Santiago del Campo - Caceres

ASI ES, PUEDES CRERME.
Para los de mi época, nacidos entre guerras. Brigitte Bardot era un referente que te quitaba la
paz, con su exuberante belleza. Y me quedo corto. Sus amores su canción dedicada de algún admirador. Todo una diva. Como somos contemporáneo, me preocupo por su devenir y contemplo como la tratan los años. Y hoy final de enero. He tenido la ocasión de ponerme al día sobre sus andanzas. Que no dejan de sorprenderte. Defensora de los animales y del medio ambiente de siempre; te asombras cuando afirma sin tapujos, “He tenido problemas con la justicia por xenofobia. No me preocupa lo volveré a hacer” dice en una entrevista. “Si puedo lo pago o sino que me detengan y me encierren, que no me preocupa.” Dice en su argumentario sobre la candente actualidad, “que está de acuerdo con la pandemia, que el mundo está saturado que es lógico que la Tierra intente defenderse. Parte de esa teoría también la defendemos algunos, claro que no de esa manera tan radical.
La bella Brigitte de los 50 -60. Hoy, una señora oronda y de buen ver. Vive rodeada de sus cabras y demás animales y dice no sentirse presionada por el Covid 19. Porque el único contacto que tiene es con sus animales.
Y mire Vd por donde, hoy mismo nos sorprendía a alguno una normativa del Estado francés. Que
legislaba respecto a el conflicto entre dos nacionales. Por tener un gallo uno de ellos, que no respetaba las horas nocturnas de sueño con su canto. Y su señoría se ha explayado cortando por lo
sano. “Mire, el gallo tiene derecho a su canto. La vaca a mugir el rucio a rebuznar … también a oler mal. Y vamos a dejarnos de zarandajas.” ¡Ole por los franceses! Siempre estamos aprendiendo algo de ellos.
Y esto me retrotrae al conflicto de cierto cura español con un feligrés que le molestan las campanas
Que es factible estuviesen ya ahí antes de él nacer y se cree con derecho a silenciarlas.
Los que hemos nacido en esa época de la guerra, estamos “curados de espanto” lo entrecomillo por
que era el axioma que utilizaba el compañero radiologo en el hospital, con alguna dama que se resistía a quitarse ciertas prendas. En el pueblo no 'exagero' estábamos rodeados de animales en la
cuadra a la que se entraba por la puerta de casa. Entraban cerdos mulos, alguna vez hasta vacas.
Así que el estiercol nos sobrepasaba, alguna vez y había que evacuarlo. Esto era la normalidad del
pueblo. Ni vater ni agua ni luz ni nada. Y si había para comer. Felices y contentos. Si, aun quedan
colegas que pueden dar fe sobre el tema., Y las noches eran amenizadas por ladridos rebuznos el gallo que no parecía tener sueño nunca. El olor ya formaba parte del paisaje ni lo notabas.
Cuando fui mayor de edad y volvía por casa, me costaba hacerme a esa cantinela nocturna. Asi el único gallo cantaba contestando a otros. Fue cuando urdí la idea de fastidiarlo. Dormían en alto
sobre un palo. Cundo ya estaban acostados en la oscuridad, con sus gallinas, este pollo cantarin le ponia un collar una cuerda floja en el cuello y otra desde el collar que ataba a uno de los dedos de una pata.
Si observáis cuando estos cantan se estiran sacando pecho. Es cuando tira de la cuerda hacia arriba
y la pata cede y se desestabiliza al quedarse con una pata en el aire. Entonces es cuando yo me partía de risas por que en vez de un canto era solo un remedo; mas bien un sonido gutural.
“Todo pasa y todo llega porque lo nuestro es pasar.” Ya no hay ruidos nocturnos en mi pueblo.
Ni siquiera el de un triste grillo. Si exceptuamos al iconico reloj. El silencio en las largas noches invernales es denso plomizo. Acojona de entrada, no sabes que encontrarás al volver una esquina.
No digo que fantasmal por el eficiente alumbrado. Nada que obstaculice sus limpias calles ni un gato que suele ser animal nocturno. Solo la campana del reloj sorprende con su limpio tono del
broce que se pierde por la campiña sin encontrar obstáculo alguno. 12 veces, pausa y repetir campanadas en la noche, que seguro serán oídas por algún buho que se aburre mirando la luna en noche de plenilunio. Emilio Rey febrero 2021

Todavía vive mucha gente que puede dar fe de todo lo que dices en tu escrito
SALUDOS Y SALUD