Villanueva de la Sierra - Caceres

La hermosa muchacha es una joven de poco más de diecisiete años, esbelta, delgada, con una bonita y larga cabellera de color castaño que le llega a mitad de la cintura.

Unos enormes y grandes ojos azules, claros y transparentes como el agua, adornan su agraciado y atractivo rostro de mujer.

Es introvertida, inconformista y como sabe que es bonita y deseada, no tiene el menor pudor e interés en ocultarlo, sacando a relucir todos sus encantos y en muchas ocasiones su indomable carácter y fuerte temperamento.

Al levantarse hecha agua en la palangana, coge y restriega entre sus manos el cremoso y oloroso jabón de tocador “la Toja”, lavándose con suavidad y prolongada tranquilidad la tersa cara.

Antes de salir espolvorea y pinta sus sonrosadas mejillas de piel de melocotón con colorete, atusando y mesando repetidas veces con el cepillo del pelo sus sedosos y relucientes cabellos.

Se mira al espejo sonriendo, muy satisfecha de lo que ve, a la vez que se pone unas gotitas de la colonia “Mirurgia” detrás de las orejas, cuello y canalillo del pecho, para disimular y enmascarar el posible olor a sudor.

Luce un garboso andar, donde realzan la esbeltez y largura de sus piernas, el armonioso, avasallador y cimbreante movimiento de cintura, a la par que un contundente y rotundo balanceo y contoneo cadencioso y amplio de sus anchas caderas.

Unos coquetos, atractivos, duros e insinuantes senos de mujer, ni grandes ni pequeños, como si fueran dos mitades de naranja, culminan la perfección de su bendito y escultural cuerpo.

¡Qué Dios perdone la expresión!

Gusta de lucir palmito, pasear rotundidad y hermosura por las calles y esquina de la plaza cuando se acerca al pilar con el cántaro al cuadril acompañada de otras mozas y sentir en sus oídos esos aduladores silbidos y piropos de admiración y deseo que salen con ansiedad y vehemencia de la boca de los alterados mozos, que a esas horas descansan ociosos y aburridos, apostados allí, con la espalda pegada a la pared y los brazos “sostribaos”, apoyaos entre los fuertes barrotes de hierro de la cárcel del ayuntamiento o de la cercana reja de la casa de los Casasola.

Ella, orgullosa acorta el paso, levanta la barbilla y sonriente los mira con manifiesta desfachatez y descaro, pensando y oyéndose decir en su interior.

- Pero, ¡Qué guapa eres !

-¡ Miralos, ahí tienes a todos esos pobrecitos, con cara de panolis y alelaos, ansiosos y bebiendo ti los vientos por ti!


Desde que dejó la escuela a los doce años, todo lo que tiene que aprender y hacer es prepararse para el día de mañana, desempeñar las labores y tareas propias de la mujer en la casa; coser, planchar, guisar, atender el ganado, cuidar los hijos, al marido…

En la década de los cincuenta, el salir a estudiar fuera, a provincias, no está hecho para mujeres, es cosa reservada para hombres, y en estas fechas este privilegio sólo se lo pueden permitir los hijos de los señores potentados y casas ricas.

El resto de muchachos, desde que dejan la escuela estan abocados por herencia familiar y mala suerte, a tener que trabajar el campo, haga frío o calor, durante el resto de sus días con el santo deber y obligación de que si quieren llevar un mendrugo de pan hasta la mesa y comer, como dice el Evangelio, han de ganarse el pan cotidiano con el sudor de su frente.

La joven muchacha es hija única y su pesada y cansina madre, quizás por un exceso de amor y celo, la tiene agobia y atosigá, pues no para repetirle a cada instante que puede y presta, que su único y principal objetivo en la vida es buscar un buen hombre, casarse, tener hijos y cuidar de la casa, como han hecho desde siempre las mujeres.

Ella no esta de acuerdo en esto y con el porvenir y futuro que le espera, ni comparte semejantes y anticuadas ideas, pero como las otras jóvenes, lo acepta y asume como puede, con abnegada paciencia y resignación, y mientras tanto va pasando el tiempo y los días.

