Valdefuentes - Caceres

Las personas mayores siempre han creído que no existía el hombre del saco, que solo era una forma de dar miedo a los niños. Estaban equivocados, el hombre del saco existió y puede que aun exista.

Sobre los años 50 allá en aquellos viejos hospitales y bajo el amparo de monjas, curas, doctores y otras hiervas, ocurrieron hechos escalofriantes. ¡Nada más y nada menos que el robo de miles de niños recién nacidos!

Aquellos bienaventurados, curas, monjas etc. si ningún pudor o miedo al Dios que decían servir, les arrancaron a las madres de sus brazos a los niños que terminaban de parir, para después venderlos al mejor postor. Toda aquella barbarie, se hizo bajo el palio de la iglesia y de un gobierno de militares matones, corruptor, que vestían camisas azules,correajes y pistolas.

Aquellos siniestros personajes aparte de llenar las carreteras de muertos, separaron a miles de niños de sus familias. Yo me pregunto, ¿Dios para donde miraba? Abra mayor aberración que la cometidas por estos indeseables personajes.

Según los familiares que han denunciado estos hechos hablan de un escalafón de personas piadosas.
Primero, el teléfono de la esperanza.
Segundo, el cura del pueblo que era quien canalizaba toda aquella barbarie.
Tercero, las hijas de la caridad
Cuarto, el médico, la monja y los vencedores de la guerra con licencia y dinero para seguir haciendo daño.

¡Ah! Y se llamaban cristianos.

Lamentable y vergonzoso.Vaya caterva de sinverguenzas degenerados:.curas monjas militares y demás carroña social de la época.¡Qué pais este nuestro.Y parece que duro esta ignominia hasta los años 70.Ya pueden juzgarlos y condenar a los carcamales que queden de ese nefasto hecho.

Hola jarosa, estos son hechos realizados por los representantes de la iglesia. Ya sé que esto te rebela a ti y a todos el que piense un poco. ¡La pregunta del millo! ¿Después de todo esto que esta saliendo en la premsa, podemos seguir creyendo en Dios? ¡Jarosa, una más sencilla! ¿Para donde crees tú que mira Dios?
Bueno, la mañana está para comérsela ¡Voy a por ella!