Oración fúnebre de Pericles. Extractos de la oracion funebre de Pericles. 2000 años, no son nada. Tendría que comenzar con nuestros antepasados. Es tan adecuado como prudente, que ellos reciban el honor de ser mencionados en primer lugar, en una ocasión como la de ahora, Ellos vivieron en esta comarca sin interrupción de generación en generación; y nos la entregaron LIBRE como resultado de su bravura. Y si nuestros antepasados más lejanos merecen alabanza, mucho más son merecedores de ella nuestros padres directos. Ellos sumaron a nuestra herencia el imperio que hoy poseemos y no escatimaron esfuerzo alguno para transmitír esa adquisición a la generación presente. Si nos referimos a nuestras leyes, ellas garantizan igual justicia a todos, en sus diferencias privadas. En lo que respecta a las diferencias sociales, el progreso en la vida pública se vuelca en favor de los que exhiben el prestigio de la capacidad. Las consideraciones de clase no pueden interferir con el mérito. Aún más, la pobreza, no es óbice para el ascenso. Si un ciudadano es útil para servir al estado, no es obstáculo la oscuridad de su condición. La libertad de la cual gozamos en nuestro gobierno, la extendemos asimismo a nuestra vida cotidiana. En ella, lejos de ejercer una supervísión celosa de unos sobre otros, no manifestamos tendencia a enojarnos con el vecino, por hacer lo que le place. Y puesto que nada está haciendo opuesto a la ley, nos cuídamos muy bien de permitirnos a nosotros mismos exhibir esas miradas críticas que sin duda resultan molestas. Pero esta liberalidad en nuestras relaciones privadas no nos transforma en ciudadanos sin ley. Nuestras principales preocupaciones tratan de evitar dicho riesgo, por lo cual nos educamos en la obediencia de los magistrados y de las leyes, |