Hasta los años setenta, las Fiestas Patronales de Santa Julita y Quirico,a mediados de junio,se celebraban capeas y corridas de toros con la presencia de importantes figuras del toreo de la época.
La plaza se cerraba con cabrios de pino y castaño y se construían "tablaos" elevados pegados a la fachada de San Juan y casas de Gonzalo Casasola y Elías Durán,donde se acomodaba sentada la gente para ver los toros.
En estos años Villanueva de la Sierra era el centro neurálgico y punto de encuentro de todos los pueblos de los alrededores.
Con sus más de dos mil vecinos, el ambiente festivo era extraordinario. Venía gente de todos los sitios. En la fonda de Tía Prudencia y la Posada de la Plaza el trasiego era constante con el deambular de los arrieros y vendedores que con sus productos y ganado lo llenaban todo.
¡ Qué años aquellos !