historias para no dormir. + HISTORIAS PARA NO DORMIR No deja de ser chocante. Que conserve recuerdos de la guerra civil. Puesto que vine al mundo casi a la par de esta. Quizá porque fueron los únicos años que me sentí arropado por los míos. Después una infinita orfandad. Y el consiguiente trauma. Durante la guerra si, había comida. Se olvidaron que existíamos Una suerte después de todo.. Durante este tiempo se recuperó,el pueblo, creció en habitantes, esos tres años de contienda. Nos olvidaron y tan felices. La historia es tan verídica que ahí están las estadísticas-y demografías-. De poco más de un millar, a más de un millar seiscientos. Acabando ésta, ya todo quedó varado. Y el inevitable éxodo. He de decir que permanecimos en zona nacional los tres años del “Glorioso Alzamiento” . . Un pueblo olvidado a su suerte ( como otros muchos supongo) eramos visitado por pobres de otras latitudes. Pidiendo “por caridad: un poco de pan.” “ perdone por Dios” era la respuesta invariable de mi madre. A veces conseguían, 10, ctm. Para aplacar la mala conciencia. No mendigamos por pura dignidad. Porque el pan que era venerado, ni con dinero se encontraba en esa dura posguerra.. Dos monjitas de la caridad. Con un baño grande de cinc. Una por cada asa. Iban de casa es casa pidiendo también por mi calle: -creo para el hospital de Cáceres-. Que era de beneficencia. La S.S. estaba por inventar. El mundo al revés, en vez de socorro venían a pedir ayuda las hermanita de los pobres. . Era tan acuciante el hambre que si la puerta estaba entre abierta, se colaban hasta la alacena. “El tomate”un apodo (que llegó a contarlo sin morir en el intento) un adolescente que luego terminó por Cataluña. Lo encarcelaron por revelarse y robar para saciar el hambre. Hasta terminar entre cuatro paredes tras unas rejas. Lio la de dios a gritos. Nadie se percató que no le daban de comer. Lo soltaron para ver si encontraba él por su cuenta la manera de calmar llenar su estómago. . Personas con los miembros inferiores inflamados por la carencia de proteínas que solo comían cardillos hervidos casi sin grasa. Las socorridas “Puchas”eran muy populares como plato familiar. Un caldero, un chorrito de aceite, bastante agua sal dos o tres cucharadas de harina y remover lentamente hasta que espesaba. Era el plato típico para engañar al estómago de una familia. Algún gracioso echando mano de un hilo de ironía que aún le quedaba. Cantaba .”Puré pa cenar, puré pa almorzar y merendar con el puré puré, hay que jo... Hay que reconocer que eramos muy primitivos. En esa época en mi pueblo; había ganado por un tubo. Cerdos, asnos, ovejas, gallinas caballos cabras. ¡Señor que no solo de pan vive el hombre! Como para que se deje morir a sus hijos. Y sucedió... Cuando ya cumplí diez años (el hambre siguió hasta 1953) todo lo que se movía en el campo, solía atraparlo, si se descuidaba, lagartos, ranas, peces, pájaros. El hambre te despierta la imaginación. Aprendes un curso rápido de supervivencia. Te va en ello la vida. Emilio Rey. Diciembre 2020 |