Foro- Ciudad.com

Santibáñez el Bajo - Caceres

Poblacion:
España > Caceres > Santibáñez el Bajo
28-11-16 22:18 #13400438
Por:El_ pizarroso

Recordatorios ¡LA TRIBU: ADOLESCENCIA (II) de Félix Barroso Gutiérrez.
Esta es una nueva sección de Felix Barroso publicada en el diario digital Extremadura,que a parecido el día 28 de Noviembre del año 2016

Asaltan mis hemisferios cerebrales aquellos domingos de Cuaresma, cuando la Sacrosanta Iglesia Franquista lanzaba filípicas y anatemas, colocaba carteles en los bares donde se exponía con letras gordas “Prohibido blasfemar” y cortaba de raíz bailes y francachelas. Eran las “leyes mordazas” de una dictadura que ya se sabía agónica pero consciente de que su sombra sería alargada. La tribu, desde tiempo inmemorial, había convertido aquellos domingos en todo un ritual de jocosa venganza por los agravios infringidos por la tribu vecina (el pueblo de Ahigal) en los años en que ni siquiera se habían inventado las campanas para tocar a niño muerto. Aquellos ritos no eran otra cosa que la simbolización enaguachada de lo que debieron ser ceremonias para conjurar los males emanados de la tribu colindante y la defensa a ultranza de los propios términos municipales.

A un kilómetro y medio más o menos estaba la frontera con Ahigal, marcada por el arroyo “Pizarrosu”. Zagalillos y zagalones de ambas poblaciones nos colocábamos a un lado y otro del riacho y, al grito de “¡A la pelotea!”, se iniciaba toda una guerra de pedradas. Los “tiraórih de goma”, las “jóndah” o las propias manos hacían las veces de catapultas. Algunos descalabros, pero la sangre no llegaba al río. Después, tan amigos y a flirtear por el asfalto que unían las dos localidades.

Tenían sellado el salón de baile. Sin embargo, nosotros nos las apañábamos para organizar guateques y, al son de un tocadiscos y medio en penumbra, bailábamos muy arrimaditos y emitiendo imperceptibles arrullos amorosos. Iban feneciendo nuestras adolescencias y estábamos a punto de pasar a ser mozos. El bozo se nos iba espesando sobre el labio superior y algunos ya mostraban la negrura del mostacho. Tiempos eran llegados en que, como decía el escritor francés François de la Rochefoucauld, nos percatábamos que “no hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay”.

La voz áspera, susurrante, profunda, intimista y casi monocorde de Leonard Cohen hacía ya un buen puñado de otoños que sonaba por el mundo, pero nosotros nada sabíamos de él. No sería hasta mucho más tarde cuando escucharíamos una y otra vez, hasta volvernos locos, aquello de “Sé que no puedes perdonarme,/pero perdóname de todos modos”. Los que hemos tenido musas y las seguimos teniendo en el pensamiento, jamás y a propósito hemos querido herir su sensibilidad. Antes bien, hemos querido compartir con ellas las mutuas fantasías e ilusiones, explosionar de amor después de los desencuentros y secarles sus lágrimas con el pañuelo de nuestros besos. Abrigarlas en el invierno y desarroparlas en el estío. Y siempre esperándolas hasta el final, hasta la eternidad. Cuán cierto que a veces solo se necesita un minuto para que tus pupilas se fijen en otras brillantes y diáfanas; una hora para que se te claven en lo más profundo; un día para amar toda la inmensidad que esconden en sus adentros, pero es necesaria toda una vida para que las puedas olvidar.

No sabemos si Rita Barberá Nolla, la que fuera durante 24 años alcaldesa de Valencia por el PP y a la que deseamos que esté en la gloria eterna en la que ella creía, fue musa de algún garrido levantino (o de otras latitudes, que nosotros defendemos el plurinacionalismo) en sus épocas adolescentes o a lo largo de su luenga soltería. Pero ella no nació en un pueblo perdido entre encinas y berrocales, sino en una imponente ciudad y en una rica cuna. No tuvo la suerte de haber sido educada por toda una tribu. Ella pertenecía a las élites valencianas. Hija de doña Carmen Nolla Forcada, dueña y directora de la empresa de cerámica “Mosaicos Nolla” y de don José Barberá Armelles, político y periodista franquista, que fue director del periódico “La Jornada”, uno de los medios más sectarios del llamado “Movimiento Nacional”, creado en 1941. Personalmente, preferiría haber tenido por musa a la otra Rita, la que se apellida Maestre Fernández y pertenece al Consejo Ciudadano de Podemos, que a doña Rita, bautizada por algunos como “La Reina del Caloret”.

No fue doña Rita educada por toda la tribu y, por tal razón, nunca aprendió a montar en burro, sino tan solo en algún que otro “Ferrari”, sobre todo si era conducido por su íntimo Francisco Enrique Camps Ortiz, que fue presidente de la Generalidad Valenciana e imputado en el caso “Gürtel”. Tampoco vivió en una aldea donde la gente transita a pie por calles y plazuelas, que lo hizo en una gran urbe, en la que la gente, sobre todo las clases medias y bajas, suele usar los convoyes del ferrocarril subterráneo y metropolitano, o sea, el metro. Por ello tuvo que apechar con el accidente ocurrido bajo el suelo valenciano en julio de 2006, que dejó más de cuarenta muertos y un montón de heridos. Pero ella, la que acostumbraba como si tal cosa a regalar bolsos de “Vuitton” a sus “conmilitonas” (seguro que me aplaude por tal “palabro” la exministra pesoísta de Igualdad Bibiana Aído Almagro), con todo el descaro del mundo hizo la peineta y otros gestos burlescos a los manifestantes de la “Intifalla”, durante la “mascletá” de marzo de 2015. La protesta era en solidaridad con las víctimas del metro de Valencia.

