Foro- Ciudad.com

Guadalcacín - Cadiz

Poblacion:
España > Cadiz > Guadalcacín (Jerez de la Frontera)
21-10-11 20:28 #8976883
Por:juanasanchez

Proxima presentación y venta del libro: Historia de Guadalcacín contada en relatos
Escrito por Simón Candón y Juan Blanco el libro: Historia de Guadalcacín contada en relatos, se presentará y se pondrá a la venta proximamente por el precio de 20 Euros el ejemplar.

A continuación os participo de parte de unos de los relatos:


II. EL PLAN GENERAL DE COLONIZACIÓN.

Como puedes ver Peneque, ya había agua en el pantano de Guadalcacín y los canales se iban construyendo, conservándose el interés por ver transformadas en regadío las 12.000 hectáreas. Pero las obras de construcción de canales se ejecutaban más rápidas que su uso posterior para regar, dado que la iniciativa privada no respondió en general a los esfuerzos del Estado, pues gran parte de las tierras seguían aprovechándose como dehesas para el ganado.
La política colonizadora de regadíos se inspiró en parte en la Ley de 13 de abril de 1932, de Obras de Puesta en Riego (OPER) de cuyo reglamento cita Malefakis, Peneque y tu dirás y ¿quién es Malefakis?, te digo quién es antes de decirte su cita, Malefakis es: Edward Malefakis (2 de enero de 1932 o 1933 según fuentes) es un historiador e hispanista estadounidense. Es considerado como una autoridad en la Edad Contemporánea de la Europa meridional. Estudió en Bates, donde se graduó en 1953, y en Columbia, donde se doctoró en 1965. En 1961 había comenzado sus investigaciones en Madrid con una beca Fulbright. Ejerció la docencia en la universidad de Míchigan, en la Universidad Northwestern y en la Universidad de Columbia, de la que es catedrático emérito desde 2003. Entre 1975 y 2000 fue presidente del comité cultural del Queen Sofía Spanish Institute de Nueva York. Es Premio Internacional Elio Antonio de Nebrija, de la Universidad de Salamanca (año 2000). Está asociado al Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. La cita es: “constituye el Reglamento de este tipo más eficaz de toda la historia española hasta aquel momento, pues autorizó al Estado a construir las obras secundarias necesarias para llevar el agua desde los canales principales hasta las fincas, forzando demás a los beneficiarios, que durante tanto tiempo habían hecho fracasar muchos de los proyectos de puesta en riego al negarse a invertir capital en ellos, a pagar los costes, a menos que quisieran correr el riego de verse expropiados”.

En la OPER (Obras de Puesta en Riego) se indicaba que no bastan las obras estrictamente hidráulicas, es necesario disponer en el momento oportuno de viviendas, caminos, redes secundarias de riego, desagües, dado que la zona regable constituye un conjunto orgánico en el cual la red de infraestructuras, como la circulación de la sangre, ha de llegar al último extremo y obedecer a la mejor utilización del agua al mínimo coste.
Y hablando de desagües Peneque, te lo tengo que contar, te lo tengo que contar. No tengo más remedios que hacerlo, porque hoy, precisamente hoy, después de mucho tiempo, hemos estado un amigo y yo dando un paseo por los antiguos huertos que rodeaban al pueblo de Guadalcacín (algunos quedan todavía) y por algunas de las parcelas que colindaban con el mismo, ya destruidos y destruidas por las distintas urbanizaciones puestas en carga para “agrandar” el Pueblo. Y de resultas de este paseo, comentábamos sobre los tiempos atrás y de cómo pasábamos los veranos por aquellos entonces, haciendo hincapié en los sofocos de las calores y de cómo también nos las gastábamos para aliviarlas un poco en las aguas de los “canales, sifones y desagües de riegos”, viniéndoseme a la memoria, aquel lugar de obligado cumplimiento, donde como si de la playa de Valdelagrana se tratase, todos los niños y mozalbetes íbamos a bañarnos, a “EL TOYO DE PAILLA”.



