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Zorita - Caceres

Poblacion:
España > Caceres > Zorita
12-12-14 18:21 #12376246
Por:ciferman

DIVULGACIÓN
RUTA DE SENDERISMO “LA PEÑA DEL CASTILLO


Esta ruta discurre por el Cordel de Madrigalejo y atraviesa parajes tan emblemáticos para los zoriteños como la Viña del Tío Abel, las Lagunas de la Sangre, la Fuente del Tejete, la Peña Chica, el Puentecillo Románico, la Peña del Castillo y su Mirador, la Fuente de la Mora, el Nacimiento, el Pozo del Tío Valdrés, el Bosquecillo de Castaños, el Puerto del Cordel, el Roble y la Basílica Visigótica de Portera.

El Cordel de Madrigalejo, con un recorrido total de 19 km y una anchura oficial de 37, 61 m (no se cumple en la mayoría de su trayecto), procede del término municipal de dicha localidad y después de atravesar el camino de “Las Traviesas” y cruzar el arroyo Pizarroso, se interna en las fincas “La Carrascosa” y “La Cercona” y se une a la carretera Zorita-Madrigalejo hasta enlazar con la Cañada Real de Merinas procedente de Alcollarín. Desde Zorita, el cordel continúa por los términos municipales de Conquista de la Sierra, Garciaz, Madroñera y Aldeacentenera.

La ruta se inicia en el antiguo silo de almacén de grano, hoy convertido en Oficinas Veterinarias de la Junta de Extremadura, y a pocos centenares de metros se encuentra la “Viña del Tío Abel” de la que este señor, laborioso vecino de zorita, obtenía buenos caldos muy apreciados en la localidad. En su bodega, junto con uno de sus nietos, bebí yo mi primer vino siendo todavía muy niño (eran otros tiempos, no tan políticamente correctos como ahora, afortunadamente).

Junto a lo que fue la viña y muy próximas al cordel se hallan las “Lagunas de la Sangre”, cuyo inquietante nombre se debería al color rojo de sus aguas originado por la acumulación de la sangre que, pendiente abajo, fue derramada por los moros y cristianos en las sucesivas y encarnizadas batallas libradas por la conquista del “Castillo Musulmán de Zuferola o Ciferuela”, enclavado sobre la cima de La Peña. Probablemente, su origen es más prosaico. Estas someras lagunas serían el resultado de las excavaciones practicadas por los alfareros del pueblo para extraer la roja arcilla (“barro colorao” que decimos los zoriteños) con que fabricar sus “cacharros” y que tintaría las aguas de tan siniestro color.


Dejamos la viña y seguimos cordel adelante por un terreno llano que poco a poco va dejando atrás las cercas de pastos que se convierten en pequeños olivares salpicados de almendros e higueras. Comienza entonces a elevarse el paisaje, aunque suavemente, hasta llegar a la “Fuente del Tejete”, parada obligada del caminante para apagar la sed en sus cristalinas aguas. Estas aguas, que brotan bajo un espacio abovedado construido con ladrillo cerámico y argamasa y coronado por un bonito pináculo de granito en forma de cruz, se acumulan en un pequeño pilón.

Próximo a esta fuente descubrimos un gracioso “Puentecillo” de aspecto románico, posiblemente de siglo XII, formado por un arco de medio punto con dovelas de granito. Se halla muy bien conservado y permitía el paso de personas y caballerías para cruzar el Arroyo de La Peña.

A partir de aquí la pendiente aumenta considerablemente y tras hacer un breve alto en la “Peña Chica”, de fácil acceso por su escasa altura y constituida igualmente por cuarzo, conquistamos por fin “La Peña del Castillo”, que venimos vislumbrando durante todo el trayecto.

La peña es un resalte rocoso de más de 50 metros de longitud, 10-15 de anchura y unos 20 de altura, perteneciente a un filón cuarcítico que según diversos estudios atraviesa buena parte de Extremadura en dirección noreste-suroeste internándose en Portugal; aunque no existe una certeza total, podría tratarse de la Cuarcita Armoricana, formada en el Periodo Ordovícico inferior con más de 475 millones de años (año arriba, año abajo) y que posteriormente fue alzada junto con otras formaciones rocosas por las fuerzas geológicas para dar lugar a un gran continente llamado Armórica.

