Una nueva generación de jubilados Vivieron una juventud autoritaria, en un entorno de escasez y austeridad, pero fueron capaces de protagonizar el mayo del 68 y ser los verdaderos artífices de la transición española. Educados en una cultura del esfuerzo y el logro profesional, han luchado por mejorar su estatus personal, con lealtad al trabajo y a la familia. Son beneficiarios de todos los progresos tecnológicos, sociales y médicos, de forma que alcanzan la jubilación con salud, fuerza y entusiasmo. Una generación peculiar y singular que ha vivido en primera persona la evolución más importante que se ha conocido en los últimos siglos en Europa y en el mundo, y, por supuesto, en España. Los jóvenes no saben que la democracia de la que hoy disfrutan es fruto del empeño de mi generación y que la “sociedad del bienestar” no hubiera sido posible sin todos los que hoy están al borde de la jubilación. Muchos sufrieron penurias en la infancia, ayudaron a sus padres en la juventud, compaginaron estudio y trabajo, y posteriormente se volcaron en ayudar a los hijos para que no sintieran las necesidades que ellos mismos habían tenido. Una generación esforzada, para la que la entrega ha sido una constante. La vida para una inmensa mayoría ha sido dura y, quizás por ello, los hombres y mujeres de esta generación maduraron mucho antes de lo que lo hacen ahora los jóvenes, aprendieron a superarse, a luchar, a no desanimarse. El objetivo era estar satisfecho contigo mismo, con lo que uno se fraguaba y contribuir a que nadie volviera a pelear tanto y tan duro como lo hizo esta generación. Transformaron un poco el mundo, tal y como soñaban en los sesenta. No tanto como hubieran querido, pero bastante más y mejor que las generaciones precedentes. Ojala las venideras puedan presumir tanto.
|