El “TOYO DE PAILLA” era el lugar de referencia mejor preparado por la naturaleza para bañarnos y lucirnos entre nosotros con saltos acrobáticos para caer en el agua de cabeza, de pié o haciendo la “bomba”. Era un lujazo tirarse desde allí arriba, que era muy alto, o por lo menos, así nos lo parecía, y ver quién lo hacía mejor. Nos decíamos los unos a los otros, ¡Eh! ¡Eh! ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira como me tiro! Y nos bañábamos en calzoncillos o “en pelota picá” porque no había para más. Gritábamos: ¡eeeeeeeh! ¡quillooooooo! ¡que vooooooooooooyyyyyyyyy! ¡cuidaaaaaaaaoooooo! Muchos íbamos a escondidas de los padres, pero… íbamos. Allí, en EL TOYO, hemos aprendido a nadar muchos de los niños de los de entonces de Guadalcacín. Me trae a la memoria muy buenos recuerdos y travesuras. Para que estuviera lleno de agua, el arroyo o desagüe donde se encontraba ubicado, tenía que recoger las aguas sobrantes de los riegos de los parcelistas colindantes con el mismo, y así sucedía siempre.

Como estábamos paseando cerca del lugar por donde creíamos había estado EL TOYO DE PAILLA, nos dijimos de ir a ver si estaba todavía, ya que desde hace muchísimo tiempo se dejó de utilizar y por lo tanto, nos olvidamos de él, él que tantas alegrías nos había dado y tantos sofocos nos había quitado de encima. Y fuimos.

Por entre medio de los campos y sembrados, nos introdujimos en dirección al cañaveral, seña de identidad del desagüe, que veíamos a lo lejos y cuando llegamos allí, continuamos al borde del desagüe, entre maizales verdes, hierbas puntas altas, patas de gallinas, verdolagas y jaramagos, cruzando alambradas, mirando por su costado el recorrido del mismo, lleno de berros y malezas que ocultaban el torrente de agua, para, pasado un gran trayecto andado, aparecer aquel gran y profundo hueco protegido por hincos de alambradas de espinos, escondido por la naturaleza silvestre.
¡Sorpresa! ¡Alegrías! ¡jo! ¡Como nos quedamos! Y lo saludé y me quedé mirándolo largo rato y le hablé y le agradecí los buenos momentos que me dio y le pedí perdón por tanto olvido, y le dije que mi historia iba ligada a su historia, y también le dije que, aunque medio oculto por la naturaleza salvaje o silvestre, lo retrataría con la pluma para que todos supieran que él estaba en el mismo sitio, y que se estuviera un momento quieto y dijera “patata” que le hacía unas fotos para que hubiera constancia de que continuaba allí, pero que ya él no estaba para aquellos “trotes” a los que hacía muchísimo tiempo voluntariamente se había prestado.




Y como siempre, cuando sucede algo que tuvo que ver contigo, vienen muchos pasajes de tu infancia a la mente. Y… nos fuimos alejando poco a poco con la mirada perdida en los recuerdos, con la alegría de haberme encontrado, de nuevo, con aquél amigo, con aquel TOYO que tanto nos hizo disfrutar a varias generaciones. Sin embargo no nos dijimos adiós, ni hasta luego, sino hasta siempre porque con esta despedida quedaba claro que nuestras historias quedaban unidas.

Como te iba diciendo, ante la escasez de tierras que se iban transformado en riego por la iniciativa privada y comprobando que el Estado debía acometer las obras de redes de riego secundarias, caminos, desagües, viviendas, etc., se promulgó el Decreto de 19 de diciembre de 1947, declarando de interés nacional la zona regable del Guadalcacín. En su artículo segundo disponía “El Instituto Nacional de Colonización procederá a la redacción del Proyecto General de Colonización para cuyo desarrollo y ejecución, dentro de las respectivas competencias, establecerá la debida acción coordinada con los Servicios Hidráulicos afectos al Ministerio de Obras Públicas, acción que quedará definida de una manera especifica para la zona del Guadalcacín, conforme a normas generales ante las Direcciones Generales de Obras Hidráulicas y Colonización”.