Durante largos millones de años el desmantelamiento erosivo de este continente ha originado el paisaje que ahora vemos, con picos que apenas superan los 700 metros de altitud sobre el nivel del mar; solo el Macizo de Pedro Gómez, al que pertenece esta serranía alcanza los 1004 metros.

La cuarcita es una roca muy dura y es precisamente su resistencia a la erosión lo que ha hecho que La Peña resalte formando una elevación que parte en dos el valle: al Este, la Ladera Chica vierte sus aguas al Arroyo de La Peña que aguas abajo se convierte en el Arroyo de Marivela, donde de niños solíamos solazarnos en primavera pescando Pardillas; Al Oeste, la Ladera Grande, cuyas aguas son recogidas por el “Caucillo” que al descender se transforma primero en las “Aguas Viejas” y después en el arroyo “Lobosilla”.
Las pizarras son las rocas dominantes en esta serranía. Aparecen muy alteradas y fragmentadas, y juntos con las cuarcitas, enormemente plegadas con sus capas frecuentemente verticales, lo que nos da una idea de las descomunales presiones sufridas por las mismas si tenemos en cuenta que, en su origen, los materiales geológicos se depositan horizontalmente.

Desde El Mirador de La Peña las vistas que se contemplan son magníficas: la población de Zorita en su totalidad, las cercas de pastos y olivares que la circundan, los extensos y espesos encinares al este del municipio, cuyo verde oscuro se haya interrumpido por el espejo de las aguas de la Presa de Sierra Brava, meca de los pescadores, e innumerables pueblos que motean de blanco el paisaje.

Con el espíritu relajado posamos la vista ahora en el escenario más cercano, sobre las laderas, en las que, si prestamos atención, podemos observar un buen número de casitas y chozos, la mayoría en mal estado de conservación, que en el pasado albergaron a familias que vivían “de lo que da el campo” como se decía en esta zona. Efectivamente, en tiempos pretéritos, ambas laderas estaban cultivadas con olivos y vides en parcelas aterrazadas de pequeña superficie cerradas con muros de pizarra y cuarzo “a piedra seca”, es decir, sin trabazón ni argamasa de clase alguna. Para el acceso a cada una de ellas existían unas callejas o caminos de herradura, en su mayoría muy estrechos y empinados que solo permitían el paso de personas y caballerías sobre cuyos lomos se transportaba la aceituna y cuanto hubiese que transportar.

Sin embargo, hoy predominan los muros con “portillos”, los olivos “incultos” y las vides desaparecieron; estas últimas fueron devastadas por la epidemia de Filoxera que arrasó este cultivo en España allá por los años 30 del pasado siglo. El abandono de estas tierras por parte de sus propietarios y los incendios forestales, muchas veces intencionados (¡qué pena!), hicieron el resto.

Pero el abandono es lógico. La explotación agroganadera de estos minifundios en condiciones de tan difícil acceso y laboreo resulta antieconómica.


Volvamos a La Peña. Su condición de atalaya le sirvió para que en el pasado se alzara en su cima un castillo. Se sabe que allá por los siglos XI y XII de nuestra era durante los reinados de Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León, se erguía sobre dicha peña el Castillo Musulmán de Zuferola o ciferuela, que fue objeto de sucesivos ataques en tiempos de la reconquista entre moros y cristianos, siendo donado en 1195 por el citado rey Alfonso VIII a la Congregación de Hermanos de Trujillo y a su Maestre Don Gómez, se supone que por los servicios prestados en el campo de batalla, y para controlar esta conflictiva comarca fronteriza, disputada con Alfonso IX y con los aguerridos y radicales Almohades Musulmanes. Cabe señalar aquí la celebridad y poder de este Maestre Don Gómez, más concretamente Maestre Provincial del Temple en Castilla, que combatió ferozmente contribuyendo a la victoria en la Batalla de las Navas de Tolosa, donde fue herido de muerte.

