¿Qué fue de su hija? ¿Cómo son sus relaciones después de tan dramático abandono? Eso en el próximo y último capítulo. (Continuará)

UN VOLANTAZO DIVINO (XIV)FINAL
El desarrollo del banco Grameen fue una tarea tremenda, todo el sistema se puso en contra, los hombres de negocios, los bancos (aunque no les quitaban clientes pero temían, y con razón, el que los pusieran en evidencia), los imanes, que amenazaban con el infierno a las mujeres que se metieran en negocios, etc.
Pero mucho mejor que yo lo podéis ver en youtuve el documental llamado Muhammad Yunus Grameen.Bank, de Octavio Puente Osorio
¿Qué pasó con su hija? ¿le guardó rencor por abandonarla? Para saberlo, mirar en youtuve el vídeo Monica Yunus beautifl dreamer Congresional gold medal ceremony, grabado cuando el Congreso de Estados Unidos le dio la medalla de oro.
En el abrazo que se dan la magnífica soprano y su padre, apenas hay una furtiva lágrima, ahora, conozco a un tonto que lloró como una magdalena cuando lo vio por primera vez.
NOTA.- La canción que canta, Beautiful dreamer significa “El bello soñador” literalmente.
NOTA 2.- Puede haber una segunda parte sobre la empresa social, pero eso sería para cambiar Andalucía.
PD.- Mecachis, me gustaría conocer tu opinión, y así coger datos sobre si vale una segunda parte.

Hola Juan, lo cierto es que he esperado cada parte, sabiendo que el tema de los microcréditos está funcionando en países subdesarrollados o en vía de desarrollo, y, aún así, he mirado cada día el foro para ver si habías puesto la continuación.
El tema en Andalucía es bien distinto, aunque seguro que hay cosas que se pueden hacer de forma distinta y reformas que se pueden adoptar, pero, como bien sabes, cualquier intento de cambio es complicado de llevar a cabo, principalmente, por la mentalidad de las personas.
Saludos y ánimo.