Como puedes comprobar Peneque, a partir de 1.947 es cuando realmente empieza la historia individualizada de las tierras que vivimos, pero he tenido que contarte los precedentes, para que conozcas las raíces y aprecies tu mismo, la ilusión de aquellos inicios en 1901-1903, lo largo que ha sido el camino hasta tener las tierras en riego y puedas valorar si apreciamos actualmente lo que tenemos y el esfuerzo que ha costado. Porque te recuerdo lo que te dije anteriormente en palabras de Lessing “lo que constituye el mérito de un hombre, no es la verdad que posee o cree poseer, sino el esfuerzo que ha hecho para conquistarla”.

Ante los retrasos para acometer la transformación en riego de la totalidad de las 12.000 hectáreas dominadas por el pantano de Guadalcacín, la evidente necesidad de intervenir la Administración, ya que la iniciativa privada no llevaba a cabo las obras necesarias para conducir el agua hasta las superficies regables, y la política imperante en la década de los años 40 del pasado siglo, dirigida a un aumento de la productividad y del empleo, por Decreto de 19 de diciembre de 1947, se declaró de interés nacional la colonización de la zona regable del pantano de Guadalcacín, indicando en su exposición los motivos “en la zona regable del Guadalcacín los Servicios Hidráulicos afectos al Ministerio de Obras Públicas finalizaron en el año mil novecientos diez la presa de embalse, y desde mil novecientos trece han ido construyendo, a un ritmo muy superior al de su empleo, los diversos tramos en que la construcción de los canales se ha dividido. La iniciativa privada no ha respondido, en general, en la zona a estos esfuerzos del Estado, pues de diez mil hectáreas que dominan los elementos hidráulicos solo en dos mil se ha ejecutado la colonización de una manera efectiva, siendo de éstas cerca de un millar las adscritas al núcleo de fincas propiedad del Instituto Nacional de Colonización, dedicándose buena parte del resto de la zona regable a pastos que aprovechan los ganados, con grave detrimento para la economía agrícola nacional.

Por otra parte, transcurridos sobradamente los plazos que las leyes fijan como obligatorios para realizar la colonización y transformación de la zona sin que se hayan obtenido los necesarios resultados, parece llegado el momento de tratar de obtener los favorables efectos sociales y económicos de la colonización que pueden derivarse de la aplicación de la Ley de veintiséis de diciembre de mil novecientos treinta y nueve, que exige la previa declaración de interés nacional de aquellas obras, a lo que tiende la presente disposición”.

El Instituto Nacional de Colonización redactó el Plan General de Colonización, que fue aprobado por Decreto de 30 de marzo de 1951. Peneque, en este Decreto se delimitó la zona regable, dividiéndola en 6 sectores hidráulicos, cuya superficie te muestro, por hojas de la 1 a la 21, en la figura II.1.


Figura II.1. Delimitación superficie de riego del Plan Coordinado de Obras.
Nuestras tierras se encuentran en el Sector VI, que están situadas en la parte superior izquierda de la figura II.1. Concretamente en los terrenos de las hojas 3 y 4. Ya te puedes hacer una idea de la considerable extensión de toda la zona regable. Para que vayas familiarizándote con la zona de Guadalcacín y Caulina, en la figura II.2 te muestro un detalle del lugar que se encuentra el casco urbano y las acequias y desagües principales de los alrededores.


Figura II.2. Parte del Sector VI, donde se encuentra Guadalcacín.

Quizás viendo la figura II.2, te hayas dado cuenta que la zona regable actual es más extensa en la parte inferior izquierda, es decir, en el Sector IV. ¡Pues llevas razón Peneque!, dado que el 5 de junio de 1953 se publicó un Decreto ampliando la zona regable del Guadalcacín. Las tierras dominadas por los canales de riego, tras la ampliación, los puedes ver en la figura II.3.

... sigue ...

Las figuras y dibujos no aparecen aquí por no permitirlo el formato del foro, pero os aseguro que son dignas de verlas.

Firmado: Simón Candón Sánchez
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
REUNIÓN INFORMATIVA SOBRE LA PRÓXIMA PEREGRINACIÓN ANDANDO AL ROCÍO. Por: No Registrado 19-10-10 15:20
No Registrado
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com