Este castillo debió ser demolido hasta en sus cimientos pues no existen actualmente vestigios del mismo que no sean piedras sueltas y algunos restos de argamasa ya prácticamente ocultos pon la intrincada vegetación.

Con el nombre de Cigueruela existen unas fincas adehesadas ubicadas al Este de Zorita cuya denominación quizás guarde relación con la toponimia del citado castillo. Y por supuesto, el nombre de nuestro municipio posiblemente tenga su origen en el Castillo de Zuferola.

En las inmediaciones de La Peña brotaba un pequeño manantial o fuentecilla denominada la “Fuente de la Mora”, bautizada así por los cristianos probablemente en recuerdo de alguna célebre mujer sarracena. Hoy esta fuente se halla desaparecida por la invasión de zarzamoras y por la perforación de un pozo de 43 metros de profundidad excavado “a pico y pala” (y palanca) en los años 50 que perseguía extraer agua suficiente para el abastecimiento de Zorita pero que no dio el fruto apetecido.

Unos cien metros más arriba de este pozo, esta vez sí, aflora un manantial llamado “El Nacimiento”, cuyas aguas, que no se secan en verano, han mantenido a unas plantas herbáceas muy apreciadas en ensaladas: se trata de Berros y Perifollo, más conocido este último en la zona con el nombre de Pamplina.

Nos despedimos de la peña para seguir trepando cordel arriba hasta llegar a un cambio de pendiente que origina una pequeña zona llana que podemos utilizar como excelente Mirador desde el que contemplar un aún más vasto territorio. Pocos metros más arriba brotaba en el propio camino una fuente conocida como el Pozo del Tío Valdrés que proporcionaba agua a unos huertos situados hacia el oeste. Hoy ya no existe, posiblemente debido a las sucesivas obras de acondicionamiento del Cordel o porque la pluviometría ha ido decreciendo con el paso del tiempo.

Volvemos a subir, esta vez por un camino que se va estrechando comido por la vegetación de los márgenes, y a su derecha crece un “Bosquecillo de Castaños”, únicos ejemplares de esta especie en nuestro municipio, que en verano aclaran el verde del monte y en otoño lo tiñen de oro.

Continuamos ascendiendo hasta coronar el “Puerto del Cordel” donde se encuentra el límite del término municipal de Zorita y que constituye la divisoria de aguas de dos cuencas: las aguas que caen al Norte del puerto son recogidas por el Arroyo de la Gargantilla, que vierte en el río Garciaz que junto al río Berzocana desembocan en el río Almonte (Cuenca del Tajo); Mientras que las aguas que precipitan al Sur del puerto son captadas por los citados Arroyos de Marivela y Lobosilla que desaguan en el río Ruecas (Cuenca del Guadiana).

La ruta puede iniciar aquí su camino de regreso o continuar avanzando por el cordel sobre un terreno que desciende ya suavemente hasta volverse llano. Ambas vertientes del puerto y de aquí en adelante constituyen el paraje denominado “El Roble”, por ser éste el árbol que caracteriza esta zona, con sus picudas “agallas” (excrecencias esféricas debidas a un parásito) que, de pequeños, usábamos como “bolindres” en nuestros juegos.

En este último tramo de la ruta no podemos dejar de visitar “lo que queda” de lo que fue la Basílica Visigótica de Portera, basílica del siglo VII compuesta de tres naves con ábside rectangular y forjada por una bóveda de cañón. Se supone que tenía un vestíbulo occidental hoy desaparecido.

La ruta termina donde el cordel topa con la carretera Conquista-Garciaz pero los caminantes pueden permanecer más tiempo unidos en un merecido almuerzo…


Finalmente, no puedo terminar este escrito sin hacer mención, aunque sea breve, de uno de los mayores atractivos del entorno de La Peña: su comunidad biológica. Sería muy prolijo (y además no estaría a mi alcance) citar una por una las especies que componen esta tan rica flora y fauna por lo que me limitaré a enumerar aquellas más representativas por su abundancia o su vistosidad.

