Villanueva de la Sierra - Caceres

Para los amantes de la naturaleza y el senderismo, una de las rutas más bonitas y agradables que se pueden hacer es la que va desde el pueblo en dirección al Bardal y con final en la cima de la Sierra de Dios Padre.
Tiene un recorrido de unos siete kms.siempre en subida de una dificultad media,y no requiere una especiales condiciones físicas.
Es aconsejable llevar una equipación ligera o chandal, botas y llevar agua,cámara de fotos y unos prismáticos. A paso normal y sin prisas se puede hacer en unas tres horas ida y vuelta.
Saliendo del Sahagual, siguiendo la señalización y hasta el Bardal, el trazado discurre por un camino asfaltado y entre olivares y a partir de aquí,hasta la cumbre, por una pista forestal de tierra jalonada de abundantes pinos, eucaliptus, brezos, jarales...
En época de calor, se recomienda salir temprano, para que cuando el sol empiece a calentar estar de regreso.
En lo alto de la cima se encuentra la ermita de Dios Padre,y un monolito de hormigón, punto geodésico, donde nos indica la altitud a la que nos encontramos.
Si hemos escogido un día claro y soleado, podemos ver numerosos pueblos de la Sierra de Gata y otros alrededores, el pantano de Gabriel. y Galán y el embalse de Borbollón.
Si no conoceis la zona, animaros y disfrutareis de unas vista y unos paisajes maravillosos.

Amaneció un día claro, realmente era claro a eso de las 11 de la mañana, que es cuando nos levantamos, pero teniendo en cuenta la fecha, finales de septiembre del año pasado, supongo que, cuando amaneció, el día tenía que estar de la misma forma.

Ese día cometimos la imprudencia de no madrugar y, como bien indica el comentario que me precede, el sol pega y mucho a eso de las doce del mediodía. Tampoco llevábamos agua, pensaréis que estamos locos o algo así (algo de razón llevaríais, a ello me referiré más tarde), pero en este caso era debido a que teníamos pensado y, posteriormente, llevamos a cabo, por supuesto, rellenar nuestras cantimploras (botellas vacías de Coca-Cola de 2 l.) en El Bardal, punto obligado de paso en el camino: si hay algo que más enorgullezca que sudar en estas tierras, generaciones de olivareros y licenciados en la labranza me sirven de ejemplo, supongo que es renovar ese sudor derramado con el agua que corre en el interior de ellas.

Mi compañero de aventuras, hacia la cima de Dios Padre, era un experto en paleoicnología. Aunque al indicar que las huellas pertenecían a un jabalí que
_“ Seguramente había pasado por allí la noche anterior”_ .Y no hace millones de años b.p. sacaba a relucir que no era un estudioso de fósiles, sino un experto en huellas de animales actuales. Bueno, ¡También los oía! Tuve jabalí desde el tramo de los eucaliptos hasta la ermita. Que ésto quede entre nosotros, pero siempre he pensado que era una especie de maniobra para acercarse a mí (se creía que el jabalí me iba a dar miedo…).

Al llegar a la cima del zurrón sacamos una sarta de morcilla patatera y una torta del Casar, y armados con un buen mendrugo de pan en la otra mano, nos dispusimos a darle un poco de trabajo al estómago, para reponer el cansancio que las piernas habían ido acumulando a lo largo del camino. Nunca la torta del Casar (manjar de dioses) me supo tan bien como en aquel paraje: me pareció que había encontrado el Olimpo y pensé que todos los libros que habían descrito con tanto ímpetu su belleza se habían quedado muy escuetos.

Dejamos que Cronos engullese una hora de nuestras vidas zambulléndonos en la profunda belleza del paisaje, y tras hacer un álbum de fotos, decidimos deshacer el camino andado.

A la vuelta nos encontramos con una serpiente, a la que agradezco que se quedase quieta mientras preparaba la cámara y una mantis religiosa que mostró una actitud muy hostil ante mi objetivo.

¡Olivares centellados
en las tardes cenicientas,
bajo los cielos preñados
de tormentas!...
Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando a cien molinos.
Ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros,
¡oh buenas frentes sombrías
bajo los anchos sombreros!...
¡Olivar y olivareros,
bosque y raza,
campo y plaza
de los fieles al terruño
y al arado y al molino,
de los que muestran el puño
al destino,
los benditos labradores,
los bandidos caballeros,…]

Antonio Machado

P.D.Recuerdo de una madrileña orgullosa, aunque fuese por unos días, de sentirse villanovense y , como no, serragatina.

Me despido con un deseo: volver a Dios Padre y que esa persona que me acompañó en aquel viaje emprenda muchas más empresas conmigo en la vida, como acompañarme lo que queda de ella.

Como verán, lo del jabalí coló.


Un saludo y un beso muy fuerte a todos.

Que bien describes los paisajes de mi pueblo. Creo que tengo razón al decir que hay que promocionarlo poque parece que esta agonizando. ES una pena porque hay tantas cosas bonitas.