Poema a las campanas de mni pueblo CAMPANAS DE MI LUGAR Campanas de mi lugar las campanas de mi pueblo, las que al nacer me llamaron a la iglesia parroquial, y en brazos de mi madrina cristiano me consagraron en la pila bautismal. Las que me vieron subir en señalada ocasión por la cuesta de la iglesia, vestido de marinero a tomar la comunión. Las que otro día repicando a la iglesia me llamaron y con mucha devoción, la presencia me anunciaron del obispo que llegaba a dar la confirmación. Las que me vieron subir a lo alto del campanario para tocar al rosario, cuando aún era yo un chiquillo con los deberes diarios del humilde monaguillo. Las que me pudieron ver caminito del altar del brazo de una mujer, emocionado y contento a recibir con orgullo el séptimo sacramento. Que no enmudezcan jamás, que no silencien su voz, que ya hay pocos que conozcan y sepan interpretar sus tañidos cuando tocan invitándonos a orar. A misa por la mañana nos convocan cada día, al Ángelus nos invitan ya justo en el mediodía, y por la tarde al rosario las campanas de mi pueblo desde los alto el campanario. Quizás ya se desconozca y no se sepa interpretar cuando tocaban a fuego llamando a colaborar, o el din-de que con cariño y en su lamento sonoro, nos hacían saber a todos que había fallecido un niño. Y el doblo triste y voraz anunciando a todo el pueblo convocándolos al duelo, y que estén todos presentes a dar el último adiós al que se fue para siempre. Campanas de mi lugar, cuando os contemplo en silencio en la soledad de altura, el alma se me estremece y el corazón me enmudece y me invade la locura, pensando en que llegue el día que enmudezcáis para siempre porque en el pueblo no quede ni una sola criatura. Las campanas de mi pueblo campanas de mi lugar que ni la larga distancia ni el paso de mucho tiempo jamás me harán olvidar Manuel Marín. |