Santiago del Campo - Cáceres

EL PERSONAJE; COMO TEMA.
De alguna manera al empezar una cuartilla en blanco, sin tema o guión, por donde tirar del hilo.. Surgen las dudas y, alguna vez me hace desistir y, ésta va a parar a la papelera.. Mejor que caer en tópicos que acaban con la paciencia de cualquier lector.
Echo mano de mi repertorio costumbrista. Donde no falta alguien que sienta cierta curiosidad por esos personajes que de alguna forma han roto moldes, por su manera de ganarse el sustento ante la adversidad de la vida. Como para sacar adelante a una familia numerosa. En un tiempo de verdadera subsistencia como eran los años 40. Ese sería el caso de este personaje rustico y busca vidasc. Con cierto carisma, como para interesarnos por él. Como los civiles encargados de mantener el orden . Aunque estos es posible hicieran la vista 'gorda' . Nadie lo denunciaba ni había competencia en esto de vivir de la caza sin respetar veda, como furtivo.
Al otro lado del río Almonte -término ya de el Casar-, entre carrascas y monte bajo con barrancos de vértigo, surgía de entre la maleza un fogonazo. El humo y el estampido nos alertaba a los que buscábamos espárragos. ¡Por ahí anda tio Cazante! Decía alguno de los compañeros en la mañana fría y gris . Efectivamente, tras el disparo un penacho de humo surgido de la escopeta se dejaba ver por un momento en la cima del otero de enfrente. La perdices sobrevivientes cruzaban raudas el cielo ante nuestra mirada. Le temían a la vetusta y desajustada arma de un solo cañón, en unas manos expertas, que solía cumplir sus funciones al dedillo.
Lo sobresaliente del personaje, era su endiablada agilidad y resistencia. Provisto de unos 'leguis' que le protegía el pantalón con un calzado liviano. Podías encontrarlo a uno u otro lado del anchuroso cañón por donde discurre el Almonte. . El personaje no tuvo parangón como furtivo. Creo que los civiles fueron benévolos con él. Si era inalcanzable, podían haberle tendido una emboscada a la vuelta. Pero nunca le tomaron en serio. Su mujer; una señora alta y magra de carnes. Se recorría el pueblo en la noche, mirando los sitios por donde colocar la caza. Que normalmente iban para la capital. Si hubo suerte habrían caído dos perdices y alguna liebre. Era un resultado aceptable que conseguía con su vieja desajusta escopeta de un sólo cañón.
La verdad es que tenía a su favor la escas o nula competencia, de lo que se valía.
Mi personaje, tenía una prominente calva. De ojos claros. Quizá azules Era extravertido y desenfadado. De su profesión no soltaba prenda. Al compartir mesa y mantel con él,(lo del mantel es un decir) ya que comíamos todos en el mismo bol o cuenco, de la manera más arcaica de los campesinos. No faltaban los comentarios jocosos hacia un determinado compañero. Todos estos colegas, tío ´'Coguto' tío 'Jurdano' Kico el 'Lagarto' Julio el Serrano, y el mismo tío 'Cazante' formábamos esa extraña panoplia disparatada. Un caleidoscopio de opereta. Que aparecía por La Zarza,
. en época de siega. .Los fijos eramos, Felipe 'El Cano' y el que escribe.
Dos zagales a la sazón. y 'el Pino'. También fijo. Excepto que le dieran vacaciones .no remuneradas alguna vez. Los demás. temporeros acudían para ganarse un dinerillo que no duraba mucho. Y en ese corto impás, los fijos nos lo pasábamos 'pipa'. Porque la comida era más copiosa y variada. Emilio Rey, junio 2021. (segunda parte.)