Sus laboriosos y honrados padres, regentan una de las tahonas del lugar, próxima al Sagual, próspero y pujante negocio, a la vez tienda de comestibles, chacinas y legumbres , ganándose con estos menesteres decentemente la vida.

Eso sí, hay que abrir y trabajar todos los días de la semana, acostarse pronto y levantarse temprano y no valen las excusas de que mañana es domingo o víspera de fiesta pa descansar.

***

Han pasado más de cinco años desde que dejó la escuela y el camino y derrotero que ha llevado en este tiempo su vida, monótona y aburrida, no la llenan en absoluto ni la hacen feliz.

A regañadientes y con más desidia que presteza e ilusión, ayuda con apatía y desgana manifiesta en las tareas de la casa, echando una mano detrás del mostrador, mostrándose indolente y atendiendo sin interés a la gente que se acerca hasta la tienda a comprar todos los días.

Está más que harta y desesperada y sus pensamientos están en otra persona y otro lugar.

Siempre la misma rutina, la misma gente, las mismas caras largas de su madre.

Lo tiene decidido, no quiere quedarse ni permanecer más tiempo encerrada en este pequeño, perdido y olvidado pueblo de la sierra, tan lejos y apartado del resto de la civilización, del mundo.

Necesita salir, viajar, conocer mundo, otra gente.

El repetido sermón diario de su madre, que no se cansa jamás de insistir, la presión de la gente y su entorno le asfixian, necesita sin falta y con urgencia cambiar de aires.

De nuevo escucha la voz macilenta y machacona voz.

- Ya, va siendo hora de que te eches novio.

- ¿ Es que no te piensas nunca casar ?

- ¡ Qué los años pasan muy rápidos ¡

- ¡Cómo te descuides y no andes lista, te vas a quedar para encender velas y vestir los Santos!

- Mira la Saturnina, ¡ Ahí la tienes, más sola y soltera que la una!

-¡Tanto escoger, tanto escoger…! ¿ Pa qué?

-¡Ahí la tienes, amargá, muerta de asco, convertida en una vieja antes de tiempo, y sin tener nadie que la mire la cara! ¡ Un verdadero adefesio!

-Sí, estamos que Laureano era quince años mayor, pero ¿ Qué?

-Era un pobre hombre, un solterón empedernido, un mangría, pero honrado, trabajador y con dinero.

-¡Habría sido la reina y ama de la casa!
-¡Anda, espabílate, si no quieres acabar así ¡ ¡Aplícate el cuento!

Las tradiciones y costumbres en esta pueblerina y cerrada sociedad mandan y obligan, son leyes incontestables , que sin estar escritas en ninguna parte, tienen el mismo valor, poder y consideración como si fueran impresas, siendo muy difícil, por no decir imposible, no acatar y cumplir.

Pretendientes y buenos partidos a Irene, nunca le han faltado.

Julián el hijo pequeño del amo y dueño del molino de aceite de la Fuente del Arroyo, con muchas fanegas de tierras, viñas, huertos y más de siete mil pies de olivos, eso sí, un mozo un tanto apocado, serio, parco en palabras, de aspecto tosco y rudo, pero en el fondo con un noble corazón y muy buena persona.

Está cercano a la treintena, pero su manifiesta timidez y vergüenza no le han dado ánimos ni fuerzas, ni permitido acercarse nunca a requebrar a una moza ni a iniciar siquiera un noviazgo.

-¡Si fuera capaz de atreverse, acercarse y dirigirle la palabra!, se ha propuesto y preguntado Julián en más de una ocasión.

Algo más profundo e infranqueable que la propia diferencia de edad los separa.

-¡ Ella es tan joven y bonita!

Cabizbajo empieza a andar, dando una larga y profunda calada al cigarrillo, mientras pesaroso y pensativo toma la estrecha y empeinada calle que lo lleva hasta las puertas de casa.

Más de una madre suspira y daría lo que fuera, para que éste mozo, buen partido y con hacienda, cortejara y dirigiera la palabra a alguna de sus “pendonas” hijas casaderas.

Ernesto, recién llegado de la mili, hijo del dueño de la fábrica de aceitunas de aderezo del Lejio, hombre educado, elegante, guapo, serio, eso sí un poco derrochador, mujeriego, tarambana, poco trabajador, más bien dado a trasnochar que a madrugar.


