Qué poquito queda yá. Qué poquito queda ya de aquella Plaza del Pueblo de la que aún recuerdo con la fuente del pilar. En unas piedras enormes que nos sirvieron de asiento, todos juntos y contentos nos poniamos a charlar. Eran mañanas verano y también atardeceres, que a las que iban por agua tanto nos gustaba el ver. Cuando alguno de nosotros le apretaba la sed, con su boca bajo el caño se refrescaba a la vez. Daba gusto,mucho gusto, ver las mocitas llenar, aquél cántaro de barro hasta verlo rebosar. En la cadera apoyado y con el brazo sujeto, llevaban el agua a casa para calmar al sediento. Nada queda del Pilar ni tampoco aquellas piedras, que tanto calzón rompió para enseñar la culera. jacintoP. |