Nuestra tribu, embargada por pensamientos prelógicos y primitivos que generaban auténticos realismos mágicos, se rebelaba contra la idea inaceptable y abstracta de la muerte. De aquí que se soñara con sus muertos y, en nuestras adolescencias, ya nos instaba a acudir a funerales y velatorios que tenían lugar en la propia vivienda del finado, donde se solía repartir café para mantener la vela toda la noche. Pero también algunos dulces caseros y copas de aguardiente. En ocasiones, algunos empinaban demasiado el codo y el velatorio degeneraba en todo un esperpento, sobre todo si el que estaba en la caja era una persona oprimida por una vejez larga como un día sin pan y arrugada como una pasa.

Sin estar borrachos, no solo han adobado todo un desatinado espantajo numerosos cargos del Partido Popular cuando se enteraron del fallecimiento de Rita Barberá el pasado 23 de noviembre, efemérides de San Asclepiodoro y San Anfiloquio. ¡Hatajo de hipócritas! Después de apartarla y espantarla como apestada a causa de estar imputada en el caso “Taula”, ahora, cuando se fue para no volver nunca más, todo ha sido desgarrarse las vestiduras y mesarse los cabellos. En este país, en el que el 1% de los españoles acapara una cuarta parte de toda la riqueza nacional y los políticos viven como reyes y por encima del bien y del mal, gran parte de éstos le han rendido en el Parlamento el minuto de silencio que le negaron a gente con mayor talla humana y currículum más denso en aras de los desamparados. ¡Menudo beso de Judas!

Y, encima, los muy fantasmones, carcas y falsarios, han tenido la osadía de criminalizar a otros y cargar en sus conciencias la muerte fatídica y repentina por un infarto de la que fuera alcaldesa de Valencia y senadora aforada por el Partido Popular. Ellos, esos espantajos políticos, seguro que han querido conjurar la estantigua de Rita y, temiendo ser estrangulados oníricamente por los musculosos brazos de la que fuera Presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias, acudieron prestos a cerrar sus bocas durante sesenta segundos. Poco la han cerrado para homenajear a Fernando Macarro Castillo, más conocido por Marcos Ana, el salmantino de Alconera, poeta y luchador contra el fascismo, preso durante 23 años en las mazmorras franquistas y fallecido un día después que Rita. O al último brigadista británico, Stan Hilton, también fallecido recientemente y que entregó su juventud a combatir la terrible hidra rojigualda que había dado un golpe de Estado y engendrado una demoníaca guerra civil.

Nosotros, nos despedimos de Rita tal y como lo hacía nuestro paisano José Domínguez Domínguez, conocido vecinalmente como José “Bodega”, cuando se fue para el otro barrio un gran guatimaña franquista que había dejado la sombra de una supuesta maltrecha honorabilidad: “S,ha muertu esi señol. Ahora dicin qu,era un hombri guenísimu, lo dicin loh méhmuh que antiel le sacaban endróminah y lifaférah pol tóah lah pártih. Tenía güen pelu peru mala cabeza. Quedi con Dióh el señol y tanta paz se llevi cumu facatúah dejó jéchah en ehta vida”.

De la vida a la muerte solo hay por medio un endeble hilo, no al revés. Pero volvamos nosotros a la vida y, aunque Leonard Cohen cerró los ojos el pasado 7 de noviembre, su voz sigue vibrando en nuestros oídos. ¡Qué lástima no haberlo escuchado en nuestras adolescencias! No supimos de él ni de Marianne Ihlen, la musa noruega a la que tanto quiso y que se fue tan solo tres meses y diez días antes que él. Cuando a Marianne la leucemia le multiplicaba los glóbulos blancos en su sangre y en su médula, Leonard le envió una carta, derramando en ella todo su amor y vaticinando que no tardaría mucho en seguir sus pasos. Ella fue su musa de manera inesperada. Apareció de improviso en la isla de Hidra, allá en el Egeo, y aprendió a querer, a sufrir y a reír con Cohen. Compartieron penas y alegrías y a darse fuerzas después de sus fracasos. Nunca debemos esperar que todo el mundo nos ame. Los que no se aman a sí mismos son incapaces de amar realmente a nadie. Y el judío canadiense sí se amaba a sí mismo, a sus depresiones y a sus locuras. Y amándose y amando siguió con los pies sobre la tierra hasta que no soportó más sus más de ochenta melancólicos otoños.

Podría acabar estos torcidos y heterodoxos renglones evocando aquella canción de “Bird on the wire”, pues seguro que a alguien le despejaría ciertas interrogantes. Pero dejadme que ponga punto y final con un fragmento de “So long, Marianne”. Y lo vierto en inglés, no para marcarme el folio sino para que no pierda la magia que le envuelve y que aún espera la respuesta a su antepenúltimo verso:


For now i need your hidden love.
I,m cold as a new razor blade.
You left when i told you I was curious,
I never said that i was brave?
Now so long, Marianne, it,s time that we began
To laugh and cry and cry and laugh about it all again.


Buenas noches.
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
La Pingolla de FELIX BARROSO "DIOS LOS CRÍA" Por: El_ pizarroso 28-10-15 21:50
JUMAMOGU
8
La Pingolla de FELIX BARROSO "LO MALO CONOCIDO" Por: El_pizarroso 15-08-15 12:27
No Registrado
7
La Pingolla de FELIX BARROSO "ASALTAR EL CIELO" Por: El_ pizarroso 21-04-15 20:26
El_ pizarroso
0
La Pingolla de Félix Barroso."Banderas" Por: El_pizarroso 21-12-13 08:46
El_pizarroso
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com