Su educada y cortés madre, que conoce el poco seso y madurez de su insensato y alocado hijo, ha intentado en más de una ocasión buscar y zanjar un compromiso invitando a madre e hija a tomar café o chocolate en cumpleaños y fiestas señaladas.

A pesar de sus intentos, nunca ha llegado a haber y existir entre los dos esa chispa necesaria para encender el fuego del amor y jamás sus amigables relaciones han ido más allá de los clásicos tonteos, carantoñas y el intercambio de cuatro frases y palabras sueltas por respeto y compromiso con sus madres.

¡Son dos personas de gustos y caracteres tan distintos y dispares!

La muchacha ve lo que ha sido la vida de su madre hasta ahora, sencilla, trabajo agotador e incansable, esclava de la casa, del marido, desde que se levanta hasta que se acuesta y a la vista de sus pocos años, ella se niega y revela a que su vida pueda ser lo mismo.

***

La espléndida casa solariega de su amor desbocado e imposible, está en la plaza principal del pueblo, rodeadas de otras casas y heredades, junto al ayuntamiento, frente al pilar.

La tarde anterior, víspera de la Santa, al oscurecer, llegó desde la próspera y rica ciudad castellana de Salamanca, el guapo y apuesto señorito, para descansar y pasar unos días de asueto y vacaciones con sus padres, mayordomos éste año de las fiestas.

Una de las jóvenes criadas, doncella del ama de la casa, con el pretexto de salir a buscar algo, falta de tiempo, se acerca corriendo hasta la casa de Irene para dar en primicia la noticia.

Hoy la joven, está más alegre y risueña que de costumbre, hasta se ha levantado más temprano.

No lo ha visto aún y está loca por estrecharlo, abrazarlo y decirle lo mucho que le añora y quiere.

Su madre la nota inquieta, preocupada y por desgracia y sin ser una adivina, ya se imagina el porqué.

- ¡Vaya usted por Dios!

-¿El dichoso señorito ha vuelto?

-¡ En mala hora vuelve!¡Maldita sea su estampa!

La angustiada y afligida madre, ya no sabe que hacer para convencer y hacer entrar en razón a la encaprichada, pobre e infeliz enamorada de su hija.
Sabe y tiene la certeza que de seguir así las cosas, será una desgraciada toda la vida.

Ella, cándida y crédula se traga a pies juntillas todas las mentiras, argucias y trolas que le cuenta.

¡ Que si se va a casar con ella en cuanto acabe la carrera!

¿ Acabar, qué? Lleva dicen, toda la vida estudiando.

¡ Qué si la quiere y adora con locura!

¡ Qué si es lo que más quiere en la vida!

- Sí,sí, dice y responde su madre.

¿ No te das cuenta que todo son pamplinas y simple palabrería?

¿ Qué sólo eres su pasatiempo en estos días de verano?

¡ Pobre e ilusa hija mía!

A mediados de verano, de la noche a la mañana, el “donjuanero” y pícaro señorito desapareció sin dejar el menor rastro ni señas de su paradero.

***

Un nublado y fresco amanecer a finales de noviembre, una mujer joven con la cabeza tapada con un chal, baja rápida por las traseras de Sagual y sube a la renqueante “Rubia de los Charranguinas que la acerca hasta Plasencia, para subir en el tren y llegar a Barcelona.

La enamorada Irene dio con él, y comprobó que lejos de dedicarse a estudiar, estaba ejerciendo de clásico gigoló, enfrascado y dedicado a servir de compañía y dar gusto y placer a mujeres ya mayores, caprichosas, con dinero, dándose a su costa, sin trabajar, la vida padre.

Lejos de volverse a casa y discutir, éste con promesas, añagazas, palabrería aplastante y convincente verborrea de nuevo la engatuso y convenció.

Sin arte ni beneficio, más enamorada que nunca, pues pocas cosas sabía hacer, empezó como criada y sirvienta trabajando en un reconocido “mueblé” de la Condal Ciudad, por el que cada semana pasa mucha gente de alto elenco, afamada y conocida.

