A GRAZALEMA, y al alma errante de los hijos que un día se marcharon lejos
A Grazalema,
Y al alma errante de los hijos que algún día se marcharon lejos. Que algún día se marcharon, pero que siempre te tuvieron; más aún que la necesidad de comer cada día. Porque más aún, siempre guardaron un secreto en su corazón, un mensaje perpetuo: reencontrarse de nuevo con los suyos de siempre, y su casa limpia en el mediodía de su infancia.
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Arde el solar de la patria
Arde el solar de la patria mía.
Y siempre veo un niño errante, por las calles escarchadas,
En el amanecer de los días de nevadas invernales.
Arde la luna de los sueños, y a lo lejos, tan dentro de mí,
Está la lejana voz afectuosa del padre y de la madre y de los abuelos,
Cálida y próxima, tan dentro y permanente,
En las mañanas de Reyes,
A pesar de los corazones desvalidos y abandonados.
Arde la blanca luz de la noche y los anhelos
De los niños sin juguetes, de la calle explosionada,
De los gritos y alborotos reclamados,
De los niños pobres despechados y olvidados.
El solar de la patria está activo
Siempre queriendo liberarme el alma de este solitario herido
Para llamar a la cuna, una y otra vez, y a los suspiros de mi infancia
Arde el corazón, porque siempre estuviste,
Como huella indeleble de la primera prueba,
Y la firme memoria de lo que soy, así grabada.
No sabría cómo hacerlo
Parece que no me importe, y sí me importa, porque lo importante
Siempre lo entendí como un gesto de importancia sublime,
más allá de lo mejor y más importante que nunca quise.
Y no sabría decirte cómo hacerlo,
Tomar impulso y querer volar sin alas aún sabiendo que no sabría.
No sabría entonces responderte y no sabría cómo hacerlo.
A pesar de la importancia, de lo más importante, de encontrarme contigo,
otra vez acariciado por tu brisa de altura como ave que vuela en tu regazo.
Y no sabría, otra vez, de nuevo, responderte
Como es eso que debo y quiere ser vuelo a pesar de no saber cómo hacerlo.
Aún así, aunque no sabría, lo haría siempre
Por ti y tu presencia ante mis ojos
y el calor de tu llama en la mirada próxima de mis padres y mis abuelos;
y alcanzar el cielo y la luz cegadora del infinito donde te hayas.
No sabría como hacerlo,
Pero siempre viviré queriendo hacerte más
Por ser quizás lo más importante de todo lo que siempre quise,
Y lo poco que aún, por ti, he hecho;
a pesar de la fuerza de mis recuerdos y de mis sueños.
Enviado por: Rocafuerte | Ultima modificacion:21-08-2008 10:10