Santiago del Campo - Caceres

DE SENDERISMO.
La campiña extremeña se viste con sus mejores galas en esta primavera de romerías y celebraciones religiosas. Es el mejor momento para hacerse de un calzado cómodo escoger un itinerario y disfrutar del paisaje. Por la montaña por el llano... Extremadura es verde y diversa en abril. Con paisajes para admirar, ríos con su “curva de ballesta” donde reposan olvidados; -derruidas ya sus muros- Castro preromanos de más de 2200 años, cuando los Celtíberos eran aún dueños y no sabían que existieran los romanos.
Ni siquiera hay que desplazarse mucho, si lo que quieres es senderísmo es lo ideal para quemar calorías. También hay quien escoge cabalgar, puedes hacer un itinerario a tu medida (Bueno es un decir,) hay que contar con las denostadas alambradas que coartan la libertad de movimiento.
Preferible en grupo, haciendo un breve alto en el camino,para hacer fotos, cambiar impresiones si el lugar lo requiere. El inconveniente para cabalgar es que el desarrollo
puso carreteras en los caminos vecinales, que hay que tener en cuenta.
Mi experiencia de esforzado arriero se remonta a los años 50, con 12-14 años. Debía
traer o llevar a viajeros que se desplazaban en el tren, buscando otros horizontes.
Son recreaciones de un tiempo ido. Forjados por la nostalgia de noches insomnes y el recuerdo de la exuberante naturaleza, que dejé al trasladarme la lejana ciudad.

Privado de ese ancho horizonte que se dilataba hasta el infinito, donde la vista se pierde y resbala sobre la superficie verde lánguida y polícroma, cual caleidoscopio.
Aunque la tierra sea dura, áspera. Las onduladas colinas rompen cualquier atisbo de monotonía. A lo lejos, las altas cumbres del Sistema central. En abril aún conservan un copete invernal de un blanco deslumbrante, con un penacho de nubes de algodón flotando en su cima. Un arroyo se interpone antes de emprender la subida. Su escaso caudal se desliza con cierta pereza. El tomillo y el hinojo como hiervas aromáticas se perciben en el ambiente. El silencio lo rompe el monótono sonido de algún cencerro, en estas hondonadas donde hay que vérselas para esquivar una maraña de retamas.
La subida requiere estar en forma. Vuelvo al camino vecinal desde los intrincados
senderos. Este pasa a la derecha del monolito o punto geodésico o geográfico?. Su nombre “Las Chimeneas” Así que estamos en el principio del aguijón o flecha que conforman los ríos Almonte y su gregario: Arroyo de Talaván. El embalse de Alcántara terminó con la historia de la Ruta de la Plata, castillo puentes, incluida la estación de ferrocarril fueron sumergidas. Una perdida irrecuperable, para los que nos recreábamos ante más de dos mil años de historia.
Por estos lugares desde los 70 no transita nadie, el pantano de Alcántara lo impide. La la cota da nombre a esta colina conocida por arrieros que comerciaban con los pueblos vecinos; como Garrovillas.

El paisaje es agreste y accidentado. A la izquierda el Almonte entre cañones escoltado por acebuches y lentiscos . Al otro lado a la derecha, una hondonada que llaman la “Caldera” misteriosa e inaccesible.
Cabalgando en tiempos -desde lo alto- recreaba la vista y, allá a bajo en la hondonada crecían las chumberas a su aire en la ladera sur. Hoy estos parajes agreste y únicos, ni son ni fueron nunca accesibles. Y así seguirán rodeados de soledad y misterio.
Emilio Rey