De criada y sirvienta a cortesana, solo fue un paso, dos meses bastó, pues el la necesidad y ansia de dinero, el conocer el trabajo, el oficio y servicios que se prestaban y hacían, unidos a su juventud y belleza exagerada, en pocos meses que pasaron se encumbró al más alto escalafón profesional por su reconocido prestigio y alabada discreción.

Con el paso de los años, al llegar a los cuarenta, cansada, harta de riquezas y dineros se convirtió en la madame de su propia y reputada casa de citas, reconocida por la belleza y buen hacer de sus niñas, el esmerado trato y por la diversidad y calidad de los servicios prestados.

Ahora, la arrugada y octogenaria anciana, pensativa y ausente a lo que acontece enredador, sentada en el poyo pegado a la pared de la puerta, en la cercana plazuela de la Fuente del Palacio, busca el cobijo, amparo y calor de los escasos y tibios rayos de sol del invierno.

Al cerrar los ojos, contempla y ve una, presuntuosa, altanera, soberbia y vanidosa joven de diecisiete abriles, que con paso firme, pretencioso y decidido, camina con el cántaro al cuadril, dobla la esquina del cine de la plaza y se acerca risueña y alegre hasta el pilar.

Allí en medio, cerca del cuartel de los civiles, un desordenado grupo de habladores y parlanchines mozos de piel morena, camisa remangada y abierta hasta mitad del pecho, callan y quedan mudos, embobados, fijando sus atónitos e incrédulos ojos en el escultural y despampanante cuerpo de mujer que acaba de llegar.

-¿Porqué no prestaría más atención a los sabios consejos de su madre?

Una ligera y pertinaz brizna de aire se levanta, desviando con su fuerza los cuatro chorros que caen por los caños, formando unas improvisadas, ondulantes y transparentes cortinas de agua, que al ser traspasadas y heridas por la luz del incipiente sol, se convierten y semejan en uno llamativo, irisado y multicolor arco iris.

***
Un cordial saludo al foro
Haya paz. (Izquierdo)

IZQUIERDO. ¿TIENE UN TRANSFONDO DE VERDAD?. NARRAS TEMAS DE TIEMPOS PASADOS Y LOS QUE ANDAMOS AUN JOVENES ESTAMOS DESORIENTADOS. ESPECIFICAR MAS SERIA COMPROMETIDO, ASI ME LO PARECE POR EL RELATO EN SI. ASI Y TODO ES INTERESANTE.

Hola a todo el foro,solo decirle a Izquierdo que no se con que mano escribe,pero que tiene una gran mano izquierda.
Nos cuentas las cosas de una forma magistral,despertando la memoria de los que tenemos cierta edad, haciéndonos recordar cosas y sucesos que acaecieron en otro tiempo,fruto del devenir diario y la normal convivencia humana de cualquier pueblo.
Gracias por sus relatos,Sr Izquierdo.

Aunque hace muchos años que no vivo ahí,cada día me sigo acordando de mi pueblo y de su gente.
Los Gallegos lo llaman morriña.
Yo lo llamo nostalgia,mucha nostalgia.
Saludos para todos.

HOLA, BUENAS TARDES, ME GUSTARIA QUE ALGUIEN ME INFORMARA SI VAN A HACER ALGO EN VILLANUEVA EL DIA DE LA MUJER TRABAJADORA. SALUDOS

Estas ingenuas historias y realtos bien intencionados, salvo rara vez,no son alusivos ni referidos en concreto a ninguna persona conocida.

En el fondo tienen parte de verdad, y están basados en vivencias personales propias, lugares muchas veces transitados y sitios conocidos y por otra parte son el resultado y fruto de mera invención y pura imaginación, aconpañadas de ciertas libertades que se toma con humildad el que escribe.

Quizás por su contexto y contenido,en un momento, un determinado lector puede llegar a confundir ficción y realidad, sobre situaciones y hechos referidos como si fueran reales, por tener conocimiento de historias parecidas y relacionar el mero relato o cuento, con otros similares vividos por la gente o algún suceso acaecido en un lejano día en el lugar.

Dejo a la mente e imaginación de cada cual, la libertad y criterio de discernir, pensar y creer, lo que interese en su caso, pues su propia y sabia razón le dictará y aconsejará con meridiana certeza.

¿Qué historia conocida no tiene un trasfondo de ficción y realidad?

Un saludo.