Entre las plantas herbáceas, el Marrubio produce unos efluvios que yo identifico siempre como el olor característico del camino de La Peña. También cabe destacar los citados Berros y Pamplinas que verdean las numerosas fuentes y manantiales desperdigadas por estos parajes. Pero sin duda son mucho más atractivos los Nazarenos o Hierba del querer, que son unos Jacintos de flores púrpuras formando llamativos racimos; o el Hinojo y la Cañaheja con sus flores amarillas agrupadas en umbelas;

Son muy numerosas las especies arbustivas como Retamas, Escobas, Zarzamoras, esparragueras, Jaguarzos Moriscos (tipo de Jara), Tomillos o Lavandas que puntean de lila el monte. Como curiosidad también existe en el Arroyo de La Peña el Saúco, arbusto cuyos tallos se pueden ahuecar extrayendo la médula para usarlos como cerbatanas con las que disparaban bolas de estopa los niños de la posguerra.

Por su parte, los árboles más comunes son las Encinas y Robles (ya en la parte más alta del trayecto). Pero también aparecen Piruétanos (peral silvestre), álamos, eucaliptos..., y los ya comentados Castaños, Olivos, Almendros e Higueras.

En cuanto a las especies animales podemos citar a Jabalíes, Corzos, Zorros, Garduñas, Ginetas, Comadrejas, Erizos, Conejos, Ratones de campo y Lirones; Pero sin duda son las aves, con su presencia visual y sonora las verdaderas protagonistas de la fauna, empezando por el Águila Perdicera que anida en la misma Peña, y continuando con la majestuosa silueta de los buitres leonados, Cernícalos y Milanos, los trinos y arpegios de Alondras, Ruiseñores, Jilgueros, Cogujadas, Trigueros, Abubillas, Rabilargos, Zorzales, Estorninos y Mirlos, y la singular belleza de la Oropéndola con su amarillo plumaje... o el “cuchichi, cuchichi” de nuestras escasas y cada vez más añoradas Perdices.

Todos estos seres vivos y el ecosistema del que forman parte constituyen, en conjunto, uno de los patrimonios que más debemos estimar y conservar los zoriteños y visitantes. Tal y como se afirma en La Biblia “no se puede amar lo que no se conoce” por lo que me parece tarea primordial de todos nosotros dar a conocer las riquezas de nuestros pueblos por medio de cuantas actividades se estime oportuno y tratar de compatibilizar el desarrollo y la conservación.

“...debéis enseñar a vuestros hijos que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo, se escupen a sí mismos...Todo está relacionado...”

Extracto de la Carta que el Jefe Indio Seattle envió al Presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce en 1855 en respuesta a la oferta de compra de las tierras de su tribu que éste le hizo.
Puntos:
16-12-14 01:27 #12379958 -> 12376246
Por:Jferelen

RE: DIVULGACIÓN
Como siempre da gusto leer tus relatos Ciferman, mezcla de ficción y realidad, como tú mismo indicas.

También comparto que estas lecturas deberían ser más conocidas por todos los zoriteños, empezando por publicarlas y darlas a conocer en el Colegio, a profesores y por extensión a los alumnos de cursos más avanzados, lo cual es una forma de hacer patria chica; y en lo que el Ayuntamiento tendría algo que decir, obviamente, como mínimo a nivel de colaboración.

Lo que sí deberíamos aclarar –si tienes estudios o datos contrastados sobre ello-, es si el nombre de Zorita procede de Zuferola o Ciferuela, como apuntas, o si se debe a la gran abundancia de palomas zuritas, que otrora abundaban por estos lares, pues parece ser otro de los posibles orígenes del topónimo Zorita, según la Wiki.

Un abrazo Ciferman, y reitero que resulta interesante recordar estos, nombre y lugares, aunque a los más mayores del foro nos resulte, quizás, más familiar y conocido que a los más jóvenes (esta es la Laguna de la Sangre –decía mi abuelo Pedro, cada vez que subíamos a la peña-).
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